“Las estatuas hablan, son las voces que nadie escucha, que nadie comprende y se resisten a los cambios. Sólo están ahí quietas, en un cuerpo que proviene de la tierra, moldeadas de sus cenizas. Ellas anhelan la libertad y que su canto no se ahogue para así trascender en el tiempo y no quedar en el olvido”. —Carmen Ureña