La radicalidad del pensamiento heideggeriano se hace patente al abordar el fenómeno de la afectividad. La pregunta por los estados de ánimo (Stimmung) abierta por Heidegger establece así un dialogo con la psicología y la psiquiatría, ciencias naturales a las que parece competir el estudio de dicho fenómeno fundamental. La reflexión de los estados de ánimo en la filosofía heideggeriana ocupará ese lugar, que en otros pensadores sólo lo hacía de manera relativa, esto es, siempre en relación con la razón y la voluntad, como las facultades determinantes del alma humana y su radicalidad está en que este fenómeno antecede a toda facultad y la determina. En efecto, la definición del hombre como animal racional, propuesta por la tradición reconoce como esencial estas dos facultades que abarcan de una manera u otra todos los fenómenos que constituyen el hombre.