Adriana Pacheco: Bienvenidos al nuevo a Hablemos, escritoras y esa conversación que nos lleva el día de hoy hasta Madrid, España para conversar con una interesantísima escritora, Clara Obligado. Nací en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, en 1950, y vive en Madrid, España desde 1976. En 1978 fundó el Taller de Escritura Creativa de Clara Obligado. Algunos de sus últimos libros son Salsa, editorial Plaza & Janés, 2002, Petrarca para viajeros, Editorial Pre-textos, 2016, El libro de los viajes equivocados, Editorial Páginas de Espuma, 2011, La muerte juega a los dados, Editorial Páginas de Espuma, 2015, y La biblioteca de Agua, Páginas de Espuma, 2019. Ganó en 1996 el Premio Femenino Lumen, en el 2012, el Premio Setenil, y en el 2015 el Premio Juan March Cencillo de Novela Breve. Los invitamos a leer sus libros y a saber más sobre su perfil en nuestra página web www.hablemosescritoras.com. Los saludo desde este micrófono, Adriana Pacheco. Cada vez que descubrimos a una escritora más que acepta generosamente sumarse al proyecto de Hablemos, escritoras, es como una fiesta, como un día de fiesta, porque después de las semanas, a veces meses, de lectura de su trabajo, nos damos cuenta de que cómo es posible que nos habíamos perdido de conocerla, y así me pasó con Clara Obligado. Bienvenida, Clara, a este programa.
Clara Obligado: Hola, muchas gracias por invitar.
APR: Pues te tenemos desde España, ¿verdad? ¿En dónde estás, en dónde vives, Clara?
CO: Vivo en Madrid y no es nada raro que hayas perdido mi literatura porque es una de las características de los que vivimos fuera, que a veces es difícil acceder a nuestra obra porque parecemos de dos lugares.
APR: Exacto, y a veces está uno pensando y centrándose en ciertas corrientes, en ciertas temáticas, y cuando uno se entera del trabajo que se está haciendo en otros países, de verdad piensa uno en que hay trabajo por delante. Sé que eres argentina de origen, pero que tienes ya muchos años en España, ¿verdad?
CO: Sí, 42 años me parece, o algo así, llevo aquí desde el 76.
APR: Cuéntanos un poco sobre tu historia, ¿cómo llegaste a España? Y tus orígenes, ¿tú eres de dónde, de qué ciudad en Argentina?
CO: Soy de Buenos Aires, pertenezco a una familia de escritores hombres, poetas, poetas nacionales, pero en una vía muy diferente a la mía. Soy de una familia muy de derecha, pero soy una persona de izquierdas, entonces en 1976 durante la dictadura militar me tuve que exilar en Madrid. Desde entonces me quedé aquí, con mucho contacto con Buenos Aires, porque voy y vengo, pero bueno, ya tengo hasta un nieto español, o sea, dos generaciones detrás.
APR: Qué maravilla. Cómo es lo que va pasando, que llevas haciendo raíces y empezamos poco a poco a hacer como parte de dos mundos, que esa es la delicia de nosotros, los que hemos migrado a otros países.
CO: Yo digo que me considero como el clavel del aire, que tengo raíces que no están en la tierra, sino que están en el aire, porque no me considero ni española ni argentina, me considero más bien extranjera, como en un punto intermedio.
APR: Qué interesante, me gusta esa visión. Se ve en tu obra, algo de que hablas y que se nota es que este punto en medio, como migrante y como exiliado, se escribe desde una línea, desde una raya, desde una ruptura. Cuéntanos un poco acerca de esta metáfora de la ruptura que tú has utilizado en muchas de tus obras.
CO: Quien conozca el efecto de la distancia sabe que no es de un día para otro, sino que lentamente uno se va dando cuenta que va cambiando. Entonces, poco a poco fui construyendo una obra que considero mestiza también, que no es ni cuento ni novela, que está formalmente situada en la mitad del camino. Y desde allí intento representar lo que significa la pérdida de una tierra, es un camino que por un lado es temático, pero básicamente está representada en la estructura de obras.
APR: Claro, definitivamente. La estructura es algo que a ti te intriga, por tu misma formación y además eres una de las primeras talleristas o de las más longevas talleristas en el dentro de lo que es escritura creativa – me refiero en longevidad en el taller que se fundó desde 1978.
