Álvar Núñez Cabeza de Vaca es considerado el "descubridor" de la América del Norte que hoy conocemos como Florida, Alabama, Luisiana y Texas, si bien el vocablo en realidad debiera referir, con más propiedad, al primer europeo en recorrer esos territorios. Navegante y aventurero, tras su primer viaje entre 1527 y 1536, Alvar Núñez regresó a España, donde además de escribir relatos asombrosos se dedicó a organizar una segunda expedición. Volvió en el año 1540, esta vez con destino al extremo sur del nuevo continente. Tras bordear las costas de África y cruzar el Atlántico por segunda vez, se adentró río Paraná arriba, hasta Asunción. Místico y pasional, su temperamento lo llevó a descubrir, si cabe nuevamente el incorrecto verbo, las impresionantes Cataratas del río Iguazú. Esta novela es el relato de este viaje extraordinario, poético por momentos, a la vez que indaga en la complejidad feroz de un personaje asombroso, aventurero audaz y dogmático, que desde hace mucho tiempo "y mucha literatura" ha sido revivido, reescrito, por notables autores de la literatura americana. De ahí que no puede dejar de señalarse la cercanía de este texto con algunos relatos históricos como, por lo menos, Naufragios y comentarios, del propio Álvar Núñez; la laureada novela El largo atardecer del caminante del narrador argentino Abel Posse (de 1992), y una larga bibliografía de por lo menos una docena de historiadores/narradores. El mérito de esta novela radica, por un lado, en la audacia de revisitar semejante personaje clásico con airoso resultado. Y a la vez sobresale porque, tratándose de una misma fascinante historia de un mismo personaje mítico, la perspectiva de esta autora le permite componer un fascinante fresco de época.