Adriana Pacheco: Cada tres meses en Hablemos, escritoras tenemos a la mesa sentadas a varias críticas que abordan distintos temas que tienen que ver con la literatura, con la cultura y con la sociedad. Esta mesa se ha enriquecido ampliamente con sus voces y ahora tenemos el gusto de sumar a una académica más, Mónica Szurmuk. Ella viene de Argentina y va a colaborar con este grupo de Literatura alrededor de la mesa. Estoy muy contenta el día de hoy de presentarla con todos nuestros seguidores para que platiquemos un poco con ella de lo que está haciendo desde Argentina, cuál es su investigación, cuáles son los temas que ella aborda. Yo soy Adriana Pacheco y es un gusto, como siempre, venir cada semana con estas voces maravillosas que enriquecen tanto nuestro conocimiento sobre la literatura contemporánea de todos los tiempos de escritoras del continente, de España y de los Estados Unidos. Recuerden que somos una organización sin fines de lucro y queremos traducir todos nuestros podcast, todo nuestro contenido, para tenerlo en inglés y poder llegar a más lugares. Pasen la voz, ayúdenos en esa campaña de fundraising que hemos iniciado. Es una campaña permanente que nos ayudará a llegar a esa meta, poder hacer que las voces de las escritoras atraviesen todas las fronteras. Pónganse cómodos y disfrutemos a Mónica Szurmuk.
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Hace no mucho tuve el gusto de estar en Argentina, en Buenos Aires, qué barbaridad, qué ciudad más increíble por todo, la arquitectura, la ciudad misma, la comida, la gente y, por supuesto, la escena literaria más maravillosa de las que hemos visitado últimamente. Y bueno, obviamente una de las cosas que nos gusta cuando vamos a estos paseos es que podemos entrevistar a escritores y hacer conexiones con críticas. En esa ocasión no tuve el gusto de conocer a Mónica Szurmuk que en persona, lo cual lamento mucho porque verdaderamente hubiera sido un gran gusto haberla abrazado y darle las gracias en persona porque aceptó ahora sumarse a nuestra mesa: Literatura alrededor de la mesa. Bienvenida Mónica. Muchas gracias por estar en Hablemos, escritoras.
Mónica Szurmuk: Muchísimas gracias por la invitación y a mí también me hubiera encantado compartir un café y alguna lectura con vos.
APR: No, maravilloso, y ahorita fuera del micrófono estamos hablando si tenemos agua o no. Y bueno, Mónica me está antojando que tiene su mate, que eso pues yo no lo tengo acá en Austin, definitivamente. ¿Estás en Buenos Aires ahorita, Mónica? Cuéntanos en dónde estás.
MS: Estoy en Buenos Aires. Hoy estoy en mi casa. Hoy no estoy dando clase, entonces estoy trabajando desde mi casa en el barrio de Belgrano, en la ciudad de Buenos Aires.
APR: Lindo, qué lindo. Cuéntanos un poco. ¿Cómo empiezas en la literatura, Mónica, cuáles son tus inicios?
MS: Mira, es… en realidad, hay una crítica argentina que se llama Analía Gerbaudo, que hizo una serie de entrevistas a críticos y críticas de la literatura argentina y nos hacía exactamente esa misma pregunta. ¿Dónde empezaron a ser lectoras lectores? Si la pregunta es por ese primer origen, quizá el primer origen es la escuela. Yo estuve… tuve sarampión a los 7 u 8 años y ahí por primera vez me sentí lectora. Me dediqué esa semana de estar en la cama a leer. Mi mamá, mi papá, mis abuelos me trajeron libros y por primera vez leí un libro entero, que era un libro de una colección que se llamaba colección Billiken de libros para niños y niñas. Y ahí empecé a ser lectora. Y siempre, siempre fui lectora. Siempre la literatura, la materia que acá se llamaba castellano, era de mis materias favoritas. Cuando yo terminé el secundario, en ese momento, que era durante la dictadura, era muy difícil entrar a la carrera de letras. Y entonces yo en lugar de hacer la carrera de letras en la facultad, entré a un instituto del profesorado y estudié literatura en un instituto del profesorado, que es un instituto de formación docente, entonces empecé formándome como docente de literatura.
APR: Qué increíble. Entonces, ¿en esos institutos forman profesores?
