Hablemos, escritoras. Switch to our version in English

Laura Esquivel.

Episodio 23 Acercándonos a escritoras

10/07/2018 · Adriana Pacheco

Y así escribí mi primera novela: Como agua para chocolate"

APR: Gracias de nuevo por escucharnos en Hablemos, escritoras para romper las fronteras con su voz. Hoy conversamos con una de las escritoras que más ha trascendido las fronteras con sus obras, Laura Esquivel. Yo soy Adriana Pacheco.

LE: (lectura) Cuando Tita estaba acabando de envolver las tortas que comerían al día siguiente, entró en la cocina mamá Elena para informarles que había aceptado que Pedro se casara. Pero con Rosaura. Al escuchar la confirmación de la noticia, Tita sintió como si el invierno le hubiera entrado al cuerpo de golpe y porrazo. Era tal el frío y tan seco que le quemó las mejillas y se las puso rojas rojas. Como el color de las manzanas que tenía frente a ella. Ese frío sobrecogedor la habría de acompañar por mucho tiempo sin que nada lo pudiera atenuar, ni tan siquiera cuando Nacha le contó lo que había escuchado cuando acompañaba a Don Pascual Múzquiz y a su hijo hasta la entrada del rancho. Nacha caminaba por delante tratando de aminorar el paso para escuchar mejor la conversación entre padre e hijo. Don Pascual y Pedro caminaban lentamente y hablaban en voz baja, reprimida por el enojo. ¿Por qué hiciste esto, Pedro? Quedamos en ridículo aceptando la boda con Rosaura. ¿Dónde quedó, pues, el amor que le juraste a Tita? ¿Que no tienes palabra? Claro que la tengo, pero si a usted le negaran de una manera rotunda casarse con la mujer que ama y la única salida que le dejaran para estar cerca de ella fuera la de casarse con la hermana, ¿no tomaría la misma decisión que yo?

APR: Laura Esquivel nació el 30 de septiembre de 1950 en la Ciudad de México. Escribe en 1989 una de las novelas más conocidas de las letras mexicanas: Como agua para chocolate, publicada en la Editorial Planeta. Esta obra traducida a 38 idiomas, fue llevada al cine en 1992 con Lumi Cavazos en el papel de Tita y Regina Torné en el papel de mamá Elena. Antes de esta obra escribió el guión de la película Chido Guan, el tacos de oro, con el cual obtiene la nominación de la Academia de Ciencias y Artes Cinematográficas para el Ariel. Su segundo libro, La ley del amor, una historia sobre la necesidad de restaurar la armonía del universo (Grijalbo, 1995) es una obra experimental, digno ejemplo de la literatura posmoderna y de la hibridez de géneros. Después de esto, Laura Esquivel ha tenido una obra prolífera con libros como Tan veloz como el deseo (Plaza y Llanes, 2001),  Malinche (Santillana, 2006) El diario de Tita (Penguin Random 2016) A Lupita le gustaba planchar (Santillana, 2014) Mi negro pasado (Penguin Random, 2017). Preocupada por la problemática social de México, en 2009 se convirtió en diputada por el PRD y en el 2012 fue diputada federal por el partido Morena.

***

APR: Pues Laura Esquivel qué emoción, la verdad es que sí, estoy bastante emocionada. Estoy en tu casa, aquí una casa preciosa, bellísima, con una biblioteca impresionante, y te agradezco muchísimo tu generosidad de recibirme hoy.

LE: No, al contrario, al contrario. Uno agradece también mucho que gente estudiosa como tú sede trabajo de analizar y de directamente venir hasta México a entrevistarme, muchas gracias al contrario.

APR: Ah, pues mira lo que te tengo que decir es que preparar esta entrevista me costó trabajo porque eres una de las escritoras más entrevistadas en la literatura mexicana y yo creo que internacional y bueno, tu nombre trasciende todas las fronteras, no. Tu obra principal, Como agua para chocolate, fue la que sacó tu nombre pero realmente sabemos que tu trabajo como escritora empezó mucho antes. Y eso bueno, pues se culminó con esta novela que se hizo tan famosa. ¿Cómo empezaste, Laura, a escribir? ¿En qué momento y qué fue lo que empezaste a escribir antes de llegar a Como agua para chocolate?

LE: Fíjate en que curiosamente, yo empiezo a escribir más por necesidad que por otra cosa. No, yo no sentí nunca como una vocación, sino que yo soy originalmente educadora y me especialicé en teatro para niños y yo trabajaba, un grupo de compañeras y yo fundamos el Taller de teatro y literatura de la Secretaría de Educación Pública. Esto fue por el año de 1977 y entonces ahí dábamos cursos a educadoras, montábamos obras de teatro para temporadas donde llevaban a los niños. Poníamos en un teatro, haz de cuenta, una obra y llevaban a los alumnos ahí. Y después incluso nos dieron un programa semanal de televisión en el Canal 11. Entonces este teníamos…hay poco material para niños y en esa época menos. Entonces, por necesidad, empezamos a escribir. Yo viendo las limitaciones que teníamos, porque sabíamos que queríamos decir, pero no manejábamos tanto la estructura dramática a profundidad. Yo me metí a estudiar teatro y creación dramática con el maestro Héctor Azar, que le aprendí mucho, y así empiezo yo a escribir. Escribíamos, pero más que nada eran creaciones colectivas, todo esto, y después en esa época yo estaba casada con Alfonso Arau y él me empezó a estimar. Me decía, ¿por qué no escribes para cine? A él le gustaba mucho  lo que yo escribía para la televisión y para teatro. Y le digo, es que no sé. Dice, hay una estructura y tú sabes qué quieres decir. Ya nada más con que pongas tus ideas ahí, va a funcionar. Bueno. Me metí a estudiar. Él primero me explicó muy bien como era la técnica para escribir los guiones de cine y luego tuve un maestro que quise muchísimo. Fue no solo un maestro, fue en el buen sentido de la palabra un gurú, porque era una gente muy espiritual que fue mi maestro y me asesoró y tomé varios talleres con él. Y entonces empiezo a escribir para cine. Pero después en la industria en México, no es tan fácil para uno levantar un proyecto y que se filme exitosamente, etcétera. Y de pronto yo ya estaba muy encantada. Me apasiona que escribir para cine y ve no, no lo he hecho mucho. Más bien trabajo…

