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LAM 6 - Actualizaciones a la conversación sobre género.

Episodio 532 LAM / Literatura alrededor de la mesa

06/24/2024 · Adriana Pacheco

Para comprender el género hay que comprender el mundo primero Rita Segato"

LAM es una mesa crítica en donde investigadoras de distintos países de Latinoamérica y España dialogan sobre temas relacionados con literatura, cultura y sociedad. Cada 3 meses les hacer 5 preguntas a críticas que generosamente las contestan. En esta emisión además el gusto de sumar a una nueva integrante de este banquete que es la crítica argentina Mónica Sumar. Su preparación y formación, así como su trabajo sobre género, literatura contemporánea y mujeres viajeras enriquecerá mucho esta reflexión crítica. 
En este sexto episodio nos sentamos a la mesa con Gabriela Polit (Ecuador), Martha Bátiz (México), Mónica Velásquez (Bolivia) y Lorena Amaro (Chile). Yo soy Adriana Pacheco y sean todos bienvenidos a una oportunidad única que es más que un podcast es una verdadera conferencia de la que aprenderemos mucho. 

AP: En 1995 en la 4ª. Conferencia de la mujer en Bejín, Hillary Clinton dijo por primera vez “Women rights are Human rights”. Y sea la visión que se tenga sobre ella y su trabajo política, debe reconocerse que el discurso que da en Bejín es uno de los discursos más sensibles y poderosos que se han dado en un escenario internacional a favor de las mujeres. Esta conferencia, de hecho, marca un parteaguas en la conciencia política a nivel internacional sobre los derechos de la mujer. Victorio E Rodríguez, recientemente entrevistada para Hablemos, escritoras, nos cuenta que este es uno de los momentos más importantes para el inicio del involucramiento de las mujeres en la política. 

Lorena Amaro coincide en que la década de los 1990s es un parteaguas en el tema 

LA: Hacia los años 90 los estudios de género comenzaron a hacer su aparición en el mundo intelectual latinoamericano, tanto a través de ONGs como del nacimiento de cátedras y textos universitarios, incluso programas consagrados al tema. Con eso se ponía de relieve la necesidad de conocer y analizar las cuestiones relativas al género, más allá de las mujeres, a otras subjetividades y cuerpos en disputa. Las masculinidades hegemónicas y las que hemos llamado “nuevas” masculinidades, por ejemplo, dejaron de darse por sentadas, y creo que desde las ciencias sociales ha sido importantísimo como el concepto de género nos ha llevado a reflexionar mucho más allá del binarismo “hombre/mujer”, para considerar también otras subjetividades.

AP: Desde la crítica grandes han sido las voces que se han posicionado para cuestionar las categorías de género, como los fundamentales libros de Judith Buttler, Gender Trouble (1990) and Bodies That Matter (1993). Es a Judith Buttler a quien cita Martha Bátiz.   

MB: Judith Butler afirma que el género, objetivamente hablando, no existe como tal: el género se vuelve real cuando se ejerce o se representa en sociedad, es decir, cuando las personas asumen las actitudes que su entorno social les ha dicho que corresponden a su sexo. Hay, como sabemos, reglas de comportamiento que deben obedecerse, so pena de recibir castigos a nivel familiar, social e incluso legal y médico, que nos obligan a acatar los estándares hegemónicos de heterosexualidad y de identidad binaria. Pero el mundo no es solo blanco y negro, como sabemos, por lo cual los estudios de género se han enfocado en nombrar aquello que queda “aplastado” bajo ese concepto o bajo esa idea.

AP: Y si bien nombra lo invisible ha sido uno de los trabajos de los estudios de género y de los feminismos, como ha sido el caso de Marcela Legarde con el término “feminicidio”, que con ello tipificar como crímen el asesinato de una mujer por su género, es importante también reconocer que crear un léxico que además de ayudar a reconocer y nombrar actitudes normalizadas, nos ayuda en la conversación. Gabriela Polit cuenta una anécdota que le suceede en su conversación con la escritora nicaragüense Gioconda Belli. 

GP: Hay palabras que me divierten, porque hablan de situaciones para las que antes no teníamos esas referencias. Hace poco entrevisté a Gioconda Belli (75 años) y me habló de una relación conflictiva que tuvo en su juventud y dijo, era una relación tóxica. Me encantó el uso de esa palabra tan perfecta. Las palabras que nombran nuevas situaciones no suelen venir de la crítica literaria, el mansplaining (Rebecca Solnit) y el gaslightning, para las que no tengo traducción, también me parecen palabras riquísimas para visibilizar situaciones que hemos vivido por siglos y para la que no teníamos palabras porque las teníamos a esas situaciones naturalizadas. Supongo que seguimos naturalizando situaciones y que poco a poco estamos encontrando palabras que las denuncien y las visibilicen

AP: El feminismo, o mejor tenemos que decir, los feminismos, si es que estamos hablando de palabras, han ayudado a desnormalizar lo normalizado y a entender al mundo desde la interseccionalidad. Mónica Szurmuk reconoce esta interseccionalidad como una de las aportaciones más importantes de los estudios feministas. 

MS: Yo creo que entre los desarrollos más importantes para los estudios feministas, la crítica de género y la crítica literaria en general, ha sido el reconocimiento de la interseccionalidad, o sea, de pensar el género atravesado y cruzado por la racialización, por las disidencias sexuales. Esto siempre ha estado, en cierto modo, si pensamos en críticas feministas que escribieron hace 20, 30 años Francine Massieu, Susan Kirkpatrick, Mary Pratt, Emily Birdman, en ellas ya esto aparecía; estos cruces ya aparecían, pero se han formalizado y en los últimos años ha habido una pulsión muy fuerte y un cambio epistemológico de modos de pensar el género. Esto va acompañado además por militancia, principalmente militancias marronas y militancias afro, que visibilizan y que funcionan de alguna manera como una vigilancia epistemológica de cierta esencialización en la que se puede caer cuando se piensa solamente en género. Eso es un desarrollo muy importante. Entre otros desarrollos, me parece que un aporte fundamental de los años recientes ha sido la crítica de los afectos, conceptos como el de “aguafiestas” acuñado por Sarah Ahmed, pero una serie de estudios, también hechos en Latinoamérica que han abonado la teoría de los afectos. Eso me parece fundamental y entre ellos por ejemplo pienso en los trabajos de Cecilia Macón, de Ana Peluffo, entre otras. Y creo que también ha habido mucho trabajo alrededor de algunas cuestiones que acompañan a las militancias, como son la atención a los femicidios, a las nuevas masculinidades, a las nuevas maternidades y toda un área fundamental que además se despliega muchísimo la literatura reciente que es la del ecofeminismo, la preocupación por el antropoceno y la preocupación por los desastres ecológicos.

