AP: ¿Qué tal? Bienvenidos a Hablemos, escritoras. Esta es una conversación que estoy segura que les va a encantar. ¿Quién no le gusta leer estos libros de fantasía, de ciencia ficción, de lo insólito, del horror? Qué gusto, qué gusto recibir a Teresa López-Pellisa con toda su experiencia y con toda su aportación que ha hecho en el campo literario con su investigación sobre estos géneros. Estoy muy agradecida con ella y con Gabriela Polit, quien hizo posible este podcast. Sean todos bienvenidos a Hablemos, escritoras, un espacio que crece día a día. Gracias por seguirnos en nuestras redes, gracias por donar en nuestra página web. Es muy importante, sus donativos van directamente para hacer doblaje de nuestras entrevistas y de todo el contenido de nuestra página web al inglés. Yo soy Adriana Pacheco y pónganse cómodos porque este va a ser un viaje espectacular a la literatura insólita.
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AP: Yo estoy segura que esta conversación les va a encantar, les va a encantar, porque además no nada más estamos recibiendo a una crítica, a una investigadora que se está sumando a este podcast, a esta enciclopedia y este proyecto que tanto, tanto le debe a ellas, a las críticas, a las escritoras, a las traductoras. Estamos además hoy celebrando la llegada de alguien que va a tener una sección especial en Hablemos, escritoras y yo sé que a pesar de todos los compromisos personales, profesionales, el gran esfuerzo que hacen quienes colaboran con Hablemos, escritoras es enorme, porque tienen que hacer tiempo para sumarse a lo que nosotros hacemos. Estoy tan pero tan agradecida con Teresa López-Pellisa, que llega hoy a Hablemos, escritoras. Bienvenida Tere a Hablemos, escritoras, gracias por venir.
TLP: Hola, muchísimas gracias a vosotras por haberme contactado y por darme este espacio.
AP: Al contrario, una de las cosas que nos va a encantar escuchar es cómo es que uno se vuelve lectora de lo insólito. Ya después hablaremos más a profundidad, pero cómo te vuelves, de repente empiezas a decir yo quiero leer este tipo de libros, este tipo de literatura, ¿cómo llegaste ahí, Tere?
TLP: A mí siempre me había interesado la literatura y desde que era pequeña he tenido la suerte de que en mi casa he tenido la oportunidad de que me pusieran libros en las manos. El amor por la lectura a mí me lo dio mi padre y mi madre. Desde pequeña sobre todo leía muchos libros de una colección infantil y juvenil que se llama Barco de Vapor, donde la mayoría de las historias tienen que ver con lo insólito. Muchas son de fantasía o de fantástico, no tanto de ciencia ficción. Cuando acabé la carrera yo estudié la licenciatura de Humanidades, donde además de asignaturas de literatura hay diferentes materias que tienen que ver con otras disciplinas como la Historia, la Filosofía, la Economía, el Derecho, etc. Me planteé hacer la tesis doctoral y me interesaba sobre todo trabajar en el ámbito de la cibercultura gracias a un profesor que tuve, que fue mi director de tesis, que se llamaba Antonio Rodríguez de las Heras. Precisamente pensando en la temática de la tesis y en la investigación, otro profesor también de la Universidad Carlos III de Madrid, Eduardo Pérez Rasilla, que era mi profesor de literatura, me dijo que a lo mejor me interesaba leer La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares. La leí y me encantó. Y lo que me interesaba sobre todo era la cibercultura y cómo se representaba la cibercultura en la literatura y el cine, pues vi que precisamente era la literatura y el cine de ciencia ficción el género donde mejor se representaban todos esos problemas que tenían que ver con las inquietudes, los avances y los cambios sociales, científicos y tecnológicos que experimentaba la sociedad. Y precisamente fue a partir de ahí, de La invención de Morel, que bueno pues empecé a investigar y a especializarme en lo que sería la literatura de ciencia ficción.
AP: Qué lindo. Usas una palabra que me gusta mucho, las inquietudes. Y bueno, de alguna manera el cine, la televisión, la literatura, eso es lo que está haciendo, traduciendo de muchas maneras, pues algo que nos inquieta. Y bueno, esta literatura en esa manera de inquietarnos, en esa manera también nosotros nos vemos reflejados. ¿Sientes que esta conexión entre realidad y ficción se hace mucho más poderosa en estos géneros?
TLP: Sí, bueno a ver, yo creo que la ficción siempre lo que está representando es nuestra sociedad y nuestro mundo. Muchas veces pensamos que esto de la literatura, el arte, el cine pues que inventa historias. Y claro que se inventa historias, pero se inventan historias y se imaginan mundos a partir de lo que conocemos y de lo que nos rodea. La peculiaridad precisamente de la narrativa no mimética, de lo que no es realista, pues tiene unas características específicas y es que nos permite pensar en otros mundos. Esa es la gran capacidad que tiene, pero es que la ficción es performativa porque somos lo que vemos y lo que podemos imaginar y esa es la fuerza política que para mí tiene precisamente la ficción y el poder que tiene el arte. Ursula K. Le Guin, que es una escritora de ciencia ficción norteamericana de las más conocidas seguramente, pues decía que creer que la ficción realista es por definición superior a la ficción imaginativa es creer que la imitación es superior a la invención. La literatura realista, la literatura mimética, al final reproduce un poco lo que conocemos, aunque esté inventando historias también. Pero claro, la literatura no mimética, la literatura no realista inventa otros mundos, otras posibilidades y eso claro pues es un acto revolucionario porque presupone un cambio profundo. Es proponer un mundo otro y eso pues bueno son unas opciones que nos da este tipo de literatura que no tiene por ejemplo pues la literatura realista o que la literatura realista lo hace de otro modo. Por supuesto la literatura realista también es política, es de denuncia, pero la ciencia ficción además de proponer esas denuncias y esas críticas a los problemas del presente, nos propone alternativas para solucionar esos problemas del presente y eso es movilizador.
