Kozameh vuelve hacer girar vertiginosamente el mundo de la palabra escrita. Poética, brutal, y desde lo más profundo de las entrañas de cada personaje, esta novela nos mantiene en movimiento alrededor de un episodio de atropello sexual llevado a cabo por un hombre de cincuenta años a una niña de diez, amiga de su propia hija, y de la búsqueda y encuentro - cuarenta años después y lleno de miedos y emociones-, de las dos amigas, ahora mujeres que, desde dos diferentes maneras de la lucidez, están dispuestas indagar hasta lo impensable. Eni Furtado no ha dejado de correr estalla en su obsesión por gritar el momento, por reflejarlo desde cada ojo, por mostrarlo con colores estridentes y con las sombras que estos colores arrastran, por exponerlo con toda su intensidad desde una polifonía de voces exasperadas, mudas, que regresan desde una antigua mutilación de la memoria. Con este nuevo símbolo de abusos que abarcan todos los terrenos de una sociedad y llegan a desintegrarla, Kozameh sella el momento. Lo ubica frente a sus lectores y lo convierte en un hecho encarnizadamente fijo, sin tregua ni final.