AP: Pero es un hecho que hoy los discursos en contra de las luchas en favor de los derechos de hombres, mujeres y otras sexualidades están siendo fuertemente atacados. Han creado los discursos conservadores una serie de ideas que distorcionan utilizando equivocadamente el término feminismo y utilizan otros términos como el de “ideología de género”. Lorena Amaro lo pone así. 

LA: Creo, en todo caso, que más allá del uso de conceptos que comenzaron a incorporarse a principios de siglo, como el de la interseccionalidad -supuesto de la elaboración del género-, un concepto que emerge en la última década y que es preocupante es el de “ideología de género”, con que las voces más conservadoras han querido caracterizar y frenar los avances realizados en lo que respecta a la paridad en el trabajo, los escaños reservados en las instancias políticas, las oficinas públicas y las iniciativas en distintos niveles de la educación formal que buscan detener, confrontar, la violencia de género, entre otros logros sociales relativamente recientes.
Creo que fue una pérdida, en los 90, que se impusiera el concepto de “género” para hablar de cuestiones relativas a la producción de la subjetividad, dejando a veces de lado la palabra “feminismo”. Siempre he preferido hablar de “literatura y feminismos”, más que de “literatura y género”, porque la palabra “feminismos” porta una historia de rebeldías, marca un punto de vista, una posición. Y utilizo el plural, porque es preciso reconocer que existen diversas agendas en el trabajo de las feministas de hoy, atravesadas por cuestiones raciales, económicas, etareas, entre otras que gestan nuevas diferencias y necesidades de representación y de expresión, como lo muestran los mismos estudios de género.

AP: Para Mónica Velásquez esto resulta más problemático que involucra no nada más odio sino es además la cancelación, la exclusión y el asedio. 

MV: Me aproblema mucho esa unificación que se hace últimamente de cualquier causa que involucre mujeres bajo el término feminismo. Quisiera que recordemos dos de sus rasgos centrales. El primero es que nunca fue unívoco ni preceptista; de hecho me gusta recordar en palabras de Nelly Richards que la política del feminismo siempre fue la política de lo múltiple. Y lo segundo es que estableció el debate público como su modo más propio, más elegido de ser y hacer las cosas. Por ello mismo, no entiendo y la verdad no suscribo tampoco ni las asociaciones que del concepto se hacen ahora con dogmas y creencias más anclados en el odio y la cancelación, ni la defensa que se hace de ciertos intereses parciales y específicos que son incluyentes y por tanto excluyentes, y se convierten más, me parece a mí, en una norma deviniendo más en una norma de conducta un poco asediada por la vigilancia mutua y delación, que en la predisposición a la argumentación y el análisis. Osea, quisiera desligar esas dos tendencias, la del odio y la cancelación, el a priori enemigos, y también el de intereses muy particulares de un sector todo agrupado bajo la palabra de feminismo. Me parece que lo le hace ninguna justicia a la historia tan compleja de este término. Igual estoy conciente de que este no es un tiempo de sensatez, pero me uno a la fe de que aún es un tiempo de debatir. 

AP: Pero la sociedad y la academia han sido contestarios a todos estos movimientos ultra conservadores para abrir con tenacidad espacios de inclusión y no exclusión. Escuchemos sobre esto a Martha Bátiz. 

MB: Y el lenguaje común, por ende, se ha ido abriendo también para cobijar a aquellas personas que antes habían quedado fuera. Para actualizar las definiciones y conceptos con respecto al género, se han introducido términos como genderqueer, transgénero, no-binario, cis-género, agénero, gender-expansive, gender-fluid, y otros que validan la experiencia e identidad de quienes los adoptan, pero que por desgracia todavía enfrentan el rechazo de quienes solo quieren aceptar el mundo y a sus habitantes como “masculino” y “femenino”, sin ningún tipo de variación. La existencia de pronombres con los cuales cada quien se identifique libremente es también importante, y debe respetarse. Pero nada de esto sirve si la inclusividad no se acompaña de acciones precisas, además de palabras. 

AP: Mónica Szurmuk menciona algo muy relevante en las nuevas teorías que se han desarrollado y que vienen de los estudios culturales y los estudios de género. Ella menciona a una de mis mentoras Ana Peluffo quien habla y tiene un estudio muy interesante acerca de afecto. Leo de su libro Enclave emocional. Cultura y afecto en América Latina lo que dice Ana Peluffo “En los últimos años las emociones, los afectos, los sentimientos, relegados hitóricamente al campo de la psicología y la filosofía parecen haber migrado a los estudios culturales y de género”. Escuchemos a Mónica Szurmuk cómo amplía esta idea.  

MS: Pero una serie de estudios también hechos en Latinoamérica, que han abonado la teoría de los afectos. Eso me parece fundamental y entre ellos por ejemplo, pienso en los trabajos de Cecilia Macón, de Ana Peluffo, entre otras. Y creo que también ha habido mucho trabajo alrededor de algunas cuestiones que acompañan a las militancias, como son la atención a los femicidios, a las nuevas masculinidades, a las nuevas maternidades y toda un área fundamental que además se despliega muchísimo la literatura reciente, que es la del ecofeminismo, la preocupación por el antropoceno y la preocupación por los desastres ecológicos.

