Aquí no hubo ni una estrella combina poesía con ensayo, exploraciones dialógicas con relatos y la memoria con intervenciones poéticas, tramando un collage que se enlaza a través de una secuencia de aforismos. Gisela Heffes rememora, experimenta, y atomiza todas las formas de categorización para crear, en su lugar, una urdimbre lírica e insurgente. Aquí no hubo ni una estrella… Esta conclusión que podría provenir de la observación astronómica o, también, por qué no, de la mediumnidad esotérica, constituye el descubrimiento al que arriba cada uno de los personajes de este libro hermoso y extraño. Aquí, Gisela Heffes se mueve con elegancia acuática entre el ensayo, la autobiografía, la poesía y el cuento, tal vez porque abraza, decidida, la luminosa certeza de que los géneros y sus taxonomías fueron diseñados para profanarse. En este mapa global espurio, el teclado de la escritora dibuja los contornos de una Latinoamérica en estremecedora mutación. Argentina, Cuba, pero también las patrias imaginarias que toda inmigrante carga, se sostienen de los hilos delicadísimos de la nostalgia, ese costado humilde aunque poderoso de la utopía.