Adriana Pacheco: Literatura desde la ficción, la poesía, el ensayo, la crónica y la escritura testimonial ha sido una voz resonante sobre el tema de la violencia de género y de manera muy específica, los feminicidios—Asesinar a una mujer por su género. Dos escritoras que nos han dejado el corazón en vilo y que nos han ayudado a reflexionar sobre este tema, así como alertar a las jóvenes y darle otras dimensiones a esta enorme tragedia son la escritora mexicana, Brenda Navarro y la escritora argentina, Dolores Reyes, ambas con una escritura honesta, poderosa y una gran muestra de talento. Como podemos ver en sus libros Cometierra de Dolores Reyes y Casas Vacías, la primera novela de Brenda Navarro.
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APR: El panel que este día presencié antes de esta grabación y que tuvo lugar en FILUNI 2023, estaba abarrotado de seguidores de esas escritoras, quienes estuvieron magníficas y poderosas. Se enriqueció muchísimo la conversación con la gran moderación del escritor y profesor Enrique Díaz Álvarez. A ellos tres los tenemos hoy en esa cabina de radio UNAM, en donde en este último episodio queremos dar un especial agradecimiento a todo el equipo, Omar Guillermo III, Rubén Camacho Piña, Emmanuel Silva, Francisco Chamorro y al director de Radio UNAM, Benito Taibo y Subdirector Jaime Casillas. Muchísimas gracias a Socorro Venegas y Rosa Beltrán por haber hecho posible que este espacio también compartiera con la gran gestión de la doctora Sonia Feigenbaum para que UNAM y la Universidad de Texas en Austin, mi alma mater, estuvieran bajo el mismo techo. Qué gusto para Hablemos escritoras cerrar con esta cápsula con dos voces a las que queremos entrañablemente. Brenda Navarro ha estado ya en nuestro proyecto, es una de las primeras que confió en Hablemos Escritoras y nos da infinito infinito gusto tenerla el día de hoy aquí. También tuvimos el día de hoy como oyente a la gran Mayra González, editora de Penguin Random House México, a quien también pueden escuchar en nuestro podcast. Por primera vez me siento a conversar con Dolores Reyes y me da una gran emoción. Ella nació en 1978 en Buenos Aires, donde vive y ejerce la docencia. Su primera novela, Cometierra, fue publicada en el 2019 en Argentina y España y fue finalista de numerosos premios y ha sido traducida a más de una decena de traducciones. Trabajó en el proyecto Untold Microcosms para el British Museum de Londres y el Hay festival. Su segunda novela es Miseria y salió en el 2023 con el sello Alfaguara para Argentina y Colombia.
Brenda Navarro ha sido coordinadora de programas literarios, redactora, guionista, reportera y editora. Casas vacías, su primera novela fue el premio Tigre Juan y publicada en ocho idiomas. su segunda novela, Ceniza en la boca se publicó en 2022 y obtuvo el premio Cálamo a mejor libro de ese año, el premio al mejor libro del año en categoría ficción, otorgado por la asociación de Librerías de Madrid 2022 y el premio Todos Tus Libros como mejor libro de ficción 2022. Además, fue uno de los finalistas del premio de la Mario Vargas Llosa 2023. Ha sido también traducido a ocho idiomas. Actualmente Brenda es parte del International Writing Program de la Universidad de Iowa.
Enrique Díaz Álvarez, nacido en la Ciudad de México, es escritor y profesor de la UNAM. Fue titular de la cátedra Nelson Mandela de Derechos Humanos en las artes de la UNAM. Su ensayo, El traslado narrativas contra la idiotez y la barbarie fue publicado en la editorial Debate 2015 y reeditado en de bolsillo en 2023. Su segundo libro, La palabra que aparece el testimonio como acto de supervivencia obtuvo premio Anagrama de ensayo en el 2021. Colabora en medios como El País y la revista de la Universidad de México. Yo soy Adriana Pacheco y les mando un gran abrazo y todo mi agradecimiento por todo lo que nos han seguido en todo este bellísimo mes dedicado a FILUNI. Muchísimas gracias y empezamos.
