Adriana Pacheco: Seguimos dando la bienvenida a este nuevo año 2024, en donde vendrán muchas cosas buenas en Hablemos, escritoras. Nuestros mejores deseos para todos los que nos siguen y nos escuchan, qué gusto haber creado y seguir creando esta comunidad. El día de hoy empezamos con este episodio maravilloso, con una poeta entrañable, Sonia Betancort. Con ella damos la bienvenida también a Vaso Roto en una edición muy especial en donde fue grabada dentro de las instalaciones de esta magnífica editorial. Muchísimas gracias a Jeannette Clariond y María Fuentes por hacer posible este encuentro. Yo soy Adriana Pacheco y los invitamos que este nuevo año nos sigan en las redes, se suscriban a nuestro newsletter, y vayan a nuestra página web para que vean la magnífica cantidad de escritoras que estamos recomendando, así como sus libros – tenemos ya más de 2000 títulos. Síguenos también en las plataformas de audio y no dejen de visitar nuestro canal de YouTube, en donde tenemos presentaciones de libros. Bienvenidos, que disfruten este episodio.
Sonia Betancort es nuestra primera escritora nacida en Santa Cruz de Tenerife. Es licenciada en humanidades y doctora en literatura por la Universidad de Salamanca. Centra sus investigaciones en las literaturas hispanas contemporáneas en interactividad y pretexto literario y transmedia. Les encantará escuchar sobre su poesía y sobre su gran trayectoria…
Desde la ventana de este lugar se ve el Parque del Retiro, un lugar totalmente icónico en la hermosísima ciudad de Madrid y es un privilegio que con la excusa de venir a LIBER, que es una feria tan impresionante – de verdad estoy muy, muy impresionada de lo que están haciendo – he tenido la oportunidad de llegar a las instalaciones de Vaso Roto y de ver todas las bellísimas portadas, los colores blanco y rojo, todo el detalle, todo el cuidado que Jeannette Clariond, María Fuentes, todo su equipo han hecho una verdadera labor que me emociona y me conmueve. La sorpresa es que, además, con toda su eficiencia, con toda su eficacia, con todo el trabajo que hacen, hoy están haciendo posible que yo converse con una poeta totalmente deliciosa, una escritora que me dejó encantada. Tengo aquí frente a mí, a Sonia Betancort, estoy encantada. Gracias Sonia por venir temprano, cuando todavía ni siquiera había salido el sol.
Sonia Betancort: Es verdad. Muchísimas gracias por este espacio, este ratito y este privilegio despertarnos y tener esta posibilidad de compartir poesía a primera hora de la mañana. Es el mejor desayuno que hay.
APR: Qué lindo, me encanta. Tienes toda la razón, que sí, qué privilegio poder desayunar poesía y con una poeta como tú. Tú eres la primera escritora que tenemos en el proyecto nacida en Tenerife. Eso me emociona. Cuéntanos de tus orígenes, cuéntanos de Tenerife. Yo nunca he estado ahí.
SB: Sí, Las Islas Canarias. Son hermosas, que voy a decir ¿no? Yo nací en Tenerife y me crié en La Palma, así que tengo un amor profundo por las dos islas y por todas en realidad. Creo que el ser canario, el estar vinculado con Canarias, con la insularidad, te ponen el mundo de una manera muy especial. También la orografía de las islas: me preguntabas por Tenerife, tiene el pico más alto de España entonces esa altitud, también ese contraste con el mar que todo lo rodea, creo que eso nos vincula con la poesía de un modo muy particular. Es esa encrucijada maravillosa tener la posibilidad de ser de un lugar tan hermoso al que siempre se puede regresar y del que también uno puede marcharse, porque yo llevo muchos años viviendo fuera de ahí. Pero esa posibilidad de encontrarme con ese lugar siempre y vincular mi esencia con el es un privilegio también. Tanto que hablamos de privilegios esta mañana. Ese es uno, desde luego.
