Adriana Pacheco: La poeta y gestora cultural Julieta Valero es autora de los libros Los tres primeros años Vaso roto 2019 Mitad Vaso roto 2021, junto con muchos otros que son una verdadera delicia de la poesía y de su larga trayectoria dentro. Hoy tenemos el gusto de recibir esta poeta en las instalaciones mismas de Vaso Roto, en la bellísima bellísima ciudad de Madrid y yo me siento muy honrada con este privilegio. Agradezco muchísimo a Jaennette Clariond y a María fuentes por habernos abierto la puerta para hablemos escritoras.
Yo soy Adriana Pacheco y seguramente van a disfrutar esta maravillosa, maravillosa escritora que se integra hoy a nuestro proyecto. Muchísimas gracias por seguirnos cada semana ya desde hace casi 6 años y por apoyar esta gran, gran plataforma que poco a poco sigue creciendo y atravesando todas las fronteras. Disfrutemos a Julieta Valero.
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APR: Pues el día está empezado y la vida se oye afuera, los coches pasan y bueno, pues estamos en un lugar en donde el tránsito pues es cargado con la gente que viene a visitar una ciudad, Madrid, pues de alguna manera se integra como turista a la vida de la gente que vive acá. Y estamos en un lugar icónico, precioso. Estoy emocionadísima de que Jaennette Clariond una gran gran amiga aliada de hableón, su escritoras María, todo su equipo nos han abierto hoy las puertas de vaso roto. Qué privilegio estar enfrente del parque del retiro con una escritora deliciosa, deliciosa, que ya teníamos mucho tiempo que queríamos entrevistar. Si recordarán que nos están escuchando, dedicamos un mes completo a las poetas de Vaso roto.
Y en ese momento no se pudo, pero ahora bueno, quién me iba a decir que iba yo estar sentada enfrente de Julieta Valero. Muchísimas gracias, Julieta por venir hoy.
Julieta Valero: Muchísimas gracias a ti y a vosotras. Es un honor poder charlar
APR: ¿Tú vives acá en Madrid?
JV: Sí, yo vivo aquí cerca del Parque del Retiro, que es un privilegio, un pulmón maravilloso, una ciudad que como todas las capitales, las grandes ciudades es para mí, más insustituible que invivible, como dice la canción, pero es mi pueblo, he vivido aquí toda mi vida. Nací aquí y mi vínculo con Madrid es complejo y un poco paradójico, como todas las relaciones de mucho amor, pero es mi pueblo, es mi ciudad que no es la más bonita de España, pero es bonita y es una ciudad que ofrece mucho, da mucho, es muy mestiza, muy acogedora. Yo creo que que el patrimonio de Madrid, además de su patrimonio, que no es poco, son los madrileños,
APR: Claro, definitivamente. Y bueno, pues en este complejo Madrid, tú además tienes pues una labor como académica, como catedrática, haces talleres. ¿Qué es lo que haces, cómo te integras en la vida literaria y cultural de esta gran ciudad?
JV: Pues muchos años fui editora, fíjate, yo empecé en el mundo de la edición y mi máster fue por ahí. Después de hacer filología, pero ya llevó, pues, más de 15 años en un trabajo que para mí es muy difícilmente superable, que es el trabajo en poesía. Hago gestión cultural pública, es decir, dirijo ahora mismo la Fundación Centro de Poesía José Hierro, que es un milagro, es una fundación sostenida por la Comunidad de Madrid, nuestro Gobierno regional y por el Ayuntamiento de Getafe, que es un pueblo muy importante del sur de Madrid, muy activo culturalmente. Y estamos allí porque Hierro pasó parte del final de su vida, muy vinculada a Getafe, un tejido muy fértil, un vínculo con mucha gente. Y es una fundación dedicada y esto es lo increíble, desde lo publico a la promoción y la difusión de la poesía en todas sus formas históricas, desde luego contemporánea y por supuesto, la preservación y la conservación y la celebración de la figura de José Hierro que hicimos hace bueno en el 22 fue su centenario y en el 23 está siendo el 20 aniversario de la Fundación. O sea, que es un proyecto sólido y armado. Y yo no vivo de la poesía porque no vive ni siquiera los entiendo los grandes poetas. Es un oxímoro, pero vivo en el entorno de lo poético y eso me permite estar con poetas todo el rato. leer poesía todo el rato. Y es un privilegio,
APR: Qué maravilla, qué maravilla. En algún momento, Julieta, deberías de diseñar un curso sobre cómo empezar a leer poesía. Se ha acercado a Hablemos escritoras, mucha gente que quiere empezar a leer poesía y no tiene ese inicio porque el libro de texto, el libro que nosotros como estudiamos en la universidad muchas veces no le dicen nada al lector.