APR: Parte de lo que estamos haciendo desde muchos frentes es hablar de temas que se necesitan, se necesita hablar, se necesita poner el foco sobre ellos y obviamente FILUNI 2024 es un espacio para hacerlo. Y hoy estamos cerrando, grabando la última de todas estas cápsulas que afortunadamente tuvimos esta dicha de compartir con el equipo de radio UNAM y está en ese espacio de FILUNI 2024. Ha sido una jornada maravillosa de verdad venir desde Austin, Texas y darnos cuenta de esta gran energía y de todo lo que está sucediendo. Y sobre todo, darnos cuenta de que están siendo convocadas grandes, grandes escritoras, voces imperdibles de nuestra literatura y estoy muy contenta de darle la bienvenida a Dolores Reyes. Muchísimas gracias por estar acá.
Dolores Reyes: Es un gusto enorme para mí estar acá.
APR: Y bueno, me da muchísimo gusto tener a Brenda Navarro, una gran amiga de Hablemos escritoras, una de las primeras voces que se sumó al podcast y estoy feliz de encontrarla por primera vez en persona cara a cara. Brenda bienvenida.
Brenda Navarro: Muchas gracias, gusto, gusto de estar otra vez aquí en Hablemos Escritoras.
APR:Igualmente, de verdad no sabes qué emoción me da. Y bueno, ya desde hace unos días he estado platicando con Enrique Díaz Álvarez y me encanta. Me encanta lo que está haciendo. Entonces, bueno, pues bienvenido también, Enrique. Va a ser un placer, un placer conversar el día de hoy sobre un panel que estuvo lleno, los chicos sentados en el suelo, todo rodeado, y eso que coincidió con el evento musical de clausura de FILUNI 2023 y sin embargo, los chicos fueron a escuchar sobre feminicidios y desapariciones forzadas. ¿Qué tema tan fuerte, verdad? Bueno, ¿por qué, por qué venir, Brenda a FILUNI a hablar un tema así?
BN: Yo creo que principalmente por la universidad en sí misma, ¿no? O sea, la difusión del mundo editorial, pero de los libros de las conversaciones que suceden aquí en la universidad son importantísimos y creo que hay una especie de cuota que tenemos todas las personas que hemos estudiado en esta universidad, de seguir contribuyendo a la conversación. Yo creo que por eso dije, sí me importa, tengo que estar ahí.
APR: Claro. ¿Y de dónde vienes, en dónde viviendo ahora?
BN: Estoy en una residencia en Iowa en la que se supone que no puedo salir (se ríe).
APR: Se escapó (se ríe).
BN: Pero eso. Hay cosas a las que una no puede evadir y una de ellas es hablar de estos temas en estos espacios. Y además la compañera deliciosa no podía decir que no por eso.
APR: Dios, qué lindo, me encanta, me encanta. Dolores Reyes, pues qué gusto. Tú vienes desde lejos, desde tu vida, tuviste que tomar un avión para llegar a la Ciudad de México. Cuéntanos más.
DR: Sí, con mucho gusto. Cada vez que me invitan a México vengo con con todo mi amor porque siento que es un país de problemáticas hermanas y de escritoras interesantísimas, así que vengo y me voy muy, muy fortalecida de alguna manera, incluso para seguir escribiendo.
APR: Claro, ya me lo imagino. Fíjate que Hablemos Escritoras va a estar en Buenos Aires en diciembre y estamos organizando qué vamos a hacer allá para tener también entrevistas en vivo y hacer algo. Hemos estado viajando por varios lados para poder incluir e incluir más. ¿Y bueno, el anfitrión de casa es Enrique Díaz. Enrique, cuéntanos ¿qué haces acá en UNAM?
Enrique Díaz: Yo cerquita, doy clases aquí. También escribo, escribo ensayo y un poco esto. La verdad es que era como jugar un poco de local y tenerlas aquí. Un tema que la verdad es que importa, que son dos novelistas que lo tocan y decíamos un poco ¿no? Era… nos convocaron por algo hicieron esta mesa, digamos, son temas necesarios y abordarlo desde la práctica narrativa, de la práctica artística me parece que es muy importante. Y miren domingo a las dos de la tarde, la gente en el suelo ¿no?, entonces este… La verdad es que fue un placer.
APR: Claro que sí, claro que sí. No se pierdan las obras, ahorita vamos a hablar un poquito de sus novelas, pero yo creo que han sido parte agua, sus libros han sido parteaguas. Y bueno, quisiera hablar un poquito, tengo que tú además cuestionaste Enrique y me encantó mucho como tomaron ese punto de que los números, ¿no? Y las cifras, siempre hablamos de cifras… Pero sí tenemos que recordar que México, que muchos países de Latinoamérica pues están liderando, ¿no? en todo lo que es el tema de feminicidios y definitivamente hacer un panel así, pero desde la ficción, les permite a ustedes como yo siempre he dicho, entrar en las cuatro paredes. En donde no puede entrar un reportero, un periodista en la sala de la casa de una persona en donde está sucediendo algo, ¿no? Cuéntanos Brenda, de qué manera sientes tú que puedes aportar a la conversación desde la literatura y no nada más en la cuestión de contar la historia, sino de crear una alternativa, una “awareness”, una conciencia de cosas que suceden.
