"Son un total de diez poemas, osea que se puede leer en diez días. Sí, un poema al día, como un chute de vitaminas al día. Cada poema se puede leer por la mañana, digerirlo con el café y tenerlo en la mente dando vueltas por la cabeza. Lo juntas con el metro, el tráfico, el trabajo, la comida y los ocios de turno y por la noche le vuelves a dar otra vuelta de tuerca." [...]