Este breve y delicioso libro de cuentos de Anamari Gomís nos depara muchas sorpresas: en él descubrimos a un arquitecto que decide dejarse estar en su terraza, a una familia judía que atestigua la llegada del hombre a la luna, a un automóvil negro donde viaja el juez republicano que condenó a un anarquista a la cárcel, a un perro que espera ser rescatado en el Periférico, entre otras historias que absorben al lector. A medio camino entre la evocación, la autoficción y la herencia joyceana de Sergio Pitol y Salvador Elizondo, en estos cuentos la gracia, la riqueza y la observación profunda del detalle de Anamari Gomís brillan con plenitud y espléndido oficio: las casas, las mudanzas, las comidas y las ropas, así como las delicadas relaciones familiares, pasan por el filtro de una epifanía literaria que transporta al lector a sus propios descubrimientos interiores y convierte estas historias en asuntos paralelamente atormentados y gozosos, como el espíritu de sus personajes tan inquietantes y muchas veces tan parecidos a nosotros mismos—Ana García Bergua—