MS: Forman profesores de literaturas de… tanto de literatura… literatura en castellano como en otras lenguas que son lenguas europeas en general en la Argentina, pero que también hay institutos de formación docenteen el noreste, que son bilingües, donde se enseñan también lenguas de pueblos originarios. En la zona metropolitana de Buenos Aires, se enseñan lenguas europeas —alemán, italiano, portugués, francés, inglés— y son institutos que surgieron a fines del siglo XIX, principios del siglo XX y, de hecho, muchas de las primeras autoras con las que yo trabajé, con las que yo trabajé en mi tesis doctoral, se formaron en institutos de formación docente.
APR: Qué lindo. Regresaste de alguna manera, cerraste el círculo y después las estudiaste. Qué maravilla.
MS: ¡Sí!
APR: Quien recomendó tu nombre para formar parte del LAM es Gabriela Polit, quien es parte también del grupo, y algo que ella me dijo y me llamó mucho la atención es como las redes no que se han extendido entre un país y otro y se han ido conociendo poco a poco. ¿Cómo conocías a Gabriela Polit? ¿Cómo se hicieron ustedes colegas dentro de este campo de las letras?
MS: A ver, yo… Quizá me equivoque en el primer en el origen, porque yo a Gabriela la leí antes de conocerla personalmente. Yo creo que nos conocimos personalmente en San Luis Potosí. Yo viví durante 8 años en México, en la Ciudad de México, y tuve un proyecto que luego se transformó en un libro que se llamó Memoria y ciudadanía y que teníamos apoyo del Instituto Mora, que era el instituto de investigación donde yo trabajaba, del Fondo Nacional de las Artes de Conaculta y en un encuentro que organizamos en San Luis Potosí junto con Benjamín Juárez Echenique, en ese momento era director de de Conaculta e invitamos a Gabriela. Gabriela ya había publicado su libro sobre los caudillos y estaba además trabajando con voces soterradas, olvidadas, entonces yo creo, estoy casi segura, que nos conocimos —así de darnos un abrazo como decías vos— nos conocimos en San Luis Potosí, que además creo que su abuelo llegó tardísimo. Pero compartimos esos días en un centro cultural que acababa de abrirse en San Luis Potosí y que había sido una cárcel.
APR: Guau, qué linda historia. Bueno, en una cárcel, imagínate. Hay varios lugares, así que se han usado en México que eran antes prisiones y las han convertido en centros culturales. Y la pregunta va porque tú estudiaste en California, ella estudia en Nueva York y pensé que había sido en Estados Unidos en donde se habían conocido. Tú estudiaste en California, entonces vienes también con esta mezcla un poco de la academia también americana.
MS: Exacto, yo estudié en la Universidad de California en San Diego, que en ese momento… bueno, lo sigue teniendo. Pero en ese momento tenía un programa en literatura, no en literatura nacional, sino en literatura, que fue lo que me atrajo muchísimo a ese programa y donde la formación no se alineaba por literaturas nacionales, sino que se podían hacer trabajos mucho más comparativos y partir de preguntas teóricas. Entonces yo ahí hice la maestría, primero en literaturas comparadas, luego en literatura latinoamericana e hice el doctorado en lo que se llamaba Spanish, pero que era literatura latinoamericana. Y trabajé siempre en el cruce de varias lenguas y por eso ese departamento fue fundamental para mí porque cursé con, o sea, muchos de los profesores, las profesoras con las que cursé venían de otras áreas que quizá no hubiera tenido la oportunidad tanto de de trabajar con ellos en un doctorado en español, para decirlo rápido.Entonces me dirigieron en la tesis Susan Kirkpatrick, que había publicado Las románticas y que era una crítica fundamental para pensar además los cruces de género con raza y clase social. Jaime Concha, que es un crítico chileno, erudito, detallista, que conoce muchísimo la literatura latinoamericana. Trabajé también con Carlos Blanco Aguinaga. Allí conocí a Yliana Rodríguez y pude cursar con docentes… tanto el departamento como algunos que venían regularmente desde afuera, entonces cursé con Page duBois, que era profesora de literatura clásica. Pude