APR: Todavía no

LE: Todavía no. Pero he trabajado mucho como asesora y llevo 22 años trabajando como asesora en un taller de guiones que fundó Bertha Navarro, que al principio estaba relacionado con el Sundance en Estados Unidos, pero después ya nos separamos. Y lo disfruto, pero me he ido más por allá. Pero bueno, el caso es que de pronto, yo tenía un cajón lleno de guiones que no se iban a filmar y ,aparte, tengo conflicto con la cuestión de que crean que un escritor de cine es un maquilador. Que nada más va a poner por escrito las ideas que tiene un productor y que el productor manda y el productor decide: en qué época, si es de época, si no es de época, cuántos personajes, esto sí lo pones, esto no, porque cuesta mucho. Y te vas enfrentando en tu trabajo de escritora con este tipo de problemas de orden económico, más bien. Pero bueno, el caso es que yo dije, no, yo quiero escribir. Voy a hacer como mi película ideal entonces me pongo a escribir Como agua para chocolate. Y entonces dije, bueno, así van a quedar las imágenes que yo quiero. No va a haber edición, porque Alfonso y yo tuvimos una experiencia dolorosa. Antes de Como agua para chocolate hicimos una película que él solo fue director y yo era la guionista que se llamó Chido Guan, el tacos de oro. Y entonces, a la hora de la edición, la cambiaron toda y entonces yo decía yo quiero comunicar una historia, quiero narrar una historia y hacerme responsable de la edición, de la producción, de todo. Las imágenes que yo quiera van a estar, etcétera. Y así fue que me lancé a escribir lo que fue mi primera novela.

APR: Sí, y además me encanta porque el subtítulo es Novela de entregas mensuales con recetas, amores y remedios caseros, que es un subtítulo precioso. A mi me encanta toda esta tradición del siglo 19 de la novela por entregas y por lo que he escuchado ¿a  también te gusta?

LE: Me apasiona, me apasiona. Fíjate que mi abuela, ella coleccionó una novela que a principios del siglo pasado, le entregaban ella. Ella era de Piedras Negras, ella sí era de Piedras Negras y la colección eran como 300 capítulos chiquititos, eran como con papel de China de colores, haz de cuenta, que se los entregaban de una novela que se llama La princesa mendiga.

APR: A, no la conozco

LE: Fíjate que luego me la consiguió un editor, ahorita te la enseño, por ahí me la consiguió en España porque me dio una culpa…En una mudanza… mi mamá me la heredó, estaba en un baúl. Yo la leí como de adolescente y la adoré y en una mudanza, ya grande, me la robaron, se perdió, ve tu a saber y bueno, cómo lo lamenté. Y entonces dije, no, bueno, voy a hacer esto, una novela de entregas para reparar la falta y además porque me encanta esa manera de narrar porque en los lectores, se van convirtiendo en grandes cómplices. ¿Es muy bello la relación que se va generando, no?

APR: Y va quedando esa expectativa, la espera, la ansiedad que se ve tanto en el siglo XIX y además los personajes también quedan como paralizados, ¿no? Y tratando de imaginar hasta la siguiente entrega qué van a hacer. Bueno, esta novela ha sido analizada por todos los aspectos. Desde los estudios de género, desde la cuestión de la representación de lo doméstico, obviamente desde la cocina, las maravillosas recetas de cocina que contienen, toda la cuestión del conflicto de la feminidad adentro de estas familias tan tradicionales, en donde las madres también eran víctimas de su propia condición y su propia circunstancia, reaccionando de maneras  tan complicadas ante sus propios dolores y sus propias soledades ¿no? No quisiera detenerme mucho en la Laura Esquivel de Como agua para chocolate porque para mí Laura Esquivel es mucho más. Sí, todas sus otras obras son maravillosas y quiero utilizar este tiempo que tenemos con los que nos ecuchan para ver otras. Pero, sí me gustaría oír: esta novela traducida a 38 idiomas, en algún dato leí que 7 millones de personas se calcula que la han leído, ya fue al cine, se convirtió en una película también icónica, y obviamente ha evolucionado porque después inclusive escribiste otras 2 novelas que están haciendo ya la trilogía que redondean toda la historia. ¿Platícanos, qué significa para ti Como agua para chocolate y cómo ha cambiado Como agua para chocolate después de tantos años?