AP: Claro, por supuesto que sí y ahorita que estás hablando de que si es realidad o es ficción y todo, estoy pensando también en cuál fue la ficción o la imaginación que dio un germen cuando eras niña y cómo fuiste creciendo en esa ficción y esa imaginación. Cuéntanos un poco, ya oímos todos quienes están escuchando este podcast ahora, el acento tan lindo de Teresa, entonces tú eres española, cuéntanos de esa España en donde tú naciste, en donde tú creciste y de qué manera piensas que también a ti como crítica y como lectora, esa España de ese momento alimentó a la Teresa que es hoy.
TLP: Bueno, mi querida España, esa España nuestra, que es el estribillo de una canción de una cantautora española muy conocida de la época de la transición. Yo nací en el 79, por lo tanto soy una hija de la democracia, que muchas veces pues se nos olvida que la democracia es bastante reciente en España y de hecho, bueno, mi abuela está viva y vivió la guerra civil. Nosotros después de la guerra civil española pues vivimos una larga dictadura y luego pues llegó la transición con la constitución que es el ámbito donde yo crecí y nací. Claro, yo tuve la fortuna de nacer ya en una democracia con una constitución y en esos años, sobre todo en la década de los 80, que es donde pues yo desarrollo mi infancia, pues empiezan a cambiar muchísimas cosas en España. Y de hecho, fíjate lo importante que es en ese caso la relación que tuvimos con los escritores latinoamericanos. Porque precisamente por las dictaduras que había en Latinoamérica pues se vinieron aquí como migrados políticos y refugiados políticos a España y a Europa. Y empiezan a llegar en la década de los 70, incluido Porrúa, por ejemplo, que era el fundador de Minotauro. Y eso hace que la editorial Minotauro, que es esa gran editorial de ciencia ficción, viniera desde Argentina a España. Y empiezan a publicar aquí, por ejemplo, pues Cortázar con sus textos fantásticos y muchos autores que a lo mejor aquí pues se empiezan a conocer más y se empiezan a popularizar. En esa época, Gabriel García Márquez, recordemos Cien Años de Soledad, y aunque en España ya existía, por supuesto, la ciencia ficción y la literatura fantástica desde el siglo XIX, el canon que predomina en las letras españolas es absolutamente realista. Pero en los años 80 se recupera el cuento, un género que, por supuesto, se llevaba cultivando también en las letras españolas desde hacía muchísimo tiempo pero que había perdido visibilidad. Y de repente en los 80 y precisamente gracias al boom latinoamericano, que bueno que tiene ese caldo de cultivo en Barcelona y en las editoriales catalanas gracias a la llegada de todos estos escritores y de sus ficciones, sus cuentos y sus propuestas fantásticas, pues hace que se recupere aquí también el género del cuento. Y entonces empiezan a publicar de hecho autores como Cristina Fernández Cubas, que es una gran autora del cuento fantástico, Premio Nacional de Literatura. O José María Merino, también autor de gran cuentista y autor también de género fantástico y de ciencia ficción, actualmente es miembro de la Real Academia de la Lengua Española. Están publicando en los 80 ya. Y además por ejemplo en la televisión, bueno en aquella época sólo existían dos canales de televisión, la uno y la dos. Pues en la uno se empieza a proyectar un programa que se llamaba La bola de cristal, donde había unos electroduendes. Chicho Ibañez Servador era el director de este programa, Chicho Ibañez Servador, bueno pues tenía a su padre argentino, que era un gran actor y muy conocido actor argentino. Y él pues había trabajado allí mucho tiempo también en la televisión, en Uruguay, en Argentina y exporta también esos formatos televisivos y empiezan a verse en el programa. Perdón, no en La bola de cristal sino en Historias para no dormir, que me he confundido. Este programa de televisión empieza a ser como una serie de televisión con episodios donde lo que está haciendo Chicho Ibañez Servador son versiones de cuentos de Ray Bradbury, por ejemplo. Versiones de cuentos de Edgar Allan Poe. Entonces los que crecimos con esos programas de televisión en la década de los 80, pues estábamos en la televisión española ya viendo fantástico y ciencia ficción. Y luego en el ámbito narrativo pues teníamos también esta influencia del fantástico y del realismo mágico latinoamericano que hizo que resurgiera ese fantástico que ya existía y esa ciencia ficción que ya existía en España desde el 19 pero que había quedado un tanto soterrada. Entonces yo creo que en ese sentido pues los años 80 pues fueron buenos para las narrativas no miméticas. David Rojas y Ana Casas, que son dos académicos especialistas en lo fantástico español, de hecho dicen que son los 80 la década o el periodo en el que podemos hablar de una normalización de lo fantástico en España, precisamente por todos estos factores que comento. Aunque sobre todo a partir del siglo XXI donde vemos un cambio pero yo creo que ya no sólo en España sino en general en el ámbito hispánico también, pues por la globalización, por las redes sociales, por internet, que hacen ya que los géneros no miméticos irrumpan de otra manera. Aparecen los blogs, las revistas digitales, el mundo del fandom también se visibiliza más. Y los autores y las autoras de ambos lados del charco también pueden estar más conectados. Y bueno pues empieza también todo un movimiento de autoras sobre todo, editoras, traductoras, que hace que resurja sobre todo lo fantástico y la ciencia ficción escrita por mujeres. Y eso sobre todo aparece a partir de la segunda década del siglo XXI, de la publicación de una antología que se llama Alucinadas que se publica en 2014 y es la primera antología de ciencia ficción escrita por mujeres españolas y latinoamericanas. Fíjate, la primera antología de ciencia ficción anglosajona que se publica en Estados Unidos es de la década de los 70, la primera antología de autoras es de los 70 en Estados Unidos. En el ámbito hispánico, porque hay autoras españolas y latinoamericanas en esta antología, no tenemos esa recopilación ni ese trabajo de visibilización hasta 2014. Entonces claro, los procesos digamos de la historia de la ciencia ficción en Estados Unidos e Inglaterra en comparación a España y Latinoamérica pues han ido por diferentes derroteros, aunque eso no significa que en España y Latinoamérica pues no hayan existido escritoras de ciencia ficción desde el siglo XIX hasta la actualidad. Otra cosa es pues que no las conociéramos tanto hasta ahora, ahora ya las conocemos.
