Adriana Pacheco: La obra de la escritora argentina-chilena Emma Sepúlveda llega a Hablemos, escritoras.
Es un gusto para nosotros recibir a esa catedrática que ha estado mucho tiempo en la Universidad de Nevada, ahora viviendo en España, con una obra de lo más interesante, muy dedicada a lo que ha sucedido en Chile, tanto en la cuestión minera con las mujeres como en lo que fue llamado Colonia Dignidad.
Estamos seguros que disfrutarán mucho esta conversación y le damos la bienvenida a Emma Sepúlveda. Yo soy Adriana Pacheco y todos nosotros somos un gran proyecto dedicado a escritoras contemporáneas y de todos los tiempos. Nosotros somos Hablemos Escritoras, bienvenidos.
El perfil de muchas escritoras que están en Hablemos Escritoras y que llegan a Hablemos, escritoras es de lo más interesante. Tenemos, obviamente, este enfoque con las escritoras, con las críticas, con las traductoras, pero ellas mismas tienen una vida riquísima, en donde se retan a sí mismas en muchas otras experiencias. Hoy tenemos a una escritora que además ha estado dentro de lo que es la política y también de lo que es la investigación de la historia.
Me parece muy importante recuperar el trabajo y hablar sobre el trabajo que ha hecho Emma Sepúlveda. Bienvenida, Emma. Muchísimas gracias por sumarte a Hablemos, escritoras.
Emma Sepúlveda: Muchísimas gracias por la invitación, Adriana, y será un placer hablar contigo desde España esta tarde.
APR: Desde España, ¿verdad? ¿En donde vives en España?
ES: En Valencia, en la hermosa ciudad de Valencia.
APR: Qué lindo, qué lindo, ¿ya tienes mucho tiempo?
ES: Dos años y medio.
APR: Y antes estabas en Nevada, ¿verdad?
ES: En Nevada, exactamente. 47 años en Nevada.
APR: Qué increíble, ¿qué hacías ahí?
ES: Era profesora de la Universidad de Nevada en Reno, activista política a morir y, bueno, y escribía, que pasaba casi la mayor parte de mi vida escribiendo.
APR: Qué maravilla. Estábamos conversando fuera de micrófono que hubo un momento en que la Universidad de Nevada tuvo un programa en Puebla, que es mi ciudad natal, y ahí llevaban estudiantes de la universidad y yo le di clases estudiantes durante un buen tiempo y ahí tal vez coincidimos hace más de 20 años, ¿verdad?
ES: Por lo menos, por lo menos, sí [risas].
APR: No hay que contarlos mucho. [risas]
Bueno, empecemos platicando sobre tu carrera política. Se me hace de lo más interesante que hayas entrado en este ambiente dentro de lo que es directamente el Senado. ¿Cómo es que se da esto, Emma?
ES: Mira, yo siempre me envolví mucho en la política desde que era muy joven en la Universidad de Chile en Santiago. Salí de Chile después del golpe militar de 1973. Y cuando llegué a Estados Unidos, aunque no hablaba mucho inglés todavía, me interesó muchísimo meterme en todo lo que tuviera que ver con el empoderamiento, específicamente de los latinos, porque me di cuenta que era un un grupo minoritario, mayoritario, sobre todo en Nevada y bueno, empecé en lo más básico, ¿no? A registrar gente para votar y participar en campañas políticas de otros candidatos. Y después me acuerdo de una frase que escuché y que como que me cambió la vida, que la democracia no es un deporte de espectadores. Entonces llegó un momento que yo dije, no, no, no, no puedo estar aquí al margen, tengo que envolverme un poco más y tratar de ser una voz para las personas que no tienen voz en nuestra comunidad. Y ahí me largué. Tuve la suerte de ganar las primarias, pero perdí las elecciones generales.
APR: Claro, siempre es una competencia difícil, ¿no? Y además estabas haciendo punta de lanza, en un tiempo en donde no había muchas oportunidades, especialmente siendo hispana, siendo mujer. Muy interesante.
ES: Exacto, fue muy difícil y muy difícil. Porque imagínate, bueno, por supuesto que tengo un acento cuando hablo inglés. Y bueno, obviamente soy una latina, la primera vez que me miran saben que no soy de de Estados Unidos. Entonces fue un poco difícil porque era el año 1994 donde había un movimiento que ya empezaba en California con el Gobernador Wilson en contra de la migración. Entonces para muchas personas en Nevada, cuando yo iba haciendo el puerta a puerta, reaccionaban de una manera violenta porque “una latina me va a representar a mí en el Senado”. Entonces fue una campaña muy difícil, incluso escribí un libro que está entre biografías de latinas en Estados Unidos y, bueno, ahí en el libro pude hablar de lo que realmente había sido una campaña brutal, con amenazas de muerte, tuvimos que tener protección policial. Fue una campaña dura que aprendí muchísimo.
