Concluyó que la gente era muy rara. Nunca les espantó que Pablo viera la televisión todo el día, aunque no dijera da o casi da, pero que no lo vieran respirar y entonces se pondrían a hacer aspavientos...´ En La confianza en los extraños, su segundo libro de cuentos, A García Bergu, nos muestra que la muerte está siempre presente y que la vida es u suerte de velorio continuo, donde los muertos no son un problema a resolver sino la solución a todos los problemas. Desde el amor desesperado hasta la amable compañía, la muerte, afortudamente, siempre nos acompaña.