AP: Muchas son las preocupaciones que hoy en día llenan la conversación es como lo que dice Liliana Colanzi en la introducción del libro La desobedencia. Antología del ensayo feminista “asumir las dimensiones enormes del desafío de replantear todo”. Lorena Amaro habla de replantear temas como lo que ha provocado los “discursos del odio” que alcanzan un nivel político afectando de manera directa los derechos ya alcanzados después de tantos años. 

LA: Me preocupa mucho la expresión de discursos de odio en el ámbito público; en mi país estos discursos -que asocian el género con una ideología perversa y no con lo que realmente es, un objeto de estudio, una construcción conceptual que busca explorar un ámbito de la experiencia humana- se han avivado después de que dos proyectos constitucionales -esto es, dos textos, dos modos de representar la realidad que queremos- fueran rechazados en votación popular. En mi país hay un imaginario en disputa, que atraviesa varios tipos de discriminación y verdaderas fortalezas del privilegio. Lo que me preocupa esos discursos del odio, es que puedan desmantelar los derechos sociales ganados en los últimos años y particularmente los avances realizados por las mujeres en diversas materias. En este sentido, la literatura tiene mucho que ofrecer, pues es un espacio de creación de imaginarios; si bien compite de alguna forma con nuevas tecnologías y formas de entretención muy potentes y de rápida diseminación, con los que la literatura tal vez, esta continúa siendo un espacio simbólico importante.

AP: Es como lo que pasó en los Estados Unidos con la concelación de Roe vs Wad o utilizar foros internacionales para hablar de censura y cancelación como el discuros que Milei, presidente de Argentina hizo en su discurso en el Foro internacional de Davos. Me sumo con este comentario a lo que dice Mónica Szurmuk. 

MS: Lamentablemente en la Argentina desde el inicio del gobierno de Milei en diciembre de 2023, estamos en una situación en la que se están socavando todos los logros de los 40 años de democracia en todos los campos, pero particularmente en el campo de género. Inmediatamente después de subir al poder, el gobierno anuló, deshizo el Ministerio de la Mujer. Se destrozaron logros como, cupos por género, cupos trans. Hay un ataque continuo a leyes como la Ley de interrupción voluntaria del embarazo, leyes de matrimonio igualitario, leyes de identidad de género y también a los enormes logros en temas de derechos humanos. Me parece que el tema de género es central a los programas de los discursos ultraconservadores y que se ejercitan directamente, simbólicamente y materialmente sobre la vida de las mujeres.

AP: Mucho se ha hablado ya de la urgencia de acciones en contra de la violencia física que lleva muchas veces a la muerte de mujeres y al feminicidio, como muestra la obra de Cristina Rivera Garza, Dolores Reyes, Selva Almada. Sobre esta urgencia nos habla Mónica Velásquez. 

MV. Enfatizo de verdad en la urgencia, ante el crecimiento implacable de feminicidios en el mundo, de emprender juntos en varias materias. Primero, trabajar junto a estudios de masculinidades tanto hegemónicas como “caídas o débiles o fisuradas”. Lo segundo, yo rescataría, hay un texto muy lindo que escribió alguna vez Irigaray pensó como un quehacer con-el-otro y no sin el otro y no descalificando a priori a cualquiera, por ejemplo hoy en día a cualqueira que sea hombre. La tercera frontera que me parece importante es es esbozar fronteras muy porosas para ir hasta el límite a la hora de seguir pensando feminismos desde zonas menos estables, situadas en lugares con condiciones vitales y sociales muy fragilizadas, como lo han hecho notar varias autoras, algunas muy provocadoras como Loola Pérez de España o Dahlia de la Cerda en México, que son muy polémicas, o algunas teóricas como Alejandra Castillo en Chile que me interesa mucho seguir. Me gustaría pensar, todavía posible un feminismo conversacional, en momentos en que de un lado oímos un género desbordado en su esencialismo y por otro, la lucha insistente de grupos minoritarios para llegar a ese esencialismo, para ser una identidad visible, de las que luego podrán renegar (o no).
Parafraseo a Nelly Richard, a quien rescato cada vez más, en verdad me parece una lucidez impresionante, quien hace tiempo estableció una paradoja para el feminismo, esta que por una parte tiene que ocuparse en mejorar y hacer posibles condiciones y derechos de mujeres concretas, pero por otra, en lo teórico cuestionar el concepto “mujer”, sobre todo como algo dado, hecho, acabado, etc. Y creo que hoy día habría que añadir una paradoja que es que en ese hacer de conseguir condiciones y derechos se ha vuelto a ratos un mandato o imposición de cierto tipo de activismo que no sé si siempre incluye esa dimensión reflexiva y para re-plantear sus propios conceptos y posicionamientos.

AP: Por otra parte es muy relavante lo que dice Mónica Szurmuk de que hay otras otras violencias tan sutiles a la vez que tan enormes que no se ven como tales, como lo que sucede con la violencia un orden patriarcal que se disimula de tantas maneras. 

MS: Yo creo que se sigue quedando afuera una manera de pensar la violencia de género, la división desigual de las tareas alrededor del género como metáforas y yo creo que un caso muy ilustrativo es el de la reciente incursión de Hamás en Israel en el 7 de octubre de 2023, las violaciones que tuvieron lugar en ese momento y que muchas feministas en todo el mundo consideraron a eso como un acto de resistencia. Como si la violencia contra seres humanos, pero además, concretamente las violaciones, las violencias contra mujeres, niñas, niños, pudieran ser consideradas un acto de resistencia. Yo creo que se sigue quedando afuera esta manera de pensar que viene del orden de lo patriarcal y que se sigue justificando la violencia, los delitos de sexuales

AP: La misma división entre los feminismos es lo que preocupa a Martha Bátiz porque desde su punto de vista, deja fuera a muchos segmentos de la población. 