APR: Qué brutal, qué fuerte. Fíjate que ahora que estamos trabajando tanto una colega y yo, Gabriela Polit y yo, acerca de lo que ha sucedido en todo lo que es la escena literaria en español en Estados Unidos, que ha sido una investigación larguísima en donde hemos trabajado mucho leyendo y aprendiendo. Una de las cosas que vemos es como California, Nevada, toda esa zona y Texas, pues son los que empiezan estas grandes luchas para reconocer los derechos y el lugar de los hispanos y de los latinos y de todas las otras etiquetas que nos cuelgan, ¿no? Y empezando también por el la cuestión del idioma, porque es un estigma y como bien dices, bueno, tu acento se notaba, eso es algo que no podemos quitarnos y que también es parte de nuestro orgullo de alguna manera. Bueno, tú además vienes de dos mundos porque tú naciste en Argentina, según entiendo, pero te criaste en Chile, ¿verdad? Entonces también es interesante que tienes esa doble nacionalidad. Y bueno, me imagino que ahora, además, la triple como americana y ahora viviendo en España, fascinante.
ES: Exacto [risas].
APR:¿Cómo contribuye esto a tu literatura?
ES: Bueno, yo creo que me he dado cuenta, sobre todo aquí en estos últimos años en España, que soy una ciudadana del mundo y yo creo que eso me ha nutrido de una manera muy especial y me ha hecho ser mucho más sensible a los problemas universales de hoy, porque hay temas que todavía me hacen ser una gran activista, que son, como te digo, universales. La migración, por ejemplo. Cuánto luché en Estados Unidos por los derechos de los emigrantes, y llego aquí a Europa y está pasando lo mismo. Todavía nos miran como ciudadanos de tercera clase, los derechos de la mujer también son universales. El hecho de que en Estados Unidos se les haya quitado el derecho al aborto a las mujeres, eso también es universal. La defensa del medio ambiente. Entonces, yo creo que todos estos temas me han enriquecido como escritora, pero también como mujer, como activista, porque me he dado cuenta que los mismos problemas que he visto en Chile, con los movimientos antimigratorios, los vi en Estados Unidos y los sigo viendo hoy en Europa. Entonces, ser ciudadana del mundo, como me defino en este momento, me ha ayudado muchísimo a ser más sensible a todos los problemas que están alrededor mío en este momento.
APR: Claro, fantástico, qué bonito lo dices. Y sí, la sensibilidad es algo que se desarrolla precisamente porque está uno también viendo todas las problemáticas que son similares, como lo llamas tú, universales. Me parece muy interesante.
Emma, del tiempo que estuviste en Nevada, me imagino que, bueno, debe de haber sido un tiempo riquísimo porque viste muchísimos cambios, qué interesante. Cuéntanos, ¿cómo fue tu experiencia con la escena literaria en esa parte del país?
ES: Bueno, es muy difícil, fue como subir una gran montaña. Primero porque siempre he escrito la mayoría de mis libros en español. No creo que sea tan fácil todavía. He publicado varios libros en inglés, pero en el idioma español me siento mucho mejor, más segura, más creativa. Y fue complicado porque en esos años piensa tú que… yo que empecé a publicar en los 80, no había muchas editoriales que se dedicaran a la publicación de libros en español. Incluso recordaba el otro día que en Nevada había un concurso para ayudar de forma financiera a los escritores y la primera vez que postulé a una especie de beca del gobierno me rechazaron la solicitud porque el libro estaba en castellano. Entonces me sorprendió, porque dije, bueno, yo sé que tenemos un gran porcentaje de escritores en Estados Unidos, latinos que escriben en español, y me acuerdo de haber tenido que luchar hasta que pasaron unos pocos años y se les dio acceso a escritores que escribieran en español a esa beca que era con los impuestos de todos nosotros. Porque todos pagamos los mismos impuestos, no importa el idioma que hablemos. Y entonces fue difícil. Fue difícil mantener esta idea de que yo seguiría escribiendo y publicando en español. No fue fácil, no fue fácil.
APR: Ya lo creo, ya lo creo. Y además estuviste no nada más en cuestión de publicación de literatura de ficción o no ficción o de la investigación que hayas hecho, sino que tú también has ayudado en muchas cosas de investigación en la cuestión latina, ¿no? Por ejemplo en el Latino Research Center, en donde estuviste también ahí a cargo, ¿verdad?