AP: Increíble, increíble. Bueno, pues de verdad ahora me entienden por qué estoy tan pero tan agradecida con Gabriela Polit por haber hecho este contacto y ahora poder tener a Teresa de quien vamos a aprender tanto, tanto. Me encanta esta idea de Los cuentos para no dormir y me gusta mucho el puente que estás haciendo entre lo que pasa en España viendo hacia Latinoamérica con todos estos inmigrantes y después cómo la literatura obviamente va a alimentarse de las dos aguas. Próximamente voy a conversar con Dunia Gras que es precisamente una investigadora que está viendo estas literaturas a los dos lados del océano. Me parece fantástico y esta antología que dices de alucinadas, ahorita has estado usando mucho la palabra fantásticas. Y yo me acuerdo cuando te invité a que hagamos esta nueva sección en Hablemos, escritoras, yo te había propuesto que el nombre de la sección se llamara Fantásticas y entonces tú propusiste el nombre Insólitas, que es cómo se va a llamar la sección desde hoy en anticipo para los que nos están escuchando. Y después pensé en otro término, lo inusual, que es un término que utiliza Carmen Alemany, especialmente yo escribí algo ahí sobre eso cuando habla de Cecilia Eudave, por ejemplo, es una escritora que ella se va por esta línea de lo inusual. ¿Quieres decirnos un poco, hablar sobre este término? ¿Qué es para ti lo que denomina ese término insólitas, insólito y de qué manera esto se acerca o se aleja con el término inusual y con los otros términos que, obviamente, bueno, cada uno tiene su peculiaridad, lo fantástico, la ciencia ficción, la ciberliteratura, en fin? ¿Nos quieres platicar sobre esto?
TLP: Sí, claro, aquí es como con la academia hemos topado, amigo Sancho, cuando los académicos nos ponemos estupendos, pues necesitamos categorías, clasificar todas las cosas. Y eso es importante porque para trabajar con los textos y analizarlos de la mejor manera, pues hay que diferenciar el grano de la paja, de ahí que para nosotros sea importante delimitar dónde empiezan las características de un género y dónde acaban las del siguiente. Con el término insólito hacemos referencias como un gran paraguas para hacer referencia a todas aquellas narrativas no miméticas, a todo lo que sería lo no realista. ¿Por qué? Porque dentro de lo no realista está lo fantástico, que tiene una tradición específica, ahí, por ejemplo, pues recomiendo a las personas que nos estén escuchando que lea los trabajos de David Roas, donde lo explica muy bien, por ejemplo, en un ensayo que lleva por título Tras los límites de lo real y explica cómo este género pues nace en el siglo XVIII y se caracteriza sobre todo por plantear, digamos, una fractura de la idea que tenemos de lo real. Eso, por ejemplo, no pasa en la ciencia ficción. La ciencia ficción es un género que nace en el siglo XIX, con Mary Shelley, en un contexto específico y todos esos fenómenos que nos pueden resultar extraordinarios dentro de nuestro mundo real, tal y como entendemos el mundo, tienen una explicación racional. Hay una teoría científica que le da verosimilitud a la propuesta, desarrollan un futuro, pues que hace que, precisamente, por eso podamos entender que suceden así las cosas y esa resolución racional hace que su funcionamiento sea muy distinto al fantástico. En el fantástico no hay nunca ninguna explicación racional para lo que sucede. Eso es lo que nos encontramos, por ejemplo, en textos como los de Cortázar o Borges, ¿no? Y de ahí, pues que tengamos que tratarlos de manera diferente. Dentro de lo insólito, por tanto, está lo fantástico, pero también está la ciencia ficción y también estaría lo maravilloso o la fantasía. Luego, dentro de cada uno de estos géneros, dentro de la ciencia ficción hay subgéneros, dentro de lo maravilloso o la fantasía también hay subgéneros, porque ahí entraría también, por ejemplo, el realismo mágico con sus características específicas. Cuando hablamos de maravilloso o fantasía, claro, ahí nos encontramos con un montón de fenómenos extraordinarios, incluso puede haber orcos, existe la magia, ahí están los cuentos de hadas. Por lo tanto, ahí no se necesita una explicación racional para esos fenómenos. ¿Por qué? Porque dentro de ese mundo es natural que suceda eso. No se está rompiendo con la idea de mundo que tiene el lector, porque es un mundo muy diferente al del lector. Ahí ya no se juega entre la idea de lo real o lo no real, que sería la clave de lo fantástico. Por lo tanto, vemos cómo lo insólito acoge todas estas categorías que harían alusión a lo no realista, a lo no mimético, donde estaría lo fantástico, la ciencia ficción y lo maravilloso. Carmen Alemany, que es una académica latinoamericanista a la que aprecio muchísimo y admiro muchísimo, pues la verdad es que acuñó este término, que nos ayuda muchísimo desde el ámbito académico para trabajar con una serie de textos que no encajan exactamente en lo insólito. Son textos extraños, cuando el lector lo lee ve que ahí aparecen unos escenarios que no son exactamente como el mundo que él conoce, pero no llegan a ser fantásticos. No se llega a romper esa idea de mundo o de lo real que tiene el lector. Y de hecho, por ejemplo, Carmen Alemany ahí pone como objeto de estudio sobre todo la narrativa de Cecilia Eudave, una escritora extraordinaria mexicana, que desde luego se caracteriza muy bien esa idea de lo inusual de Carmen Alemany. Pero otros ejemplos de lo inusual lo tenemos en algunos cuentos de Mariana Enríquez, por ejemplo, o de Valeria Correa, donde vemos que hay algo extraño, pero que no llega a ser ni ciencia ficción, ni fantástico, ni por supuesto maravilloso. Por lo tanto, se genera una tensión que no sabíamos muy bien cómo clasificar y denominar hasta que Carmen Alemany dijo, esto es inusual. Y bueno, pues animo también a las personas que nos están escuchando que acudan a los artículos de Carmen Alemany, donde podrán conocer con más detalle cuáles son las características con las que ella describe cómo funcionaría esta idea de la teoría de lo inusual en estas narrativas que generan ese extrañamiento.