cursar un seminario con Edward Said y Lisa Lowe, que me ayudó a pensar muchísimo la poscolonialidad. Trabajé con críticos que me hicieron pensar mucho en estos cruces y una cosa muy importante para mí de la experiencia californiana es que durante esos años un grupo de profesoras de la Universidad de California, los diferentes campus de la Universidad de California, que ellas ya estaban trabajando colectivamente, o sea, que empezaron ellas a reunirse y a trabajar colectivamente para pensar la literatura de mujeres y para pensar el género, ellas crearon una instancia para que las estudiantes graduadas tuviéramos una experiencia colectiva y similar. Estas docentes eran Francine Masiello, Mary Louise Pratt, Martha Morello Frosch, Emily Bergman y varias más. Y ellas se habían empezado a reunir después de un LASA donde ellas notaron que bueno, que las mujeres no tenían voz, que los paneles importantes estaban organizados alrededor de temas liderados por hombres, que ellas tenían poca voz y ellas crearon lo que fue… que seguramente decir mal el nombre, pero fue algo así como “Seminar on Culture and Gender” y ellas fueron las que dieron la impronta para hacer una serie de congresos en los diferentes campus es de la Universidad de California, donde las estudiantes graduadas teníamos la posibilidad de presentar trabajos y de conocernos, de empezar a colaborar y además colaborar con ellas, que era un grupo extraordinario de críticas feministas. En ese sentido, fue una experiencia muy afortunada la que tuve en ese momento y también al estar en San Diego, muy cerca de la frontera, el influjo de profesoras mexicanas… entonces, por ejemplo, cursé… el primer paper que presenté en uno de estos congresos fue el producto de un seminario que cursé con Aralia López González.
MS: Bueno, increíble, qué experiencia, qué maravilla, qué enriquecimiento de haber podido convivir con estos grandes nombres y obviamente, bueno, todos son tan relevantes. Yo que hice también el doctorado en Estados Unidos, obviamente muchas eran, bueno, pues nuestras críticas de cabecera y muchas de ellas trabajaban además lo que yo estudié dentro del doctorado, que fue siglo XVIII. Déjame contarte una anécdota interesante, porque obviamente este volumen… qué maravilla lo que hiciste con Liliana Rodríguez, que también es una catedrática tan exquisita y tan puntual y tan profunda… con este volumen de Latin American Women's Leadership que hicieron con Cambridge University Press, en donde tienes precisamente a Francine Masiello, que me encanta su punto de vista, Debra Castillo, que bueno, pues por supuesto, Debra Castillo es quién es, ¿no? Pero tienes ahí a Ana Peluffo y Ana Peluffo estuvo en mi grupo de mi doctorado, fue una de mis mentoras.
MS: Ay, ¡qué maravilla!
APR: Sí, fue una de mis revisoras que además tenemos el podcast, maravillosa esa conversación que tenemos con Ana Peluffo. Cuando estábamos en LASA… yo me acuerdo que teníamos siglo XIX y siglo XVIII, era como una sola sección. Y bueno, pues en alguna reunión que tuvimos —LASA genera tantas conversaciones, ¿no?— saliendo de ahí estaba Francesca de Negri, había varias del continente, a nivel continental, y bueno, yo les decía, “Pero es que, ¿por qué no tenemos una sección siglo XVIII que sea nuestra?” Porque siempre nos metían con estudios coloniales y bueno, juntaban ahí las mesas. Y bueno, pues, fuimos las separatistas y nos separamos conseguimos las firmas y nos separamos, hicimos el grupo y ahora es una sección maravillosa, siglo XVIII, y yo quedé al principio como chair, además con otros colegas maravillosos como Juan Carlos González. Ana Peluffo quedó después al frente de este grupo con Mayra Botero y bueno pues ya te imaginarás tantos nombres. En ese libro que tú coordinas con Iliana Rodríguez está además Maricruz Castro Ricalde, que me parece muy valioso, una gran investigadora. Cuéntanos un poco sobre este libro. ¿Cómo es que surge? ¿Cuál fue la línea crítica que tomaron ustedes, Iliana y tú? Complicado hacer un volumen así, ¿no? Además, ¿a quién invitas y a quién no puedes invitar? Porque sino sería un volumen inacabable, ¿no?