CO: También hay que pensar a la España que yo llegué. Llegué al año de la muerte de Franco. Entonces, realmente en España había muy pocas cosas desarrolladas, mientras que Argentina venía de un proceso de modificación juvenil y muy moderno. Entonces a mí me tocó en cierta medida un mal momento por lo personal, pero un buen momento en lo social, o sea, viví una España que fue la España de la movida, que fue la España que cambió y ahí yo hice mis aportes junto con mucha gente que vino en esa época.
APR: Claro, qué importante contextualizar un poquito también los momentos, porque a veces se piensa, bueno, pues es Europa, pero en algunas cosas América Latina, o algunos países de América Latina, ya estaban en la vanguardia de algunos temas y de algunos esfuerzos.
CO: Eso sin duda, en 1978/79, hay una dictadura detrás de la otra en América Latina y yo te diría que los jóvenes más promisorios, o los que más estaban buscando los más de vanguardia tuvieron que irse, y la transición española es hija de esos aportes también. Es una cosa curiosa, por ejemplo, yo me siento latinoamericana cuando llego a España, cuando conozco a un mexicano, claro, que antes, yo no conocía a ningún mexicano, los conocí en España, fue así. Y creo que todavía nos pasa, que nos encontramos cuando estamos afuera.
APR: Claro, porque de alguna manera nos reunimos. A nosotros nos pasa mucho en los Estados Unidos. Además, contrastamos, por ejemplo, nuestros idiomas. Yo me acuerdo cuando estudiaba el doctorado en la universidad en Austin, una de las cosas que me encantaba de mi departamento es que veníamos de muchos lados de Latinoamérica y de España, entonces cuando hablábamos se oía como una sola palabra no podía significar tantas cosas o al revés, un objeto tenía muchos nombres.
CO: Es fantástico eso. Cuando mis chicas eran pequeñas, jugábamos a los sinónimos, por ejemplo, yo les decía “canilla” y eso decían, “grifo”, yo les decía “banana” y se decían “plátano”. Es algo que enriquece el idioma y por supuesto que enriquece la literatura y la necesidad, primero de traducirse. Es muy interesante el proceso de traducción de castellano al castellano. Y luego pensar, cómo vamos a decir cada cosa, eso es muy inherente al mundo de la literatura y yo creo que enriquece nuestra manera de contar.
APR: Claro, pensar cómo vamos a decir las cosas. Ahorita que estás contando esa anécdota me río, porque yo también hago lo mismo con mis nietas, les pongo la palabra sobre la mesa y ellas ya van diciendo sinónimos. Bueno, en este micrófono cuando tratamos de sobre todo una persona tan conocida con la trayectoria como la tuya, hay muchas entrevistas, hay muchas cosas que se dicen sobre ti y yo he buscado la manera de mover la conversación a otros temas que son muy importantes. Pero permíteme regresar a una pregunta que te han hecho mucho, porque creo que es muy importante que la gente que nos escucha ahorita lo sepa. Tú fuiste alumna de Jorge Luis Borges y bueno, ya te han preguntado muchísimo, ¿cómo fue esa experiencia?, pero déjame por favor preguntarla de nuevo.
CO: Sí, yo fui alumna de Borges, creo que en 1972/73 cuando Borges dejo la Universidad Pública y entró en la Universidad Católica, que era donde yo estudiaba, pero no lo querían dejar entrar porque era agnóstico. Entones los alumnos hicimos una carta pidiendo que pusieran a Borges de profesor, lo que habla de la cerrazón de la universidad también. Y bueno, Borges da unas clases muy particulares que consistían en que él hablaba de lo que daba la gana. Había clases que hablaba anglosajón y nosotros no entendíamos nada. Había clases maravillosas, y era un tipo muy curioso, muy bien educado, muy generoso con lo que sabían. Yo siempre digo que lo que yo aprendí con Borges fue a leer en los márgenes. Borges no era un tipo que te enseñara Shakespeare porque daba por hecho que tú estudiabas a Shakespeare, daba literatura inglesa, sino a Christopher Marlow. Siempre estaba como mostrándote otro aspecto de la literatura, tenía una idea muy poco sagrada de los textos. Y eso es lo que yo más agradezco a Borges, además de su literatura, que es magnífica.
APR: Qué maravilla. Cuando estaba yo estudiando la maestría, daba yo clases de literatura en una preparatoria, en un colegio privado, y a mí me tocaba dar Borges cada año. Era una delicia, porque exploras y lo exploras. Me puedo imaginar que en persona y como profesor, pues tenía también sus otras capas, como tenemos todos.