AP: Me encanta. Una de las cosas que ahorita se me ocurre, por ejemplo, sería maravilloso tenerlas en conversación a ti y a Carmen. Eso sería una cosa riquísima. Y ahorita que estás mencionando a Cecilia y a Mariana, bueno Cecilia Eudave está ya dentro de la enciclopedia, al igual que Mariana Enríquez, una maravillosa escritora también, y bueno Valeria Correa también, ni se diga. Del catálogo de Hablemos, escritoras, ¿qué otras escritoras entran dentro de todo lo que es lo insólito, en ese gran espectro que tú nos acabas de presentar?
TLP: Bueno, es que en Hablemos, escritoras habéis hablado con tantas a tantas autoras que hay muchísimas que tenéis incluidas en vuestro catálogo. Bueno, desde la propia Cecilia Eudave, que acabamos de mencionar, pues a Gioconda Belli, Solange Rodríguez Pappe, Liliana Colanzi, Giovanna Rivero, Alejandra Costamagna, Amparo Dávila, Ana María Shua, Ana Merino, que además tiene una obra de teatro de ciencia ficción, Viviana Camacho, Carmen Boullosa, Clara Obligado, que acaba de publicar de hecho un libro recientemente con tres relatos y el último entraría dentro de lo distópico, Claudia Aboaf, Claudia Salazar Jiménez, Dolores Reyes, Fernanda García Lao, Gabriela Cabezón Cámara, Inés Arredondo, Laura Esquivel, Lina Meruane, Luisa Valenzuela, Mariana Enríquez, que ya hemos mencionado, Mónica Ojeda, Raquel Castro, Rosa Montero, Samantha Schweblin, Valeria Correa Fiz, la que también hemos citado, o Tumna Mercado, por ejemplo. Son muchas las insólitas que hay en la lista de Hablemos, escritoras.
AP: Increíble, maravilloso, muchísimas gracias. Bueno, los invitamos, de verdad, vengan al catálogo de Hablemos, escritoras, vean los perfiles de estas escritoras y lean sus obras, que es lo más importante, maravilloso. Bueno, tú eres parte de una comunidad que está investigando esto y España está creando ahorita ya ciertas alianzas desde hace mucho tiempo, en donde están saliendo muchos artículos críticos y muchas antologías y muchas narrativas. Se están liando con otros investigadores de otras partes del mundo y con editoriales, por ejemplo, con este volumen que sale con Páginas de espuma maravillosa editorial, Insólitas, precisamente así se llama el libro. Cuéntanos un poco acerca de estas investigaciones de esta comunidad y cuáles son, tú sientes, estas sinergias que se están causando ahora de un lado a otro del continente, incluyendo Estados Unidos, porque muchas lo están haciendo pues también desde acá, desde Estados Unidos. Cuéntanos un poco.
TLP: Bueno, el proyecto de la antología insólitas ha sido precioso. Desde el principio, la gestación, el trabajo con la editorial Páginas de Espuma, con los editores Juan Casamayor, con Encarn y Molina, ha sido extraordinario y tuve la suerte, además, de preparar esta antología con mi querido gran amigo, escritor, investigador, profesor también, Ricardo Ruiz Garzón. Ricardo es un especialista en todo lo que tiene que ver con lo insólito, conoce muy bien, además, el mundo del fandom español, pero también, por supuesto, conoce la literatura de lo insólito del otro lado del charco, incluyendo también pues del ámbito no hispánico. De hecho, él ahora es el comisario, el director de un festival de literatura fantástica que se hace en Barcelona, el Festival 42, al que acuden autores de Italia, Estados Unidos, Inglaterra, todas partes de Europa y también de Latinoamérica. Yo tuve la suerte de hacer esta antología con Ricardo y gracias al apoyo de Páginas de Espuma conseguimos que tuviera una gran visibilidad ya que es una editorial que distribuye ambos lados del charco. Cuando hicimos la propuesta, la idea de lo insólito, precisamente lo que quería era aglutinar a diferentes autoras que cultivaran todas estas categorías que mencionaba anteriormente. Que hubiera autoras de diferentes géneros de lo insólito, que hubiera autoras de lo maravilloso, de ciencia ficción, de fantástico, de fantástico y terror. Porque luego ahí también, claro, los géneros se combinan y las clasificaciones se diluyen. Como decía antes, los académicos pues tenemos un poco la obsesión de clasificar, pero luego sabemos que esos límites son volubles y que muchas veces un género puede participar de otros muchos más. Pero al principio pues un poquito hay que ordenar las cosas para entenderlas y cartografiarlas. Cuando preparamos esta antología con Ricardo, nos propusimos sobre todo tres criterios a la hora de pensar y seleccionar los cuentos: Que las autoras estuvieran vivas y que hubiera una representación de diferentes generaciones. Por lo tanto, el cuento se abría con un relato de una autora colombiana que tenía veintipocos años en aquel momento. Le iba y se cerraba con la autora que en aquel momento tenía mayor edad, que era Amparo Dávila, que tristemente falleció ya hace poco, pero en aquel momento todavía ella vivía. Queríamos que hubiera una representación de diferentes generaciones, de diferentes géneros de lo insólito y que todas estuvieran vivas, porque queríamos que fuera todo muy contemporáneo, pero de diferentes épocas a lo largo del siglo XX. ¿Por qué? Porque en esos textos encontrábamos a veces temáticas que tenían que ver, por ejemplo, con la denuncia de los malos tratos a las mujeres, que pensamos a veces que esto es una temática como muy contemporánea y Amparo Dávila ya estaba denunciando eso, por ejemplo, con El huésped, un cuento fantástico de mediados del siglo XX. Queríamos además que se reflejaran también distintas temáticas, no solamente desde el ámbito del feminismo, sino también desde el ámbito de lo político, ya que también hay denuncias que tienen que ver con los sistemas totalitarios o con cuestiones sociales, con la gordofobia... Bueno, hay diferentes temáticas muy diversas y luego el otro criterio era que fuera un diálogo trasatlántico. Queríamos que hubiera autoras españolas y latinoamericanas intentando que la proporción, porque claro, Latinoamérica comprende muchísimos países y no podíamos incluir todos los países porque si no pues hubiéramos necesitado tres volúmenes y la antología solo de un volumen. Entonces, seleccionar los textos pues siempre es muy complicado, pero queríamos que hubiera una representación pues del Caribe, de América Central, del Cono Sur... Bueno, que diera un poco esa imagen de pluralidad y diversidad que caracteriza pues esa literatura de lo insólito escrita por autoras contemporáneas.