LE: Si fíjate que cuando yo le escribí yo estaba convencida que había dicho todo lo que quería decir en ese momento, que en ese momento mi pretensión era que la gente volteara a la cocina. Lo he explicado varias veces, pero ahorita lo trataré de resumir. Yo provengo de una familia donde había una gran tradición gastronómica, grandes cocineras. Mi mamá, en verdad, era una maravillosa, maravillosa cocinera. Pero luego yo soy de esta generación de los sesentas que considerábamos que estar dentro de la casa y cocinar, era del siglo ahora sí que antepasado je, je, je. Y que uno tenía que salir y ir a la universidad, participar activamente, lograr cambios sociales, etcétera, etcétera, etcétera. Y de pronto, cuando yo ya soy madre, quiero alimentar a mi hija. Yo me alejo de la cocina, obviamente, pero regreso a ella cuando soy madre. Y entonces ahí redescubro la cocina. Y para mí fue un deslumbramiento, darme cuenta de lo que estaba pasando ahí. Que es un lugar que no solo es un un sitio donde tú trabajas para el bienestar propio y el de tu familia, que es una fuente de conocimiento de ta, ta, ta, pero entra uno en comunión profunda, con un espíritu que está ahí presente más allá de los meros elementos con los que estás jugando y, sobre todo, con la alquimia. En ese creo que funcionó muy bien y yo creía, mi intención era decir No, no, no espérense, nos hemos equivocado, nos fuimos por otro camino. Tomamos un camino alejado de la intimidad y los cambios que no van acompañados…los cambios que se dan en el mundo público, que no van acompañados de un cambio íntimo, no va a suceder nada.” Entonces si no hay este balance entre lo público y lo íntimo…¿Lo hemos visto cuantas veces? A mí me tocó ser testigo de movimientos sociales, de revoluciones, que ¿en qué van terminando? Entonces decido escribirla durante la Revolución mexicana que era un momento en que se espera un gran cambio. Han pasado los años y tú volteas a ver qué pasó. Bueno, nos sentamos a llorar. ¿Entonces, qué pasó? ¿Por qué no funcionó este gran cambio? Ese era el planteamiento: el cambio tiene que ir por otro lado. Y actualmente retomo la novela para convertirla en trilogía porque en los últimos años cantidad de jóvenes, te estoy hablando de gente que no había nacido cuando yo la escribí, de 18 a 20 la buscan. Y yo decía ¿pero qué les dice esta historia? ¿Por qué les gusta tanto? Yo no entendía, era todo un misterio para mí. Yo llegué a una conclusión, no sé si sea cierta o no, ¿será que se identifican con Tita con su condición de víctima? ¿En una mujer que es objeto del deseo de la mamá? ¿O por qué? Dije, además ya no hay en esta época mujeres castrantes. Pero llegué a la conclusión de que no, no hay mujeres castrantes en ese sentido pero sí hay un modelo económico castrante que los está determinando. Que decide quién estudia y quién no, quién se va de indocumentado y quién no, quién se muere de hambre y quien no, quien le va a tener que entrar al narcotráfico y quién no para sobrevivir y quién va a amar libremente y quién no. Porque hasta las relaciones amorosas tienen que ver ahora los jóvenes. En mi época a los 20 años, ya no estamos en la casa. Ahora siguen en  casa porque no hay manera de que se vayan. Entonces, bueno, me decido hacer la trilogía y termina esta trilogía en época actual con una mujer que no sabe cocinar, tiene problemas con la comida, tiene sobrepeso y que quería yo que fuera un reflejo, un espejo de lo que nos pasa socialmente, precisamente por este rompimiento generacional. Por este olvido, por este equívoco y  llevado al límite de creer que el bienestar nos lo va a dar, lo vamos a adquirir y a obtener por medio de los bienes materiales, de la obtención del dinero, de la producción, del consumismo. Nos ha hecho olvidar un conocimiento y alejarnos de una tradición vital. La cocina ha dejado de ser esta fuente de bienestar y de salud para convertirse en la enfermedad actual. Un país como el nuestro, que cuya cocina es patrimonio mundial de la humanidad, ¿cómo entiendes que tiene los índices que tiene de obesidad infantil, de diabetes? ¿Por qué no estamos comiendo la cocina tradicional? Porque estamos comiendo lo que sea para irnos a trabajar, para producir, para alejarnos además de un medio ambiente. Y  toda esta es la premisa y el tema de la trilogía finalmente, de cómo recobrar este conocimiento ancestral que ahí está. Y ahí está para que lo traigamos al presente y recuperemos no solo la salud, el bienestar, sino alcancemos un nivel de conciencia, de unidad al que nos han estado empujando desde hace muchos años los científicos y al que tenemos como ideal de ser parte de un todo, somos parte en verdad de de un universo. No estamos separados, no estamos fragmentados y tenemos que tomar esa conciencia.

APR: A trabajar y vivir en armonía, preceisamente con esa sociedad, con ese cosmo, con esa conexión. Nada más quisiera recordar los años y los títulos de los otros 2 libros de la trilogía. Recomiendo muchísimo que los lean. Bueno, Como agua para chocolate es publicada en Planeta en 1989. Después el segundo libro de la trilogía es una cosa bellísima que se llama El diario de Tita. Yo me tomé el atrevimiento de comprar varios y regalárselos a todas las mujeres de mi familia que son mis nueras y mi hija y demás. Esa está publicada en el 2016, precisamente por Penguin Random House. Y después la última es Mi negro pasado por la misma editorial, 2017, que es en donde cierras con este conflicto que se me hace muy relevante. Esa desconexión que tenemos con la comida tradicional y lo que significa. Y además, toda la idea del concepto de lo que es lo doméstico y lo femenino, no en una manera etiquetada como lo femenino, sino como lo místico que queda dentro de eso.

LE: Ahora nada más te quiero decir una cosa. En Mi negro pasado, aparte de todo esto que ya hablamos, para mí era muy relevante hablar de la raza negra que ha sido nuestra tercera raíz y que está totalmente olvidada. Y que incluso la constitución mexicana sigue sin otorgarle, sin reconocer plenamente a los afrodescendientes.

APR: Increíble, no sabía eso.

LE: En la actualidad. Yo el año pasado presenté una iniciativa y no me la aprobaron. Entonces aquí me gustaría ya enlazar con un tema que me comentaste que te interesa, que es La ley del amor. Mi negro pasado viene con un playlist, que viene hasta atrás y lo pueden bajar de Spotify para integrarlo, porque para mí la música es importantísima también y entonces ahí está muy fuerte en Mi negro pasado. Pero la primera novela en la que incursioné y traté y experimenté de narrar a través de la música fue con La ley del amor.

APR: Sí, es un libro de lo más interesante, totalmente post moderno. Es  un libro que tiene un CD en donde vienen unas óperas. Vienen 3 óperas y vienen unos huapangos, unos danzones, que es música más popular.

LE: De Liliana de Elipe.

APR: Pero además tiene unas viñetas y tiene unos en forma de cómics que se intercalan en en el libro. Es un libro de ciencia ficción, es un libro futurista. Es una descripción de una distopía total en donde se está juntando el pasado colonial con una búsqueda de estos personajes en donde los personajes están tratando de reconectar a través de máquinas de tiempo y de teletransportación, que yo quisiera tenerlos y poder ir de un lado a otro o reencarnar en personas y cambiar de cuerpo y unir el alma. Platícanos de este excelente libro. Bueno, primero tengo que comentarles que fue publicado originalmente con el título de La ley del amor. Una historia sobre la necesidad de restaurar la armonía del universo, Grijalbo, 1995. Este es tu segundo libro, Laura.

