Si los órganos parecen flores, por qué no pensar en las glándulas del amor como gladiolos, caléndulas, orquídeas, caliolos, campánulas, una flor desconocida que necesita de la sangre humana para nutrirse; crece en la oscuridad más absoluta y una vez que ha alcanzado completo desarrollo se estabiliza para siempre; a veces, cuando cae uno de sus pétalos, el viento lleva su perfume y por un complejo intercambio de fluídos que se realiza en niveles que la glándula no puede comprender, ya sea por azar o por milagro, en la superficie cavernosa en la
que crece, aparece una pequeñísima glándula que llegado el momento propicio se desprenderá del campo de influencia; de esta manera, las glándulas se perpetúan...