MS: Buenos, fue como una de estas cosas maravillosas que pasaron. Salió de una reunión de LASA también, en esa reunión de LASyliaA yo había organizado un panel con una serie de críticas de las que formaron el campo en América Latina. Entre ellas estaba Jane Franco, estaba Mary Pratt, estaba Iliana, estaba Francine nuevamente, Marisol Vera, directora de la editorial Cuarto Propio. El panel fue extraordinario e Iliana me ofreció trabajar con ella en esta historia de la literatura de mujeres en América Latina y entonces al principio las dos que quisimos cambiar un poquito el título, esto de Historia de las mujeres en América Latina y cambiar la palabra “mujeres” por “género”, incluir latinx, latinos y latinas en Estados Unidos. Bueno, a todo eso el editor nos dijo que no y nosotras lo que queríamos hacer… el libro tiene una impronta histórica, y esto es muy interesante o lo que vos decís del siglo XVIII, porque lo que pasó en este libro, en cómo lo fuimos pensando, es que nosotras queríamos hacer una cronología y haciendo la cronología se ve cuáles son los campos que están creciendo. Y quedó clarísimo que el campo del siglo XVIII era un campo que, como vos decís, estaba un poquito abandonado en un momento y que gracias al —yo creo— gracias al boom enorme alrededor de la producción de mujeres en el siglo XVIII latinoamericano, o sea, tanto la producción literaria como la producción de las mujeres críticas que empezaron a leer esta producción literaria… En la academia norteamericana… pues yo creo que en las academias nacionales, se leía el siglo XVIII, pero tampoco se leían muchas mujeres. Se necesitó que empezaran estas críticas tanto en América Latina, en los diferentes países, como en Estados Unidos, a leer estas mujeres. Y cuando nosotras llegamos al Cambridge History, ya había un corpus importante del siglo XVIII y había un corpus muy importante decolonial y de lo que había pasado antes de la colonia, porque nosotras dijimos, “No podemos empezar en 1492, hay que empezar antes”. Y encontramos que había autoras como Santa Arias, por ejemplo, que estaban pensando cómo reconstruir el archivo prehispánico o prelusófono. Entonces el libro se transformó en un espacio extraordinario de lo que en inglés se dice an embarrassment of riches. Lo que nos pasó es que nosotras pensamos cuando empezamos a preparar el libro que había mucho más de lo que se pensaba, pero aún así nos quedamos sorprendidísimas con todo lo que encontramos. Entonces, el libro está organizado temáticamente alrededor de temas que nos parecían interesantes: memoria, violencia (por ejemplo, el capítulo de Jim Franco sobre la violencia), maternidades. Y después, para algunas literaturas que circulan menos en inglés dedicamos capítulos. Por ejemplo, hay un capítulo sobre mujeres en la zona andina. Lo que pasó con ese libro, Adriana, es que fue un libro raro para el libro académico en una university press como es Cambridge, porque se hizo rapidísimo, porque las autoras colaboraron enseguida porque no hubo problemas, todo fluyó. Y de hecho, por ejemplo, es un libro que se escribió sin ningún tipo de ayuda institucional porque salió muy rápido. O sea, ni siquiera tuvimos tiempo para pedir ayuda, no sé si lo hubiéramos conseguido. Pero ni siquiera tuvimos tiempo. Por ejemplo, en ese libro está el capítulo de Marie Arana, a quién vos nombrás, que es una figura importantísima en el campo del siglo XIX y una lectora extraordinaria de la literatura del siglo XIX, y en general del género.
APR: Sí, magnífico, pues, qué aventura. Y claro, obviamente ya me imagino que Cambridge University pues ha de haber estado feliz con ese volumen y bueno, ahora lo podemos disfrutar nosotros. Vamos a ir a tu obra. Me parece tan interesante que tu primer libro titulado Mujeres en viaje pues sea como una manera de irse más a lo local, a qué son estas mujeres que de alguna manera van haciendo historia a través de los viajes o cómo están vistas o cómo están aportando. Y bueno, obviamente el Cono Sur tiene autoras maravillosas que fueron viajeras —en México también algunas—, pero ahí hay una cuestión también del siglo muy interesante, esta pasión por el viaje que viene del XIX y se va a transformar también en el XX. Bueno, ahora me interesaría mucho saber cuáles serían las mujeres en viaje en el siglo XXI, ¿verdad? Cuéntanos sobre ese Libro, Mónica.