LE: Fue mi segunda novela y curiosamente, todo mundo estaba esperando esto que acabo de hacer con la trilogía. Entonces estaban esperando Como agua para chocolate 2, digamos. Y entonces, cuando yo salgo con La ley del amor, tú no sabes la batalla que fue publicarlo. Lo pude hacer por el poder que me daba el éxito que había tenido Como agua para chocolatePero aquí mi intención era hacer el experimento de que la narración tiene que ver con vidas pasadas. El experimento era que el lector descubrirá al mismo tiempo que el protagonista, veía lo mismo y escuchaba lo mismo que él y descubría esa parte de la historia junto con él. Entonces, cuando venía una regresión, aparecía el cómic y aparecía la música que estaba provocando esta regresión. Y entonces por eso viene con la producción. Yo tuve que producir el disco, nadie quería meterse por ahí y trabajé el cómic también con un maravilloso ilustrador español, Miguelanxo Prado, que es realmente muy reconocido. Y entonces utilicé Áreas de amor de Puccini para irnos atrás. El libro, en su momento, causó un shock espantoso, pero fíjate que conforme ha ido pasando el tiempo, ha ido haciendo su público y se ha ido convirtiendo en un libro de culto. Entonces las primeras ediciones no sabes lo que las buscan. Y luego, no lo he hecho por falta de tiempo, pero juro, lo prometo que este año lo hago: subir el disco a las redes porque hay gente que ha perdido el disco entonces lo voy a subir para que cualquiera lo pueda descargar y puedan tener el disco.

APR: A mí me encanta porque además hay instrucciones para bailar, o sea, hay un momento en donde ya toca bailar. Y además al principio del libro, hay como una entre consejo y crítica: si a usted le gusta la ópera, si no le gusta la ópera, si le gusta la música popular o no le gusta la música popular, y si no le gusta la música popular- de lo que se está perdiendo. Entonces, eso es un libro muy rico y es un libro que además es muy triste. Las viñetas, los cómics. Todas están representando violencia. Violencia de género, pero infringida tanto por hombres como por mujeres.

LE: Claro, porque se van rolando los cuerpos en sí

APR: Exacto y además, la muerte de infantes. Lo cual va a ser todavía más fuerte cuando uno está oyendo a Puccini con esta potencia de la aria y está viendo las ilustraciones. Y de repente se oye la vocecita del niño o donde está violada la mujer, el forcejeo, el quejido, que son cosas bien sutiles. No es una violencia evidente y sin embargo, es una muy fuerte.

LE: Muy fuerte, Claro.

APR: Y definitivamente sí sería interesante, al final de la conversación, si nos pudieras leer también los fragmentos que a ti te gustan más de, obviamente, Como agua para chocolate, pues sin lugar a dudas. Yo tengo escogida una parte que a mí me encanta, que es precisamente cuando Tita se da cuenta que no se va a casar. Esa es una escena que yo tengo grabada en mi vida, de las lecturas. Y bueno, regresando un poquito al Diario de Tita, nada más para terminar ahorita la conversación. El diario de Tita tiene muchísimas imágenes, está escrito en forma de diario, tiene flores secas, estamos viendo el libro…

LE: Que todas las prensé yo

APR: Es lo que te quería preguntar. Platícame de las imágenes de esta belleza de libro.

LE: Fíjate que, es más, te voy a mostrar ahora que terminemos. Yo tengo la original porque esta es una edición facsimilar. Entonces yo tengo el original. Te voy a enseñar las fotos que rescatamos. Son fotos que la mayoría de ellas mi abuelo las tomó en 1910 y estaban totalmente perdidas porque él las reveló en su casa, totalmente casera la cosa y se estaban perdidendo. Las rescatamos digitalmente, todas estas fueron rescates y yo, todas las flores, las prensamosFue un trabajo manual, todo está hecho a mano. Estos rayones que se supone que hacía la niña Esperanza, las hizo mi nieto. Es un trabajo muy íntimo, muy cuidado. Le tengo mucho cariño y además lo interesante de El diario de Tita es que precisamente para mantener el suspenso en Como agua para chocolate, en el último capítulo me brinqué 20 años. Esos 20 años vienen en su diario narrados por ella misma.

APR: Efectivamente. Además, se acuerdan cuando éramos chicos, en los diarios quemábamos la orilla de nuestras hojas y cuando mandábamos una carta a una amiga o al novio, quemábamos la orilla. Pero sí, efectivamente los 20 años son muy relevantes porque yo creo que hay muchas personas que dicen, ya no leo El diario de Tita porque ya leí el otro. No, no, no.

LE: Aquí vienen 20 años que desconocías.

APR: Sí, efectivamente. Y todas las ilustraciones, todo lo que son las flores y demás, están intercaladas de manera muy bonita con las recetas. Platícanos de las recetas: de dónde vienen? Ya nos dijiste de la gran tradición culinaria y gastronómica en tu familia. ¿Eran recetas que heredaban ustedes?

LE: Sí, la mayoría son de mi familia. Otras, fíjate que a mí también me encantan los libros de cocina, como podrás ver que tengo por todos lados. Tengo incluso recetas, digo libretas de 1900, de los cuarentas, de los 30. Me encantan esas libretas de cocina. Y entonces de ahí he sacado y, por ejemplo, la de los cerillos de John Brown, esa, de un libro de química antiguo que también es otro lado que me apasiona, todo lo de la ciencia. Entonces ahí con John, era mi personaje favorito, porque en él converge toda esta cuestión del conocimiento ancestral que él hereda de parte de su abuela, Kikapú. Y con la ciencia, y como ya todo esto, hasta el presente, porque llega esta fusión, llega hasta el presente en Mi ***** pasado, pero ya no les vendemos la trama

APR: Para que la lean, para que la lean. Bueno déjame preguntarte y conectar esto con otras novelas tuyas. Tus personajes femeninos bueno, está Tita de la Garza, sus hermanas. Interesante, por ejemplo, Gertrudis es un personaje. En la película además representada buy bien. Pero, bueno, el personaje en la novela es muchísimo más amplio, porque esa es la naturaleza de una novela. Después Lucha en Tan veloz como el deseo. La malinche con el libro que se llama así La malinche. Lupita, ay en un libro que a mí me pegó durísimo, A Lupita le gustaba planchar. Ahorita que hablemos de él, no sabes, te voy a contar una anécdota de cuando me compraron el libro porque pedí que alguien me lo comprara y entonces me dijo, “Ay, si este libro es un libro de prostitutas, verdad?”

