El ritmo de la nueva novela de Pilar Quintana es brutal, la arquitectura es impecable, las pinceladas con las que describe la ciudad son precisas, atinadas y sugerentes. Respeta todos los claroscuros que les pertenecen a los personajes , que viven , que palpitan y respiran en cada página. El Mono Estrada, La Flaca, los dos puntales en que se asienta la historia, tejen una tragedia íntima y al mismo tiempo social que en ningún punto deja de ser conmovedora.