En Donde el río se toca, Rose Mary Salum da vida a un mundo contemporáneo donde la normalización de lo extraño y lo individualista desestabiliza los puntos de vista a los que el lector está acostumbrado. En estos relatos cortos, las situaciones que se presentan son poco usuales en tanto los personajes principales son animales o insectos. Estos animales no piensan, son criaturas que viven y que son observadas, y quizá también manipuladas, por las personas. Los escenarios pueden ser rurales o urbanos, pero en este mundo narrativo, donde también se pueden contar las historias con humor, se devela una sociedad acosada por una crisis de proporciones mundiales e incapaz de salir de su propio narcisismo. En el fondo, esta crisis es acentuada por las circunstancias que, como un rayo del cielo, cae sin miramientos sobre el destino actual.