ES: Sí, fundé el Latino Research Center en la Universidad de Nevada, en Reno, y de ahí sacamos también una revista literaria Borderline dedicada exclusivamente a la investigación de temas latinos.
APR: La conozco bien, ¿cómo no?
ES: Entonces fue otra faceta de este activismo. Yo me di cuenta, después de haber sido candidata al Senado de Nevada, me di cuenta que realmente no teníamos investigaciones, no teníamos cifras, no teníamos la realidad para mostrarles específicamente a los latinos, pero a las agencias incluso sin fines de lucro, que esta población existía, cuáles eran las necesidades urgentes de esta población. Entonces, El Research Center, el Latino Research Center hicieron unos grandes cambios. Tuvimos la posibilidad de de investigar y de publicar estas investigaciones. Y creo que eso ayudó y sigue ayudando muchísimo a Nevada.
APR: Claro, claro, qué maravilla. Fíjate que en la Universidad de Texas tenemos también un centro de investigación de estudios hispanos, de estudios latinos, chicanos tenemos, por ejemplo, un archivo para el rescate de lenguas originarias. Y es una cosa increíble, porque hay tanto que decir y tantos diálogos que se han quedado pues nada más a la mitad, muchas veces por falta de fondo. Ese es un punto muy importante, ¿no?
ES: Exacto.
APR: Que si no hay interés, no hay interés político, tampoco hay fondos y las investigaciones no siguen adelante. Fue, me imagino que para ti también, trabajo de estar haciendo fundraising y trabajar para llevar más gente a las aguas, ¿no?
ES: Claro, claro, era difícil porque con estos movimientos antimigratorios mucha gente se negaba a poner fondos para que se hicieran investigaciones sobre la condición de vida de los latinos y no se daban cuenta que realmente estaba conectado. Por ejemplo, las investigaciones sobre las políticas de “English only”. Yo siempre trataba de explicar que no se trata solamente de darles posibilidad a los latinos que puedan tener intérprete en la corte, pero también a la población anglosajona le ayuda esto. Por ejemplo, en un hospital si hay una persona que tiene una enfermedad contagiosa, necesita un intérprete no solamente para explicar los síntomas y que puedan ayudar a esa persona, pero también con eso podemos detener el flujo de las infecciones para las personas que no hablan castellano también. Entonces no es realmente ayudar a los latinos, es ayudar a toda la gente que necesita comunicarse para tener una vida mejor.
APR: Claro, claro, definitivamente. Qué buen ejemplo estás utilizando. Bueno, pues algo que me dio muchísima, pero muchísima emoción es saber que fuiste elegida por el Presidente Obama para ser parte de todo lo que es este comité del Fulbright que es un award y además es una distinción tan importante, tan valiosa. Muchísimas felicidades, Emma, qué gran distinción. Y bueno, cuéntanos un poco cómo fue esto. Y bueno, me imagino que la experiencia debe de haber sido fantástica.
ES: Sí, yo creo que ha sido uno de los grandes honores de mi vida. Primero haber conocido al Presidente Obama, que lo admiro. Bueno, incluso escribí un libro sobre los latinos y Obama también, pero es una persona que siempre he admirado, desde que supe de este senador que se iba a lanzar a la presidencia. Conocerlo y ser nominada por él a este comité de solamente doce personas en todo el país, fue uno de los grandes honores de mi vida y, sobre todo, haber sido la primera latina en la historia de Fulbright, haber representado a mi gente ahí y al mismo tiempo para mí el honor también fue haber sido parte de este puente que conecta Estados Unidos con otros países del mundo. Es una especie de embajada cultural, porque yo creo que si nos conociéramos mejor, nos entenderíamos mejor. Entonces la posibilidad de ir con este mensaje de la importancia de la educación a otros países del mundo fue un gran honor. Y aparte de eso, todavía más grande fue el honor cuando me enteré de que entre los países que me tocaba a mí visitar y revisar las becas y dar estas becas estaban Chile y Argentina, dos países muy, muy metidos en mi corazón. Entonces fue una maravilla, una maravilla. Fue uno de los grandes honores de mi vida.
APR: Bueno, pues paga la carrera, la trayectoria y todo, ¿no? Qué distinción, qué gusto, me da muchísimo gusto. Estudiaste en UC Davis, en donde yo tengo una queridísima amiga, una gran mentora, una gran especialista en siglo XIX, que es otra de mis formaciones, Ana Peluffo. No sé si coincidieron allá, porque además ella me invitó cuando acabé el doctorado para presentar todo lo que fue mi investigación, que fue una investigación de muchísimos años, con sus alumnos y fui a UC Davis y me encantó. Tal vez no coincidieron, pero cuéntanos de tu experiencia cuando estuviste ahí en esta universidad.