APR: Claro, y, además, aunque estés lejos físicamente, de alguna manera siempre está presente y los recuerdos regresan y las anécdotas y los amigos y los cariños. Qué maravilla, tenemos que ir a Canarias y visitar ese lugar tan hermoso. Tú vienes de un perfil muy interesante con unas intersecciones muy interesantes que ahorita platicaremos sobre esto, pero quisiera empezar antes con algo que me llamó mucho la atención, lo de la Cátedra Camilo José Cela de Estudios Hispánicos. Con ese nombre ya todo lo que dice. Cuéntanos un poco para quienes no saben acerca de qué hace esta cátedra y qué hacías tú ahí.
SB: Pues ya llevo unos años, desde el año 2012 trabajo en la Universidad Camilo José Cela aquí en Madrid. El fundador de esa universidad el primer, digamos rector honorífico, fue Camilo José Cela. Dentro de las distintas áreas de configuración y la relación que hay entre Camilo José Cela en la universidad, una es especialmente la creación de esta Cátedra. Es una cátedra de estudios hispanos, hispánicos donde trabajamos desde la filología hasta distintos aspectos de la literatura contemporánea vinculados con Camilo José Cela, pero con una mirada panorámica muy amplia. Por ejemplo, los últimos trabajos que yo he publicado en el ámbito de la cátedra son la vinculación de Camilo José Cela con Hispanoamérica, sus viajes a Argentina, a Colombia, a Venezuela. Así que hay como una mirada muy política de un escritor que desde luego lo era y se hacen muchísimas actividades. Hay también un concurso literario de cuentos para jóvenes estudiantes de universidad y de secundaria. Se hacen muchísimas reuniones, congresos, se publica un anuario, una revista. En fin, es una cátedra muy activa que funciona además con muchas vinculaciones académicas con España y también con universidades extranjeras. Así que es una suerte también estar allí, la verdad.
APR: Es que, además, esta fuerza que hay en España de toda la literatura y todas las instituciones, organizaciones, los grupos que se van convocando están en diálogo, es maravilloso, es fascinante, de verdad que sí. Dentro de esto que estás haciendo, obviamente vas a tener también tu función administrativa y dar clases y organizar eventos, pero te has metido en el campo digital y te has metido en campos que son más como que del siglo 21 y que de alguna manera te acerca a las nuevas generaciones. Platícanos de ese aspecto, ¿cómo llegas a lo transmedia y a todo lo que tiene que ver con digitalización del arte?
SB: Pues es un campo que me interesa muchísimo. Empecé a trabajar en el año 2014 en el mundo digital, creando un pequeño proyecto de literaturas interactivas en mi universidad. La idea inicial era aprovechar precisamente la tecnología para acercarnos a la biblioteca de los escritores. Entonces lo que hacíamos es conectarnos con sus casas y ellos por pantalla nos mostraban su biblioteca. Podían estar estos escritores en cualquier lugar del mundo entonces siempre la primera pregunta era escritor X o I, ¿nos recibes en pantuflas? Nos vamos a tomar un café contigo, ¿cómo es tu biblioteca, tu casa? Entonces, bueno, eso es hermoso, porque estar en un aula con 50 o 60 estudiantes que tienen la oportunidad de entrar en la casa de un escritor y poder trabajar con su obra, aunque sea a la distancia, de una manera tan real, tan cercana y hacer interpretaciones de ese escritor, fue un proyecto realmente que disfrutamos muchísimo, precioso. Después, a partir de ahí, ese desde el punto de vista, digamos educativo, que la tecnología te abre esa puerta de conexión con la escritura de una manera muy potente. Luego, también desde la investigación, lo último que he hecho lo hice en Georgetown en una estancia de investigación. Allí estuve estudiando cómo el mundo del videojuego, las aplicaciones, la inteligencia artificial toma la obra de Borges, la transfiguran y la convierten en desde videojuegos hasta generadores de caracteres, plataformas donde sus cuentos aparecen revisitados transformados en una experiencia interactiva. Está, yo creo, generando modos de lectura, de acercarnos a la lectura también diferentes, todavía en una expansión y en una conexión con una realidad que yo no atisbo a ver del todo, pero que ofrece muchísimas posibilidades que, si sabemos aprovechar desde un punto de vista positivo, creo que pueden generar también huellas interesantes para la escritura.