LE: Ja, ja, ja, ja

APR: Y yo dije, ¿por qué cree usted que es un libro de prostitutas? “¿Bueno, pues en la portada, no?”. Yo ya sabía de qué se trataba el libro y pues me dio mucha ternura pensar como pues el señor ya la había definido como un libro de prostitutas. Le dije, “es lo menos que es.” Pero yo veo a estas mujeres y a muchas otras que tienes, por ejemplo, en La ley del amor, que aquí está este conflicto con Isabel. Son mujeres que son sobrevivientes de su condición, pero no nada más de mujer. No nada más desde la condición femenina, sino como parte de un sistema en donde tú regresas a la conversación. Platícanos. Platícanos de tus mujeres en tus obras ¿Qué reflexión y qué estos arquetipos femeninos que creo que a veces creas, cómo reflexionan sobre la sociedad?

LE: Sí, mira yo procuro sí poner el maltrato, abuso o las condiciones, de pronto, las que un personaje tiene que vivir y luchar y tratar desobrevivir. Pero siempre para mostrar el camino de salida. Yo nunca me quedo en la denuncia. No me interesa, ni el cine, ni las novelas donde nada más te afirman una condición de víctima donde no hay salida, donde así nos tocó vivir, donde es que así somos las mujeres y así nos toca sufrir. No. Si te fijas, Tita de objeto del deseo de la mamá pasa a ser un sujeto dueña de su destino, lo toma en sus manos. En Lupita, también en A Lupita le gustaba planchar, que es una mujer que también es ese espejo de mujeres que…ella es una mujer policía, para los que no conocen la novela. Es una mujer policía de origen indígena y ha sufrido todo tipo de discriminación, de maltrato, de violencia. Ella es alcohólica anónima y en el acompañamineto vamos a ver a Lupita en un mundo que es el mundo actual, que nos está tocando vivir, la vamos a ver cómo enfrenta o cómo no puede enfrentar determinadamente lo que le toca vivir y cómo cae nuevamente en el alcoholismo. Cada capítulo habla de lo que a ella le gusta hacer y eso que le gusta hacer refleja una enfermedad emocional. Porque lo que haya detrás de cualquier adicto o cualquier alcohólico es una enfermedad emocional. Entonces Lupita, a través de todo esto que supuestamente le gusta hacer, tú vas conociendo a este ser muy, muy lastimado. ¿Pero dónde recupera Lupita la salud y la sanación? En una comunidad indígena. Es ahí, a través, nuevamente, de mujeres que no han perdido el conocimiento. A través de chamanes, porque también es de hombres y mujeres que saben cómo la desconexión te lleva al dolor, al aislamiento, la enfermedad, al sufrimiento, a la depresión. La conexión te va a permitir sanar. No hay de otra. Todos los horrores que vivimos en nuestra época, la salida es a través de el amor, de la conexión, del apapacho, del abrazo, del beso, de la cataplasma, del té, de el aquí estamos, aquí estamos unos para los otros. Y entonces en todas las novelas sí hay esta salida. Muestro el camino de salida, de recuperación y de salida.

APR: Sí, es un libro excelente porque es muy triste. Es un libro que cada capítulo vas viendo como el personaje se va desgastando desde su interior, no? Además lo haces todo con verbos, a través de las acciones, porque somos lo que lo que hacemos. Por ejemplo, dices, le gusta planchar, chupar, lavar, auto complacerse, chingar, tejer, bordar, bailar, tener la razón, observar el cielo, la soledad y el silencio, correr, sembrar, proteger, deducir, preguntar, hacer el amor.” Y verdaderamente es un personaje que te muestra, además una novela policíaca y de misterio, entonces eso es muy interesante, pero te muestra la corrupción desde dentro del sistema, que eso es otra cosa de tus temas que atraviesan. Tan veloz como el deseo que habla de ese caciquismo, no? Y de este estos políticos y me encanta, aquí tengo que regresar a La ley del amor, porque además la obra de Laura Esquivel tiene que leerse así, toda, porque se va hablando entre ella, no? Y por ejemplo, tienes acá en La ley del amor, dice “Cuquita era una resentida social que pertenecía al PRI, Partido de Reivindicación de los Involucionados.” Entonces pues hablas de eso, no? Y déjame entonces abordar un tema importantísimo en tu obra. Y estoy viendo tu preciosísima blusa deshilada, un trabajo exquisito, tu gran cariño a nuestras tradiciones precolombinas, a nuestras tradiciones, a nuestros orígenes como mexicanos, no? ¿Y cómo tú rindes tributo? Es un verdadero tributo a estas culturas perdidas, a sus héroes, a sus ideas y a sus costumbres en tu obra. Platícanos de esa Laura Esquivel.

LE: Fíjate que yo tengo la fortuna, yo me considero de veras muy afortunada de haber nacido donde nací, de haber vivido con quien viví. Mi mamá era, so sabes lo que amaba no solo la cocina mexicana, sino todo México y sus tradiciones. Las fiestas, por ejemplo, el 15 de septiembre, tú no sabes cómo se arreglaba la casa. Nos hacía una noche mexicana preciosa para nuestros amigos y hacía sopesitos, tostaditas, pambacitos y los poníamos en el patio para toda la colonia. Y a la hora que se cantaba el himno, bueno, se suspendía la fiesta. Era de veras estar de pie. Yo me acuerdo a la fecha y se me enchina la piel porque eran unos momentos de veras, de ese cariño y amor y yo viví, yo provengo de una familia de clase media baja. Yo viví con personajes populares y viendo cómo esta solidaridad enorme que puede haber en un barrio cuando uno lo reconoce. El año pasado, cada vez que tenemos una crisis tremenda a causa de un terremoto. Y de pronto presencias ese espíritu? Bueno, yo no paraba de llorar.