AP: Claro, maravilloso. Cuéntanos un poco más, también has dicho mucho y eso me encanta, estás reconociendo a Mary Shelley como pionera, inaugurando el género de ciencia ficción y estoy pensando ahorita en el libro de Esther Cross, que ella habla un poco más también de lo poco que se le ha leído bien o de poco que se le ha reconocido. Cuéntanos un poco más sobre esto.
TLP: Bueno, Mary Shelley, claro, además de ser la hija de una de las pioneras del feminismo europeo, pues fue la esposa de un poeta muy muy conocido en Inglaterra y claro, pues siendo una autora en aquella época, cuando publica el Frankenstein en 1818, de hecho al principio quería que lo firmara su marido. Y hay por ahí documentos que atestiguan todo esto, luego sale sin firma, luego ella lo firma... Bueno, fue un exitazo. Fue un exitazo en aquel momento y además enseguida tuvo versiones teatrales a lo largo de todo el siglo XIX, hasta que a principios del XX pues ya tiene también esa célebre versión cinematográfica que todos tenemos en nuestro imaginario y que sigue siendo revisitada y reescrita, tanto la versión cinematográfica como diferentes reescrituras que se hacen del Frankenstein. Yo también creo que no se la ha leído suficientemente porque tiene otras obras interesantísimas, como El primer hombre donde nos hablan de una pandemia y donde desaparece la humanidad y donde hay problemas de fertilidad y bueno, tiene textos, cuentos también de ciencia ficción que se conocen poco, supongo que porque quedó eclipsada también por el Frankenstein. De hecho, Ricard Ruiz Garzón, el colega con el que hice la antología Insólitas, es un gran especialista en Mary Shelley, tiene un libro extraordinario, un ensayo sobre la biografía y la obra de Mary Shelley para aquellas personas que quieran consultarlo. Es interesante recuperar su figura porque siempre cuando hemos pensado en el género de ciencia ficción, o así aparecía antes, porque las cosas han cambiado afortunadamente, así aparecía antes en los manuales de ciencia ficción, como un género que era eminentemente masculino, donde los autores y la historia de la ciencia ficción estaba escrita por hombres y los autores eran hombres e incluso que los lectores de ciencia ficción también eran hombres. Yo he llegado a leer por ahí en muchos documentos que claro, como las mujeres no tienen interés por lo científico y lo tecnológico, pues no es un género al que están interesadas. Este tipo de valoraciones así alegres han hecho que se distorsione mucho la realidad de todo esto porque fíjate, la creadora del género de la ciencia ficción fue una mujer, pero ya antes de Mary Shelley, Christine de Pizan, que fue la primera escritora, la primera escritora del mundo en el sentido de escritora que ganaba dinero escribiendo, porque evidentemente antes de Christine de Pizan, que estamos hablando del siglo XV, del texto La Ciudad de las Damas, que es más o menos de 1405 o algo así, ya claro que existían escritoras anteriormente, pero que vivieran de lo que escribían como profesionales de la escritura, pues no, son hasta ahora los datos que tenemos y pues es la singularidad de Christine de Pizan que además se dio inmersa en la querella de las mujeres. Ese momento en el que se debatía en Europa sobre las capacidades o no intelectuales que tenían las mujeres. Claro, Christine de Pizan, que era una intelectual, publica La Ciudad de las Damas y La Ciudad de las Damas fue un best-seller para lo que eran, en términos de best-seller, lo que se publicaba y se leía, porque claro, el índice de analfabetismo en el siglo XV evidentemente era muy alto, pero fue un libro que se leyó mucho y que lo leían las mujeres letradas. La Ciudad de las Damas es una de las primeras ginoeutopías. ¿Qué es una ginoeutopía? Pues es una utopía, un mundo habitado sólo por mujeres. Ella se inventa una ciudad que está rodeada por un muro donde las mujeres, sólo viven mujeres, pueden libremente estudiar y aprender, algo que a ella, pues el sistema patriarcal en el que vivía le prohibía y le impedía, a pesar de su interés por escribir. Ella escribió mucho como quejándose, pues que no entendía muy bien por qué sus compañeros varones, autores intelectuales, pues decían y emitían los juicios que emitían y decían esas cosas en relación a las mujeres y a la posibilidad de que pudieran formarse o de la capacidad que tenían para poder aprender, leer o escribir. O sea que, fíjate, ya en el siglo XV tenemos esa sociedad alternativa de mujeres donde pueden desarrollarse libremente. Y luego, por ejemplo, tenemos otra pionera que es Margaret Cavendish con Un mundo resplandeciente. Este texto además ha sido traducido al castellano por María Antonia Martí Escayol, que es una traductora y escritora de ciencia ficción catalana. Y aquí tenemos una utopía también. Siempre que pensamos en las utopías clásicas pensamos en Tomás Moro, evidentemente, en Bacon, Campanella... Bueno, pues también estaba Margaret Cavendish, donde encontraréis unas historias fascinantes con alternativas sociopolíticas y además con perspectiva ecocrítica que no os van a dejar indiferentes. Pero si nos ponemos ya a rastrear en pioneras en el ámbito hispánico, en Latinoamérica, Juana Manuela Gorriti, por ejemplo. Desde el fantástico y la ciencia ficción también. O Eduarda Mansilla, si pensamos en el siglo XIX argentino. Pero también si pensamos en Ecuador, pues tenemos a Dolores