CO: Sí, era el Borges que todo el mundo admira, era un ser humano, era una persona. Yo me acuerdo tendría 22 años o algo así y lo iba a ver a la Biblioteca Nacional porque estaba trabajando en un texto de Thomas de Quincey. Y Borges se sentaba contigo y te decía, pero qué interesante, qué buenas ideas, y una salida desde ahí pensando que uno sabía mucho más que él. Después, los sábados por la tarde, hacía reuniones en su casa para quien quisiera y hablaba de literatura.
APR: Qué genial. Pues esa parte fue interesante también en tu proceso de aprender cosas. Tengo un hijo que le gusta escribir, y compartí un vídeo que está allá en YouTube – los invito a que vean esta presentación tan interesante en donde estás dando una conferencia sobre micro-ficción. Lo compartí porque a veces creo que no tenemos una idea muy clara de lo que es la micro-ficción, aunque la estudiamos en la universidad, sobre todo los que venimos puramente de letras. Pero me parece muy relevante la manera como tú lo estás poniendo en la mesa y cómo lo ves de manera práctica y de manera lingüística cuál es el poder de verdaderamente el juego lingüístico semántico de las palabras y el uso apropiado del lenguaje en un género tan peculiar como es la micro-ficción. Eres una de las grandes maestras de micro-ficción en España, la introductora del género de alguna manera, entonces, ¿nos quieres platicar un poco sobre esto?
CO: Es una aventura como todas mis aventuras que se inician porque sí. Porque me gustan, no por otra razón. Y ahora se cumplen 20 años justamente de la publicación del Por favor, sea breve, que fue el libro que trajo la micro-ficción a España, donde yo me planteé dos cosas, uno que hubiera un texto de toda América Latina que la micro-ficción fuera un puente, no viste de manera nacional sino construida por todos los castellanos, y el segundo reto que me planteé fue que fueran la mitad mujeres, y eso hace 20 años me tocó bastantes problemas. A partir de ahí empecé a trabajar el género, que es un género que negocia con el silencio, básicamente, con la palabra precisa. Por un lado, es un género muy juvenil, pero, por otro lado, con una tradición bastante importante. Armamos este libro con Juan Casamayor, el libro tiene 20 años y se han vendido no sé cuántos miles de ejemplares, y sigue funcionando. Vimos nacer un género, en alguna forma fuimos como Homero, vimos nacer algo y creo que se ha hecho en torno a esto un movimiento bastante importante que tiene dos orillas porque realmente tenemos contacto con escritores como Ana María Shua, como Arreola, que ya murió, pero es un autor maravilloso, entonces nos leímos y nos leímos. Y creo que fue una cultura muy, muy interesante.
APR: Qué maravilla. Pues muchísimas felicidades. Y sí, de verdad estuve revisando Por favor, sea breve y es una joya.
CO: Sí, es una joya. Yo lo digo, porque claro, como no lo escribí yo puedo decir que es maravilloso, porque si no, quedaría un poco petulante, ¿no?
APR: De verdad lo recomiendo mucho. Pero tú también escribes y escribes mucho, escribes cuento, escribes novela y alguna vez dijiste que el cuento es una gran pasión, mientras que la novela es un tedioso matrimonio.
CO: Sí, pues la novela es un poco como un trabajo de picapedrero, en la novela plantea un poco los planos de la casa y a partir de ahí, toca acabar. Mientras un cuento tiene algo siempre mágico, no es porque el género sea fácil, porque es un género particularmente difícil, pero sí que tiene algo de salto, de malabarismo, de luz, que a la novela creo que como hay que sostenerla cuesta bastante más.
APR: ¿Cómo eliges escribir en un género o el otro? ¿Qué temas te convidan a uno o al otro?
CO: Creo que yo ahora encontré esta forma de contar que es una mezcla de cuento con novela y así estoy cómoda. Tengo por un lado el desarrollo de personajes y demás propio de la novela y por otro lado la precisión de cuento. Entonces yo en mi trabajo en los últimos tres libros, porque trabajé tres libros con esta idea, consiste en devolverle al cuento lo que la novela dice que es propio, por ejemplo, las tramas complejas, el desarrollo de caracteres más profundo. Incluso tengo un libro de cuentos que es una novela policíaca, o sea que cada cuento tiene una pista. Estoy como buscando en este camino intermedio, a mí la verdad los géneros no me interesan mucho. Para leerlos si, pero no me interesan para escribir, me aburren un poco.