MB: He oído mucho que las personas, hombres y mujeres, se quejan de que las mujeres transgénero amenazan con desplazar a las mujeres cisgénero, o mujeres cis, ya que cada vez ocupan más espacios, aunque “viéndolo bien mirado”, se trata de una minoría que, como todas, está luchando por encontrar su espacio. Asimismo, muchos hombres se quejan de que las mujeres ocupamos cada vez más espacios en el mundo laboral y una mayor relevancia en el entorno familiar, y se sienten amenazados por esta nueva realidad, la ralidad de la mujer independiente que gana su dinero, que no los necesita. Lo cierto es que los cambios sociales siempre se enfrentan con el rechazo de quienes quisieran que el mundo no cambiara y normalmente quienes quieren que el mundo no cambie son aquellas personas a quien en ese mundo, bajo esas reglas, les va bien. Creo que la literatura en ese sentido cumple un papel fundamental, ya que permite asomarse a las realidades de quienes enfrentan este rechazo y educar a la vez de fomentar la empatía, elementos cruciales para ir cambiando los puntos de vista que quisieran condenar a la periferia permanente a cualquiera que sea distinto. Pienso en particular en Camila Sosa Villada y su novela fabulosa Las Malas, por ejemplo, pero también en tantas y tantas otras escritoras que han puesto su luz sobre estos espacios oscuros para abrirnos los ojos ante la injusticia y la discriminación que encubre a la llamada “normalidad”. 

AP: Está también la cuestión económica con el problema del empobrecimiento y la marginación de las mujeres, así como el impacto que las guerras y las catástrofes tienen en ellas. Es como hablar del más de un millón de mujeres y niñas que están sufriendo hambruna y cómo se les ha forzado a desaparecer en condiciones de inhumanas para que no estén visibles ante los hombres. Sobre esto explora un poco más Lorena Amaro.

LA: La cuestión del género por supuesto se vincula con otros aspectos de la vida social. La experiencia según el género puede ser muy diferenciada y los diversos actores sociales sufren distintas formas de discriminación e incluso a veces enfermedades, que merecen ser tratadas de acuerdo con la especificidad del género. Por ejemplo, está visto que la medicina hasta hace muy poco había elaborado su discurso teniendo en consideración principalmente las dolencias sufridas por hombres, por lo que la descripción y tratamiento de muchos problemas dejaba fuera vivencia de las mujeres o incluso la agravaba. En las catástrofes -y este es un tema crucial, por la cantidad de zonas de sacrificio erigidas para el beneficio de los capitales transnacionales-, son las mujeres quienes sufren mayores privaciones. En diversas culturas son ellas quienes se ponen al servicio del grupo familiar, quitándose un bocado de la boca para dárselo a los niños o a las personas más débiles de su comunidad. Por otra parte, las tasas más altas de suicidio, por lo que supe de la investigación realizada en mi país, es de los hombres. Los estudios de género miran estas diferenciaciones que como ya he dicho van más allá del binomio hombre/mujer, considerando también las diversas identidades de género y distintas orientaciones sexuales. El concepto de género debiera ser pensado transversalmente en todas las formaciones profesionales, porque permite dar cuenta de una diversidad de experiencias. 

AP: Algo que es importante reconocer es cómo las mujeres han sido pioneras en pensar problemáticas que se han extendido. Muy interesante el comentario de Mónica Szurmuk sobre estas maneras en donde las mujeres se están insertando en conversaciones importantes. 

MS: Yo creo que todas las problemáticas se cruzan con el género y desde ya las que están incluidas en la pregunta, migración, trabajo, educación, religión, discursos políticos. Pero hay ciertas áreas en las que las mujeres han sido pioneras en pensar problemáticas que luego se han extendido. Una de ellas en este momento, que es muy clave, es pensar el antropoceno, los desastres ecológicos, y las mujeres, y especialmente las mujeres de pueblos originarios han estado siempre a la vanguardia de este pensamiento y en pensar en la naturaleza, la Tierra, el ecosistema, en un equilibrio diferente al del capitalismo.

AP: Y sobre el siguiente comentario que hace Mónica Szurmuk he de decirles antes que Anjanette Delgado quien lleva la sección CaribeFemLit en Hablemos Escritoras, entrevistó hace no mucho a la escritora afroecuatoriana Yuliana Ortíz, quien nos habló de muchas cosas que suceden con esa comunidad afroecuatoriana. Escuchemos a Mónica Szurnuk sobre esto. 

MS: Otro espacio es en general, los espacios relacionados con las identidades. En este momento, en América Latina hay movimientos muy potentes de mujeres indígenas, de mujeres afro-latinoamericanas, las mujeres marronas. Y, por otro lado, lo que es muy fuerte también es la militancia de las mujeres en temas de derechos humanos que esto ha sido una constante, que tuvo un pico muy fuerte a partir de los 70’s, pero que se mantiene, y se ha logrado desde el género, el reconocimiento de delitos de lesa humanidad. Se ha sofisticado la definición de crímenes de lesa humanidad y de genocidio y las mujeres están tanto en la vanguardia de las definiciones de estos términos de los modos de sanar, de reivindicar, pero a la vez de buscar justicia y también de pensar esquemas, que son esquemas, por un lado, políticos, pero por otros sociales y por otro culturales en los que incluir todas estas problemáticas políticas, sociales, culturales, económicas.

AP: Es un hecho que muchos hemos visto con tristeza que logros que se han obtenido después de décadas de siglos de trabajo hoy en día se pierden gracias a discursos  ultraconservador que están dominando al mundo. Escuchemos por ejemplo lo que Gabriela Polit tiene que decir sobre nuestro estado de Texas y cómo lo pone en diálogo con su país natal Ecuador. 

