Yolanda Arroyo Pizarro se inserta en la tradición del cuento puertorriqueño como una voz atrevida que busca, en la mayor parte de sus narraciones, pasajes históricos y escenarios diversos, más allá del espacio boricua, para exponer sus preocupaciones y saciar su curiosidad como creadora. Las situaciones narrativas que elabora exhiben excelencia a la hora de apropiarse del lenguaje. Los personajes se instalan con matices, la relación que la voz narrativa sostiene con el mundo da como resultado una eficiente enunciación. Este libro confirma lo visto: el lugar que hoy tiene esta escritora entre los escritores representativos del ámbito iberoamericano es más que merecido. El nombre de Yolanda Arroyo Pizarro da prestigio a la literatura puertorriqueña en este siglo XXI.