JV: Ese no vale, ese no vale, pero yo ahora mismo, como es cultura pública sin ánimo de lucro, las invito porque tenemos una enorme programación online. Sí y tenemos, iba a deciros, que la la gran labor fundamental de la Fundación es un centro de formación y de programación de eventos y Hierro quería que se hiciera algo así, un centro de convivencia no jerárquica. Además, en lo creativo y nosotros lo que hacemos es encontrar los mejores profesores con una formación probadísima. La mayoría son filólogos, son poetas, son creadores. Y además tienen, sobre todo, una vocación docente muy profunda. Entonces, pues ahí, desde el Olvido, García Valdés es profesora en la Fundación, Mariano Peirú, Esther Ramón, Olga Muñoz, gente, profesores universitarios, varios de ellos, en fin. Yson talleres a precios absolutamente accesibles, porque como digo, es cultura pública y la mitad de nuestra programación es presencial y la otra mitad online, así que invito a quienes nos escuchen a uno y otro lado del del Atlántico, que echen un vistazo, porque eso que decías, enseñar a escribir es verdad que no se puede enseñar a escribir. La raíz, la necesidad de la escritura, eso es algo sustancial que está en alguien o no está. Pero, ¿cómo articular eso? Y sobre todo, ¿cómo leer y que la lectura se vuelva un abono de lo propio? ¿Cómo armar todo eso? Por supuesto que eso se puede compartir y enseñar. Hay gente que lo hace maravillosamente.
APR: Me parece de verdad una gran idea porque a veces no nos damos cuenta de que ahora ya no hay distancia, ya no hay fronteras, ya no hay muros, todo está ahí cerca, con esta idea también de estar en línea y de estar de alguna manera construyendo una comunidad a distancia, qué maravilla, qué buena idea. Bueno, pues tu trabajo de gestión no te ha impedido trabajar en tu escritura, publicar varios libros y has ganado varios premios por tu escritura. Te felicito. Julieta, se ve la profundidad en tu obra, en tu trabajo y qué bueno que haya ese reconocimiento. Me encanta, me encanta. ¿Cómo es que empiezas tú a escribir, cuál es tu primer esbozo de escritura?
JV: Yo creo que fue María Negroni la que dijo lo de la “Casa de la Infancia es la casa ya del exilio”, en el libro Exilio que precisamente publicó Vaso roto. Yo soy muy vocacional, nunca quise hacer otra cosa. Tuve algún pequeño delirio infantil con la biología y con los animales, que me encantan, y la fotografía y cosas que me llenan mucho, que me interesan mucho. Pero siempre fue medular en mí la escritura. Me recuerdo yendo a la biblioteca de mi barrio, en Argüelles, de un barrio muy cercano a otro parque importante de Madrid. Ir a esa biblioteca muy chiquitita y me acuerdo con la noción de que quería escribir sentida como una manera total de expresión muy pronto, muy pronto. Ahora, de ahí a la poesía, también fue un largo recorrido, hasta que hice Filología, porque era lo que más tenía que ver con esa necesidad. Y luego, como todo el mundo, por intuición, por lecturas, por encontrar gente que te ilumina, pues vas buscando tu lugar.