BN: Mira, yo estaba pensando en Gueorgui Gospodínov, un escritor que acaba de ganar un premio muy importante y que su libro se llama Las tempestálidas [Time Shelter] y él lo que dice es que la literatura no solamente ayuda a poner los temas que nos interesan a las personas, sino algo en lo que yo estoy totalmente de acuerdo y es a tratar de traer a la mesa las preguntas que sentimos que tienen respuesta y que están en las personas que nos van a leer, que nos van a escuchar, con las que compartimos. Y que es preferible desde la literatura decir estas son las preguntas y que con las lectoras y los lectores empecemos a encontrar las respuestas. Y yo creo que ese es mi aporte. Como decir, este es el dolor que yo tengo, estas son las conversaciones que yo tengo conmigo misma, esto es a lo que no encuentro respuesta y sé que hay enfrente va a ver alguien que me va ayudar a encontrar. No sé bien la solución, varios caminos para sentirnos acompañados, para seguir compartiendo conocimiento, creo que esa es mi apuesta, como siempre preguntar y que la gente me da la respuesta, yo no tengo ninguna respuesta.
APR: Me encanta, me encanta, porque escribir desde la incertidumbre, la incertidumbre es más válida, ¿verdad? Preguntarnos continuamente, claro que sí. Algo que ahorita escuché Dolores, pues son muchas anécdotas que tú contaste de cosas que tú vives en el día a día con tus alumnos, con tus vecinos, en el entorno en donde tú vives. Y obviamente esto va a alimentar de alguna manera, a lo mejor no exactamente lo que estás escribiendo. Pero sí, esa necesidad imperiosa de hablar, ¿no? Cuéntanos en qué momento tú decides escribir Cometierra y cómo es que ese libro también te ayudó a ti para empezar a digerir una realidad que estabas viendo alrededor.
DR: Bueno, yo no entiendo que haya sido una decisión. Yo venía escribiendo cuentos y ya en los últimos cuentos se me colaba el tema de las violencias. Sobre todo porque habían aparecido muchas chicas en basurales muy cerca de donde yo trabajo y porque todos los años, todos los veranos de mi escuela misma, faltaba alguna chica por violencias machistas, ingresadas o alumnas presentes. Y ya era tal el nivel de angustia que ya venían permeando en mi escritura cuando estaba con los cuentos y de alguna forma ahí se me apareció este personaje, Cometierra que es una chica muy flaquita, con el pelo lacio, de piel color de la tierra, que lo que hace es comer tierra de que habitaran chicas y tratar de rastrearlas y tratar de darle una respuesta a quienes las buscan. Yo siento que las heridas abiertas de la sociedad son la tierra más fecunda para ponerme a escribir y de ahí bueno, construyo personajes ficcionales, pero que señalan a la realidad muy claramente.
APR: Claro que sí. Ahorita le voy a preguntar a Brenda sobre Casas Vacías, pero me interesa mucho lo que dijo Enrique, porque yo también lo pensé. O sea, pensaste tú en Cometierra y después pensaste en Ceniza en la boca. Entonces ahí la conexión, ¿no? de la tierra, de lo terroso y de qué es por la boca, por donde está entrando esto. Cuéntanos, ¿cómo fue que llegaste también todo esto?
ED: Pues es como mucha resonancia cuando las leía y que eso que lo me habla es de como digamos nuestra tragedia particular de México en realidad. De la forma en que se entrecruzan tantas las violencias es una cuestión que también está presente en Latinoamérica y en muchos otros países, digamos, ese eco, y esa resonancia de Cometierra, Ceniza en la boca y la metáfora, ¿no? El poder de la metáfora del hecho de comer tierra no es sólo comer tierra, es saber leerla, ¿no? O sea, leer esta clase de novelas en un país donde mientras estamos hablando, hay hermanas, madres que están buscando en Tamaulipas, en Guanajuato, en Sinaloa ahora mismo y han aprendido a ser “forenses autodidactas” decíamos, huelen, ¿no? con estos artefactos que ellas mismas a veces han diseñado, clavan en la tierra y a partir de esto, distinguir huesos de animales y humanos…
APR: Brutal…
ED: …digamos todo esto, digamos te pela, ¿no? Y este tipo de literatura que te habla no un poco de entraña, que te conmueve, literalmente, que te mueve con otros destinos. Para mí esa experiencia es muy significativa y nunca se piensa en el impacto ético político que llega a tener.
