La autora, gran conocedora del arte de narrar, logra sostener un tono dulcemente irónico
y un humor gentil, muy contemporáneo, que presenta las imágenes más ásperas a través
de una prosa hilarante. La introspección manifiesta en todas y cada una de las páginas
aviva la conciencia de cuán inaprensible es la intimidad de cada individuo; la
deconstrucción de esta interioridad indócil, que emerge en el cuerpo y lo vulnera, parece
formar parte de las motivaciones que están tras estos relatos.