APR: Claro, y ahorita que estás diciendo que hiciste Filología, estoy pensando en que ayer tuve la oportunidad de entrevistar a Nuria Barrios. Estuvimos en Páginas de espuma, ella estudió en la Complutense, tú también estudiaste la complutense. Ayer tuvimos un evento en donde estábamos con otras personas que también estuvieron en la Complutense maravilloso, maravilloso, estuvimos en la editorial Vervuert, me van a regañar por la pronunciación en alemán, que se supone que debería yo decir bien, esta gran editorial iberoamericana. ¿Cómo fue esta manera de llegar a la filología? ¿Por qué estudiar filología? ¿Dijiste “es lo que más dialogaba” si tú quisieras convocar a alguien a que estudiara filología, qué les dirías?
JV: Pues que para escribir en general y desde algo para escribir poesía o para escribir literatura, hay que tener mucha conciencia del lenguaje, también mucha intuición, mucha visceralidad, pero hay que tener mucha conciencia del lenguaje. Y eso se obtiene en parte estudiando y explorando el lenguaje. Y luego porque, por supuesto, todas las carreras tienen una parte árida amarga que te interesa menos a todos los niveles, también en contenidos, pero cuando estás en las asignaturas o con las personas que te hacen abordar una asignatura con pasión y entrar al espíritu de una época. Yo, por ejemplo, mi primera clase con 18 años fue a las 8:30 de la mañana, Literatura medieval que era durísimo. Bueno, pues la mujer que la recordaré siempre, Soledad Arredondo, se llamaba, qué manera de empezar. Éramos unos niños, nos hizo amar la literatura medieval, nos dijo la primera semana “Solo quiero que leáis El nombre de la rosa, porque tenéis que meteros en la conciencia teocéntrica y en la manera de concebir y de respirar de un sujeto en el siglo X, por ejemplo. Y bueno, cuando alguien te hace conectar de un modo profundo con el lenguaje y con lo que el lenguaje significó en su tiempo histórico, el placer puede ser infinito.
APR: Claro, qué maravilla. Bueno, algo que me parece también muy relevante es que entras a escribir la poesía con esa emoción de decir qué es lo que puedo hacer con estas palabras. El lenguaje es tu herramienta, tu herramienta más importante. Y bueno, ahora tengo acá en mi mano este libro con el que empezaremos nuestra conversación sobre tu obra literaria, pero, estamos hablando de tus inicios. ¿Qué significa para ti la primera vez que Vaso roto te publica un libro.
JV: Pues, para mí fue una sensación, aparte que los libros los editan exquisitamente el cuidado y el trato, pero antes de que eso sucediera yo con Jeannette Clariond, es la primera vez que he sentido tener una editora atenta, respetuosa con la que la carencia y las dificultades se lateralizaban y se hablaba del libro y se hablaba de la vida y se hablaba de literatura. Y me he sentido muy acogida, muy respetada y muy acompañada.
APR: Claro, es tan cuidadosa en su edición y además ha construido una comunidad muy linda de poetas, que eso es muy importante. Bueno, pues Mitad dice “una mujer se cansa por todas” una mujer se cansa por todas, todas nosotras incluidas en el cansancio de una sola. Qué maravilla me emociona la universalidad, el sentido de comunidad, de solidaridad que crea este libro. Además, me emociona porque pones a la figura de la mujer en el centro del libro y eso es muy valioso. Cuéntanos ¿qué fue para ti escribir Mitad? ¿De dónde viene Mitad?
JV: Uf Mitad es un libro, yo creo que es el libro más difícil para mí de escribir, sobre todo por su vínculo con lo personal. Es un libro que habla realmente de una pérdida, de una pérdida, de una separación y de reorganiza desde lo orgánico hasta lo mental, hasta con los hijos, un ser humano, cuando eso sucede. Esa condena en un sentido más general y universal de escisión que de una u otra manera, tenemos los seres humanos. Por eso Mitad, cómo se tiene que renunciar tanto en el exterior de la vida pues a compartir todo el tiempo del hijo cuando uno se separa y tiene custodia compartida, son cosas que le ha pasado a mucha gente, que nos ha pasado a mucha gente e internamente también, por ejemplo, para una mujer lo duro que es con el mandato de presencia y el peso y la importancia de la maternidad, y todo esa educación en torno a la necesidad de sostener que hemos tenido, y esa construcción del yo absolutamente ligada a nuestra responsabilidad como madres. Lo difícil que es recomponer eso y volverlo a iniciar de un modo digno con el hijo, con la vida. Entonces es un libro que habla de pérdida, pero también habla del inevitable, doloroso y también hermoso renacimiento que toda pérdida implica, porque la vida sigue, porque el amor tiene que seguir siendo y porque hay que respirar y levantarse y amar la vida que uno tiene.