Veintemilla o Lastenia Larriva, que incluso llegó a escribir una obra de teatro de ciencia ficción que se llamaba La ciencia y la fe, a finales del XIX en Colombia tenemos a Soledad Acosta de Samper, que era de la alta burguesía, una mujer letrada, que a principios del siglo XX escribe una especie de distopía que lleva por título Una pesadilla: Bogotá en el año 2000. Y esto lo escribe en 1905. Y en Bolivia, por ejemplo, tenemos a Adela Zamudio. Como vemos, son muchas las autoras. Angélica Palma, en Perú, hija del cérebre Ricardo Palma y, por lo tanto, hermana de Clemente Palma. Autores a los que conocemos. ¿Por qué no conocemos tanto la obra de Angélica Palma? Claro, la pregunta no es ¿existen escritoras de ciencia ficción? La pregunta es ¿por qué no conocemos a las escritoras de ciencia ficción? Porque claro que existen. Desde que existe el arte, pues hay hombres artistas y mujeres artistas. Y pues Angélica Palma también escribió ciencia ficción. Rosa Arciniega, por ejemplo, también en Perú tiene una distopía que se ha recuperado. Ha sido un trabajo extraordinario que ha llevado a cabo Elton Honores. Mosko-Strom, que es una distopía de 1933. Pero en México tenemos a Guadalupe Dueñas. En Chile, por ejemplo, ya a mediados del XX tenemos a Hilda Cádiz o Helena Aldunate. En Argentina, en los años 70, tenemos un caso muy divertido que es el de Magdalena Mouján Otaño. Y digo divertido porque, en realidad, su profesión no era la de escritora, era ingeniera y trabajó en uno de los primeros ordenadores y, bueno, en todo el desarrollo tecnológico argentino en la década de los 70. Ya teníamos ahí a una ingeniera informática. Pero es que publica un cuento que se llama Nosotros, los nuestros en castellano, pero lo publica con el título en euskera Guta Gutarrak, porque su abuelo era vasco. Este cuento gana un premio y cuando lo quieren publicar en España, en los 70, todavía vivía Franco. Lo quieren publicar en una revista que se llama Nueva Dimensión, que era una revista, bueno, la revista más importante de la historia de la ciencia ficción española, donde se publicaban a muchos autores latinoamericanos en aquella época. Pues, la censura de la dictadura española retiró el cuento de Magdalena Mouján porque lo consideraba, bueno, dijeron que atentaba directamente contra la unidad de España, porque el cuento pues estaba protagonizado por una familia de vascos que se casa, un matrimonio y, claro, en el relato pues se juega un poco con esta idea, como sabrán muchas de las personas que nos escuchan, pues en España hay una gran diversidad lingüística y pues la situación nacional actual no siempre ha sido así y pues Cataluña, digamos, y sobre todo Euskadi, de hecho, todavía conservan sus fueros de lo que antiguamente pues era otro tipo de estados y de función política dentro del Estado español. Claro, este cuento de Magdalena Mouján habla de unos vascos que se van al extranjero de Luna de Miel y se van a Andalucía de Luna de Miel, claro, para la dictadura franquista decir que salir de Euskadi es irse al extranjero es reconocer que Euskadi es otro país y por eso pues consideraban que eso atentaba contra la unidad de España. Es un relato en tono humorístico que os recomiendo también leer, lo podéis encontrar porque está en línea y, bueno, pues como vemos son muchas las autoras y pioneras de la ciencia ficción en el ámbito hispánico. En España, por ejemplo, la pionera es Emilia Pardo Bazán. Tiene muchísimos cuentos de lo insólito, tanto desde lo maravilloso, maravilloso religioso, cuando aparecen ángeles, demonios, etcétera. También tiene relatos de ciencia ficción y, sobre todo, tiene muchos relatos fantásticos y fantásticos feministas donde denuncia incluso el matrimonio por conveniencia a través de la figura del vampiro, como es ese señor mayor que se casa con una chica joven y utiliza al vampiro para explicar de una manera muy explícita cómo le succiona la vida con esos matrimonios de conveniencia, por ejemplo. Ahí tenemos otro claro ejemplo de cómo Emilia Pardo Bazán, que tenía tanta literatura también de lo fantástico, incluso textos de ciencia ficción, ha pasado a los libros de la historia de la literatura española como una autora preeminentemente realista. De hecho, fue la introductora también del naturalismo en la literatura española y es cierto, es una gran autora realista, pero también tiene toda esta obra fantástica. La pregunta es por qué no conocíamos esa otra obra, porque supierte la idea de realidad y de mundo que tenemos y eso es desestabilizador. Eso no interesa, tampoco ideológicamente. Por eso es importante preguntarse por qué el canon de la literatura hispánica es preeminentemente realista, cuando en realidad, si nos ponemos a revisar la obra y la historia de la literatura hispánica, vemos que hay tantas obras que no entrarían dentro de lo realista. Sobre todo ahora hablo del caso español, porque en Latinoamérica, aunque la mayoría de los cánones nacionales son también realistas, hay casos extraordinarios como, por ejemplo, el de Argentina. En Argentina, teniendo a Holmer, a Horacio Quiroga, Leopoldo Lugones, Borges, Cortázar, Adolfo Bioy Casares, Silvina Ocampo, es tan larga la nómina de autores canónicos, que son fantásticos, que no podemos decir que el canon argentino sea realista. Pero en general, y sobre todo en el ámbito hispánico, pues sí que lo han sido las letras españolas.