GP: Vivo en Texas y soy de Ecuador. Lo que me parece increíble es que, por momentos, a pesar de que en Ecuador no hay una ley de aborto, lo que sucede en Texas parece más atrasado aún. Esta semana un hombre busca incriminar a su ex pareja porque buscó abortar fuera del estado, increíble. La discusión del aborto en Ecuador se dio bajo el mando del antiguo presidente Rafael Correa. La antigua legislación usaba un lenguaje burdo, “Se aceptada el aborto en caso de violación a una mujer loca”, literalmente decía así la constitución. Cada palabra era un horror. Cuando las legisladoras del bloque correísta decidieron apoyar el cambio de ley, Correa dijo que renunciaría como presidente si aceptaban el aborto. A ese nivel llegó su conservadurismo. Lastimosamente TODAS las mujeres del bloque correísta, muy jóvenes todas ellas, se hicieron para atrás. Primó el interés del partido por sobre el interés de las mujeres. Es una traición que yo no concibo. NO podría votar por ninguna de ellas y muchas mujeres que pelean por el aborto, lo siguen haciendo. Es un momento en donde la misoginia opera de una manera tan pervasive  tan extendida.  El Ecuador es uno de los países con índices de feminicidios más altos en la región. Esto que digo, sin tomar en cuenta lo que está sucediendo ahora con la guerra al narco y los largos estados de excepción que ha dictaminado los últimos gobiernos. Desde que se hizo la guerra a Planned Parenthood en Texas, los índices de muertes de mujeres jóvenes es igual al de cualquier país del tercer mundo. La cruzada en contra del aborto puso a los conservadores en contra de estos centros de salud que eran los únicos que servían a poblaciones rurales y pobres. Si bien se practicaban abortos en Planned Parenthood, porque era legal, la mayor parte de servicios médicos eran los exámenes preventivos de cáncer de cérvix y de mama. Sin esos exámenes, muchas mujeres jóvenes mueren o enferman y los costos de cuidados son infinitamente más altos que los de prevención. Es simplemente ridículo. Creo que hay una falta enorme de discusión pública alrededor de estos temas.

AP: Martha Bátiz nos da otro ejemplo de lo que está sucediendo en la región donde ella vive que es Canadá.

MB: En Canadá, el candidato conservador que busca desbancar a Justin Trudeau ha coqueteado sin cansancio no solo con grupos de extrema derecha locales e internacionales (sus colegas y copartidarios recibieron con brazos abiertos y le brindaron una comida a representantes del AFG (Alternative for Germany) que en su propio país están considerados peligrosos por su euroescepticismo y sus tendencias racistas y su xenofovia y su odio contra los inmigrantes. La supremacía blanca que por tanto tiempo se mantuvo con la cabeza escondida ahora se pavonea entre nosotros como si nada, y en Canadá “no cantamos mal las rancheras”. Pero además se está coqueteando también con grupos provida, y este mismo candidato, cuyo nombre no quiero nombrar porque no le pienso hacer publicidad, pero que tiene apellido francés aunque tenga de francés lo que Donald Trump de buen marido, este mismo candidato está advirtiendo ya que está dispuesto a violar la constitución, bueno a saltarla a pasársela por el “arco del triunfo” y a restringir el aborto, que en Canadá es legal. Es decir, el partido conservador en Canadá le está copiando a los republicanos de los Estados Unidos todas sus peores acciones. Ya hemos tenido bloqueos, toda clase se cosas. Si bien es cierto que la mentalidad de la gente que no vive en las grandes ciudades en Canadá tiende a ser más conservadora, el odio que yo percibo ahora es algo nuevo, es algo que no existía cuando llegué a vivir aquí, y es algo que me quita el sueño. No puedo mentir. Estoy muy preocupada. La homofobia, la misoginia, la xenofobia, la gordofobia, todo eso está a la orden del día, en algunos ámbitos más severamente evidentes que en otros, pero es muy inquietante lo que ocurre en este momento acá, por eso creo que desde la academia, desde la educación se puede hacer una diferencia, por eso es tan importante hablar de estas cosas, normalizar los términos, impedir que la gente siga considerando este “otro” al que hay que tener miedo.  

AP: En Bolivia para Mónica Velásquz el feminismo se ha tenido que hacer más activista y más potente, a la vez que más creativo para poder ser escuchado. 

MV: En Bolivia creo que se ha centralizado, se ha encarnado el feminismo en un tipo de activismo muy particular que es el que representa el muy conocido movimiento Mujeres Creando, a la cabeza María Galindo, cuya voz es polémica en lo teórico y muy aguerrida en la manera de intervenir en la esfera pública. Yo respeto mucho a María y la admiro mucho y creo que es una nuestras pensadoras más lúcidas, pero también creo que en nuestro mapa manera se ha reducido a su manera de hacer feminismo cualquier feminismo. Existen, aunque con menos visibilidad, acciones concretas y propuestas como la de un feminismo más anarco e indigenista, como el propuesto por Julieta Paredes, pero es bastante menos visible. Me parece que ambos enfrentan, como todo feminismo, un momento en el que podemos o no renovarnos y acoger problemáticas actuales como el cuestionamiento desde lo no-binario, las corporalidades diseñadas por IAs, la banalización de lo que se considera feminista o podemos caer en una necedad y seguir afirmando lo que siempre hemos afirmado. 

AP: Pero nuestro tema es la literatura y la literatura está contestando a esto desde muchas trincheras. Necesitamos acercarnos a ella para abrir los ojos a problemáticas que muchas veces no nos imaginamos, para inspiraros y animarnos a hablar de lo que si sabemos y para sustentar lo que queremos denunciar. De lo más interesante lo que dice Lorena Amaro, y los ejemplos que está dando sobre el capitalismo. 

LA: En la literatura me parece que cada día son más los textos que exploran la relación del género con el capital. Esto me interesa. Desde la teoría hallamos un pilar de estas reflexiones en filósofas como Silvia Federici, y entre las autoras latinoamericanas, en Verónica Gago, por ejemplo. Ellas analizan los procesos del extractivismo, cómo este afecta a algunos grupos sociales. Las mujeres pobres, por poner un caso, deben hacer frente a la maquinaria del capital, a la deuda, a la inclemencia del trabajo, interponiendo sus cuerpos en labores mal remuneradas y luego haciéndose cargo también del cuidado familiar. En literatura las escritoras contemporáneas actualizan estos temas, si bien hace ya mucho lo vislumbraron autoras del siglo XX como Marta Brunet, Elena Garro, Sara Gallardo, por nombrar solo a algunas. Las autoras actuales que me interesan suelen detenerse en la cuestión del dinero, de la propiedad, del despojo, como Verónica Gerber, Diamela Eltit, Fernanda Trías y tantas más. Otras atienden más bien a los desplazamientos y la violencia originadas en la discriminación social, como Claudia Hernández o Valeria Luiselli. Me interesa cuando se hace punto en la materialidad de la vida y la escritura desde una suerte de estereografía feminista, que da volumen, contornos, a la multifacética presencia del expolio.  