APR: Ayer contaban en uno de los paneles en LIBER una iniciativa muy interesante sobre tener El Principito en videojuego, también Alicia en el país de las maravillas, pero que además tiene las instrucciones suficientemente largas como para que los que están jugando tengan que leer. Entonces no nada más es jugar, sino es desarrollar esta lectura, entonces me llama la atención.
SB: Con Borges pasa eso, en un videojuego que hay sobre su cuento La casa de Asterión. En realidad, es la narrativa, es la del cuento y hay un momento en el que el videojuego te hace saltar a la narración de Borges. Es decir, que en realidad el videojuego que suele tomar literatura, no todo, pero hay un videojuego narrativo que toma la literatura y es una invitación a leer también.
APR: Claro. Entonces tú dirías que todos estos desarrollos de plataformas digitales de alguna manera están motivando a la gente a leer, pero, por otro lado, están cambiando un poco lo que es la escena de la literatura hispanoamericana contemporánea, ¿no?
SB: Sí, creo que es un poco controvertido. Por una parte, creo que tenemos la posibilidad de que la literatura y la lectura sean mucho más expansiva, pero también es cierto que cuando no tiene ese objetivo es un instrumento de distracción y de dispersión que muchas veces más que llevarnos a ahondar en la lectura, nos lleva al salto de página, que, por supuesto es uno de los derechos del lector. Ya lo decía Daniel Pennac, el derecho a saltarse páginas, pero que a veces en detrimento de la profundidad genera una un tipo de lectura que es tan instantánea que tenemos la sensación de que siempre estamos pasando otra cosa. Entonces, creo que es un poco controvertido que todavía está por verse.
APR: Claro. También vienes de las artes escénicas. Platícanos sobre eso.
SB: Sí, bueno, eso es un espacio muy interesante para mí, muy emocionante también. La verdad, no he tenido mucho tiempo de dedicarme a ello porque el mundo académico y el mundo de la escritura representan algo tan axial en mi vida y tan cotidiano en el sentido de que es una profesión estable para mí, constante, como respirar diría. Entonces al final hay otros espacios que quedan en segundo plano y este con mucha pena lo digo, pero ha sido así, siempre ha estado ahí un poquito rezagado. Pero la verdad es que es maravilloso haber tenido la posibilidad de estudiar teatro con maestros impresionantes en Buenos Aires, por ejemplo, con Julio Chávez o aquí en Madrid, con Juan Carlos Corazza, y acercarme a la interpretación desde un punto de vista muy investigador, muy vinculado con el mundo de la poesía. Siempre he vinculado la literatura con las artes escénicas, cuando estaba estudiando y después. He tenido la posibilidad también de conocer a muchísimos actores, directores de teatro, que eso yo creo que me han dado a mi formación una mirada diferente en muchos aspectos. Uno a la hora de estar en el aula, porque cuando los profesores estamos ahí delante de tantos estudiantes captando su atención o no, pero mostrando, intentando contar una historia, hay algo de la dramatización que naturalmente sale, más o menos, depende mucho del profesor. Y luego, por otra parte, creo que es una actividad como que te obliga mucho a estar presente, a estar en el aquí, en el ahora conectado con lo que está pasando, es un modo de responder todo el tiempo a ese presente y creo que tanto el aula como la escritura. Sobre todo, o para mí, la poesía tiene mucho de eso, de poder estar presente, conectado con esa tarea tan bonita que a veces es un esfuerzo, a veces es un alivio, a veces es un sufrimiento, a veces es una alegría. Para mí conecta mucho la escritura también con todas las artes escénicas.
APR: Qué maravilla, qué bonita respuesta y la emoción de, además, entender estos diálogos y poderse meter de lleno en ellos: es escribir con el cuerpo y el cuerpo que está dentro de la misma escritura, maravilloso. Bueno, ahora que estamos conversando, estoy viendo que nosotras tenemos ahorita los colores de Vaso Roto. Estamos vestidas blanco y negro y todas las portadas bellísimas que nos rodean ahorita pues son también en blanco y negro, con ese rojo tan delicioso, tan sensual que tiene esta editorial. En mi mano tengo un libro preciosísimo que se llama La sonrisa de Audrey Hepburn y una de las cosas que me llamó la atención de este libro entre muchas, es pensar desde lo cinematográfico, interseccionar esto con la poesía, haciendo énfasis en algo muy interesante que siempre se ha hablado, que es la sonrisa, la sonrisa desde el punto de vista de la emoción, pero también desde el punto de vista visual. Nosotros vemos a la gente sonreír para muchas cosas, no siempre para felicidad. ¿Cómo surge este libro? ¿Cuál es la idea de este libro publicado por Vaso Roto en 2010?