APR: El libro está dividido en Frontal, Cuerperio, Mitad, Coda
JV: Cuerperio porque es un poco juego con puerperio, con el postparto inmediato.
APR: Sí ¿y cómo lo concebiste, por qué frontal?
JV: Frontal porque en esa primera parte la voz poética confronta de una manera muy desnuda, muy áspera el final. Yo creo que todos hemos vivido algún final, alguna vez seguro, amoroso o casi todas las personas y hay un momento en el que por muchos velos de miedo de imposibilidad, hay un momento en el que tienes que mirar de frente el final porque es un hecho, porque es así. Entonces comienza con esa frontalidad y el verso en ese sentido, yo he escrito siempre, creo, que un tipo de verso más protuberante con más imágenes es un tipo de escritura que para mí era muy distinta de mí misma, porque es un verso muy despojado, muy desnudo, muy de lo que hay. Como dice Olvido García Valdés, de lo que hay y no otra cosa. Esa es frontal, afrontar.
APR: Claro.Tu escritura en este libro especialmente es muy breve. Recurres a la brevedad que obviamente es un reto. Tienes que concentrar más el lenguaje y hacer más énfasis en la manera que lo estás usando. Platícanos un poco acerca de tu técnica de escritura en general, en Frontal se ve de esa manera muy particular en otros de tus libros lo veremos que es distinto, no?
JV: Sí, ese libro Mitad, como te comentaba, tiene ese despojamiento del punto de partida porque atraviesa un acto vital y también a nivel reflexivo como es la pérdida, que necesita, bueno, pues como el árbol, dejar que todo caiga; quedarse sin hojas. Entonces en términos del lenguajes, eso que decías muy bien, esa condensación expresiva donde se eliminan imágenes, donde se trata de traer al texto exclusivamente lo que el cuerpo que es su alma, es decir, el todo de quién habla y percibe y siente y sin ningún tipo de oropel, pero al mismo tiempo con toda su capacidad de expresión de cuestiones emocionales muy complejas. Entonces ese juego entre despojar y a la vez condensar la expresividad, que es difícil ese trabajo.
APR: Y pensando de despojar, te despojas mucho de la puntuación en este libro. Juegas mucho con la puntuación, eso hace que el ritmo sea muy fragmentado, muy cortado, vanguardista incluso en algunas partes, podría decir. ¿Tienes alguna idea o te gusta de alguna manera jugar con la puntuación? ¿Con algún propósito?
JV: Sí, no es un juego, es una propuesta generativa para el lector. Yo en general confío mucho como lectora, busco propuestas que me permitan un margen de generación a mí, de generación, la poesía, la poesía muy figurativa, muy cercana a la función de la prosa y sobre todo muy experiencial, me interesa poco porque no me deja margen. Me interesa una poesía que admita un elemento muchísimo más explorativo y de riesgo en el lenguaje, leerla y hacerla. Entonces, en este libro, ¿por qué no hay puntuación? Porque cuando una persona está atravesando un tránsito de pérdida tan fuerte, primero el lenguaje no es ordenado, no es sintácticamente perfecto. El lenguaje es también una búsqueda, un balbuceo hacia afuera, hacia la fuera de la vida, un entenderse y que me entiendan. Cuando alguien está muy roto el lenguaje, yo creo que no puede no trasladar esa fractura y de ahí esa puntuación, que, como bien decías, permite un margen rítmico interpretativo en el lector hay muchas fragmentaciones del verso donde se puede jugar según cómo termine un verso y cómo empieza el siguiente. Con el sentido se rompe ahí un sintagma y el lector lo puede armar según la respiración y el ritmo que le esté dando, y puede significar, como en 2 direcciones. Sí esa lectura también es buscada.
APR: Sí, apelas a un lector inteligente,
JV: Sí, pero que busque un grado de placer y un grado de responsabilidad, de generación propia y de significación propia.