MS: El libro… son como libros que son pares de libros. Yo escribí mi tesis sobre mujeres viajeras y a mí lo que me interesaba era pensar cómo se había escrito la Argentina, el paisaje argentino entre 1850 y 1930, desde la mirada de mujeres, mujeres argentinas que habían viajado y que habían escrito sobre otros lugares geográficos. Pero, claro, como toda viajera, la viajera compara con su lugar de origen y mujeres europeas y norteamericanas que habían escrito sobre Argentina. O sea, en última instancia, lo que fue la tesis que luego fue el libro que se publicó como Women and Argentina, Early Travel Narratives fue un libro sobre cómo las mujeres pueden construir un lugar autoral, un lugar desde el cual escribir. Y a la vez como las miradas de estas mujeres son miradas que ven cosas diferentes a lo que ven los hombres, pero que en algunos casos quedan atrapadísimas por determinantes raciales o determinantes de clase de su época. Entonces lo que me interesaban en ese libro era poder pensar el paisaje, el lugar y el lugar de enunciación, el lugar de escritura y de qué hablábamos cuando hablábamos de mujeres viajeras y de mujeres escritoras y una cuestión que a mí siempre me sigue obsesionando que es cómo estas mujeres tenían estas experiencias escriturales en un momento cuando no tenían derechos políticos, o sea, porque… en el corazón de todo esto es que estas mujeres no votaban, no tenían potestad sobre sus propios hijos, en muchos casos ya podían ser propietarios, tener propiedades, pero en muchos casos, según su origen nacional, no podían. Entonces me interesaba eso. Y entonces publiqué como una pareja de libros. El libro donde yo hacía el libro crítico, el libro ensayo y una colección que se publicó por Alfaguara donde aparecen esos textos, porque la mayoría de esos textos no circulaban, muchos siguen sin circular. Pero en ese momento ninguno de estos textos circulaba. Entonces me interesaba abrir la posibilidad de que estas escritoras fueran leídas y descubrir, por ejemplo, en el caso de una de ellas, Ada Elfein, que es una escritora muy temprana, de la primera mitad del siglo XX en Argentina, que es una escritora lesbiana. Es decir, bueno, ¿cuáles son los intersticios, cuáles son los lugares desde los cuales se pueden construir identidades alternativas? Pensar en estas lecturas… a mí me gusta mucho, por ejemplo, las lecturas que hacía Sylvia Molloy. Esto de meterse en los textos y hacer lecturas muy cercanas que te permitan ver dónde hay como un pequeñito quiebre que revela la potencialidad del texto, revela la diferencia y revela lo que nosotras podemos intervenir como críticas. Hay algo que yo llamo “el archivo hospitalario”, que creo que la literatura nos permite reconstruir momentos del pasado, pero además, como si fuera tomarle la temperatura a un momento particular donde las mujeres pudieron decir ciertas cosas y no podían decir otras, pero que esto queda archivado y que la literatura funciona de una manera hospitalaria como archivo de esto que no se pudo decir que no se pudo articular pero que ya estaba.
APR: Increíble, fíjate que ahorita que te estoy oyendo, pienso mucho en esta cuestión comparativa. Cuando nosotras nos reunimos y podemos hacer esas investigaciones comparando un poco en la producción literaria, especialmente regresando otra vez a siglo XVIII a nivel continental o distintos países, algo que yo noté en el periodo que yo estudié es que cuando ya en el Cono Sur, en Argentina especialmente, también en Perú y en Chile, estaban las escritoras ya hablando de emancipación de una manera, ya sabes, siempre con esas armas abajo del texto, muy sutiles, obviamente estaban hablando de abolicionismo, estaban ya obteniendo un punto de comparación con las conversaciones que se estaban dando en Estados Unidos y en Europa. Y las mujeres mexicanas, especialmente en provincia, seguían tan atadas al texto religioso, a todas estos… no nada más los devocionarios, sino a esa construcción de, bueno, Nancy la Greca le llamará el “Ángel del hogar”, yo le llamo de muchas otras maneras, porque el Ángel del hogar me parece que es muy corto para todas las otras maneras de filtrar la religión y meter ese marianismo adentro, en el corazón mismo de las mujeres que lo llevaban a los libros que servían para educar a las jovencitas, a imagen y semejanza de la virgen. Me parece fascinante. Y bueno, esos son precisamente las conversaciones que se logran cuando se puede uno reunir y hacer análisis comparativos. Mónica, tú tienes otro libro en donde también colaboraste Latin American Literature In Transition. Este es posterior a todo lo que nos estás contando, cuéntanos un poco sobre él.