SB: Pues este es un libro que surge, por supuesto, de una necesidad muy vinculada con mis actividades dentro de las altas escénicas y también del azar en un momento en el que yo estaba en Buenos Aires estudiando teatro y aparecía Audrey Hepburn todo el tiempo. Personas me hablaban de ella, se cruzaba alguna escena de alguna película, comenzaba también a ver películas de ella porque empecé a hacer tener una vistaje muy largo de un montón de películas de los años 50 y 60 clásicas, y ella aparecía por ahí y todo me fue llevando a ella. Entonces dije, ¿qué pasa con esta mujer? Y fue un momento en el que Audrey Hepburn empezó a aparecer aquí en España de manera además muy fuerte, aunque yo no viví aquí cada vez que venía de viaje la veía en los bolsos de las chicas, los pendientes, las tazas, estaba cuadros, muchísimos cuadros y fotografías, entonces decía ¿qué está pasando? Con el tiempo me he dado cuenta de que allí estaban pasando muchas cosas vinculadas con la mujer, con este cambio de paradigma que luego daría Hollywood a raíz de todas estas cuestiones que hubo con temas de abusos y maltratos. También era relacionado con cómo la mujer, y la visión que iba ocupando la mujer, iba también presentando aristas nuevas en las que ya no estaba tanto el icono, o la búsqueda de esa mujer voluptuosa de los años 50, o la femme fatale de los años 60, sino que de repente se ponía la mirada en alguien que era icónica desde la elegancia. Lo que yo descubrí al investigar sobre ella y su elegancia es que su elegancia era principalmente espiritual, y esto fue lo que ya me hizo ver que tenía que escribir sobre ella porque era una elegancia diferente, acercada a una profundidad y un amor por el arte que convocaba precisamente una sonrisa mágica, profunda, luminosa, nacida de esa alquimia que ella hizo con muchísimas cuestiones oscuras que pasaron en su vida. Entonces me pareció un ejemplo, una líderesa espiritual. Me pareció alguien deslumbrante y creo que fruto de esa luz es que nace el libro, de constatar esa capacidad maravillosa que tenemos todos los seres humanos a través del arte y a través de otros caminos de transfigurar la realidad más terrible y convertir la luz. Creo que la poesía hace eso, y claro de ella, recordamos esa sonrisa maravillosa en la pantalla que lo iluminaba todo y que detrás escondía un trabajo interior de reconocimiento, de aceptación y de luchas muy, muy profundas.
APR: Ahora, por otro lado, el de coger todas estas imágenes desde lo literario, pues tienes que buscar mucho la cuestión estética. ¿Cómo vas a construir esas imágenes? ¿Cómo vas a darle el énfasis a la sonrisa, a la violencia, a las situaciones que de alguna manera te van a poner a pensar en el personaje, pero desde la palabra, desde lo estético? Y estás usando muchas metáforas precisamente en el libro que hacen este énfasis a la mirada que ve la sonrisa y ver las cosas desde alguna manera, es una experiencia, porque la vista es el sentido de esa experiencia que tienes que explorar, muy visualmente, ¿por qué? Porque es como vemos, con imágenes, con colores. De alguna manera la sensorialidad de tu libro me hace pensar en otras miradas que hay en la literatura que siempre tenemos a ese que nos está observando. Cuéntanos acerca de esta experiencia de estar construyendo a partir de metáforas ¿a quiénes estabas leyendo mientras escribías ese libro?
