“Todo acto poético es, de alguna manera, una traducción”, sugiere Pura López Colomé en estas páginas. Y si un poema es –de alguna manera- una forma de interpretación y conocimiento del mundo y sus objetos, un dispositivo de comprensión de un orden simbólico complejo y diverso, su traslación a otra lengua equivale a una mise en scène de estrategias y herramientas discursivas que, guiadas lo mismo por el rigor que por la intuición, hacen posible la aprehensión y el entendimiento de aquel orden doblemente revelado. En este libro, a caballo entre una íntima libreta de confesiones y un camuflado y muy particular manual de estilo, la poeta, ensayista y traductora revisita, en sendos textos, a cinco de sus figuras tutelares (Emily Dickinson, Marianne Moore, Elizabeth Bishop, Fanny Howe e Hilda Doolittle) a la vez que comenta estrofa por estrofa, y a veces verso por verso –sin dejar en no pocas ocasiones de corregirse ella misma la plana-, sus propias versiones de algunos de los poemas más emblemáticos de esas grandes poetas norteamericanas. A manera de apéndice, la autora nos brinda un panorama personal de las décadas más recientes de la traducción poética en México: “esa labor tan criticada y a la vez tan atractiva, tan siempre literalmente puesta en entredicho, y para mí tan querida, tan digna de culto”.