MS: Bueno, yo tuve la posibilidad de crear una serie para Cambridge University Press, que es una serie que se llama Latin American Literature In Transition y la serie lo que propone es una relectura global de las literaturas latinoamericanas pensando en una categoría que es la transición. O sea, cómo podemos pensar, cómo podemos volver a mirar los modos en que se escribió toda la literatura latinoamericana usando esta categoría. Escuchándome, suena un poquito hasta arrogante pensar que es una manera de reescribir todo, pero a mí me gustó el desafío de diseñar una serie, una serie de cinco volúmenes donde desde el presente volvemos a mirar lo que pasó en las literaturas latinoamericanas. Yo creo que por las características de América Latina, la construcción de lo que podríamos llamar textos literarios y textos críticos siempre ha sido paralela. Entonces, qué pasa si podemos revisarla. Es como mirar todo con nuevos ojos, ¿no? Entonces lo primero que pensé era como organizarlo y lo organicé cronológicamente. Son 5 volúmenes organizados cronológicamente. El primero empieza antes de 1492 y termina en el momento de las revoluciones, termina alrededor de 1810 y ese estuvo editado por Rocío Quispe-Agnoli y Amber Brian. El segundo llega —que lo editó, de hecho, Ana Peluffo junto con Ronald Briggs— y ese segundo se ocupa mucho del momento de la construcción de los estados nacionales pero también de la construcción de todas las instituciones de los estados nacionales, desde instituciones lingüísticas hasta instituciones como la esclavitud. Ese llega hasta 1860. El tercer volumen va de 1860 a 1930 y lo editaron Fernando Degiovanni y Javier Uriarte. Un cuarto volumen va desde 1930 hasta 1980, fue editado por Amanda Holmes y Par Kimaraswami. Y el último volumen lo editamos Debra Castillo y yo. Y en ese volumen particularmente que empieza en 1980 y llega hasta 2018, que fue cuando lo terminamos de preparar, cuando lo mandamos a la editorial, ese volumen es la decantación de lo que había pasado en todos los demás volúmenes. En ese nos interesaba pensar desde qué pasa en la crítica literaria actual. Entonces tenemos un capítulo que piensa la crítica, que lo escribió Graciela Montraldo y tenemos capítulos que se ocupan de géneros nuevos como el cómic o como el rap. Hay un capítulo de Maricruz Castro Ricalde que se ocupa del cine mexicano en Hollywood, tenemos capítulos de escritoras que hacen nuevos géneros como escritoras, pero también como críticas, como es el case de Liliana Colanzi y Cristina Rivera Garza. Tenemos un capítulo sobre la literatura de fronteras en portuñol, por ejemplo, esta literatura de la triple frontera entre Brasil, Argentina y Uruaguay. Nos ocupamos mucho de las lenguas originarias de las mujeres afro. Y me parece es muy interesante porque Debra Castillo y yo lo terminamos, o sea, el libro lo terminamos cuando empezó la pandemia y enviamos el manuscrito. Y lo que nos pasó fue que… creo que hubiera pasado algo diferente si hubiéramos tenido el manuscrito en las manos durante el COVID y ahora mi país… estuvo bien que no lo tuviéramos, porque escribir sobre el presente tiene el problema de que el presente… quizá, el presente presente te invade todo y en este libro no llegamos a tener eso. O sea que tenemos capítulos sobre las posdictaduras, capítulos sobre la literatura de hijos, sobre literatura digital, o sea, paramos justo antes del COVID y me parece que nos permitió tener una mirada sobre todo lo nuevo que está pasando en las literaturas latinoamericanas. Y ahora estamos en el proceso de traducir ese libro que se va a publicar en la Argentina y además hicimos un pequeño podcast con algunos capítulos del libro. Y lo que noto es que el libro nos dice mucho sobre el presente sin ocuparse del presente. O sea, que ese mapa que nosotras armamos de lo que estaba pasando en el 2018 y ese arco, porque, bueno, todos los volúmenes de la serie Transitions tienen una determinada transición importante y en este caso la transición importante era el momento del final de las dictaduras, las comisiones de la verdad, los juicios, el neoliberalismo, el surgimiento de formas alternativas en las literaturas, el surgimiento así en el espacio público de movimientos, de reivindicación de pueblos originarios, de literaturas en lenguas indígenas. Entonces me parece que ese arco está muy bien representado en el libro.