SB: Bueno, primero tengo que darte las gracias por una lectura tan inteligente, porque realmente qué bonito lo que has dicho de la mirada, pensaba en muchos elementos visuales que tiene el libro y cómo los trabajé. Muchas gracias, Adriana. La verdad es que hay una imagen muy potente que yo capturé de una lectura que no era poética en sí, es una biografía sobre Audrey Hepburn que escribe Donald Spoto, un biógrafo y teólogo de Hollywood. Él escribe una biografía muy profunda, muy interesante, donde yo pude conocerla mejor y termina esta biografía contando que cuando Audrey muere en su lecho de muerte, ella muere con una sonrisa y una pequeña lágrima en el rabillo del ojo. Entonces cuando yo leo esta imagen, que al final es una imagen, la recreo en mi mente y dije, esta va a ser la secuencia del libro. Por eso el libro estaba organizado en una lágrima que va recorriendo el lagrimal, se desliza por el rostro y se funde al final llegando a la comisura de los labios en una sonrisa, y esa sonrisa es la que termina fundida en negro. Entonces esa construcción de mirar que aparezca esa pequeña lágrima que luego se transforma en sonrisa es como el eje visual a través del que escribí. Ya que me preguntas por mis lecturas: mucho de la poesía del barroco americano, yo soy muy admiradora de José Lezama Lima, de José Kozer, de Arturo Carrera, de Raúl Zurita, y creo que todos esos elementos están dentro del libro, esas miradas que ellos tienen. Chantal Maillard también, de la poesía desde un trabajo con el lenguaje que descansa en una imagen que no es muy directa, sino que nos hace precisamente hacer ese recordatorio del ojo a la sonrisa de una manera un poco más simbólica, quizás.
APR: Claro. Déjame leer lo que estás poniendo, porque además lo estás dividiendo en escenas y regresas a esta cuestión también del teatro: “la lágrima precede a lagrimal”, “la lágrima ocupa todo el ojo”, “la lágrima se desliza por el rostro”, “la lágrima precede a la boca”. Los títulos de estas escenas ya puede ser un poema, hay un haiku que estás también ahí escribiendo, muy interesante. Algo que también se ve en el libro es esta mezcla, esa duda de qué es lo real y qué es lo soñado. Ahí nos remite a escritores como Sor Juana Inés de la Cruz, y obviamente pensé también en Calderón de la Barca, el sueño siempre nos va a traer esos nombres. Algo que siento es que esta línea que divide lo onírico con lo que es la realidad, lo que es lo consciente, también nos remite un poquito a las lecturas clásicas y esa debe de ser tu formación previa, ¿qué tanto regresas tú a los clásicos cuando estás escribiendo, cuando estás viendo un nuevo poema, un nuevo libro?
SB: Bueno, para mí son fundamentales, creo que son como dice la lingüista Lola Pons, ese roble centenario podría ser milenario también al que asirse cuando uno tiene alguna duda, esa enciclopedia de consulta cuando uno busca inspiración, para mí son fundamentales. También hay algo que tiene que ver con mi formación y es muy interesante que hayas visto esto, la verdad me emociona mucho, porque yo he estudiado durante muchos años las literaturas orientales y dentro de las literaturas orientales – tanto la Persia, el hinduismo, budismo, taoísmo – hay siempre esta idea de que los límites entre la realidad y la ilusión son mucho más delgados, más se conectan más de lo que solemos pensar. De hecho, cuando hablamos de Calderón de la Barca muchas veces se habla de cómo esas literaturas orientales pudieron ingresar a la Península Ibérica y dejar su huella en nuestras literaturas medievales, mostrando precisamente esa idea. Es una idea que también aparece mucho en Borges, la idea de la irrealidad, de la ficción determina la ficción y dónde empieza la realidad. Son ideas que también están en el barroco, cuando vemos, por ejemplo, a Velázquez dentro de Las Meninas o a Cervantes dentro del Quijote, precisamente para decirnos que la realidad no es tan fija, que es mucho más onírica en el sentido de más inestable de lo que solemos pensar, y eso me interesa mucho. Me interesa mucho esa fina línea porque creo que tiene mucho que ver también con la ficción, con el arte de ficción en general. Hay algo de la realidad, que uno también construya a la manera en la que muchas veces escribimos o leemos.
