¿Se puede contar una herida?, pregunta la narradora de esta novela que, en definitiva, es eso: la cronología de una pena de amor. Con un lenguaje afilado y juguetón, la narradora disecciona la historia desde el nacimiento –o invención– del enamoramiento, hasta su desplome y posterior sanación. Narradora y protagonista son a veces una y a veces, dos. La que vaga por las calles, fiestas y camas de Madrid es Cata M. Botellas, más que un seudónimo una sosias de la autora, y una estrategia de desdoblamiento para verse desde fuera. Todo dolor se transforma cuando deviene carne de literatura.