APR: Qué interesante. Pues además lo aplaudo, lo aplaudo mucho porque a veces uno necesita como escritora encontrar exactamente esa voz y a veces son en estos géneros intermedios en donde se va con más facilidad la pluma. Ahora por otro lado, ahorita que estamos hablando precisamente de escoger y de elegir en donde escribir y que escribir, tú has trabajado mucho en talleres de escritura creativa, tienes un bellísimo Taller de Escritura Creativa de Clara Obligado y ha durado muchísimos años. ¿Cuándo fundaste este taller y cuál es la filosofía atrás de ese taller que ha estado dando tiempo en el mundo académico, en el mundo de la literatura?
CO: Yo tengo la suerte de estar fuera de la academia. Es un regalo, si estás en la academia, tú lo comprenderás. Ya no tengo ninguna burocracia, ningún programa previo, ningún problema sumado a mi propio entusiasmo literario. Entonces tenemos un taller ahora con mi hija. El primer taller lo di con ella, que era un bebé, pues está a mi lado. Y hemos ido creciendo, así de simple. A mí cuando me piden que lo defina, digo, somos como peripatéticos. Es gente que piensa caminando, que escribe caminando, que reflexiona. Por ejemplo, ahora en épocas de pandemia podemos trabajar textos relacionados con este tema rápidamente. Vamos a sacar un librito con textos sobre la peste, entonces yo trabajo un poco así. A partir del impulso y el placer literario y, por supuesto, de la teoría y de la creatividad de los demás de la literatura.
APR: Clara, un tema que a mí me preocupa constantemente es el lector. ¿Cómo vamos a ampliar la comunidad de lectores? ¿Cómo vamos a convertir a no lectores? Es como la religión, convertirlos de una a otra. ¿Entonces, cómo convertiríamos a los no lectores en lectores? ¿Tú sientes que el escritor, el tallerista, el difusor cultural y literario, de alguna manera debería de tener un compromiso con la comunidad en general para hacer este proceso de sumar más? Entre más veamos, entre más personas leamos, mejor pensaremos, creo yo.
CO: Sí, yo creo que los compromisos con la sociedad son propios de los ciudadanos, que los tiene que tener cualquier ciudadano. Y el escritor en cuanto es ciudadano, también los tiene que tener, y después como trabajador de la cultura, yo sí me siento parte de algo que hay que construir. Es una postura personal también que tiene que ver con mi propia historia, bastante. Creo que hay algo que hay que construir y hay unas humanidades que hay que defender, al menos en España, y para mí es un trabajo grato. No lo vivo como un peso y además creo que tenemos un muy buen producto para vender, sinceramente, llamado cultura.
APR: Claro, no sabes qué gratificante es escucharte. Claro que sí tenemos este compromiso, estoy comulgo completamente con esta idea. Bueno, pues vayamos a algunos de tus libros. Qué lástima que no tenemos más tiempo porque de verdad, me leí todos y cada uno de los renglones de los libros que tuve disponibles de Clara Obligado y me encantaron, me encantaron de verdad, me encantaron. Hay una novela, La hija de Marx, esa fue publicada por Lumen en 1996. Con ella ganaste el Premio Femenino Lumen, precisamente en ese año. Ese es tu primer premio, esta es, por decirlo así, tu primera novela.
CO: Es mi primera novela y además la escribí porque estaba dando un curso sobre literatura erótica y los ejercicios que proponía empecé a hacerlos y de pronto me di cuenta que estaba escribiendo sobre los exiliados rusos, qué pasó con las mujeres después de la revolución rusa. Estaba también escribiendo de alguna manera sobre mi propia generación, qué pasó con las mujeres que vivimos los movimientos políticos de América Latina durante esos años. Es una novela que mezcla mucho, como todas mis novelas, y que va desde la época de Marx hasta justo antes de la Primera Guerra Mundial. Es una novela que mezcla el humor con el horror en dosis iguales. Y cuando le escribí estaba segura de que iba a ganar ese premio con una especie de prepotencia extraña. Y de hecho lo gané. Sonó el teléfono y pensé, este es Tusquets que me llaman para decirme que gané. Y sí, había ganado. Entonces fue una aventura muy bonita donde yo pensaba que las cosas eran muchísimo más fáciles de lo que son. Porque una carrera de escritores es francamente difícil. Sin embargo, ahí todo fue fácil y vino sobre ruedas. Fue un libro muy, muy gozoso realmente, y se pregunta por eso, por el lugar de las mujeres en la política.