APR: Claro, me parece muy atinado lo que estás diciendo. Por otro lado, lo onírico nos permite también imaginar otras realidades y deslizarse de una a otra sin tener que pagar las consecuencias de hacerlo, es muy interesante. Si hablas de un personaje tan emblemático obviamente, uno de los temas que va a atravesar hablar de esta gran actriz es el dolor, el dolor y el sufrimiento. Es bastante, diría yo, una persona dramática de la historia. ¿Te parece si leemos algo que escribes? Está titulado este poema “Anatomía del dolor” y tienes acá una cita de César Vallejo, “y la naturaleza del dolor, es el dolor dos veces”.
SB:
Miedo a contener la felicidad
o a traerla para sí y amamantarla
como se acuna un hijo contra la tristeza.
Miedo a perderlo todo.
Pero la muerte no cabe en el temor, ni en lo que se muere.
En lo que se va hay algo vivo aún
que repica en los cristales de su propio límite
evocando un silencio que rebasa,
aprisionado por una armonía oculta.
En el dolor de lo que se fue algo no para de estar vivo.
Disfrazado, maquillado por el tiempo,
ese hueco asoma en la penumbra,
sorprende en un montón de hojas secas,
en nuestros zapatos al entrar en casa,
en una gorra gastada y gris
que besa la frente de un muchacho inolvidable.
APR: Precioso. Ahorita que estabas hablando, mencionaste a Borges, déjame saltar este libro maravilloso a este otro que es, Oriente, no es una pieza de museo, publicado en la Universidad de Salamanca 2018. Ya mencionaste tu fascinación por toda esta cuestión budista y con toda esta cuestión oriental y me pareció muy interesante que rescataras uno de los aspectos de Borges, que además dialoga de manera directa con toda la teoría de Said, de todo lo que es el orientalismo. Edward Said nos deja una gran teoría, pero tú de alguna manera, con este libro, como que la retas, como que enfrentas esto. Platícanos, ¿cómo viene este libro? ¿Por qué te pareció importante hacer un rescate así?
SB: Bueno, ese libro para mí es fundamental. Fue una parte de mi vida y es todavía una parte de mi vida en presente. Yo empiezo a trabajar en culturas orientales porque siempre me habían interesado y ya de hecho estaba pensando en hacer un programa acerca de eso en filología en la Universidad de Salamanca. Cuando viajo a Buenos Aires encuentro que el universo que yo había intuido en Borges es mucho más grande. Conozco a Alicia Jurado, amiga de Borges, con quien escribió Que es el budismo, y después de algunas entrevistas ella me regala un manuscrito inédito de Borges, este cuaderno en el que él fue anotando desde finales de los años 40 hasta que se queda prácticamente ciego todas aquellas cuestiones orientales que le habían interesado desde la niñez. Entonces, yo con ese tesoro en mis manos, ya sabía que mi tesis iba a trabajar sobre ese aspecto. Y es verdad que es muy interesante ver cómo la construcción que le hace es fundamental para entender cómo los ojos europeos y los ojos de lo occidental han intentado barrer y anteponer sus intereses a una cultura riquísima – no solamente estaba en Oriente, pasa lo mismo también con Hispanoamérica. Creo que esa altivez, esa potencial mirada por encima del hombro, pues ha hecho muy mala la historia de la humanidad a los seres humanos a lo largo de la misma y que en efecto, esas tesis nos ayudan a vislumbrar y a ver de manera mucho más ecuánime quizás la historia. Pero en Borges, lo que me encuentro es una paradoja muy interesante, y es que siendo alguien que trabajó con esas tesis de los autores orientalistas europeos que podían tener esta mirada de dominación del imperio del occidental sobre el oriental, él se salta de alguna forma esas bibliografías para bucear fuera del canon en muchísimas bibliografías de aventureros, artistas, escritores que de alguna manera atentaban contra esos ideales; viajeros que pudieron tener más o menos el favor de las coronas o de los imperios, pero que luego fueron capaces de hacer su camino de manera mucho más independiente. Entonces en Borges se da la paradoja de que alguien, desde un lugar que fue colonia, utiliza bibliografías que son, podíamos decir que colonialistas, en el sentido de Said, y ahí generó una desestabilización de ese término. Entonces claro, a Borges no lo podemos encasillar en el orientalismo si no vemos que en él hay un orientalismo nuevo que por lo menos ya digo, desestabiliza esta idea central del imperialismo de Said.
