Desfigurar la poesía. Invoco la desfiguración de la poética. El anhelo de la palabra; el síntoma de desentrañar la poesía desde sus ramas. El arranque y la extirpación de lo común. Un poco de esto va la lírica de Dreyfus, que es una poesía de canto fuerte, que se hace escuchar donde sea. E importa nulamente la estética por lo bello, deambula en lo natural, en lo cotidiano. En lo que no se ve porque se considera vagamente cliché y horrendo. La voz de Mariela rompe con el canon androcéntrico de la época en la literatura tradicionalista peruana. Esta lectura es un hallazgo; un excelente remitente de las escritoras que tomaban la pluma por las astas, y enfocaban el placer femenino, la escritura de la intimidad o la intimidad del sexo genérico femenino. Dos especiales apartados: I. Solo nuestros cuerpos voraces, II. Para romper con todo. Ollé y Dreyfus con el espejismo de que esto no va de literatura erótica. Es reconocimiento y justicia de género.