A finales de los ochenta, Maris Bustamante, Rubén Valencia, Luis Soto, Alberto Gutiérrez Chong, Elena Hernández, Víctor Lerma y yo nos reunimos con la idea de abrir un espacio alternativo que nunca despegó. Fue un expediente más de ese archivero lleno de proyectos fallidos que todos hemos tenido. Solamente llegar al nombre, Escandalario, nos tomó casi un año y no le gustaba a todos.Nos reuníamos los sábados y pasábamos horas discutiendo lo que debía ser el espacio y los proyectos que queríamos organizar en él. Hicimos una venta de garage para reunir fondos. Todo salía de la nada. Siempre había niños presentes: las hijas de Alberto y Elena, las de Maris y Rubén y los nuestros. Decidí usar como título para este libro el nombre de aquella galería que nunca fue porque para mí resultó una experiencia apasionante que me permitió ver la importancia y la dificultad de la distribución del arte. Me gustaría que esa pasión sirviera para ahuyentar cualquier sentimiento de decepción que pueda sentir quien lea este libro sobre los espacios de artistas en México, especialmente las galerías de autor y los espacios alternativos,1 porque, a pesar de que hay algunos muy exitosos, en general parece una larga lista de proyectos que más tardan en abrir que en cerrar. Sobrevivir como espacio de artista casi siempre es una misión imposible, aunque quienes nos hemos embarcado en ella nos hemos divertido de lo lindo.