APR: ¿Quieres leernos para que escuchemos precisamente este contraste, de este ritmo, que sí tiene la puntuación o lo tienes, pues empecemos con esta parte de Mitad.
JV: Qué clase de soledad estaremos inoculando
me digo, será el helio del turno del amor; me dice,
para fijarme: te quiero mucho, mamá.
Se firma el ras de la hija
Sin mano, en entrega neta, y aún así.
APR: Este es un libro que me ha acompañado desde que estuvimos preparando la primera entrevista y siento que mitad además se mete en este diálogo esta conversación de toda esa escritura de la maternidad y del maternal que ahora es tan fuerte y tan poderosa. Así que muchísimas felicidades. Y antes de este libro viene los tres primeros años. Cuéntanos sobre Los tres primeros años, también publicado por Vaso roto, este en el 2019.
JV: Bueno, pues ese es un libro sobre la irrupción y la crianza, la irrupción de la vida, la crianza y también un libro que habla mucho de los huecos, el hueco que una mujer hace físicamente y que hace en su vida y en su circunstancia para acoger al hijo. El hueco identitario, cómo te desplaza de tu línea de realización, el hueco en tu vientre. Es decir, cómo un hijo es, yo creo, el acto más político del mundo. Traer un hijo al mundo más creativo del mundo, pero todas las dimensiones, mucho la política de tener un hijo también se recorren ahí. Quiero decir, a una mujer creadora lo primero que se le dice y que a mí algunas amigas me dijeron cuando les dije que estaba embarazada es “Uf, ahora la escritura en fin…” y yo años después, elaborado ya todo esto, me indignaba y lo he hablado con ellas y decía “¿Pero os dais cuenta de qué transmisión de un machismo feroz? Quiero decir, si hay un acto creativo en la vida que potencie, que abra que impregne que estalle dentro de un ser humano hacia el afuera es traer una vida. ¿Cómo se nos lastra a las mujeres creadoras y se nos dice que eso ya es incompatible? Bueno, es duro, es dura la crianza físicamente muy dura, lo sabemos, pero es una energía de vida que si la sociedad te ayuda, porque también desde el Gobierno, con las ayudas y con las opciones prácticas, hasta tu compañero o compañera del entorno familiar, si se le da el valor, el respeto y la importancia que tiene para toda la humanidad que una mujer traiga un hijo al mundo, pues se puede vincular que se pueda seguir realizando, pueda seguir siendo quién es, entonces es un libro que habla desde la física del bebé, está llena de bebé, de niña de lenguaje, del nacimiento, del lenguaje de esa recomposición de la mujer y esa autorreinvención para seguir siendo quien es y siendo la madre que es todo eso.
APR: Qué maravilloso. Qué maravilloso. Me encanta lo que estás diciendo. Sí es cierto, necesitamos esos espacios, nada más para que podamos ser madre, profesionista y todas las cosas que queramos ser sin que uno cancele lo otro. Y bueno, además empiezas no nada más desde el hecho de la maternidad, sino en el momento en que el cuerpo de la mujer se convierte en algo que ya puede recibir a un niño que es el momento de la menstruación, Y ahí es en donde cambia. Acabo de ver una película que se llama algo así como God are you there? y es precisamente de esta niña que está esperando ese momento de la menstruación con otras niñas y como cada una de ellas lo recibe de manera distinta. Platícanos un poco acerca de esto y de quién fue —y tal vez no lo tenías— ¿Quién era tu lector o imaginado, lector de un libro así?
JV: Sí, es que la menstruación, como la maternidad —menos en un abstracto y más en concretamente el embarazo, el parto, el puerperio— es uno de los hechos más importantes o el más importante para el conjunto de los seres humanos, es la preservación de la vida y, muy paradójicamente, esos temas no son centrales o lo están empezando a ser ahora con la revolución feminista, que creo que es lo más importante que le ha pasado n los últimos siglos, pero es una paradoja inasumible. Quiero decir que todo ser humano, hombre o mujer viene, venimos de ahí, entonces son temas que nos explican que nos dimensionan en lo colectivo y en lo individual a hombres y a mujeres. ¿Cómo no hablar de ellos? ¿Cómo no explorarlos, cómo no compartirlos? Por eso yo creo que el foco en la mujer y en todos sus conjuntos, que es decir al mismo tiempo en la humanidad, en los hombres, es decir, la vida y la generación de la vida, apuntan a todo. Somos ese todo, no ¿cómo no habvlar de ello?