APR: Qué interesante. Magnífico libro. Bueno, pues hay otro, La muerte juega a los dados, editado por Páginas de Espuma en el 2015 y aquí estás hablando con tu lector de una u otra manera, lo cual me parece muy interesante. Además haces una especie de invitación a la rayuela, si se va a hacer una lectura lineal o desordenada y dices ahí que esa es tu manera de plantear una escritura descolocada fuera de los límites extranjera, y regresas a esta idea de la extranjería. ¿Platícanos un poco sobre este libro y cuáles dirías tú que son las características de esta escritura desde la extranjería?
CO: Hay varias cosas, la primera es que yo he decidido ponerles un prologuito a mis libros porque si no, nadie entiende nada. He decidido superarlo así, como enfocar la lectura por un camino, porque si no en algún punto mi literatura es tan compleja que no se entiende. Entonces digo, bueno, esto simplifica la vida y ahí explico por dónde voy. Y ese es un libro que es una historia familiar, realmente lo es. Sucede en Argentina casi todo el libro y es una especie de teoría sobre lo que es una novela policíaca. Empieza con un muerto en el primer cuento y cada cuento va dando una pista, pero de tal manera que subvierte la novela policíaca a medida que avanza. Dicho así parece muy sencillo, pero cuando lo hice fue complicadísimo. Me divertí muchísimo escribiéndola y a su vez cada cuento está escrito en un estilo totalmente distinto, sin embargo, constituye un todo.
APR: Sí es cierto. Y tiene uno que leérselo de manera lineal, uno tras otro, y después como de desordenarlos, porque como los otros libros también tienen invitaciones a leer de distintas formas. Me dio curiosidad seguir unos o no seguir las instrucciones de que tú estabas poniendo, entonces me pareció muy interesante.
CO: Sí, se producen libros diferentes. Ahora quiero desarmar lo que he hecho, entonces voy a sacar un libro con Eudeba, una editorial universitaria de Buenos Aire que me gusta mucha. Es una colección de mis cuentos que son argentinos y a su vez esos cuentos construyen otra novela, pero es una antología en la que no escribí ni una línea más. Lo que trato de demostrar es que, en realidad, la literatura se puede armar y desarmar.
APR: Maravilloso, maravilloso. Bueno, pues platiquemos un libro previo, El libro de los viajes equivocados que me gustó muchísimo el título. Ese también está publicado por Páginas de Espuma, pero en el 2011. Es un libro conmovedor porque además me puso a repensar y reflexionar sobre lo que es el sentido del destierro y algo que tú llamas la memoria herida. Y dices en él, “no se olvida un olor como no se olvida un tacto, no se olvida tampoco la última visión de las cosas y esa memoria herida protagoniza durante años, los sueños del emigrante.” Hace poco hablábamos con Rosa Montero sobre la fragilidad de la memoria, incluso su inexistencia, y algo que pensé es esta memoria sensorial definitivamente existiendo, o como realmente a veces no existe porque estamos rehaciendo nuestra memoria, a veces recordamos cosas que nunca habíamos recordado o, al contrario, simplemente estamos modificando ciertos recuerdos, pero muchas veces esa herida está presente a través de lo sensorial, nos recordamos de lo sensorial, y lo veo mucho en tu obra.
CO: Para mí el tema de la memoria es un tema central, lo que pasa es que lo estoy tomando desde un lado distinto que Rosa Montero. Yo pienso mucho en la memoria como un compromiso social. Pienso en la memoria como una manera de no repetir las cosas, en él nunca más argentino. Entonces yo creo que la memoria es lo que construye la justicia también, que sin memoria no puede haber justicia. Entonces eso está en El libro de los viajes equivocados con bastante fuerza. Por otro lado, está también cuando uno pierde algo a nivel individual y cómo esa memoria es dinámica, quizá el único sentimiento, lo único que podemos controlar es el pasado y lo cambiamos todos los días, nos inventamos historias, y eso nos ayuda a vivir. Entonces creo que la memoria es una construcción muy compleja, realmente. Viviendo en España, que es un país que no ha trabajado el tema de la memoria, todavía los muertos están en las cunetas, yo creo que todo eso pasa un precio muy importante que sí, que hay que trabajarlo. Creo que esto es un tema que es importante, mi literatura trabaja en ese sentido.
APR: Interesante. Conversando con Sandra Lorenzano, una escritora argentina-mexicana, también emigrante, ella hablaba de esta idea de que la memoria, de alguna manera, a la distancia cuando han salido de Argentina, resignifica de otra manera, se convierte también en esta manera de pactar con ese país que se ha dejado.