AP: Para Mónica Szurmuk es la recuperación de voces de mujeres de pueblos originarios como bien lo ha dicho la crítica Yáznaya Aguilar. 

MS: Resaltaría ciertos aspectos, uno es las voces de mujeres de pueblos originarios que escriben poesía, teatro, narrativa y que están visibilizando la opresión sistémica. Para dar solo 2 ejemplos, pienso en Liliana Ancalao en la Argentina, en la Patagonia Argentina una poeta mapuche y Rosa Chávez, poeta y dramaturga maya k’iche', que trabaja en Guatemala. Pienso principalmente en ellas dos, pero son dos de muchas mujeres que están en este momento reivindicando estas voces que se articulan en otras lenguas, pero que además articulan elementos diferentes y que visibilizan muy activamente la opresión. 

AP: Interesante ver como la poesía es para muchas críticas es donde se está haciendo más un eco de estas poblemáticas y donde se están utilizando otros lengaujes para hablar de ellas.

MV: Puede que lo diga con mala memoria, ojalá que no, pero siento mayor presencia y fuerza en la producción poética de resistencia que en la narrativa. La obra poética de Edgar Soliz y César Antezana hacia lo cuir; la apuesta muy fuerte por el imaginario desde lo lésbico en la poesía de Rosario Aquim no dejan de insistir tanto desde el activismo como desde lo simbolizado, verbalizado y provocador de sus imaginarios. En el teatro también ha habido desafíos muy polémicos como la decisión del dramaturgo Diego Aramburo quien hace unos años hizo una performance muy compleja, y lo cito para “sacarse de encima el cuerpo masculino” lo cual operaba a un plano simbólico, y no a una operación quirúrgica física de sacarse eso “hombre” que lo determinaba. Y últimamente ha habido dos dramaturgas muy jóvenes —dramatuges jóvenes debería decir— que interpelan por lo binario. Morgan Herbas que ha sacado una tesis creativa creo que en la Universidad de Barcelona con esta obra de teatro y Alicia  Céspedes que es más bien desde la poesía, una especie de libro testimonio de tránsito hacia lo no-binario, y quitarse de encima tanto lo mujer como lo hombre y llegar a un posicionamietno de no especificidad genérica. Y en nuesro medio, en Bolivia, sigue siendo notable como gesto político el hecho de que la editorial Mantis, de Giovanna Rivero y Magela Baudoin y ahora se intropora Ximena Santolalla, apueste como gesto político a publicar solo a mujeres. Esa es una porpueta novedosa en el panorama boliviano, lo cual le ha valido también varias polémicas. 

AP: Debido a su historia para algunos países hay mucho temas que quedan siempre a carne viva, como son los derechos humanos en la Argentina. Los ejemplos que Mónica Szumurk hablan de la forma cómo escritoras están tomando y regresando a ellos y el talenteo y la creativa que tiene para hacerlo. 

MS: Quiero en este marco resaltar cuatro voces. Dos son voces de mujeres de la segunda generación, hija de desaparecidos, una que es Mariana Eva Pérez y Mónica Zwaig, que es hija de exiliados políticos. Y en ellas encuentro algo que es muy original, que es enlazar el desastre de la historia argentina reciente, la tragedia de la historia argentina reciente con el humor y además hacer esto a través de un performance. Mariana Eva Pérez es la autora del Diario de una princesa montonera, es también crítica literaria y trabaja tanto en la crítica como en la narrativa, como en el performance. Tiene un libro que se llama Fantasmas en escena en el que se pregunta por la espectralidad siguiendo a Derrida, por cómo la segunda generación articula voces de esta generación perdida a través de espectros que se despliegan en el escenario. Y ella está a cargo junto con otras dos personas de un performance que se llama Anti-visita y es una visita a la Escuela de Mecánica de la Armada, donde estuvo detenida su madre, y donde su madre dio a luz a su hermano estando desaparecida, Mariana fue secuestrada junto con su mamá, su papá también fue secuestrado y permanecen desaparecidos los dos y se reencontró con su hermano nacido en cautiverio y apropiado por un militar hace unos cuantos años. Entonces este performance, esta Anti-visita, es una visita a la Escuela de Mecánica de Armada, al mayor centro de detención, desapariciónes y exterminio que hubo en la Argentina durante la dictadura militar, pero que no se hace en ese lugar, en la ESMA, sino que se hace en diferentes espacios, se ha hecho en facultades, se ha hecho en centros culturales, se ha hecho en el Archivo General de la Nación. Entonces es una anti-visita en el sentido de que usa las prácticas de la visita, pero fuera del lugar. Es potente, es increíblemente potente y es un modo que convoca a la emoción. Como público vamos seguimos a Mariana y Laura Kalauz, que es su prima por este recorrido y también vamos viviendo determinadas experiencias que apelan sobre todo a las emociones y también a las sensaciones. 
Mónica Zwaig por otro lado, junto con el escritor Félix Prusone, que es además su compañero, su marido, hacen una obra que se llama Cuarto intermedio, que propone un recorrido por los juicios de lesa humanidad, especialmente los juicios de la causa de la Escuela de Mecánica de la Armada también. Mónica Zwaig es escritora, es novelista y en esta visita, en este recorrido que se hace en este caso el público sentado, salvo un fragmento de los juicios que es puesto en escena por voluntarios del público también recurre a este a este mismo artefacto, que es la visita guiada y el humor para referirse a este momento tan traumático en la historia argentina y, además, momentos que las atravesaron directamente a ellas dos. 

AP: Tema importante que se tiene que abordar desde el género y los feminismos es el tema de la migración como bien lo señala Gabriela Polit. 

