Al mundo de Último día de Ximena Gómez se llega por veredas que la autora traza con precisión y delicadeza magistrales, con un pincel a la vez exquisito y escatológico. Este es un libro escuchado en susurros, un inventario minucioso del espacio que alberga el duelo, la ausencia, y hasta el amor: pequeños ruidos, sombras que esbozan en callado forcejeo las figuras de los que están, y de los que se han ido.— Francisco Larios — (poeta y traductor, Compilador de la antología de poetas norteamericanos del Siglo XXI Los hijos de Whitman)