APR: Claro. ¿Espíritu de hermandad, no?

LE: Porque ahí está y te sale, y la gente hasta con las uñas escarba y da lo que no tiene por el otro. Fíjate que yo tuve el privilegio de que en el 2006 Andrés Manuel López Obrador, después del fraude del 2006, él reúne a un grupo de intelectuales. Entre ellos me incluyo a mí. La verdad, para mí ha sido un momento muy importante que sí me marcó porque conviví con grandes intelectuales. Al principio eramos 20 y participamos en reuniones donde se tomaban decisiones sobre cómo actuar para defender el petróleo, que en ese momento ya se estaba entregando. Porque Felipe Calderón llega, con contratos ya firmados, con anterioridad a compañías extranjeras. Pero entonces, bueno, en esas reuniones yo conocí de cerca a gente, algunos ya los conocía, eran amigos, pero a otros no tanto. Y sobre todo, Andrés Manuel López Obrador. Y entonces fue para mí de verás un un descubrimiento enorme porque vi su capacidad de entrega, su generosidad, su enorme capacidad de trabajo, la austeridad con la que vive, que es una regla impresionante. Cuando tu vas a tu casa, su casa te conmueve esa austeridad. Te conmueve. Entonces, bueno, como estábamos en todo eso y venían las elecciones aquí en Coyoacán y me dicen, no existía Morena era un movimiento, pero me llaman para ver si quería participar por el PRD en la contienda. Yo acepto y pierdo, pero el delegado me invita porque me escuchó hablar en muchos actos sobre cuál sería el programa cultural. Dijo “Por favor, a mí me interesa mucho que lo vengas a implementar aquí.” Y entonces dije que yo creo que es importante y la verdad hice un programa cultural y ese libro yo creo que no lo tienes, este te lo voy a dar ahora. Hice un programa cultural, pero diseñado precisamente para el momento histórico que estábamos viviendo y para lograr el cambio de mirada. Dicen que uno nunca ve el mundo como es, sino como uno es. Entonces, qué es lo que nos hace convertirnos en víctimas y aceptar que no hay salida? ¿Cómo hacerle a la gente ver: no, por acá, eh? ¿O sea, sí hay salida, pero cómo la vas a encontrar? A través del arte, a través de la escritura. Yo hice, empecé con unos talleres que yo daba, que se llaman Escribiendo la nueva historia. O cómo dejar de ser víctima en 12 sesiones. Y entonces lo primero que les dije, bueno es un chiste, es para que vinieran porque dejar de ser víctima le lleva a uno toda la vida. Pero bueno, la idea es, ¿cómo reescribo? Yo estoy aquí, no me gusta lo que vivo y yo quiero estar acá. ¿Y cómo se le hace para caminar de aquí a acá? Solo con voluntad y la voluntad solo se echa a andar cuando convergen memoria y deseo. ¿Entonces cómo yo empiezo a analizar lo que soy y sí quiero ir allá y qué es lo que tengo que echar a andar? Mi voluntad. Ah, pero ojo, lo único que te la puede paralizar es el miedo. Entonces, es todo un trabajo. Yo le doy a la gente las claves de la dramaturgia para que escriba su historia personal. Y en el momento que cualquier persona es capaz de visualizarse en acción, ya cambió. Entonces logré, no sabes las historias que tengo.

APR: Qué maravilla. Te felicito

LE: Y  entonces después yo ya no me daba abasto y lo escribí como libro para que cada quien lo utilice. Ese no me lo han querido publicar mucho. Por ejemplo, en Estados Unidos solo está publicado en español. Y los norteamericanos, la mitad de los editores dijeron que no lo querían publicar porque era un libro muy político. Y la otra mitad que porque era un libro muy espiritual. Entonces, bueno, eso fue un halago enorme para para mí.

APR: Es lo que te iba a decir, es un halago. Laura, tu novela La Malinche, es de lo que he leído, lo que he estudiado sobre ella, fue un trabajo muy detallado para tratar de entender al personaje de la malinche, que es un personaje tan satanizado tan polémico en la historia de México y conocido a nivel internacional. Es como Frida Kahlo, no? O sea, hablas de México y hablas de la Malinche y la gente sabe, no? Tu libro es una crítica brutal a la conquista, muy bien documentado, pero tiene una conexión que a mí me se me hace muy interesante, y ahorita esa es una de mis preguntas para que tú también platiques de qué significa para ti este libro, la conexión entre Dios y la sexualidad y la intimidad. La escena en donde Hernán Cortés está penetrando por primera zez a la Malinche, pero le está pidiendo a la Malinche que esté hablando de Dios, de su Dios, o de sus dioses, de su multiplicidad divina, y a la vez de cuestionar el Dios cristiano de Hernán Cortés. Hay mucho de dónde hablar de la Malinche. Tú qué nos qué nos dices de la Malinche?

