"Esa noche soñe tordos sin plumaje"
Esa noche soñé tordos sin plumaje. Una enorme matriz rojo-violácea
gelatinosa se desprendía de mi cuerpo, el pulpo y sus ventosas.
Esa noche de multiformes ondulaciones el mar cedió al alumbramiento.
Elizabeth, quiero ver contigo la marea,
que el viento borre nuestros rostros
nacidos de rocoso seno.
Quiero contemplar el monumento,
los riscos, la plata dispersa de la espuma.
De todos los silencios, prefiero el mar.
Lento se mece el sueño del agua
***
"Recorri las veredas"
Recorrí las veredas, escuché el llanto del venero, y me extravié en el fondo de mi tempestad. ¿Dónde inicia el fin de la mirada? ¿Dónde se rompe el primer hilo de la cometa? Recordé la tierra sobre su rostro, las rosas calladas, en su pecho el misal. El deshilachado listón en el Salmo y en mis ojos el torrente espumeante de las aguas.
El destino trazó lirios en el viento, jade de rota inscripción.
¿Y el hombre, ese vino derramado en la tierra?
El cielo se cubrió de una desgarrada tiniebla.
Palidecieron las agujas de los templos.
Se colmó de vacío la antigua memoria del pez.