“Últimos fuegos” es un entusiasmo de esta primavera nerviosa. Sus personajes son un poco pirómanos, jóvenes y viejos, adolescentes y vencidos (as). A veces simplemente el fuego llega, sin culpa, es una posibilidad o un ataque de risa, como en “Noticias de Japón”, donde una pareja intenta pasar una Navidad en el mar pero tiene que devolverse al departamento santiaguino con cactus y autitos blancos (los mismos Volkswagen blancos de otros cuentos suyos) porque han dejado abierta la llave del gas.