LE: Ya, fíjate que, bueno, me enloqueció. Es el único libro que yo he escrito por encargo y generalmente yo solo escribo de aquello que quiero decir, no? Y yo digo que el libro de Malinche llega a mi vida, me lo trajo Lupita, la de A Lupita le gustaba planchar. Yo estaba escribiendo A Lupita le gustaba planchar y ya ves que en Lupita hacía muchas preguntas cuyo origen están en la época prehispánica y entonces ella no tenía los conocimientos para responderlas. Pero yo puse notitas de autor. Yo ponía notitas de autor, que se explicaba el fenómeno que vemos de pronto en la época actual. Y entonces estaba haciendo eso y yo estaba estudiando ya toda la cuestión, a los cronistas, a esto, a el otro. Y entonces me hablan y me dicen, oiga, queremos hacer una biografía novelada de Malinche que sea accesible, corta y demás. Le interesa?” Dije, “claro que me interesa”, jeje, cómo nunca se me había ocurrido. Bueno, de pura investigación me tardé 3 años, o sea. Yo tengo también la fortuna de de estar cerca de historiadores, de amigos muy cercanos, no solo a la cuestión histórica oficial sino a la tradición oral, al contacto con chamanes, con curanderos, con todo esto y entonces hay un conocimiento. Yo busqué todo tipo de conocimiento, pero como te comenté al principio a mí, para mi sí es muy interesante saber qué es lo que uno ve. ¿O sea, cuál es el mundo que Malinche vio? ¿Cómo era ella? ¿Cómo veía el mundo? ¿Quiénes eran sus dioses favoritos? ¿Qué significaba para ella encender el fuego? Sus creencias. ¿Por qué fue que ella sí quiso ver en los españoles el regreso de Quetzalcóatl? ¿Cómo fue? ¿Cómo es que, por ejemplo, una mujer acepta una relación de maltrato? ¿Qué es lo que está viendo? Entonces para mí esa todas esas preguntas, yo me las enumeré y  a partir de ahí, de meterme en los zapatos de Malinche, fui desarrollando todo el personaje. Que era, imagínate una mujer que ya para cuando llega a manos de Cortés, ya había sido vendida, regalada, etcétera, etcétera. Por supuesto que ha de ver querido un cambio. Tú dime si no. Por supuesto que de haber estado esperando, ay que venga por Dios alguien es salvarnos, que todo mundo esperaba el regreso de Quetzalcóatl y viniendo de una visión cosmogónica, donde hay ciclos donde se terminan los ciclos, donde hay vueltas, donde regresan estos personajes. En un inicio, ella sí ha de haber estado muy contenta. Con su inteligencia se tiene que haber dado cuenta muy rápido que no era así y que que no eran los dioses,pero ya no había vuelta atrás. Ahora, nada más cuando yo invito a la gente, yo nada más los invito, lean, busquen, investiguen. Tú para traicionar necesita ser parte de. Ella no era mexica, ni era parte del gobierno, ni le interesaba. Ella pertenecía a un pueblo sojuzgado por los Mexicas, que ya estaban hasta la coronilla de ellos, y entonces ¿cuál traición? Dado caso, la traición, si es que le podemos llamar así, provino de los Tlaxcaltecas que ellos sí se alían con los españoles para vencer y otros pueblos más hartos del imperio. Y nadie dice, ay, pero que Tlaxcalteca que eres. Y sí, lo dicen de la Malinche. Y creo que es muy injusto. Ha sido vista y analizada de una manera muy injusta. Creo que fue una mujer muy brillante, muy inteligente, muy sensible. En 3 meses, oye, aprendió español, y nada más de triangular, de que se hablaba. Cortés le hablaba en español a Aguilar y él en Maya se dirigía a ella. Entonces yo aprendí mucho, lo agradezco mucho haberlo escrito, traté de también darle voz a este lenguaje simbólico, dulce, poético que es el Náhuatl. Que se escuchara, que se apreciara y bueno, estoy contenta con él. Este es un fragmento de Malinche. Es un momento en que ella, Malinalli, se va al Tepeyac a buscar a Tonanzin y entonces se dirige a ella así:

A ti, silencio de la mañana, perfume del pensamiento, corazón del deseo, intención luminosa de la creación. A ti que levantas las caricias en flores y que eres la luz de la esperanza, el secreto de los labios, el diseño de lo visible. A ti te encargo lo que amo. Te encargo mis hijos, que nacieron del amor que no tiene carne, que nacieron del amor que no tiene principio, que nacieron de lo noble, de lo bello, de lo sagrado. A ti que eres una con ellos, te los entrego para que estés en su mente, para que dirijas sus pisadas, para que habites en sus palabras, para que nunca los enfermen sus sentimientos, para que no pierdan el… A ti, madrecita, te pido que seas su reflejo para que al verte se sientan orgullosos. Ellos que no pertenecen ni a mi mundo ni el de los españoles. Ellos, que son la mezcla de todas las sangres. Ellos, que junto con todos los que están haciendo, son el nuevo recipiente para que el verdadero pensamiento de Cristo Quetzalcóatl se instale nuevamente en los corazones y proyecte al mundo su luz. Que nunca tengan miedo, que nunca se sientan solos. Preséntate ante ellos con tu collar de jade, con tus plumas de quetzal, con tu manto de estrellas para que puedan reconocerte, para que sientan tu presencia. Protegerlos de las enfermedades, haz que el viento y las nubes borren todo peligro, todo mal que los acose. No permitas que se miden en un espejo negro que les diga que son inferiores, que no valen y acepten el maltrato y la violencia como único merecimiento. Procura que no conozcan la traición, ni el odio, ni el poder, ni la ambición. Aparecete en sus sueños para que impidas que se instale en su cabeza el sueño de la guerra. Ese sueño de locura colectiva, ese doloroso infierno. Cúrale sus miedos, bórrale sus miedos, desvanece sus miedos, aleja sus miedos, ahuyenta sus miedos, borra todos sus miedos junto con los míos, madre mía. Eso es lo que te pido, gran señora. Fortalece el espíritu de la nueva raza que con nuevos ojos, se mira en el espejo de la luna para que sepa que su presencia en la tierra es una promesa cumplida del universo. Una promesa de plenitud, de vida, de redención y de amor. Eso era México y Marinali lo sabía.

APR: Es un libro bellísimo. Es un libro bellísimo y te voy a platicar que yo, mi original lo perdí o lo presté y lo busqué ahora precisamente para prepararme, yo tenía mis notas y demás y hay una una tienda de libros en Austin que se llama Book People, que es una una belleza de librería, y ni siquiera pensé que pudiera encontrar ahí, por pura casualidad, dije, bueno, voy a subir en la sección de libros en español. Estaba ahí en el centro, ahí dije, qué maravilla, con una portada bellísima de esta edición que de verdad se los recomiendo. Laura, me gustaría cerrar la conversación con una joya, una joya. Tan veloz como el deseo. Tan veloz como el deseo es un homenaje a tu papá, a aquellos que traducen, a los intermediarios, al telégrafo, que es como base de lo de lo mexicano, no? Yo me acuerdo, mi abuelita que decía el telégrafo era una persona que casi pertenecía a la familia porque se sabía los secretos de la familia. Es un libro que habla de violencia, que habla sobre todo de este problema, que el consumismo y el materialismo, no? Y esta obsesión por tener como arrastra a la gente buena y a la gente que tiene este conocimiento natural y primitivo, natural y tradicional, que es el personaje de Júbilo. Que es un personaje preciosísimo, preciosísimo. Yo sé que tú le tienes un gran cariño a esta novela. Platícanos.