APR: Claro, Claro, definitivamente. Además, yo recuerdo en algún momento que estaba entrevistando a alguien, me decía, es que yo siempre pensé que no iba a pasar a mí, ¿no? Que le pasaba al de al de enfrente, al de junto, ¿no? en el momento en que ya me está pasando en ese momento, obviamente voy a hacer lo que sea. Y si tengo que comer tierra lo voy a hacer, o lo que tenga yo que hacer, ¿no?
Bueno, ¿sabes, Brenda, que tus Casas Vacías nos dejaron impávidos? Pues sí, uno de mis más grandes temores como madre de cuatro hijos y abuela de tres nietas, pues es que se te pierda uno, ¿no? Y ayer hablábamos mucho de ti en un panel que tú ves sobre maternidades de cómo estás explorando también, no nada más la cuestión de la madre o la mujer que quiere tener un hijo, sino la mujer que no quiere tener un hijo, ¿no? pero que después lo pierde. Y eso, obviamente, hace mucha resonancia con la desaparición, ¿no? La desaparición de muchas cosas y la pérdida de muchas cosas. ¿De qué manera tú sientes que te relacionas o que relacionas ese libro con todo ese sentimiento de la desaparición en el momento menos esperado y en que ella toma conciencia de que la desaparición la va arrasar?
BN: Oye, pues esto es una excelente pregunta, pero yo creo que cuando la estaba escribiendo, una de mis mayores preocupaciones literarias, digamos, era transmitir dos cosas. Uno era que cuando el libro terminara literalmente quien lo leyera dijera: “Esto es lo que se siente,” ¿no? Incluso aunque hay como ciertos dejos de verdad vivimos en un país en el que aunque te lo pongan en la cara, siempre estamos desconfiando, ¿no? Y esa sensación de que desaparece la verdad, la certidumbre, de que desaparece incluso algo de nosotras como personas, seamos las madres de quien desaparece o que no, era algo que necesitaba yo sentir. Oorque como lo he comentado en varias ocasiones, necesitaba como transmitir ese dolor que yo tenía como ciudadana, ¿no? Yo pensaba si yo tengo este dolor como ciudadana, ¿qué sentirán las madres que sí tienen un familiar desaparecido?
Y luego también pienso que hemos sido siempre tan cuestionadas como actuamos como madres, que yo quería que esta madre que pierde al hijo y que en realidad reniega de su maternidad, y que en el fondo siente esta culpabilidad, es que yo en realidad ni siquiera quería ser madre y lo soy, y ahora me duele. Era una forma de poner algo que vivimos la mayoría de las madres y no diría que todas, que hay veces que decimos basta del rol de madre, no de ser madre, sino del rol de madre, basta de que siempre incluso aunque te mueras, lo pensaba hace poco, una persona decía que su madre, que había fallecido, sabía que su madre estaba a su lado. Yo decía, dios mío, qué fuerte, que aunque yo esté muerta voy a tener que seguir siendo madre, si eso no es una cosa como que trasciende en tu propia vida, entonces no sé qué es. Y ese simbolismo con el que cargamos las mujeres que son madres o no, es uno de los de las grandes problemáticas que yo creo que tenemos que seguir cuestionando para resolvérselo a las mujeres que vienen, porque es imposible que yo también creo que quiero estar con mis hijas después de muerte, pero a la vez digo y acabo de descansar, ni siquiera muerta voy a descansar por dios.
APR: (Se ríe) No, no, te veras que no eso no es un hecho.
Enrique, hay un punto de quiebre en el lenguaje literario que debe de cuidarse para que se conserve el sentido estético precisamente de la obra literaria, pero este punto de quiebre en el lenguaje en algún momento lo que va a suceder es que puede apropiarse del discurso de otra persona, de la tragedia de otra persona y ficcionalizarla, y entonces incluso quitarle un poco el valor y la trascendencia. ¿Qué opinas tú acerca de eso, porque tú estás manejando también un lenguaje, un lenguaje de ficción y un lenguaje literia?