APR: Si uno contrasta este libro, Los 3 primeros años con Mitad, tu escritura es completamente distinta. Acá tienes incluso esta poesía más en prosa. Estás trabajando muchísimo con la estructura de los versos. Platícanos ese cambio de un libro a otro, de esa voz de la brevedad que viene en Mitad, con esto más extendido que son Los 3 primeros años, de esa fluidez como poeta.
JV: Ese libro es anterior, el que corresponde a esos 3 primeros años de crianzam a esos 3 primeros años de reinvención ontológica de la mujer. Es decir, tener un hijo te redimensiona las nociones de amor, de tiempo, de espacio, de vida, de muerte, de miedo. O sea, el miedo se conoce cuando se tiene un hijo, entonces es una escritura mucho más cargada, enriquecida, variada en formatos que ese libro por el que hemos empezado mitad, que es posterior y que habla de una pérdia. Es un libro donde aparecen diversos tipos de textos, incluso un diario. Lo que se trata con todo ello es reflejar esa multidimensión del hecho de ser madre, de continuar escribiendo, de volver al mundo. Por ejemplo, hay poemas que cantan a la niña, en este caso a la hija. Hay poemas que traen a la hija y esto sucede mucho con el lenguaje balbuceante y con el proceso de asistir al nacimiento del lenguaje, otra vez que para alguien que se dedica al lenguaje como es mi caso a devolver ver eso ya como adulta, como el lenguaje sucede en un pequeño cuerpo hasta se pleno. Pero hay textos también que traen noticias de periódicos porque después de esa sustracción que parece una especie en parte de lógico secuestro del cuerpo, cuando estás los primeros meses de crianza, los primeros tiempos estás muy replegada en el bebé en el nido, cuando vuelves al mundo y también ves de un modo como genésico, igual que el lenguaje, el mundo lo vuelves a ver, cuando vuelves a las noticias a la calle, a la vida a dureza, la violencia vuelven a ser, digamos que has perdido muchas protecciones, las has perdido y ya no te vale ni tienes que volver a relacionarte de una manera reeditada con ese mundo tan violento donde donde estás en la cama con tu bebé, con tu pareja y eso es puro amor, protección y sales a un mundo donde sufre de todas las formas, de lo terrible no? Y las tenemos cotidianizadas en muchos casos. ¿Cómo casar todo eso? Bueno, pues es este libro recorre todo eso y como te comentaba también mucho la dimensión política de la gestación de la vida como eso no se acoge, no se cuida, no se respeta de entrada. Yo no digo sacralizarla porque creo que la sacralización es buena, en general, ni la idealización, pero ponerla en un lugar central de la sociedad y de las protecciones y del cuidado colectivo creo que es un camino que tenemos que recorrer y que exigir.
APR: Sí, cierto, cierto, es urgente, es urgente. Y bueno en el 2021 das un salto enorme porque entras a la narrativa. Te vas a la narrativa y ese tema también del amor y del desamor. Y bueno, me pareció algo muy interesante que has dado varias entrevistas, sobre todo lo que es tu obra, pero como que siempre visualiza uno a Julieta Valero como poeta. ¿Qué fue para Julieta Valero entonces volverse una narradora?