AP: Claro que sí. Ese es exactamente uno de los comentarios que iba a hacer ahorita. Que ahorita, con todos los nombres que dijiste y cómo nos ubicaste a nivel continental, nos damos cuenta de que no nada más Argentina. Argentina, obviamente, es punta de lanza en Latinoamérica, porque tiene estos abundantes nombres, pero hay otros países en donde también han aportado, ¿no? Maravilloso. Pienso ahorita en el libro que estás mencionando, La ciudad de las damas, pensé en el país de las mujeres de Gioconda Belli, y bueno, pues hay otras utopías así, en donde nada más están pobladas de mujeres, ¿no? Pero me parece fantástico lo que acabas de hacer, literalmente fantástico, al hacer todo este recuento de nombres y ubicarnos geográficamente, porque todo esto de alguna manera también después entra en diálogo, ¿no? Entre ellas mismas, en ese momento tal vez no, pero ahora que podemos recuperar estas obras, me parece muy importante. Tu comentario acerca de por qué hay esta tendencia a reconocer un canon que sea realista, me parece también fundamental. Pienso un poco en esta idea del siglo XIX, en la Constitución de las Naciones, ¿no? En esta idea del concepto y el discurso tan nacional y nacionalista, en donde éramos países por nuestro territorio, nuestras fuentes, hablaste por ejemplo, bueno, de varias que han sido parte de familias intelectuales, pensé por ejemplo ahorita en el libro de Andrés Bello, ¿no? En donde siempre se regresa a esa tierra, se regresa a lo real, y pues de alguna manera la literatura tiene otras, muchísimas otras vertientes, y una de ellas es pues lo fantástico. Algo que también me parece muy interesante es lo que estás haciendo ahorita en este Laboratorio de Estudios del Futuro. Me llama la atención desde el nombre mismo Laboratorio de Estudios del Futuro de la Universidad de Alcalá, que eso me parece muy interesante, en la intersección también con Estudios Latinoamericanos, que habla otra vez de este diálogo que ustedes están haciendo desde España. Cuéntanos para ir cerrando la conversación sobre esto, y también me gustaría, como última pregunta, preguntarte qué es lo que te gustaría difundir a través de Hablemos, escritoras, además de esta cátedra que nos acabas de dar tan maravillosa.
TLP: Bueno, el Laboratorio de Estudios del Futuro es un proyecto que hacía tiempo andaba gestándose, aunque salió a la luz, digamos, y nos pusimos en marcha institucionalmente pues hace un año y medio. Este laboratorio cuenta con un equipo de investigadores jóvenes y también veteranos de los dos lados del charco. Por ejemplo, pues hay desde intelectuales, filósofos, artistas, gente más del ámbito literario, de diferentes disciplinas de las humanidades. Contamos, por ejemplo, pues con Remedios Zafra, Juan Manuel de Prada, Cristina Rivera Garza, Macarena Arenco, Ana Casas, de diferentes países incluso, bueno, del ámbito hispánico pero que trabajan en Estados Unidos, etcétera. Teníamos muy claro que queríamos que fuera un diálogo trasatlántico y que tuviera en cuenta la perspectiva también del sur global. Es un laboratorio y de ahí que pensemos un poco más como en un centro de experimentación teórica, filosófica y artística que lo que hace es uso de la metodología de los estudios del futuro pero desde el ámbito de las humanidades. ¿Y esto qué significa? Pues que lo que nos interesa sobre todo es reflexionar críticamente en torno a la producción de los imaginarios especulativos pero desde la teoría crítica de la cultura, desde la cibercultura, desde la ecocrítica, desde los estudios de género, desde la teoría de colonial, para pensar en los problemas del presente pero a partir de las posibilidades y alternativas que ofrecen los estudios del futuro para la construcción de escenarios, porque es una gran responsabilidad pensar en qué futuro queremos construir. William Gibson, por ejemplo, que es un escritor de ciencia ficción que en los 80 de hecho inaugura un subgénero de la ciencia ficción que es el cyberpunk. En su novela Neuromante, que es de principios de los 80, él es el que acuña el término ciberespacio. La palabra ciberespacio no se la inventa un ingeniero en el MIT, se la inventa un escritor, de ahí que sea tan importante precisamente la ficción como comentábamos antes y el poder constitutivo que tiene el imaginario y el poder creativo que tiene el lenguaje y la literatura. William Gibson que de hecho escribió a máquina esa novela donde aparece la palabra ciberespacio porque no había utilizado todavía un ordenador y nos habla de un mundo interconectado, en red, fijaros, a principios de los 80 que todavía no se había popularizado la www, y por supuesto pues en las casas todavía no teníamos ordenadores personales. Pero él crea ese imaginario y él nos dice, fíjate, el futuro ya está aquí solo que no está distribuido equitativamente. Y eso es algo que nos interesa en el laboratorio, pensar en qué ideas del futuro son las que vemos, cuáles son las que se silencian. ¿Por qué? Porque hay imaginarios también y propuestas de alternativas del futuro que lo que plantean son narrativas de la dominación y narrativas dominantes que hay que rebatir y hay que revisar críticamente. ¿Por qué? Porque hay muchos otros lugares desde los que pensar el futuro y ahí está, por ejemplo, el futurismo andino, ahí está, por ejemplo, el afrofuturismo, ahí está el ámbito de la ciencia ficción hispánica escrita en español desde Latinoamérica y desde España, porque sobre todo el imaginario hegemónico especulativo es anglosajón y se escribe en inglés. Entonces pues eso también hay que revisarlo críticamente para ver qué futuros posibles o preferibles nos interesa estudiar. Y pues eso es un poco lo que nos proponemos hacer en el