ES: Mira, primero que Davis es una ciudad hermosa, idílica. Recuerdo de irme en la mañana temprano en bicicleta a la universidad. Fueron años maravillosos, pero también fueron años complicados. Yo llegué a la Universidad de Davis en 1980, me parece. Y todos los profesores del departamento de español y lenguas clásicas eran hombres y todas las candidatas al doctorado eran mujeres. Entonces, había una dinámica muy interesante, incluso estoy escribiendo un poco sobre eso ahora. en un libro de auto ficción. Fue un contraste muy, muy, muy violento para mí. Pude ver muy de cerca el verdadero impacto del acoso sexual, pude ver cómo se discriminaba en contra de las mujeres y sobre todo las las mujeres de color, que somos llamadas a menudo,y fue una experiencia muy interesante. Hasta que llegó la primera mujer, su Zunilda Gertel, la doctora Gertel de Argentina. Y ella empezó a cambiar un poco el panorama. Después llegó la segunda mujer, Marta Altisent, la doctora Altisen, española, y ahí se fue cambiando el panorama, pero yo ya me gradué y me fui y ahora creo que es otro diálogo entre los estudiantes y los profesores. Pero fueron años difíciles, pero me fue muy bien. Pude escribir una tesis muy linda sobre la poesía y el silencio, que más tarde fue mi primer libro de investigación académica. Pero tengo muy buenos recuerdos, si puedo hacer un paréntesis de los malos momentos, porque yo creo que le pasó a todas las mujeres de nuestra generación, que fuimos a universidades que eran bastante prestigiosas, pero que todavía estaban dominadas básicamente por hombres y hombres blancos. Y entonces no fue fácil.
APR: Claro, Claro, qué magnífico testimonio. Cosas que no piensa uno, ¿verdad? Y que ve uno… Cuando nosotros empezamos con Hablemos, escritoras, todavía no se hablaba tanto de las escritoras y de todo lo que está sucediendo ahorita. Imagínate, estoy diciéndote… Empezó el proyecto en el 2015, el podcast en el 2018. Tú estás hablando de los 90, imagínate nada más.
ES: Imagínate, imagínate, o sea, jamás hubiera pensado de un programa como el que ustedes.
APR: No, no, y nosotros tuvimos oposición al principio, ¿eh?
ES: Me imagino.
AP: Porque nada más escritoras, en fin, ¿no? Y ahora bueno, las jovencitas verán todas estas cosas como muchos logros que ya estaban ahí
ES: Sí, muchos, muchos canales estaban cerrados y no ha sido fácil abrirlos y mantenerlos abiertos, porque yo estaba mirando desde aquí de España cuando entrevistaron a las mujeres presidentas de universidades en Estados Unidos, de Ivy league, y ¿cómo fueron tratadas esas mujeres? ¿Por qué no hubo hombres en esas entrevistas? ¿Por qué no se les han cortado la cabeza a los presidentes literalmente de las universidades en Estados Unidos? Siempre son las mujeres las que están al pie del cañón y las que reciben los primeros balazos, figurativamente.
APR: Cierto, cierto, cierto, ¿cómo no? Pues voy a quedar en deuda con Teresita Gacom , porque ella fue la que me contactó para contarme de ti y ella fue la que gentilmente me mandó tu libro y después… yo acababa de ver la película. Ahorita vamos a entrar en ese tema, pero me quiero ir un poquito antes en tu obra. Pero yo acababa de ver la película de documental. Entonces tu libro me dijo mucho en ese momento. Yo siempre pienso que estos momentos que parecen coincidencias que no son coincidencias. Son momentos mágicos en donde en ese momento tenemos que entrar en ese tema. Y así es como llegó tu libro y llegó tu nombre a nuestro proyecto. Bueno, antes de ese libro tú publicas con una editorial que queremos muchísimo en Hablemos, escritoras que es Torremozas.
ES: Una maravilla, una joya.
APR: Que fue también otra pionera, otra pionera en publicar solamente escritoras. Qué increíble. Y ahí tienes Tiempo cómplice del tiempo y Los límites del lenguaje, un acercamiento a la poética del silencio que lo acabas de mencionar ahorita brevemente. Cuéntanos, ¿qué significó para ti trabajar con Torremozas, y que llegaran estos libros precisamente con ellos?
ES: Mira, fue primero maravilloso conocer a luz María, es una mujer increíble que está a la cabeza de la editorial. Y fue interesante porque, como te decía anteriormente, no era fácil publicar en español en Estados Unidos. Entonces, haber mandado mi libro de poemas a la editorial y recibir inmediatamente una carta diciendo, por supuesto que lo vamos a publicar y esperamos que vengas a España para el lanzamiento. Todo eso fue una maravilla, poder encontrar un hogar para las escritoras que en esos años era imposible publicar en Estados Unidos. Yo creo que Editorial Torremozas abrió un camino para mujeres no solamente en Estados Unidos, sino que también en muchos países de América Latina. Es una gran editorial que ha hecho una labor pero sorprendente.