APR: Qué maravilla. Algo que estamos viendo y que es muy interesante es que estás recuperando también a un personaje, que es Borges, que ha sido visto desde tantos lugaresm y la idea del orientalismo que es un gran tema en Borges, es riquísimo para la recuperación. Ahora que estás hablando de eso, estoy pensando también en otros estudios críticos que se han hecho sobre Borges. ¿De qué manera tu trabajo está dialogando? ¿También tienes algunas otras referencias que fueron importantes en la escritura de este libro?
SB: Sí, hay muchísimos estudiosos maravillosos que han servido muchísimo como panorama crítico para darle un marco a mis investigaciones, a pesar de que sobre Borges y Oriente se ha escrito muy poco. Pero bueno, hay algunos trabajos por ejemplo de Fiddian, o Alazraki incluso Alfonso del Toro, hay algunos autores que vieron en su momento esta vinculación, sino a lo mejor ahondar con mucha profundidad, y esto por supuesto me ha ayudado muchísimo a poder caminar desde ahí y construir una mirada apoyada en esos estudios previos. También fuera de eso, de lo que tiene que ver con el estudio directamente de Borges y el budismo, hay autores investigadores que me han ayudado muchísimo, como Beatriz Sarlo, incluso me gusta mucho el texto de Alan Paul sobre el factor Borges, es un texto que me sirvió muchísimo. Balderston también él tiene muchas investigaciones muy interesantes sobre los manuscritos de Borges. En fin, son tantas las bibliografías que estas son las que me vienen ahora si rápidamente, pero hay muchísimos estudiosos brillantes en torno a la obra de Borges.
APR: Qué maravilla, pues precioso ese libro. Hay un momento en donde una escritora que tiene tantas facetas hace como una pausa para repensar qué es lo que está haciendo y hacia dónde va a empezar la nueva jornada. Platícanos, ¿en qué estás trabajando ahora?
SB: Yo tardo mucho en escribir, de hecho este libro ya salió hace bastantes años y ahora se está empezando a traducir al inglés y me alegra mucho eso porque es como darle también nuevos caminos. Pero es un libro que yo escribí ya hace bastantes años y que no tarde mucho en publicar, pero sí que yo he tenido unos años de recorrido. Es como que necesito mucho tiempo, precisamente también porque tengo varias facetas ocupaciones. Estoy en un momento prácticamente de reflexión y de buscar el espacio parar, y de aprender a parar efectivamente, porque tengo tantas cosas tan emocionantes y tan bonitas que es un poco como la realidad de la que vivimos, que hay tanta información que desarrollar el criterio para parar en la información que realmente importa es todo un aprendizaje, así que bueno, yo estoy ahí ahora.
APR: Felicidades, ya estaremos esperando, ¿qué es lo que viene?, ¿qué es lo que viene de Sonia Betancourt? Empezamos esta entrevista en las primeras luces del día, ahora tenemos un amanecer preciosísimo y desde aquí se ve cómo entra ese color que a mí me enamora cada mañana, anaranjado, rojizo de este sol de Madrid. Yo estoy muy feliz de haber conversado contigo, Sonia. Sonia Betancort, qué maravillosa tu escritura. Muchísimas felicidades y muchísimas gracias por haber venido hoy.
SB: Muchas gracias. Adriana, es un regalo estar aquí. Gracias.
APR: Exquisita esta conversación con Sonia Betancourt, qué maravilla haberla recibido en Hablemos, escritoras. Muchísimas gracias a ella y muchísimas gracias a Vaso Roto por haber abierto este espacio para Hablemos, escritoras. Gracias también a todos nuestros colaboradores que trabajan arduamente para llevarles a ustedes voces maravillosas de la literatura contemporánea. Gracias también a quienes están atrás de bambalinas: Fernando Macías Jiménez ingeniería de audio, Christian Josephi edición de Podcast, Brenda Ortiz y Andrea Macías, Administración y Social Media. Yo soy Adriana Pacheco y muchísimas gracias a todos por acompañarnos una vez más. Hasta la próxima.