ED: Sí, yo la ficción ficción, no he escrito todavía. El ensayo se presta mucho para, digamos, es como un género felizmente híbrido, felizmente contaminado. Me encanta por eso y confío mucho en el poder del lenguaje. O sea, se pueden pensar que soy naive o pero yo todavía creo mucho. La violencia se ejerce con lenguaje y que una de las armas que tenemos para combatirlo es el lenguaje. Y esos pliegues o esos puntos de quiebre que tú dices, esa potencia que tiene, pues cuando lees una buena pieza de, por ejemplo, una crónica periodística, periodismo narrativo o estos géneros autobiográficos, pienso en este caso por ejemplo en Cristina Rivera Garza. O cosas más de ficción, digamos, lo que nos permiten justamente es ponernos en situación, ¿no? O sea, literalmente encarnar nuestros destinos y con dolernos, ¿no? conmovernos, digamos, en una época donde se celebra la autorrealización más irresponsable, ¿no? De los relatos más neoliberales y me interesa mucho estos escritores. Por ejemplo, que justamente lo que te ponen es con el cuerpo, con los afectos, con la vulnerabilidad, porque uno puede pensar que el duelo es la cosa más privada, ¿no? Judith Butler, por ejemplo, lo habla muy bien, no piensa que es lo más íntimo, lo más privado, pero cuando pierdes a alguien sientes tal vacío, tal dependencia con alguien más que tú te das cuenta de lo interconectado que estamos. Y si no pensamos la interdependencia, estamos jodidos, entonces son estas cosas que yo creo que el lenguaje, el lenguaje literario, cuando es genuino, cuando es potente, permite ¿no?
APR: Claro, definitivamente. Dolores, el lenguaje literario te permite muchas metáforas, te permite explorar en muchos temas que a través de simetrías de símiles y de hacer obviamente una exploración. Por ejemplo, de un recurso como la magia, me parece fenomenal, me parece fenomenal, porque imagínate además pensar en una vidente, eso es tan poderoso, platícanos un poco, ¿Cómo es que se te ocurre esta herramienta? ¿Cómo recurres a la idea del vidente y qué simbolismo tiene para ti el tener un vidente que puede ver lo que los demás no ve?
DR: Bueno la primera impresión o imagen que tuve de cometerlo fue también una suerte de aparición. Estaba en un taller. Alguien leyó un texto que terminaba en “tierra de cementerio” y se me apareció una nena como es Cometierra al principio: siete años, flaquita, el pelo lacio y llovido, piel color de la tierra, que lo que hacía era meter la mano y tomar un puñado de tierra y tragarla. Y ahí, bueno, me puse a trabajar en esa imagen por escrito, pero cambiando un poco de la perspectiva, ¿no? Yo sentía que siempre nos narraron de alguna forma con mucha distancia y a mí me interesaba cambiar la perspectiva desde el lugar que fuese el foco de las violencias que yo estaba narrando desde esas protagonistas yo quería contar una historia. Y hubo un proceso de tirar un poco de la ficción y empezar a pensar que le pasaba a esa nena de comer tierra de un cementerio que estaba en contacto con otros cuerpos. Y ahí pensé, bueno, cierra los ojos y quizás la tierra le puede contar lo que sabe en referencia a esos fuertes están ahí.
APR: Maravilloso, maravilloso. Dice la cantidad de gente que estaba. Tu libro, yo le iba a comprar ayer y se me pasó porque tenía muchas cosas que hacer y ya no había libros, o sea.
DR: A mí me sorprendió, a mí me sorprendió mucho.
APR: Maravilloso y lo mismo contigo, Brenda, o sea, vuelan tus libros. Platícanos Brenda, ¿Ceniza en la boca, de dónde retomas esa historia? ¿En dónde inicias esta idea de escribir Ceniza en la boca?
BN: Ah, pues yo leí en un periódico digital de Madrid que un chico de unos 14-15 años se había alojado del quinto piso y que había muerto. Y la primera hipótesis era el bullying, e incluso el periódico hacía mucho énfasis en que un chico lo está bullyando y se llamaba El Bolivia. Y a mí me parecía muy interesante que hicieran tanto énfasis en que el chico, evidentemente era boliviano, era el causante de la muerte de este chico que era un chico migrante, digamos interno de Galicia hacia Madrid. Y algo ahí se me quedó, no se me quitaba de la cabeza, ¿no? Luego quitaron la noticia porque en España hay un acuerdo tácito de no se habla de suicidios porque es como que si hablas de suicidios en los medios haces que la gente se suicide…
APR: Ay, ¿entonces hay que cerrar los ojos en sí?
