Pese a su enorme calidad literaria, los elogios en prosa que componen esta plaquette no han sido objeto, hasta ahora, de una edición autónoma. Los borradores y cuadernos de Mistral donados por Doris Atkinson al Archivo del Escritor de la Biblioteca Nacional muestran que la poeta intentó en diversos momentos de su vida emprender un proyecto relativo a las materias, pues tituló distintos conjuntos de textos de manera similar, aunque sin consignar una versión definitiva. Por ello, los elogios han permanecido en manuscritos, antologías y periódicos.
Fragmentos sobre el fuego, el cristal, la ceniza, la arena, el agua, la naturaleza, entre otros, hacen de este conjunto uno de los más enigmáticos de la obra de Mistral. Qué razón o dificultad habrá tenido para no llevarlo a término, la desconocemos: permanecerá, al decir de su autora, «suave y secreta», Aunque, en el recorrido por estas materias, podremos imaginar el «agua musical» que moja su escritura telúrica, a ratos rotunda y austera, «a lo Séneca», como el nogal, a ratos «absoluta y pura como la muerte».