APR: Sí, ya lo creo, ya lo creo. Y estos libros, además, llegaron justo en un momento que era importante para ellos consolidar un catálogo que tuviera también esas extensiones, publicando de escritoras de fuera de España. Eso es fantástico. Y bueno, después vienen tus publicaciones, como ya has comentado, en donde obviamente estás hablando sobre la cuestión de la ciudadanía con los chicos DACA. Bueno, tú has visto tantas cosas y además, siendo admiradora del Presidente Obama, obviamente vas a entrar a eso. Viene un libro muy interesante del 2017 que se llama Setenta días de noche: 33 mineros atrapados: historia oculta de un rescate en donde hablas también del testimonio de las mujeres cuando pasa esta tragedia en el norte de Chile. ¿Quieres contarnos brevemente sobre este libro?
ES: Sí, mira, anteriormente había escrito o había hecho una especie de antología, pero escribí una amplia introducción y una conclusión sobre las mujeres que estaban buscando a sus hijos y maridos y familiares que habían desaparecido después del golpe militar de 1973 en Chile el 11 de septiembre. Entonces, andaba viajando en Grecia cuando ocurrió la tragedia minera del norte de Chile y esas mujeres que estaban buscando respuesta a la desaparición de sus maridos en la explosión, me recordaron a estas mujeres. Entonces me acuerdo… tengo un marido maravilloso y me acuerdo haberle dicho a mi esposo, oye, pero esto se parece mucho a las mujeres que estaban buscando, aunque fueran restos de los desaparecidos. ¿Qué te parece si me voy a Chile? Me dijo, Perfecto, volemos de vuelta a Estados Unidos y te vas a Chile y me fui. Me fui y pasé más de un en el campamento Esperanza, ahí frente a la entrada de la mina donde estaban haciendo las excavaciones y me dediqué a grabar la historia de las mujeres, cómo estaban esperando estas mujeres este rescate, cómo vivían a diario la agonía de ver a esta excavadora que iba rompiendo piedras para llegar al mundo de la Tierra y ver si estaban vivos todavía sus hijos, sus maridos, sus hermanos. Entonces fue una experiencia increíble. Porque vengo de una generación donde las mujeres ni siquiera podían acercarse a una mina y me acuerdo de haber viajado con un grupo de estudiantes de la Universidad de Chile, la carrera de historia y geografía, a la mina en el norte también Chuquicamata. Y cuando llegamos cerca de la mina paró el autobús y dijeron, Bueno, ahora pueden bajarse los hombres, pero las mujeres se tienen que quedar en el autobús porque es mala suerte para una mujer acercarse a una mina. Así que imagínate para mí, históricamente poder estar ahí ahora, no solamente frente al socavón, a la entrada de la mina, sino que estar hablando con estas mujeres. Ellas me contaron cómo era la vida de la mujer de un minero, porque siempre hemos hablado desde la dificultad del minero que la entiendo perfectamente. He entrevistado a alguno de ellos. Incluso escribí un libro después sobre Mario Sepúlveda, el minero líder del grupo. Pero hablar con estas mujeres que viven sin saber si su marido va a volver al otro día, que viven con sus maridos que tienen unas enfermedades en los pulmones terribles y que mueren muy jóvenes. Estas mujeres que se quedan con los hijos de los mineros después de haber perdido a su marido, criándolas solas en una miseria absoluta. Entonces, me interesó más que nada ese aspecto de cómo ellas estaban sobreviviendo y fueron ellas —el mundo no lo sabe mucho, quizás—, pero fueron ellas las que se instalaron ahí y protestaron hasta que lograron rescatarlos, porque muchos personeros de gobierno pensaron que ya estaban todos muertos, que los 33 no iban a sobrevivir después de que se colapsó completamente la mina. Cayeron rocas enormes, gigantescas. Pero ellas se pararon ahí frente a la mina y protestaron de ir de noche hasta que cambiaron el approach que dijeron, Bueno, vamos a pedir ayuda. Y pidieron ayuda a varios países y llegaron excavadoras y ellas estuvieron ahí a la salida de la mina hasta la madrugada, que lo sacaron uno a uno.
APR:¿Y sacaron a todos?