BN: Exactamente (se ríe) …Entonces el asunto es que la gente se está suicidando y que la epidemia, la pandemia de suicidios como le llaman ahí en España de chicos adolescentes es muy grande y eso se me quedó, como yo tengo que hacer algo con esto. Y luego el mundo me dio la razón, digamos, desafortunadamente porque yo escribo novela y como el año, cuando yo lo estoy promocionando, una niña de 9 años colombiana se arroja de un cuarto o quinto piso, dos chicas ucranianas se arrojan también de su piso porque son extranjeras. Una chica ucraniana y unas argentinas entonces yo siento que hay ahí algo sobre los cuerpos, sobre el espacio público que los adolescentes nos están diciendo algo muy poderoso al exponer su cuerpo, al terminar con su vida públicamente, al decir el duelo ya no puede ser privado. El duelo es algo que tenemos que retomar y que tenemos que estrellárselo en la cara a las personas como me estoy estrellando yo.
Todas estas cosas las tenía que poner sobre la mesa otra vez sin ninguna respuesta, porque yo no sé si el suicidio está bien o está mal, no sé si lo manejamos bien o mal, bueno lo manejamos mal, eso es seguro ¿no?, pero lo quise poner haciendo énfasis en cuidado, porque generalmente cuando se acusa al violentador que está en un grupo vulnerable como son los migrantes, como son las mujeres, es porque ellos son los que están siendo violentados, ¿no? Y entonces puse todo esto un poco muy enojada con España que va muy de progre, pero que en el fondo es súper racista y que siempre deja a las mujeres que están sosteniendo al estado español en el tema de cuidados y de trabajo doméstico muy por atrás, ¿no? Yo decía yo tengo que sacar esto, sé que la gente me va a leer. Afortunadamente lo sabía, sabía que me iban a editar. Si no es ahora que saco este dolor, este enojo no lo voy a hacer nunca y bueno, pues por eso dije, voy a hablar de esto, que me siga doliendo mucho porque los adolescentes se siguen suicidando, nos estamos haciendo algo mal ahí.
APR: Definitivamente, definitivamente. Y ahorita que estás hablando de todo esto y del bullying, retomo una pregunta que hice en el panel, que además me encantó que tuve la oportunidad de hacerla y pesarla en el panel y bueno, quisiera que todos me dijeran algo sobre esto, quiero empezar contigo, Enrique.
Y antes de eso quiero mencionar dos libros. Un libro se llama Radicales libres que es de Rosa Beltrán. Radicales libres cuenta seis décadas, las últimas seis décadas, un poco más de nuestra vida, las que nacimos en los sesentas, como muchas que crecimos en esa época. Es increíble vernos en ese libro, ver lo que crecíamos, ver lo que vivíamos, ver cómo había “harassment” había acoso, pero nosotros no lo reconocíamos. (imitando) “Ay, era una broma.” “Ay, nada más estaba yo aquí haciendo un chiste,” ¿no? Y ahora que yo leo este libro que para mí ha sido impactante este libro muy importante, me doy cuenta de que nosotros no tenemos siquiera un vocabulario, no teníamos una manera de reconocer que además nuestros padres, amigos, nuestros primos, ellos mismos tampoco reconocían qué es lo que estaban haciendo o sucediendo.
Y después viene el libro de Cristina Rivera Garza. Y entonces en el libro de Cristina Rivera Garza, nosotros empezamos a ver en El invencible verano de Liliana, empezamos a ver cómo estas microviolencias se van acumulando en la relación y sabemos que va a terminar en el feminicidio. Sus libros, tanto tuyo Dolores como los tuyos, Brenda y también Miseria, bueno, ahorita hablaremos de eso. Preparan de alguna manera los lectores para reconocer ciertas cosas en un siglo XXI. Tú dentro de la UNAM y dentro de un ambiente de jóvenes, ¿de qué manera piensas que la literatura está también alertando acerca de esas microviolencias que no nada más suceden y se van a desembocar en un feminicidio, sino en las otras muchas cosas que, de alguna manera sí marcaron una diferencia para las chicas y los chicos?
