Escrito en braille nos revela la presencia del ciego como sujeto del poema. El ciego sólo existe en la oscuridad. Fue abandonado entre las sombras y contempla desde ellas la luz que lo condena a la ausencia de la Creación. La existencia es su único pecado. Su palabra designa aquello que vive dentro de la oscuridad, rinde cuenta de lo desconocido, confabula contra la transparencia. En estos poemas nuestra mirada es el vigía tras el muro que nos defiende de lo que no somos capaces de nombrar. El ciego regresa del país de los muertos para mostrarnos las heridas, hasta ahora invisibles, de los que desaparecieron. El ciego habita en la materia. La materia existe en la oscuridad. La materia se traduce en braille. Toquemos las palabras del ciego. Su tacto calza con la sombra. Rompámonos las manos con estos pedernales. Rindamos cuenta ante la evidencia de la oscuridad. En 1998 gana el Concurso Nacional de Poesía "Eusebio Lillo" con Escrito en braille