ES: Exactamente, los sacaron a todos con vida, con tremendas secuelas psicológicas, que algunos de ellos no han podido superarlas, porque se despidieron de la vida. Pasaron 70 noches y 70 días, las primeras semanas, casi sin comer, en una oscuridad absoluta en el barro, durmiendo en el barro y sin saber si iban a sobrevivir. Entonces muchos se despidieron de la vida y para volver a empezar les ha costado. Tienen una claustrofobia extrema, falta de oxígeno, no podían respirar bien, fue algo como muchos de ellos lo catalogan, un milagro. Muy similar lo pasó en el avión que se cayó con los rugbistas uruguayos, que ahora vemos la película, si ven la película de los 33 es muy cercano a eso. No llegaron al extremo que tuvieron que llegar los rugbistas, pero estos hombres se despidieron de la vida.
APR: Claro. Bueno, pues felicidades por esa investigación y gracias por traerlo a la luz y contarnos a nosotros, porque son cosas que no sabes a menos de que alguien vaya, se tome la molestia de ir hasta allá, ¿no? Fantástico, fabuloso y bueno, pues después vienes con otro libro, un libro que nos pega muy fuerte, especialmente cuando está uno entendiendo un poquito acerca de lo que sucedió de manera tan oculta, tan secreta y a la vez era tan visible, nada más que nadie la quería ver, que es lo que sucede con este lugar que se llama Colonia Dignidad y la historia de un hombre completamente perturbado, completamente nocivo, diabólico, podríamos hasta decirlo, Paul Schäfer.
ES: Exacto.
APR: Y bueno, en el 2022 sale Cuando mi cuerpo dejó de ser tu casa con la editorial Catalonia. Y mira, yo sé que mucho se ha hablado de lo que es la trama, la historia del libro. Les recomiendo para muchos pueden ver también el documental que hay en Netflix. Hay una película que se llama Colonia con Emma Watson, de hecho, y obviamente sobre el proyecto que sucede ahí con este hombre, pues hay muchos detalles y muchas aristas. A mí me gustaría enfocarme en ese tiempo que tenemos todavía de conversación, obviamente ¿cómo fue este trabajo de recuperar estas voces? Porque tienes que hacerlo desde distintos ángulos, desde una distancia, porque además tienes que elegir cuál es tu narrador, la voz que va a narrar esto, que eso es realmente la estrategia literaria, que es complicada, ¿no? ¿De qué manera puedes articular las voces de los otros personajes? Sobre todo porque es una historia que te lleva mucho a la anécdota. Entonces el libro va a ser algo distinto que nada más lo que puede suceder en rescatar la anécdota. Cuéntanos, ha de haber sido muy interesante tu proceso de transición y de pensamiento como escritora a la vez como investigadora y a la vez como persona afectada, porque no puedo uno menos que afectarse con una cosa así, con una historia.
ES: Sí. Bueno, primero seguí la historia de Colonia Dignidad desde muy joven. Viví en Chile todavía cuando empezaron a salir reportajes sobre este siniestro lugar y siempre me llamó la atención que se ocultaba el tema, que muchas personas decían, No, pues son unos alemanes que viven en el sur de Chile, es una especie de estado dentro del Estado de Chile, tienen sus propias reglas, sus propias leyes, su propia religión. Pero ahí paraba la historia. ¿Por qué? Porque nadie era capaz de irse en contra de un hombre que tenía tanto poder económico y político. Este hombre se va a Chile con la ayuda del embajador chileno en Alemania y al llegar a Chile recibe ayuda del embajador alemán en Chile. Entonces es un hombre, un degenerado, un pedófilo, un criminal que está protegido, porque realmente nunca se hizo una investigación de lo que estaba pasando en Colonia Dignidad. Entonces con los años a mí siempre me llamó la atención, siempre que fui a Chile traté de visitar el lugar, pero no se podía porque era una zona privada, sin libre acceso. Y aparte de eso, después del golpe militar, Paul Schäfer, el líder nazi, es uno de los grandes cómplices de Pinochet. Pinochet se apoya muchísimo en Paul Schäfer para torturar a la gente y muchos presos políticos perdieron su vida en Colonia Dignidad. Entonces, en esos 17 años tampoco se hizo ninguna investigación. Y a mí, como te digo, siempre me llamó la atención poder investigar, y lo hice a través de los años, pero siempre llegaba otro tema de otro libro que tenía que escribir o otra cosa que que se me cruzaba y que me inspiraba a escribir otro libro, hasta que en un momento determinado, cuando fui a Chile, visité la Colonia. Por supuesto que Paul Schäfer ya había muerto, la Colonia estaba un poco más abierta, no totalmente al público de afuera, todavía más que nada los turistas con