Hay que decirlo: este poemario es hermoso. Lo es en sus metáforas a veces ríspidas, frecuentemente amplias, anchurosas. La muerte está muy presente en estos poemas, acaso de este «poema único» que es Incunable. También el amor bajo la especie del deseo, del olvido, de la voluntad erótica, de la ausencia de la vida y de otras vidas. Tal vez, sobre todo, presencia: del cuerpo, del tacto, de la mirada, de la conciencia, del espíritu. Muy presentes, los cuentos, los signos, los mitos hechos en poesía.