laboratorio, examinar las metáforas que utilizan las diferentes culturas para describir y proyectar el futuro. Y no solo las diferentes culturas sino también dentro de esas culturas las distintas identidades que tienen los sujetos desde el ámbito de la diversidad de género y de la diversidad sexual, étnica, de clase, etcétera. Nos interesa mucho introducir esa perspectiva interseccional. Y para la gente que a lo mejor no esté familiarizada con esto de los estudios del futuro pues comentarles que es una disciplina que se empezó a desarrollar ya a mediados del siglo XX sobre todo a partir de la década de los 60. Que hay hasta máster y programas de doctorado de estudios del futuro en muchísimas universidades del mundo, en Latinoamérica también. En España, por ejemplo, todavía no se ha introducido tanto en el ámbito académico si lo comparamos por ejemplo con Inglaterra o Alemania, si pensamos ahora en Europa. Pero fue un escritor de hecho, H.G. Wells, que dio una conferencia a principios del siglo XX que llevaba por título Descubrimiento del futuro. En esa conferencia insistía en la importancia de crear una disciplina académica que nos permitiera reflexionar en las consecuencias políticas y sociales de los avances en ciencia y tecnología, que eso es lo que de hecho él hacía en su literatura. Y fijaros qué importante analizar esos textos. La palabra robot aparece por primera vez en una obra de teatro de ciencia ficción en 1920, de nuevo es un creador y es la imaginación de un artista la que genera esa palabra que hoy en día estamos utilizando todos. Pues la palabra robot aparece por primera vez en la ficción y hoy la utilizamos todos, la palabra ciberespacio aparece por primera vez en esa novela que mencionaba Neuromante en los 80 de William Gibson y la palabra metaverso, ese concepto que hoy también se ha popularizado tanto es de los 90 y es de una novela post cyberpunk, Snow Crash, donde aparece y se conceptualiza. Y bueno ese metaverso donde hoy también pues nos relacionamos, vemos de hecho como ya hay también producciones artísticas desde el metaverso, etcétera. Entonces cuando pensamos también en los estudios del futuro, no estamos pensando en cómo se predice el futuro. A mí no me gusta que se piense en la ciencia ficción como literatura de anticipación porque no se trata de predecir sino de prever y comprender lo que está pasando en nuestra sociedad. Entonces esa es la clave. Y bueno, pues esas son algunas de las cuestiones en las que andamos trabajando en el laboratorio y ahora no recuerdo muy bien cuál era la otra pregunta que me habías hecho Adriana, perdona.
AP: La otra pregunta es que dentro de Hablemos, escritoras, bueno tienes todo un espacio abierto para que todas estas cosas que nos estás comentando ahorita las puedas todavía extender más. Y bueno si tú tienes algún interés especial de que sientas que hay cosas que no se están difundiendo, bueno obviamente la plataforma de Hablemos, escritoras va a funcionar también para eso. Y a la hora de reestructurar lo que tú nos estás ahorita ya enseñando dentro de nuestra página web para que sea más fácil localizar a estas escritoras, los libros, porque muchas veces se tienen los nombres pero, ¿cuál era el título de esa escritora? Eso es lo importante, conectar todos los cabos, tener la teoría, tener a las escritoras, primero las escritoras y el texto y después esta teoría que aporta tanto. Así que bueno pues cerrando nada más con esta cosa que me congratulo tantísimo de tener esta oportunidad de aprender muchísimo, muchísimo más de ti.
TLP: Nada, al revés. Estoy súper agradecida de que me hayáis contactado y bueno muy emocionada también y me siento muy privilegiada de que bueno que me deis la oportunidad de tener ese espacio de Insólitas para hablar de todas estas cuestiones que, bueno, espero que les interesen a las personas que nos puedan escuchar y que por supuesto pues que también nos propongan temas o autoras sobre las que les interesaría que habláramos en relación a todas estas cuestiones del insólito.
AP: Claro, eso es muy buen punto, crear un diálogo, magnífico. Teresa muchísimas, muchísimas felicidades por toda tu investigación, por tus libros maravillosos. Ahorita estuve tentada a leer todos los títulos, son varios libros pero fue tan interesante escucharte que de verdad no quería yo parar sobre eso. Pero los invito a todos, busquen la obra tanto individual como las antologías en donde ha colaborado Teresa López-Pellisa. Pues una vez más gracias por venir a Hablemos, escritoras y te mando un abrazo desde este lado del charco hasta el otro lado.
TLP: Muchísimas gracias y un abrazo desde Alcalá de Henares.
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AP: Esta sección Insólitas va a ser completamente insólita. Qué maravilla tener a Teresa López-Pellisa ahora en Hablemos, escritoras y haber tenido esta verdadera cátedra, verdadera cátedra con todos los nombres que nos ha comentado, con todo lo que nos ha compartido y ponernos este cuadro, este mapa tan importante y tan interesante para rescatar esas literaturas. Estoy muy agradecida con ella, muchísimas gracias también a Gabriela Polit que hizo esto posible y muchísimas gracias a todos los que están atrás de Hablemos, escritoras. Maravilloso equipo que tenemos en social media, en la edición de podcast, en la ingeniería de audio. No se pierdan, muy pronto viene esta sección Insólitas, aquí en Hablemos, escritoras. Yo soy Adriana Pacheco y también les recordamos, donen, donen para que todo esto sea también traducido al inglés y con eso atravesemos todas las fronteras. Yo soy Adriana Pacheco y desde esta húmeda y a la vez cálida Austin, Texas, les mando un abrazo a todos ustedes. Hasta la próxima.