APR: Qué maravilla. Bueno, pues ya me dejaste curiosísima de leerlo. ¿Cómo no? Claro que sí. Fíjate que Donald Briggs, después de Juan Carlos, fue chair conmigo con lo de LASA. Un colega muy serio, muy atinado y ahorita estoy pensando en una reunión que organizó Andrea Castro en donde estuvimos varios en un encierro en Suecia. Estuvimos cinco días pensando, estuvo también Nacho Sánchez Prado y otros más, Cari Soriano, que además me parece que todas estamos como en esta línea y todos estamos en esta línea de tratar de reescribir y de investigar viendo el presente, pero como tú bien dices, escribiendo sin ocuparse del mundo presente.
Pues qué interesante, magnífico Mónica. Te felcito de verdad. Se nos va acabando el tiempo y quisiera cerrar con un par de preguntas que me parecen muy relevantes. Haciendo estas historiografías y hablando así a nivel continental, pues tú has de estar viendo esta evolución con los estudios de género y sexualidad en la literatura latinoamericana desde la crítica, porque bueno, una cosa son los libros, que hay una producción maravillosa y ahora las escritoras se están poniendo y proponiendo unos temas fantásticos. Y otra cosa es que nosotros, también en la academia, somos un puente, un vínculo que podemos llevar no nada más a los estudiantes, sino también a los lectores a través de, pues, de revisar el texto con otros ojos y con otras perspectivas que no son a manera de imponerse, sino a manera nada más de abrir conversaciones, de cuestionar ciertas cosas y de abrir conversaciones. ¿Qué opinas tú sobre lo que está sucediendo ya en estos últimos años? ¿Cómo sientes que ha cambiado esos estudios de género y de sexualidad en relación con la literatura latinoamericana?
MS: Mira, yo creo que son áreas fundamentales. Y a mí me parece que además, particularmente con los estudios sobre sexualidades y disidencias, la retroalimentación es continua. O sea, me parece que a diferencia de otras áreas, por ejemplo, las y los que fueron estudiantes míos hace muy pocos años se han transformado, o sea, en casos particulares, estoy pensando, no sé, gente como Pablo Farneda, como Matías Máximo, Laura Arnés, Agustina Vernisi. O sea, esto es particularmente en el caso de Argentina, se van transformando en figuras clave y además me parece que hay una retroalimentación continua de lo que está pasando en la calle y lo que está pasando en la universidad, entonces me parece que además esto nos da una manera de pensar la literatura que es diferente. Y con esto no quiero decir que esto no haya pasado siempre, y me parece que en la literatura latinoamericana, por una variedad de cuestiones, siempre el eco del afuera ha sido fundamental y ha sido nuy fuerte y además en muchos casos muy caro, muy costoso, como es el caso en el Cono Sur de la cantidad de escritores y escritoras que desaparecieron, que fueron víctimas de tortura. Y esto ha pasado también, por supuesto, en Centroamérica y en Colombia, en Brasil. O sea, me parece que esta conexión… pero me parece que en el caso de las disidencias sexuales hay algo que se trabaja en la calle y que vuelve a la universidad. O sea, que la retroalimentación me parece que es continua, que es más inmediata. Y yo diría que algo parecido pasa con los movimientos de pueblos originarios, con las mujeres marronas en Argentina. O sea, me parece que hay algo que por ahí en la academia se venía pensando y de pronto explota en la calle, ¿no? Y yo creo, por ejemplo, en los años en los que que yo viví en México vi algo muy, muy parecido. Vi cómo se iba gestando una manera de pensar la militancia que tenía un eco inmediato en la academia y por otro lado, tiene un eco inmediato en el cine, en el periodismo, en el teatro.
APR: Qué increíble. Claro que sí, se está retroalimentando y esta imagen me gusta mucho de cómo el espacio público se va a meter a la academia y por otro lado, la academia ya lo está pensando desde antes y de repente viene esta manifestación en el espacio público, en la calle, en lo que obviamente está ahí, evidente, ¿no? Maravilloso. Y bueno, pues la última pregunta es además una felicitación porque sabemos que viene un nuevo libro Historias sobre la literatura Argentina, ¿verdad? Lo hiciste con Alejandra Laera, ¿no?