GP: Todos. No creo que se pueda hablar de ninguno de estos temas sin poner al género como parte de la discusión. Hay una novela mexicana que acabo de leer que me parece fundamental. Ana Delia Murillo, en La cabeza de mi padre, habla de todos estos temas desde su experiencia personal. La migración de su familia desde el interior de Michoacán a la Ciudad de México. Toca los temas de religión, de política, clase, de educación, desde su experiencia de mujer, las experiencias de acoso, la falta de servicios en las clases más bajas. Es un buen ejemplo para pensar en ello. 

Mencioné la obra de Ana Delia Murillo porque la acabo de leer, pero podría hablar de muchas obras. La poesía de María Auxiliadora Balladares apunta a muchos de estos temas. Fernanda Melchor lo hace de manera despiadada en Temporada de Huracanes; Pilar Quintana en La perra; Gabriela Ponce en Sanguínea; Fernanda Ampuero denuncia situaciones de incesto en sus cuentos. Belén López Peiró es fundamental. El tema del incesto me parece que ocupa un lugar central en este aspecto. Adriana González Mateos tiene una novela bastante interesante porque hay mucha más ambigüedad en el tema, como puede ser la novela de Fernanda Trías. La obra de González Mateos es El aroma de las orquídeas. He hablado en algunos de nuestros encuentros de Yuliana Ortiz Ruano, Fiebre de carnaval. Y por supuesto, podemos, volver a nombrar las obras más conocidas de Rivera Garza, Gabriela Cabezón, Selva Almada, Dolores Reyes, la obra de no ficción de Daniela Rea.

AP: Es notable lo que señala Martha Bátiz acerca de qué tan vulnerables son los cuerpos femeninos en el momento de moverse de un lado a otro. Como ejemplo tenemos lo que ha sucedido en la frontera sur de los Estados Unidos con migrantes del todo el continente. 

MB: El género se entrecruza con todas las problemáticas habidas y por haber. No es lo mismo emigrar, por ejemplo, como mujer sola que como hombre solo. Ambos corren riesgos, por supuesto, pero el cuerpo femenino, sea cual fuere su identidad sexual, es siempre un espacio vulnerable a los ímpetus depredadores de los hombres (y aunque ellos también sufren de violaciones y abusos sexuales, todavía somos las mujeres las víctimas principales de estos crímenes). Ya no hablemos de las cifras que hay de madres solteras por cada padre soltero. Por supuesto, los hombres cisgénero siguen teniendo los mejores puestos de trabajo, los mejores sueldos (siempre que no pertenezcan a una minoría racial o religiosa, aclaro). Y en la política es lo mismo. Las mujeres ganamos espacios y derechos y libertades y por cada tres pasos que damos hacia adelante, nos hacen retroceder dos, como sucede actualmente en los Estados Unidos con el tema del aborto. Quienes no somos parte del “género” dominante llevamos las de perder en la mayoría de las situaciones y países, incluso los más desarrollados. “Género” e “Igualdad” son palabras que usamos a menudo una al lado de la otra precisamente porque lo que más nos urge es lograr eso, una cierta igualdad, y esa necesidad está presente en todas las ramas de la vida, por lo tanto no es de sorprender que en la academia y la literatura estos sean temas que se están tratando con más avidez. 

AP: Fundamentales son los ejemplos que nos da Mónica Szurmuk en relación con las escritoras que hablan del excilio nombres copo Valeria Luiselli o Cristina Rivera Garza integran una larga lista que se han dedicado a hablar de estas problemáticas. 

MS: Libros que piensan la frontera, como los libros de Valeria Luiselli, Lost Children Archive, traducción al castellano como Desierto sonoro y esta novela que tuvo un antecedente en no ficción, que es un libro publicado en inglés, como nace en Forty Questions y en castellano como Los niños perdidos, La autobiografía del algodón de Cristina Rivera Garza. Y quiero mencionar además dos libros publicados este año en la Argentina, que me parece que están abriendo un nuevo modo de pensar los 70’s. Uno es La llamada que es un libro escrito por Leila Guerreiro, que es una cronista, es una periodista de investigación y en este caso ella escribe la historia de una mujer que fue detenida, desaparecida y que hace unos pocos años se transformó en la primera mujer en hacer un juicio por delitos sexuales dentro de los campos de concentración, dentro de la Escuela Mecánica de la Armada. El libro es absolutamente fascinante y además de ser fascinante por el contenido, abre mucho nuevos modos de pensar, el cruce entre fricción y no ficción, el cruce entre periodismo narrativo, testimonio, archivo, eso me parece fundamental. Y otro libro publicado este año que me parece muy importante en esa dirección, es El Petrus y nosotras, que escribieron conjuntamente Pilar Calveiro y sus dos hijas, Mercedes Campigia y María Campiglia. En este libro las tres reconstruyen la historia de Horacio Campiglia, marido de Pilar y padre de Mercedes y de María y es fascinante los diferentes modos en que cada una cuenta, en el caso de Pilar, que es una cientista política que ha sido de las personas que más ha avanzado el modo en que entendemos los campos de concentración, la violencia reciente, no solo en América Latina sino en el resto del mundo, la extensión de las situaciones de excepcionalidad, para de ese modo, oprimir determinadas poblaciones. Ella en este caso piensa en el que fue su pareja, el padre de sus hijas, pero algo que a mí me parece fascinante es que lo piensa desde lo político. Entonces, a través de esta historia personal, en realidad Pilar nos está contando una historia del movimiento montoneros en la Argentina y de los modos de combinar el ser mujer, ser militante, ser guerrillera, ser madre. Y sus hijas, criadas en México, nacidas en Argentina, pero que partieron al exilio con Pilar, cuando Pilar fue liberada, las hijas traen dos modos muy diferentes de mirar la historia de su papá. Mercedes Campiglia reconstruye como puede la historia de ese padre que desaparece cuando las chicas son muy chicas. Y me parece muy interesante, como ella va hurgando en el archivo familiar, tratando de reconstruir esta historia y haciendo lo que puede con lo que hay y mostrándonos la falta, lo que le falta, que bueno, que obviamente es la presencia física del padre durante décadas, pero además cosas que ya se puede llegar a imaginar conociendo los abuelos, a su prima, hija, también de la hermana del padre, que también desapareció cuando las chicas eran muy chiquitas. Y María Campiglia, la tercera coautora, es artista plástica, entonces hace un fotoensayo, trabajando con fotos de la vida de su padre.