acceso restringido. Y ahí me empecé a dar cuenta de que no se había hablado de algo que… a mí personalmente que siempre me han interesado las historias de las mujeres. ¿Qué le había pasado a las mujeres que estaban en ese campo de concentración? Porque realmente era un campo de concentración, una secta, donde no había libertad de entrar o salir. Si entrabas no salías y si estabas ahí estabas en el campo de concentración. Y empecé a investigar y empecé ahablar con, por ejemplo, una de las personas que fue clave, un abogado que ha representado algunas de las víctimas, pude hablar con algunas mujeres y leí todo lo que se había escrito en la prensa desde 1961 hasta ahora. Y bueno, ahí fui armando la historia y me pareció que la mejor manera de contarla era con la voz de una mujer, una niñita, como muchas que llegaron a muy temprana edad con su familia, engañadas, que iban a encontrar un paraíso y se encontraron con un infierno en la Tierra. Entonces eso me llama la atención y desafortunadamente yo crecí en un ambiente con muchísima violencia familiar. Entonces pude conectarme con este personaje infantil, a la pequeña Emma, a la pequeña Emma que vivía en Chile y que vivió con mucha violencia doméstica. Entonces pude entrar en la cabeza de esta niñita y relatar los horrores, pero al mismo tiempo pude hacer que este personaje evolucionara y que se liberara no solamente de la violencia, sino que también del campo de concentración. Entonces fue interesante, un desafío enorme. Fue muy difícil, pero al mismo tiempo renovador, porque cuando liberé al personaje sentí que yo también me estaba liberando como escritora. Entonces va a ser uno de mis personajes favoritos a través de mi carrera como escritora.
APR: Claro, Claro, el libro, además, el subtítulo es Memorias de Ilse en Colonia Dignidad. Tiene una portada preciosa, muy muy sugerente, en donde está esta niña pequeña, yo que tengo nietas de esas edades, o sea, imagínate nada más. ¿Cómo le llega a uno un relato así? Déjame leer brevemente cómo inicias el libro. Dices: “A los 11 años, me inventaron una familia y me obligaron a creer que tenía tres padres, el tío Paul, mi padre de Colonia Dignidad, mi divino padre, que estaba en el cielo y Holger, mi padre biológico, que vivía en Alemania”. Cuéntanos acerca de la elección de esta voz narrativa, porque durante el libro lo que estamos viendo es también la narración de la narración que está metida en el memoir, que está metida en esta memoria, que tiene un formato un poquito también como de diario. Y sobre todo, esta retrospectiva sí que permite hablar de varios planos temporales.
ES: Ajá. Uy, excelente. Bueno, se nota que tienes un doctorado en literatura. [risas]
APR: Gracias.
ES: Bueno, yo creo que la forma de diario me dio cierta libertad para poder hacer un recuento de los eventos de esta mujer y al mismo tiempo me dio la oportunidad de hacer una especie de película. A través de los ojos de ella, vamos observando los diferentes momentos, las diferentes torturas de otras personas. Incluso, como fotógrafa, quise incluir algo que no había hecho en… creo que lo hice muy, muy así a la ligera en en otros libros… pero en este libro me interesó darle una cámara fotográfica de regalo a esta niñita cuando se va de Alemania, pero que la torturan cuando encuentran esa cámara y le rompen la cámara y todo, pero ella empieza a crear una especie de máquina fotográfica en su cabeza. Entonces, cada vez que ve estos horrores, ella quiere… como le prohíben leer y escribir y sacar fotos. Entonces ella va al mismo tiempo tratando de capturar horrores, no solamente para no olvidarlos, sino que también para poder contarlos. Entonces esta era una una excusa narrativa y un apoyo narrativo para poder mostrar imágenes. No solamente con la palabra, sino que con este recuento fotográfico que hace la niña al final de algunos capítulos, que incluso usa el sonido de la máquina, anomatopeya que usé en repetidas ocasiones en este libro que ella hace un sonido de click y repite en una sola frase el horror que he visto ese día. Entonces era interesante poder poner todas estas técnicas en un diario y usar la primera persona, no solamente para contar, sino que también para denunciar. Porque este libro también es una forma de protesta de esta mujer. Muchas veces se pregunta, ¿Por qué nadie hace nada? ¿Por qué en este país, en Chile, no vienen a rescatarnos? ¿Por qué en Alemania no vienen a buscarnos? ¿Por qué nadie hace nada? Entonces me pareció interesante que en este diario ella también va protestando, va denunciando todo lo que pasó y va tratando de encontrar culpables.
