Le viste la cara a Dios, una novela breve de la escritora argentina Gabriela Cabezón Cámara, en la que reescribe el relato de la Bella Durmiente, situando al personaje, Beya, en un nuevo escenario, esta vez un prostíbulo de la ciudad de Buenos Aires, donde se pone en evidencia la esclavitud sexual que sufren muchas mujeres, la violencia de género y otros temas que la autora trabaja de forma cruda y con una evidente carga de denuncia.
Gabi Cabezón disloca la lengua para decir lo indecible. La tortura encuentra aquí diccionario propio. Sólo Castellanos Moya y Gabi Cabezón han sabido escribir con tanta precisión la violencia de la necropolítica, pero también la potencia spinoziana del cuerpo para resistir y afirmar la voluntad de vivir. Este libro se puede leer como un manifiesto político, pero también como un largo poema que acompaña a los supervivientes. —Paul B. Preciado