JV: Yo creo que empecé como narradora, quiero decir cuando te hablaba de esa niña que iba a la biblioteca del barrio, empecé naturalmente, porque la poesía es algo menos accesible, como más lejano, la narrativa es social. Todo está muy impregnado de narrativa. Yo empecé por allí y de hecho, yo empecé a escribir poesía tarde, después de haber hecho filología, después de haber escrito bastantes cosas, pero no había encontrado mi lugar. Yo tuve una sensación que me cambió la vida y recuerdo el día que escribí el primer poema como adulta, quiero decir, había escrito esos pininos, impresentables, balbuceos, pero el primer … era verano la primera vez que escribí un poema y que fue algo que me atravesó, de repente, una relación con el lenguaje, que era la que había estado buscando toda mi vida, fue algo que incluso he organizado mi vida profesional en torno a eso. O sea, fue algo sustancial y muy intuitivamente encontrado. Y así paso. Entonces mi relación con la narrativa era anterior a la poesía, pero estaba latente, el encuentro con la poesía fue tan brutal, tan necesario, ocupó todo tanto felizmente, pero quedaba esa necesidad de explorar la narrativa. Y bueno, pues sucedió por estricta necesidad, de repente empecé. Yo escribo muy de muy temprano, me levanto, me robo tiempo a mí misma, como toda mujer que trabaja y que cría, pues me robó tiempo a mí mismo y para mí el amanecer es lo más productivo y ese silencio es estar como fuera del mundo. Y empecé a necesitar escribir, salía prosa, que yo creo que la materia bruta de lo que uno lleva dentro trae un ADN y lo que tú que haces es identificarlo, pero trae como una un tipo de tensión, un tipo de funcionalidad interna en el lenguaje, un tipo de ritmo, de respiración, de búsqueda del otro que va por un lado, que va por otro o que va de un modo híbrido. Pero bueno, y yo tenía, me apetecía también mucho escribir narrativa, empecé a tener una tensión enorme, una necesidad enorme de escribir narrativa que no me ha abandonado y que está ahí conviviendo con la poesía desde hace ya años.
APR: Pero además se fuiste con todo con el tema no, en este libro me parece de verdad, o sea, un libro tan fuerte como profundo y me llamó muchísimo la atención lo de el juicio sumario de Guatemala, porque si bien es cierto que se sabe del genocidio que sucedió en Guatemala, nosotros en la Universidad de Texas en Austin tenemos muchos de los documentos sobre este genocidio, poco se ha hablado de él y poco se sabe. Ahorita, quienes nos están escuchando, estamos conversando con Julieta Valero, si nos oyen hablar sobre un genocidio en Guatemala, muchos preguntaran así ¿por qué?
JV: Bueno, biográficamente porque mi padre era militar de carrera. Él tuvo una evolución política y al final fue bueno, muy pronto, pero viniendo de un mundo muy conservador, se metió en la lucha clandestina dentro del ejército contra el franquismo. Fue represaliado, encarcelado, en fin. Y el resto de su vida —que fue la mayor parte de su vida— al final el ejército le repuso su honor con la democracia en España, el Grupo eran los militares de la UMD, que en su día fue algo muy importante aquí. Cuando él regresó, estuvo muchos años viviendo en Venezuela buscándose la vida porque le habían quitado su carrera. Él era militar desde pequeño, desde la escuela de Estado Mayor. Él empezó a tener mucha conciencia política. Se fue a Venezuela, tuvo mucha relación con Latinoamérica, volvió a vivir a España y en un momento dado, cuando se celebra el juicio para ajustar cuentas y responsabilidades con la dictadura de Ríos Montt, sobre todo no, porque en Guatemala hay una guerra civil, pero el genocidio brutal y como muy concentrado en el tiempo es en los primeros 80 con Ríos Montt y su Estado Mayor. Y él siempre estuvo muy comprometido, muchísimo con todo este tipo de causas y era militar profesional. Entonces le pidieron que fuera perito militar en ese juicio. Entonces yo hablé mucho con él, fueron años y años de trabajo. Fue una cosa muy dilatada en el tiempo, como son estos procesos judiciales con cosas tan complejas y pues el sumario que está publicado. Y una vez publicado, ahí aparecían los testimonios directos de todos los campesinos mayas que sobrevivieron. Entonces supe a través de esos años con mi padre