CO: Sí, yo creo que sí la memoria establece una nueva perspectiva también, que eso es muy interesante para los que nos fuimos. Es cierto que la memoria está cargada de dolor, pero también tiene la clarividencia del que no tiene, del que puede ver lo que está lejos. Creo que ningún sentimiento, ningún sentimiento humano, es bueno o es malo. La memoria es un espacio muy complejo y es lo que nos constituye, sin memoria seríamos idiotas.
APR: De alguna manera, también yo veo que en tu obra esta memoria se puede construir a través de ciertas metáforas, de ciertos objetos y recurres algo que me parece muy importante, que es remarcar las estrategias narrativas de un escritor muestran sus lecturas, muestran su formación y muestra el fuerte intrincado que hay abajo del texto, de cómo es esta red del texto que se va construyendo de una manera que parece natural y es muy fácil decir, bueno, yo también podía haber escrito algo así. Y en el momento en que uno ve esos textos tan bien armados, se uno cuenta de que no, esto tiene muchísimo trabajo atrás. Quiero usar como ejemplo tu cuenta “El azar”, porque me pareció fundamental y exquisita la manera como utilizas a una caracola como objeto para simbolizar el azar, la suerte. Como un elemento visual es una metáfora muy interesante, es el caracol este espiral, este círculo sin fin que regresa parte de un punto y regresa y se desenvuelve. Bellísimo el cuento, muy interesante el recurso narrativo, el uso de la metáfora. Cuéntanos un poco sobre él.
CO: Todo el libro es una espiral logarítmica. El primer cuento empieza con el ombligo y un ombligo es una espira logarítmica, ahí está el punto donde comienza algo que se va a ir abriendo. ¿Y por qué una espiral logarítmica? Primero, porque es la divina proporción, es lo que los renacentistas decían la belleza, la divina proporción es la belleza en sí misma, y al mismo tiempo me parecía que era una figura geométrica que está en la naturaleza: en el vuelo de los halcones, en la cabeza de un girasol, en la sopa cuando la revolvemos. Es una figura que nos constituye, que la conocemos de alguna manera y a la mesa es una figura que representa el paso del tiempo y la posibilidad de corregir los errores. Se refieren logarítmica, pasa por el mismo lugar, pero siempre por un lugar cerca pero un poco distinto. Y esa mirada me parece que nos hace repensar justamente la memoria, repensar y corregir. Todo el libro está armado como una espiral logarítmica y llena de objetos que giran en ese sentido. Ahí yo empecé a construir mucho geometría y literatura que lo hecho en tres libros.
APR: Sí, genial. Hay otro cuento ahí, se titula “La escritura”, aquí tú estás dándote otras libertades, hablando en esta primera persona para hablar del mundo mental del escritor, de qué está pasando dentro de su cabeza. Acá la sacas esta voz que interfiere con la vida de la voz narrativa e interfiero un poquito con lo que es el ejercicio de la escritura. Algo que me gustó muchísimo también de este cuento es cómo haces referencia a que a veces las mujeres tenemos que escribir y trabajar en medio del quehacer cotidiano.
CO: Yo insisto mucho en todos los libros tengo un cuento donde hay una mujer que escribe y son las representaciones de mis distintas neuras cuando escribo. Una de las cuestiones que yo creo que es como decíamos antes es bueno y es mala, es la escritura femenina, o sea, yo he escrito priorizando las confidencias de mis hijas, sus pasitos en la noche, escrito de noche, porque trabajaba todo el día. En mi casa siempre hay garbanzos, es más importante poner un plato en la mesa que escribir una metáfora inolvidable. Y dentro de esa vida que es una vida de una mujer normal que se tiene que poner unos tacones para ir a una conferencia que no tuvo tiempo de preparar, cuidar a su suegra, lo que es la vida de las mujeres, dentro de esa vida es esa trenza la literatura como una de liberación absoluta, pero se trenza dentro de unos espacios muy pequeñitos. Por eso yo tengo una visión muy poco solemne como escritora, o sea, simplemente he logrado sobrevivir con mi fantasía. Estaba pensando en otras escritoras, Shirley Jackson, por ejemplo, que funciona igual, que lo doméstico entra dentro de la obra, pero entra como un peso y como un alivio, las dos cosas a la vez. Mi abuelo era escritorio, era un señor que escribía encerrado en una sala bellísima, limpia, con la comida puesta por su mujer, los niños en silencio. Mi vida es exactamente lo contrario, mi vida es un caos y dentro de eso entre la literatura.