ED: Es claro que decía Brenda, digamos sobre todo después de la pandemia, la cuestión de la salud mental es una cuestión muy delicada y que no se enfrenta con la urgencia que debe ser, ¿no? Y ahora que me haces esta pregunta y pienso mucho en Virginia Woolf, en el libro, en en la palabra que aparece al final, bueno, en los capítulos hay finales. Retomo una un momento y antes de la Segunda Guerra Mundial, que era la cuestión de por qué somos violentos, cómo podemos evitar esa guerra que ya venía, era evidente que venía. Entonces le ofrecen a Einstein escribirla a cualquier persona que él quisiera. Este preguntarle que cómo se podía evitar la guerra, no la violencia, si en general, y Einstein escribe a Freud y para preguntarle ¿cómo señor Freud? al psicoanalista, al psicólogo, ¿cómo podemos evitar la guerra que viene, los estragos de la guerra de Freud? Le contesta con un tedio tremendo, una hueva tremenda diciéndole, a ver, pensé que íbamos a hablar algo que supiera, no o sea, como que le resume un poco el malestar de la cultura y todo eso. ¿Y tres años después, un abogado le hace la misma pregunta a Virginia Woolf? Dice, ¿Señora Woolf, ¿cómo podemos evitar esta guerra, esta violencia? Y Virginia Woolf le contesta con una brillantez que opaca totalmente a Einstein y a Freud.
Y cuando le dices se tarda tres años en contestarlo, pero dice, como ya ve, que nadie le contesta, Virginia Woolf contesta, y ese libro se llama Tres Guineas, que es poco leído. Me sorprende que no sea más leído, por eso lo rescaté un poco, y ahí en ese libro justamente habla de cómo se ha creado toda una escultura heroica, totalmente de una musculidad muy mal entendida, que lo que hace es generar esa competencia, esa supervivencia de pisar por encima de los otros. Entonces le empieza a dar. Quieres adquiere receta bueno, vamos a crear una universidad que se llama las de afuera. Y ahí se va a leer literatura, ahí se va a leer filosofía y no vamos a educar para el canibalismo ni para pasar por encima de los demás. Y lo que hace es justamente revelar, con esa brillantez que tiene Woolf, esa violencia estructural que está en esas universidades de elite que se generan entre ellos y todavía de pilón, o sea, dice, bueno si quiere evitar la guerra, pues mira, vea fotografías de la guerra civil española. A ustedes les repugnan, a mí me repugnan, y ahí ya abre una meta que es tremenda. ¿Cómo evitar la guerra? Pues, para empezar, conmuévete con cosas que no pueden ser. Tienes el testimonio visual en ese caso y los testimonios escritos, como el caso de Rivera Garza. Cando uno lee eso, o sea, el testimonio en este país hay muchas mujeres, muchos hombres, muchos niños, que solo tienen su palabra, solo les queda su palabra y quieren hacer que cuente y nos dan ese testimonio. El testimonio no es una anécdota, te la dan y hay que hacer algo con eso, ¿no?
AP: Claro. Tienes responsabilidad sobre eso que te están dando, ¿no? Dolores, ¿Qué opinas sobre esto de las microviolencias?
DR: Bueno, yo creo que nunca me plantee que Cometierra ni que Miseria sirvan para prevenir de las violencias a mis lectoras, porque siento que cuando llegan a leerlas, esas violencias las padecieron ya en su vida. Hay un momento en la vida de las niñas que justamente va terminando, cada vez va bajando eso que antes de las diez, once, doce, y ahora cada vez baja más, en donde nos enteramos, generalmente por los medios, que es lo que nos pueden hacer en el cuerpo solo por ser mujeres. Y ahí entendemos muchas veces las asimetrías del cuidado, ¿no? De las recomendaciones, ¿no? Esto que te marca la sociedad de que la mujer hace lento en el interior y bueno, el varón libre circulación. Ahora, en realidad en nuestras casas y en ese ambiente nos violentan muchísimas veces quienes fueron figuras de cariño, ni hablar de las violencias sexuales, ¿no?
Entonces más que prevenir, solo que creo que hace tanto Cometierra como Miseria, es un juego de espejos y de retroalimentación y de empezar a narrar estas cuestiones. Yo siento que debería haber muchísimas más mujeres escribiendo Ceniza en la boca, Cometierra, Miseria, Casas vacías, que cada una y que la violencia incluso se va reactualizando en cada territorio y que estas historias me interesan muchísimo, me conmueven, a mí no me alcanza con una literatura que solamente me mueve a nivel intelectual. Yo quiero emocionarme, yo quiero conmoverme y eso es lo que quiero hacer a la hora de escribir y a la hora de llegar a mis lectores. Por eso es una apuesta también estética.
