Desde hace más de veinte años y hasta el día de hoy -cuando al parecer ha fijado ya su residencia definitiva en la tierra- Janeth Toledo ha vivido en distintos parajes del Valle de los Chillos en los cuales ha afinado su percepción y comprensión de la naturaleza. En ese diálogo con el paisaje -entendido como espacio de meditación y reflexión- Janeth encuentra buena parte de los elementos con los que construye sus poemas: sutiles visiones del entorno en las que proyecta sus emociones y su memoria, o al revés: el caudal de su experiencia afectiva transformando y resignificando el paisaje que habita.