MS: Exacto, sí.
APR: Qué maravilla. Cuéntanos, felicidades por ese libro ¿Cuándo sale? ¿De qué trata? Bueno, ya el título nos dice bastante.
MS: Este libro el 16 de mayo del 2024, o sea, en dos días. Y sigue esta tradición de las historias de Cambridge, como la que editó Nacho Sánchez Prado con otros colegas sobre historia de la literatura mexicana y la historia de la literatura chilena de Ignacio López Calvo. Y bueno, nosotras lo que hicimos en realidad… el libro tiene tres partes, la primera parte con fechas importantes, con fechas clave de la historia argentina y de la historia de la literatura argentina, una segunda parte que se ocupa de temas que han sido importantes para la literatura Argentina, como el cosmopolitismo, las disidencias sexuales, la literatura gauchesca, entre otros, y una tercera parte dedicada a libros y escritoras/escritores. Nos pone muy, muy contentas, entre otras cosas porque tenemos representantes de varias generaciones. O sea, me parece… y esto… en las otras colecciones que yo edité para Cambridge, siempre hay gente como que recién empieza y gente muy consagrada y me parece que en esa convivencia surgen cuestiones interesantísimas para pensar la literatura. Entonces es un libro que me parece que nos va a ayudar a pensar la literatura Argentina.
MS: Qué maravilla, pues muchas felicidades. Estamos grabando este podcast exactamente dos días antes de que salga entonces. Bueno, felicidades para ambas y para pues todo el proyecto en general. Y bueno, pues pronto ya tendremos tu voz en LAM, me dará muchísimo gusto escucharte conversando en esa conversación crítica con otras colegas de distintos países del continente y España. Qué gusto tan grande, Mónica, muchísimas gracias por aceptar esta invitación. Y bueno, pues, la verdad es que quedamos muy agradecidos en Hablemos, escritoras.
MS: Muchísimas gracias a vos, a todo el equipo y muchísimas gracias por esta tarea inmensa que están haciendo de habilitar estas conversaciones continentales.
APR: Al contrario en nombre del equipo y un abrazo muy grande hasta Buenos Aires.
MS: Muchísimas gracias.
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APR: Bueno, pues, qué maravilla haber tenido esta conversación con Mónica Surmuk y haber encontrado tantos nombres en común, tantas coincidencias y una investigación tan fascinante, tan maravillosa. Qué gusto. Pues le damos las gracias a ella y le damos las gracias a Gabriela Polit por haber hecho esto posible, porque se integra ahora a nuestra mesa LAM, “Literatura alrededor de la mesa”, no se la pierdan cada tres meses, una verdadera cátedra, lo que pueden ustedes escuchar en audio y leer en texto. Vayan a www.hablemosescritoras.org y vean qué fantástica esta mesa crítica. Le doy las gracias a nuestro equipo técnico que está atrás de bambalinas. Fernando Macías Jiménez, ingeniería de audio; Christian Josephi, edición de podcast; Andrea Macías y Brenda Ortiz, todo lo que es administración, social media, diseño. Y por supuesto, nuestras colaboradoras: Liliana Valenzuela, una gran traductora, Giulianna Zambrano desde Ecuador, Francesca Dennstedt, Anjanette Delgado, Isabel Ibáñez de la Calle, Rose Mary Salum y nuestras integrantes de Grupo Lam, Gabriela Polit, Gisela Kozak, Lorena Amaro, Martha Bátiz, Mónica Velázquez, Dunia Gras Miravet y ahora Mónica Szurmuk. También nuestros traductores, Alice Banks, Kathleen Meredith y Will Howard. Yo soy Adriana Pacheco y es un verdadero gusto llevarles cada semana Hablemos, escritoras a todos sus hogares, a sus universidades, a sus centros de lectura y de estudio. Apoyen a nuestra causa. Vale la pena. Esa traducción puede ayudar a que muchas escritoras encuentren editores, a traductores, a que ganen premios, a que vayan todavía más lejos de donde ya están. Muchas gracias de nuevo, hasta la próxima.