La obra poética de Ida Vitale (Uruguay, 1923) se presenta como un cuerpo coherente en la actual poesía latinoamericana gracias a una doble actitud crítica que pone bajo la lente de la sospecha al lenguaje y al mundo. La conciencia de pérdida de mundo, de irreparable escisión entre Naturaleza y Hombre -presente siempre en la obra de Vitale- se vincula con la parte más romántica, la cual -ante la algarabía generalizada de una civilización ebria de progreso- dará testimonio de esa falla -en el sentido geológico y en el sentido de equívoco-, de ese corrimiento de los bordes que imbricaban lenguaje y mundo.