que es un genocidio paria, como decías entre los genocidios, porque lo que sucedió con las dictaduras latinoamericanas en Argentina, en Uruguay, en Chile, numéricamente es incomparable. Quiero decir, aquí se calcula que como mínimo asesinaron entre ellos muchísimas mujeres y niños, 200,000 personas mínimo. De un modo, con una crueldad y un tipo de ensañamiento, y mira que Latinoamérica fue un continente que en esa época fue terrible lo que sucedió con todas las dictaduras y la violación de los derechos humanos. Entonces a mí me impresionó muchísimo y en esos documentos de trabajo estaban las declaraciones directas reales de supervivientes. Y a mí me pareció, entró, es algo lo que te decía, ese ADN es la materia de lo que yo tenía que contar, entró todo esto. Yo tenía que que contarlo. Y bueno, está Niños aparte. Este libro es una historia contada en cinco cuentos con personajes compartidos, porque de un modo poliédrico arman la historia en uno de de estos dos se cuela por una serie de vicisitudes narrativas, se cuela esta historia y los testimonios directos. Me parece que aunque sea terrible, incluso puede parecer morboso, pero es que lo que es impresentable es no hacerlo. Tenemos como que no deshumanizarnos con lo numérico, es que lo numérico es muy importante, es que el individuo eso sí que es sagrado y sustituible: el individuo. Entonces eran los pobres entre los pobres, Centroamérica, que es una de las Américas más castigadas. Y bueno, como sucede ahora con la fosa del Mediterráneo y los inmigrantes, o sea, no podemos mirar con ojos funcionariales lo que pasa ahí, porque cada persona, cada susahariano que ayer salió otro cayuco que había llegado y lo ves las condiciones con las que llegan. Podemos dejar de ver a la tragedia individual que hay en cada uno de esos, de esas noticias, por lo menos saberlo es lo menos que merecen los seres humanos que lo viven.
APR: Que se sepa, claro, lo menos, no normalizarlo, como que ya es parte de lo cotidiano, parte de nuestro día a día. Pues de verdad tu obra maravillosa, me da muchísima tristeza que no tengamos más tiempo porque hay mucho, mucho que hablar, sobre todo porque tienes colaboraciones en antologías colectivas, has escrito también ensayo. Obviamente de tu poesía hay muchísimo más que decir. Pero para cerrar esa conversación, Julieta, compártenos, en qué estás trabajando ahora ¿Con qué nos vas a sorprender pronto o no tan pronto porque con la escritura nunca se sabe?
JV: Pronto pues tendrás que consultar si se puede contar. Pues fíjate tú qué cosa tan humilde es la poesía per se, pues hay un libro cerrado y entregado a Vaso Roto, que es mi editorial. Y estoy trabajando en una novela hace ya, pues unos cuantos años ya, en un proyecto de narrativa para mí, ambicioso. Cuando digo ambicioso es porque personalmente es un reto, Y bueno, pues en el alambre cada mañana, una mula total con miedo, pero con esa necesidad de escribir, qué es lo que nos lleva, no, a ponernos ahí cada día.
APR: Claro, Claro, Claro. Qué maravilla, pues qué privilegio haberte tenido hoy en Hablemos escritoras. Julieta, muchísimas gracias. Y ahora sí está el Sol en pleno, el día empieza,
JV: El sol madrileño.
APR: Qué privilegio estar acá. Vamos a seguir tu obra, todo lo que venga felices. Y felicidades para Vaso Roto. Muchísimas gracias a Jeannette Clariond y habernos recibido hoy en este espacio. Muchísimas gracias, Julieta.
JV: Gracias a vosotras.
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Pues qué delicia, qué privilegio disfrutar la poesía de esta manera con escritoras como Julieta Valero. Muchísimas, muchísimas gracias a ella. Gracias a Jeannette L. Clariond. Gracias a María Fuentes y a todo el equipo que integra Vaso Roto, una editorial que de verdad no se pueden perder. Gracias también a todo el equipo que hace posible Hablemos escritoras. Habemos muchos atrás de este micrófono: Fernando Macías Jiménez en la edición de audio, Christian Josephi, edición de Podcast, Brenda Ortiz y Andrea Macías Macías en administración y social media y a todos nuestros otros colaboradores que siempre están pendientes de traer algo nuevo, para este micrófono. Yo soy Adriana Pacheco y siempre es un gusto recibirlos en este micrófono, nos escuchamos en el próximo episodio.