APR: Qué interesante. Fascinante lo que haces con la fotografía, por supuesto. Y fascinante además el pensar que tienes muchos otros lectores y esos lectores también están en Alemania. Y esos lectores saben que pasó esto porque obviamente era, como acabo de decir, un secreto a voces. Para cerrar la conversación, déjame hacerte una última pregunta. Encontré varios artículos de cuando apareció el libro que vienen de Alemania y, sabiendo que hay una cantidad importante de lectores en español allá, mi pregunta era, ¿Qué pasó? ¿Hubo alguna reacción? ¿Tuviste algún feedback? ¿Tuviste alguna retroalimentación de Alemania también?
ES: Sí, ha sido bastante positivo. Primero, fui invitada a Bremen, a la ciudad de Bremen, a través del Instituto Cervantes de España, a presentar el libro. Y yo creo que la recepción fue un poco sorpresiva, ¿no? Muchas personas no sabían, y sobre todo las nuevas generaciones no sabían, qué había ocurrido esto. Y la gente mayor está horrorizada porque algunos habían leído algo sobre Colonia Dignidad, pero todavía no sabían que hay gente... Por ejemplo, el médico que le llamaban “el carnicero de las mujeres”, que era el experto en quitarles el útero y los ovarios a las mujeres y hacerle un aborto forzado cuando eran violadas por los mismos elementos de la colonia, está libre hoy en Alemania, escapó de Chile y vive completamente en libertad después de haber cometido horrorosos crímenes en contra de mujeres alemanas.
APR: Qué cosa, qué horror.
ES: Entonces, anunciar todas estas cosas en público fue muy importante para mí, pero también ha sido importante que una editorial alemana me ha dado un contrato, hemos firmado para publicar la novela en alemán y en este momento un gran traductor está haciendo la traducción y saldrá ahora en en el 2024. Y yo creo que es importante para las personas que no hablan español en Alemania que lean este libro en alemán. Y la otra noticia bastante importante, que te doy la primicia, es que también he firmado un contrato con un director español para los derechos de la novela para que se haga una película y estoy trabajando con él, su nombre es Samuel Sebastián, y estamos casi finalizando el guión para la película y estamos en el proceso de buscar productoras. Y bueno, esperamos que sea una película con producción chilena y española.
APR: Felicidades, Emma, qué increíble. Qué emoción me da escuchar todo eso, el reconocimiento por el trabajo y, sobre todo, por la valentía. Así que de verdad muchísimas felicidades.
ES: Es un placer dar la noticia exclusiva en Hablemos, escritoras.
APR: No, pues encantados, qué orgullo, qué honor. De verdad, Emma, ha sido un gusto enorme. De verdad yo podría platicar una hora más contigo de tantas cosas que encontré.
ES: Tenemos que hacerlo otra vez. [risas]
APR: Tenemos que hacerlo de verdad que sí. Muchísimas felicidades por todo y muchísimas gracias por hacer lo que haces. Es tan importante y te necesitamos todas como mujeres y como sociedad, todos los que somos parte de este gran mundo, ¿no? Muchísimas felicidades, Emma, gracias.
ES: Muchísimas gracias a ti, Adriana, y también muchísimas gracias a Hablemos escritoras. Hablemos, escritoras nos da la posibilidad exactamente de eso, de hablar con las escritoras y poder mandar nuestro mensaje a través de todos los países del mundo. Muchísimas, muchísimas gracias.
APR: Igualmente, pues un abrazo muy grande desde esta airosa Austin en Texas hasta España.
ES: Muchísimas gracias.
APR: Hay muchas, muchas cosas que tenemos que agradecerle a Emma Sepúlveda con esta conversación. Nos deja una tarea pensar y reflexionar sobre todos estos temas que quedan ocultos, sobre el papel tan importante que tienen las escritoras y las investigadoras que se meten de lleno para sacar la verdad, pero también para llevar ese placer que es la literatura y que es la lectura. Muchísimas gracias a Teresita Giacaman por haber hecho posible esta entrevista y muchas, muchas gracias a nuestros colaboradores. Ingeniería de audio, Fernando Macías Jiménez; edición de podcast, Christian Josephy; Administración y social media, Brenda Ortiz; asesoría, Andrea Macías Jiménez y también a todos nuestros colaboradores, Liliana Valenzuela, Giulianna Zambrano, Francesca Dennstedt, Anjanette Delgado, Gisela Jefes, Isabel Ibáñez de la Calle y Rose Mary Salum. También a nuestro equipo del grupo Literatura alrededor de la mesa, Gabriela Polit, Gisela Kozak, Lorena Amaro, Martha Bátiz, Mónica Velázquez, y Dunia Gras. También a nuestro equipo de traductores Alice Banks, Kathleen Meredith y Will Howard. El equipo y la familia que Hablemos, escritoras crece día a día. Gracias a todos ustedes por su apoyo, yo soy Adriana Pacheco y nos escuchamos en el próximo episodio.