Las leyes de los vampiros dicen que quién mata al rey del clan se convierte en monarca del mismo. Eso fue lo que diez años atrás le sucedió a Naiara en un desafortunado atardecer en el que defendiéndose acabó con el más poderoso de los regentes que había tenido su clan. Antes de una de las reuniones del Consejo de vampiros Naira se duerme y al despertar comprueba que el Sol no la ha matado cómo cabría esperar. Entonces toma la decisión de abandonar aquella mansión en la que la habían recluido para volver con su familia y amigos e intentar retomar su vida anterior. Cuando va en busca de su hermano para convencerle de que no es un monstruo se encuentra con que él está ayudando a un grupo de úpiros disidentes que libran una guerra contra sus antiguos súbditos. Entre los rebeldes se encuentra Hidekel, del que su hermano Natanael es fiel escudero. A su lado descubrirá el entramado de razas distintas que hay en el mundo de vampiros, las luchas entre ellos, la realidad de la guerra en la que se verá envuelta entre los defensores de los humanos y los que pretenden dominarlos, así como el papel que ella juega en esta lucha de poder. Descubrirá que su conversión no fue una casualidad sino un plan perfectamente orquestado por el Consejo para utilizarla en su plan de dominar el mundo.