LE: Fíjate que primero que nada te cuento una anécdota. Cuando uno manda sus manuscritos a los editores, bueno, ahora es a través de los agentes, pero igual les llega tu manuscrito. A mí en la vida un editor me ha hablado y me ha escrito una carta directamente diciendo lo que le pudo conmover, una novela, nunca. Con Tan veloz como el deseo tengo cuatro cartas de editores hombres donde me confiesan que lloraron con la lectura de Tan veloz como el deseo y me dice, “no sabe cómo le agradecemos que haya escrito un personaje masculino con estas características porque generalmente nos ponen muy mal.” Entonces para mí, ay, y sentí horrible, pero dije, ay mi papi que tanto el también fue parte fundamental en mi desarrollo y él era una gente llena de dulzura, de ternura. Jugaba con nosotros en las tardes. Nos poníamos a narrar cuentos, tengo cuantos grabados con mi papá en grabadoras estas de carrete y él hacía todos los personajes masculinos y toda esta cuestión de narrar historias me viene de él. Y entonces le dije, “oye, papi, por qué no hacemos…” porque él nos contaba muchas historias del telégrafo que a mí se me hacían maravillosas, le digo, “por qué no hacemos un…me permites grabar, que te hagamos una como entrevista porque quiero hacer una novela de un telegrafista?” “Aha, sí.” Nos pusimos toda una tarde. Fue maravillosa. Tengo la cinta. En eso, la novela Como agua para chocolate bueno, ya a los 6 meses ya tenía traducciones. Fue una cosa, no, no, no

APR: Un hit sí, sí, sí, fenómeno.

LE:  Entonces bueno, fue así toda una vorágine de eventos. Tal la película, después el divorcio, me fui a vivir fuera, esto, el otro. Finalmente en el año, mi papá enferma, le da este Parkinson y va perdiendo la capacidad de hablar. Yo en el año 94 me mudé a esta casa, aquí tuve a mi papá. Él murió en el 99. Fueron 5 años muy difíciles para él. Tuve el privilegio de poderlo acompañar esos años hasta que murió y vivir de cerca este proceso de él. Como fue perdiendo esta capacidad de hablar, dije, no, pero claro,” y lo vinieron a ver sus amigos telegrafistas, dije, “le voy a conseguir un telegrama.” Lo conseguí, hay un programa. Todo esto que en la novela sí funciona, en la vida real no funcionó porque le compré…conseguimos el programa para la computadora, ese día él fue el más feliz del mundo, me dijo, me abres un mundo de posibilidades.” Le digo, “sí, papá.” Pero por el Parkinson, de repente el telégrafo se quedaba pegado y la computadora se volvía loca y ya no sabía que había querido decir. Y ahí ya se empieza de deprimir terriblemente y ya. Nunca lo mostraba, tu entrabas y siempre tenía una sonrisa en la boca y el mejor humor, pero fue muy duro para él y para nosotros porque ya no nos podíamos comunicar como antes. Finalmente mi papi fallece y yo, tratando de superar el duelo, porque para mí mi papá en verdad fue un ser del que yo aprendí lo que era el amor incondicional. Mi papá yo sabía que lo tenía ahí incondicionalmente, como un roble, y entonces fue una pérdida enorme. Y entonces, un día en esta biblioteca me pongo a arreglar para salir del duelo y me encuentro ese casete esa tarde donde yo lo entrevisto.

APR: Qué coincidencia también

LE: Y entonces lo saco y recupero la voz de mi papá. Bueno, lloré toda la tarde y entonces ese día dije, hoy mismo empiezo a escribir ese hombre, que nunca me dio tiempo por todo lo demás, los rumbos que fue tomando mi vida. Y escribo esta novela y por eso le tengo tanto cariño. Y obviamente hay una parte autobiográfica que es la despedida de la hija despidiendo al padre. Eso sí, es como empieza, y el proceso de esta hija viendo al padre morir, obviamente que ahí estoy yo. Pero todo lo demás no es la historia de mi papá.

APR: Este libro lo escribiste entoncea en el 2000. Sale por  Plaza y Janés

LE:  Sí, te digo, él muere el 99

APR: Es impresionante, pero también él, como personaje en Júbilo, que además su nombre es porque le dice la mamá cuando da luz, “qué júbilo!” y el niño es un niño feliz, siempre

LE: Así fue mi papá.

APR: Y después, cuando ves en qué se convierte el personaje, arrastrado por tantas condiciones tan terribles…. Léanlo, léanlo, léanlo de verdad. Laura, yo te tengo que dar las gracias por todo, de verdad. Bueno, has marcado la vida de una generación, tras otra, tras otra y siguen las nuevas. Yo te contaba al principio, cuando empezamos esta conversación, que mi despertar como como niña, mujer, que estaba yo entendiendo mi propia manera de ver el futuro, y mi sexualidad, y mi cuerpo, y mi relación con los niños. Mucho fue muy unida a Como agua para chocolate y de verdad creo que hay muchas chicas que para nosotros fue un libro muy cercano, un libro de cabecera. No tanto por identificarnos con Tita, sino porque de alguna manera recupera muchas cosas de lo sentimental y de lo sensible que a veces, como dices tú, en las rapidez del mundo, vida cotidiana, lo perdemos, no? Pues no sé si quieras agregar algo para cerrar esta maravillosa conversación.

LE:  Ay, no, no. Nuevamente agradecerte y este y agradecer a todas las personas que te escuchan y bueno, seguimos en compartiendo historias y palabras y afectos.

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APR: Felicidades y mil, mil gracias de nuevo. Habremos, escritoras es posible gracias al trabajo de edición de Fernando Macías Jiménez, la página de internet es de Andrea Macías Jiménez. El logo original es de Raúl Bravo. Yo soy Adriana Pacheco.