De indiscutible orientación lírica, este poemario revela a una poeta con oficio y temple que trabaja los versos para no perder el vigor íntimo que los alienta y para entregar como resultado poemas de escritura siempre compleja y tensa, pero también siempre transparente y exacta. Mariana Bernárdez nos invita a rememorar un antes del antes, es decir: el origen; y en ese viajar hacia el tiempo ya sin tiempo que son los recuerdos y la desmemoria, nos instala en un presente, olvida y reinventa, sin perder los hilos que entrama lo porvenir en promesa: la del amante al que se escribe, la del padre que se recuerda, de los nombres que se dicen y se confunden, de la simetría de un cuerpo que se hace presente en la esperanza del silencio gozoso.