APR: Pues lo haces muy bien, Dolores, lo haces muy bien. Brenda, ¿quieres cerrar esa conversación con unas palabras para recoger un poco esto?
BN: Sí, yo solo quería mencionar el título exacto de un libro que me parece buenísimo y que tenemos aquí al lado al autor que se llama, La palabra que aparece el testimonio como acto de supervivencia. Porque a mí me lo recomendaron cuando empecé a hablar sobre las problemáticas en España y me dijeron lo deberías de mencionar porque estamos en España, circular en España y me gustó muchísimo justamente porque es una mirada que nos dice algo que retomo y cierro con esto. En serio, cada palabra posee un poder tan fuerte al dar testimonio, ya sea de ficción o de no ficción, que por eso es que es tan vapuleada la literatura, que por eso todavía se sigue considerando como de élite. Porque se sabe desde las estructuras del poder, sabe que la palabra siempre tiene el poder de cambiar el mundo, porque como lo decía en la conversación, es mediante el nombrar un mundo distinto que el mundo va siendo distinto. Cuando nos ponen ya imágenes prehechas, cuando nos ponen ya música prehecha no nos están ayudando a conversar. Cuando llega la palabra, cuando llega la palabra a la música, cuando llega al espacio público, cuando llega a través de un silencio que pudo ser, como nos muestra el libro de Cristina Rivera Garza que pudo ser de supervivencia, cuando aparece la palabra como tal es cuando estamos apelando al cambio del mundo. Y por eso hay que defender tener muchísimo, no sólo la literatura como un mundo editorial, sino la literatura a la hora de contarle a nuestros hijos y lo hacemos a los hijos, a los nietos, a los sobrinos, a los hermanos. Hay un mundo allá afuera, un mundo que tú no conoces y que vale la pena conocer. Y cuando tú le dices eso a un ser humano, estás invitando a que sea un buen ser humano, ¿no? Y yo creo que por eso es importantísimo seguir defendiendo las palabras.
APR: Buenísimo, buenísimo, me encanta Brenda. Porque además cuando salió Casas vacías, nosotros somos de los primeros de la entrevistamos, nunca nos imaginamos el éxito best seller que se iba a convertir el libro. Y nosotros que te hemos ido siguiendo, me emociona saber que ha crecido tanto y que ahora te encuentras con voces tan poderosas como Dolores, que entran en diálogo ybueno, definitivamente, como yo siempre digo en el podcast, necesitamos a los niños también que se sumen a todo lo que estamos haciendo. Porque muchas veces dicen, es que están hablando de escritura de escritoras, no, nada más de eso. Estamos hablando de toda una comunidad que está trabajando. Muchísimas gracias a los cuatro, encantados. Gracias Dolores. Muchísimas gracias. Gracias, Enrique por venir el día de hoy. Brenda, muchísimas gracias y felicidades. Que estén muy bien.
ED: Muchas gracias.
BN: Muchas gracias, Adriana.
DR: Es un gusto.
APR: Muchísimas gracias a todos los que nos siguen en este proyecto. Una vez más, gracias al equipo de radio UNAM. Les damos de verdad, de verdad las gracias por habernos prestado este espacio por esta semana que fue maravillosa, maravillosa. Yo soy Adriana Pacheco y no pierdan, seguimos cada episodio, cada semana. A veces dos episodios. En estos casi seis años ya de Hablemos Escritoras nonstop, nonstop es por ustedes, es por reconocer la escritura de escritores contemporáneas y de todos los tiempos. Yo soy Adriana Pacheco hasta la próxima.
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APR: Desgarrador este tema que siempre nos regresa y nos regresa a la mente por todo lo que está sucediendo a lo largo del continente y del mundo en general. La violencia contra las mujeres y los feminicidios tienen que acabarse, esto es una voz sonora que se está sumando cada vez más fuerte. Basta ya. Ni una menos. Muchísimas gracias a Dolores Reyes, Brenda Navarro y Enrique Díaz Álvarez. Hoy nos han hecho pensar una vez más en que estamos unidos en esta lucha en contra de la violencia contra las mujeres. No se pierdan leer esas novelas tan poderosas. Yo soy Adriana Pacheco y les doy las gracias a todos ustedes que nos han estado siguiendo. Hasta la próxima.