Como un hilo invisible, el miedo y el amor van tejiendo una historia. Hay una luna en Cáncer, un nombre que no debe pronunciarse, una azotea frente al mar de noche. Y siluetas que deambulan en la arena sobre un espejo hecho añicos. Viejas canciones evocan ciertos aires caribeños y la isla es una sombra incandescente. Hay fantasmas que regresan y ángeles a los que han vaciado el alma. Hay un bocado agridulce, un silencio intramuros y dos gardenias muertas, como las del bolero. Sobre las aguas mansas flota un olor a café recién colado y la patria es un pendón de carnaval. En cada página de este libro una muchacha escribe cartas, hace preguntas, inventa coordenadas y ese hilo invisible va tejiendo la trama que vuelve cotidianos al miedo y al amor.