APR: Me encanta, a mí me encanta la comparación. Porque sí, nuestras vidas son caos. Cuéntanos un poco sobre cómo dialogas con tus personajes.
CO: Yo soy como una médium, funciona así, yo no pienso mucho. Es evidente que pienso porque por otro lado soy muy intelectual, pero no estoy pensando, no estoy construyendo, sino que mi cabeza funciona y un día me pongo a escribir y las cosas más o menos salen. Y cuando me trago, dejo de escribir, y vuelvo a pensar, a dejar mi cabeza que flote simplemente y es sobre el papel, es una interacción con el papel donde aparece lo que yo quería decir, o sea, lo sé, pero no lo sé. Es un proceso un poco mágico, intento no conceptualizarlo demasiado, además, analizo después, pero no antes.
APR: Qué bien, qué bien, en la revisión. Qué interesante. ¿Y cuál es tu relación con la lectura?
CO: Bueno, soy una adicta, yo soy una adicta, leo muchísimo y además si me gusta un autor, leo su obra completa, no solo su obra completa, sino todo lo que recomienda. No solo todo lo que recomienda, sino todas sus influencias. No solo todas esas influencias, sino todo lo que tiene alrededor. No solo eso, sino que doy taller todo el día, mis alumnos me detectan. Por ejemplo, Alice Munro, que fue uno de mis últimas. No puedo parar hasta que entienda lo que hace. Cuando entiendo lo que hace, lo dejo.
APR: Genial, y relees los libros, además, si no los estás entendiendo, los relees.
CO: Que está saliendo treinta libros en el camino, pero además leo con entusiasmo totalmente adolescente en algún punto.
APR: Me parece muy, muy relevante lo que dices, leer toda la obra de un escritor. Ese es nuestro propósito, esta es mi idea siempre. Y a veces releer los libros incluso te hace cambiar la idea sobre el mismo escritor, y repensarlo desde otra perspectiva y desde otro ángulo.
CO: Yo pensaba un símil que quizás sirve con la pintura. No puedes decir que conoces a Goya porque has visto el pezón de La maja desnuda, para conocer algo, ella tiene que haber visto su obra. Que la literatura es igual, no puedes decir que conoces a cualquier escritora porque has leído un cuento o una novela. Eso es un trocito de un cuadro. Que puede ser que te haya hecho pasar un domingo feliz, pero realmente si uno quiere conocer a un autor en el que leer toda su obra y te diría que en el orden que fue escrita.
APR: Claro. En un rato me van a entrevistar a mí, ahora yo voy a estar del otro lado del micrófono para una revista que se llama Latam y Latinoamérica, sobre literatura. Uno de los puntos que estaba yo pensando que quiero dejar muy claro es precisamente esta idea de que nosotros no podemos coleccionar nombres de autores y nombres de libros, sino que verdaderamente debemos de profundizar en lo que es la obra de los autores y en el libro mismo, sino los libros se convierten en lomos que están bonitamente decorando, pues anaqueles, definitivamente.
CO: Yo entiendo que la literatura es una pasión. Y como toda pasión exige entrega. Y si no hay entrega, pues estamos hablando de otra cosa. Quizá estamos hablando no de literatura, sino de filología o de historia de la cultura, pero no de creación y lectura, lo que suponen para mí, de modificación del mundo. Entonces eso se hace con pasiones y se hace con entrega. No veo otra manera, ya tengo una edad para haberlo pensado. Yo creo que si uno no se entusiasma, si no hay entusiasmo, no tiene sentido y el entusiasmo te lleva a profundizar. Estas no son cosas fáciles, son cosas complejas, entonces hay que profundizar.
APR: Claro, pues quisiera platicar ahora sobre La biblioteca de agua, de tus obras recientes, está publicado también por Páginas de Espuma en el 2019. Aquí estás haciendo ya la explicación de todo el experimento narrativo que estás diciendo inicia con El libro de los viajes equivocados, y después sigue con La muerte juega los dados y termina con este libro como una especie de trilogía. La idea de la saga me interesa, porque siempre es interesante, pero sobre todo la idea de la rayuela, porque como ya dijimos previamente en tus prólogos o en tus cierres, de alguna manera explicas cómo hacer la lectura. Y los cuentos, en general forman este palíndromo, llevando a varias perplejidades literarias que me hizo pensar en Cortázar, en esta rayuela, en este palíndromo, y en esa perplejidad literaria. ¿Qué es lo que dirías tú despierta y debe de despertar la perplejidad literaria en el momento de que el lector se acerca a un libro?
