Hija de inmigrantes mexicanos y criada en Chicago en la década de los noventa, Erika L. Sánchez se ha descrito a sí misma como paria, inadaptada y un chasco: agitadora melancólica y malhablada que se pintaba las uñas de negro, pero también disfrutaba la comedia y tenía el sueño improbable de ser poeta. Veinticinco años más tarde se ha convertido en una galardonada novelista, poeta y ensayista, pero no ha perdido la risa incontrolable, su áspero ingenio y sus singulares poderes para percibir el mundo a su alrededor. En estos ensayos, que tratan de todo —desde la sexualidad hasta el feminismo blanco, pasando por la depresión debilitante y las búsquedas redentoras de la espiritualidad, el arte y los viajes—, Sánchez revela una vida interior rica en ideas, autoconciencia y percepción: la de una mujer que trazó un camino enteramente de su propia factura. Atrevido, perspicaz, incorregible y brutalmente honesto, Llorando en el baño es Sánchez en su máxima expresión: un libro que te hará sentir ese subidón que resulta de revelaciones íntimas y horas de plática con tu mejor amiga.