Con Tiento, Rocío Cerón desplaza la práctica de la poesía a una zona de confluencia con la imagen y la fotografía mediante una sinergia creativa con el compositor Enrico Chapela y la fotógrafa Valentina Siniego. La bitácora de Cerón inspira la grafía musical y textos encarnados en imágenes. El registro de la poeta es un tanteo en la anterioridad de su propia vida: una conmoción y un alegato contra el tiempo. Poema superior sobre las huellas del pasado.