La protagonista de esta novela es amiga de la desbocada Isora, una chica un poco mayor que ella, incapaz de tenerle miedo a nada y siempre dispuesta a probar "un fisquito" de todo: se trata de una amistad salvaje y volcánica como solo pueden ser las cosas en esa zona incierta entre la infancia y la edad adulta. Aquí hay abuelas tremendas que crían mientras los padres trabajan en la "costrusión" o en la limpieza, vecinas locas y bondadosas, perros pulgosos y hoteles tristes bajo el cielo gris de un empinado pueblo canario, dividido por una tela invisible entre los obreros y los que van a vacacionar. Panza de burro nos habla del despertar sexual y la intensidad de las primeras experiencias y también del dolor y el deseo y de la precariedad. Pero en especial, esta novela es una fascinante experiencia de lenguaje en la que destacan una extraordinaria musicalidad y un trabajo furioso y explosivo con las palabras.