AP: Los ejemplos que da Martha Bátiz se van más hacia el tema de lo corporal, la corporalidad, el abuso y el placer. 

MB: Textos hay muchos. Yo adoro Las Malas de Camila Sosa Villada, es una novela parteaguas en el área, me parece. Me atrae mucho el trabajo que hace María Fernanda Ampuero, también, con sus cuentos. En su cuento “Luto” reinventa el relato bíblico de Lázaro y el castigo que sufre uno de los personajes femeninos por masturbarse -es decir, por disfrutar de su propio cuerpo- es de una violencia escalofriante. Ampuero tiene varios cuentos también en los que habla, por ejemplo, de la gordura y de la gordofobia, tanto en niñas como en adultas, prejuicio que si bien se ataca en todos los cuerpos, en el femenino siempre recibe mayor veneno, puesto que las expectativas de belleza para nosotras siempre son mucho más severas y difíciles de alcanzar. Pienso también en el personaje femenino del Monstruo pentápodo de Liliana Blum, que es un personaje que padece de enanismo. Tal parece que el cuerpo y lo que hacemos con el cuerpo fuera tema de discusión y decisión públicas, ya que todos se sienten con derecho a opinar y sobre todo, cuando se trata de minorías, la mayoría hegemónica que ostenta el poder no se cansa de legislar y de prohibir y si puede retirar derechos, los retira y si puede cerrar puertas las cierra para volver a esa realidad binaria, excluyente. Esto es por supuesto, el mejor caldo de cultivo para la literatura, pues opresiones hay muchas y de todo tipo, y de igual forma, la experiencia de cada persona oprimida es única y merece ser escuchada. Y por fin ahora estamos abriendo la pista para que hablen estas voces que persiven su identidad de una manera que no coincide necesariamene con el sexo que biologicamente ostentan para que puedan expresarse y puedan compatir con nosotros su dolor y su conflicto y tambien su realidad y sus alegrías y su búsqueda por estar felicies en su propio cuerpo. Y por eso pienso que es muy importnes darle a la gente la oportunidad de ser felices y darle el lenguaje para definirse, para reafirmar su precensia en el mundo. 

AP: Mónica Szurmuk toca un tema que preocupa continuamente a Hablemos, escritoras que es la cuestión ecológica, como bien lo hemos hecho en la sección Estéticas del Antropoceno. En su comentario Mónica habla de ello y además aborda la cuestión de la imposición de roles de género que estigmatiza a los individuos. 

MS: Por otro lado, me interesa muchísimo la literatura de mujeres que está pensando en el desastre ecológico y que acuden muchas veces a técnicas del horror, de la novela negra, del cuento fantástico para hacerlo y pienso en autoras como Liliana Colanzi, Mariana Enríquez, Samanta Schweblin, me gusta muchísimo el trabajo de la escritora brasileña Aline Motta y la relación que ella hace entre video, performance, poesía e historia familiar, principalmente revisando el archivo de la esclavitud y de la realidad afro-brasileña. Amara Moira, que escribe desde el rol de lo trans y desde el lugar de lo trans y en ese sentido me interesan una serie de escritoras trans como Amada Moira, Effy Beth, Val Flores que cuestionan la sexualidad, pero también desde el cuestionamiento de la sexualidad, hace cuestionamientos muy fuertes a cómo la sociedad piensa los roles de género, los roles de las mujeres, el lugar de la literatura, la comunicación, los medios de comunicación.

AP: La transversalidad es una de las otras maneras, un camino, que permite los feminismo que hagan sentido muchas de las cosas que están analizando, para poder ver más allá, a detalle, en cercanía, de manera global, de manera empática e informada lo qu está sucediendo hoy. Es como lo que dice Mónica Velásquez. 

MV: Creo que son urgentes todas esas transversales. Entiendo, como decía antes, que no considerar la raza, la clase, la ideología, los discursos contradictorios que nos atraviesan y coexisten en nosotras y nosotros, hace que el feminismo sea persivido a veces, es decir a distancia de los problemas reales o como una estela de impotencia y de desencuentro, en esta realidad violenta, descorazonada, excluyente que todavía muchos de nosotros vivimos para nuestras corporalidades. 

AP: Y así este banqute de reflexión y literatrua llega a su fin y queremos cerrar esta mesa de LAM con las palabras de Gabriela Polit que nos deja una idea muy clara sobre la importancia de las palabra 

GP: Hace poco leí un libro de Kate Manne, se llama Down Girl. The logic of Misoginy en el que la autora hace una distinción entre misoginia y el sexismo que me pareció muy lúcida. No porque estas formas de discriminación operen de manera separada, sino porque como instrumentos de análisis, permiten ver cómo se organizan los discursos misóginos y las actitudes sexistas. En la literatura, suele pasar, que no se ha dejado entrar al canon a obras escritas por mujeres, no porque sean escritas por mujeres, sino porque se ha dicho a las autoras que su obra es insuficiente, no literaria, muy auto-referencial, sin calidad. Es decir, en nombre de una institución, de la defensa de una jerarquía estética, se las descalifica. Entender que lo que se organiza alrededor de este discurso de defensa al status quo es misógino, ayuda a entender las jerarquías sociales. Creo que, en el tema del lenguaje, un acierto importantísimo es la institución de la categoría de feminicidio, para hablar de los crímenes a las mujeres. Eso ha dado la vuelta a una cultura que se reproducía alrededor de violencia doméstica y el crimen pasional, que no esclarecían en nada la situación de vulnerabilidad de las mujeres y sus derechos como ciudadanas. 

Con ella cerramos y agradecemos a estas críticas brillantes y lúcidas que hayan venido hoy a centrarse alrededor de la mesa. Yo soy Adriana Pacheco y quedamos listos para el próximo episodio.