CO: A mí si un libro en algún punto no me sobresalta, no me interesa. Con sobresalta, no quiero decir Stephen King asustándome, pero si no hay un adjetivo puesto en algún lugar o algo que dice que no me lo habían dicho o algún juego que me sorprende, no termino de interesarme, a mí leer lo que ya está escrito de alguna forma no me interesa. Entonces cuando escribo hago lo mismo, yo siempre comento que yo escribo para cambiar la literatura. ¿Entonces este libro va a cambiar la literatura? Luego no es verdad, porque uno no cambia la literatura, es un pensamiento muy ingenuo. Pero sí que emprende una obra con ese entusiasmo, entonces lo que quería era demostrar que el orden de los factores altera el producto, la idea de que una ciudad se recorre desde el pasado y desde el presente hacia arriba y hacia abajo. O sea, que no hay una linealidad, no existe esa linealidad temporal en una ciudad. Entonces lo que hice fue un trabajo con el tiempo muy complejo, pero que produce un libro que se puede leer, representa al pasado o al revés, desde el pasado hasta el presente si lo quieres leer al revés, en un caso hay una ciudad que se sumerge y en otro lado, una ciudad que se crea. Y en realidad las ciudades son palíndromas en si mismas. Está imitando un poco Walter Benjamin más que Cortázar, estaba imitando esta entrada, que uno puede traer estos pasajes de la memoria y la creación de una ciudad. Y es mi homenaje a Madrid también. El primer libro habla de Europa, el segundo libro habla de Argentina y el tercer libro habla de España. Entonces es algo que yo quería hacer en algún momento.
APR: Qué bonito y qué sensible, qué bonito hacerlo de esta manera. Ya has mencionado esta idea de leer a otros autores, por ejemplo, leer a Marlow en vez de leer a Shakespeare, crea pues también esta idea de una lectura tangencial. Ahora has dicho qué libros te gusta leer y qué libros simplemente no te interesa leer, cométanos algunos nombres de escritoras y escritores que verdaderamente sientas que nos interesaría leerlos o que definitivamente marcaron para ti la manera de leer.
CO: De hecho es una esta pregunta no la sé contestar bien porque es como preguntarle a una persona que come todos los días qué le gusta comer. No sé, según en cada momento, me gustan distintos textos. Por ejemplo, el año pasado estuve leyendo básicamente autores jóvenes, porque a veces uno dice bueno, aquí tengo una carencia, y encontré muchísimos textos que me encantaron, sobre todo de mujeres latinoamericanas o Mónica Ojeda o, Munir Hachemi, que es un chico español de familia árabe. Busco mucho lo mestizo, por un lado, y la gente que rompe estructuras, yo creo que no podemos seguir como en el pasado y me parece que la gente joven está haciendo un recorrido que es diferente. Por ejemplo, Mónica Ojeda con esta mezcla que hace en el último libro de cuentos entre poesía y cuento, a mí eso me interesa muchísimo. O Munir Hachemi, que escribe sobre sitios de donde no es, y sobre esto, ¿cómo se entiende? Leo buscando algo siempre. En este caso buscaba nuevas voces y mestizaje y la verdad que creo que hay una literatura muy sorprendente de gente joven muy, muy interesante. Estoy muy contenta de lo que leí.
APR: Qué bien, qué bien, pues maravilloso. Ahora te van a empezar a leer en Estados Unidos más, porque yo estoy feliz de que ya vienen tus libros en camino atravesando el océano junto con otros que van a llegar y vamos a empezar, Hablemos, escritoras a comercializar dentro de lo que es la Unión Americana. Entonces al rato van a estar diciendo, bueno, pues yo estoy leyendo a una escritora española-argentina, argentina-española y eso me emociona muchísimo.
CO: No, te digo lo que me emociona a mí, mucho más que a ti, porque a mí me parece tan difícil llegar a otra parte, tan complejo. Que esto se da por casualidad siempre que uno encuentra un libro que le gusta y dice, bueno, genial, adelante, pero hay mucho de botella al mar, dado el mensaje para una botella. Y entonces el hecho de que te lean siempre es un debate que se abre. Eso me parece interesantísimo.
APR: Sí, esa es una de mis pesadillas, la botella al mar, se queda un mensaje y la ola la hundió, pero con un poco de suerte, alguien la encuentra. ¿Pues para cerrar esa conversación me gustaría que nos convidaras ¿en qué más estás trabajando ahora tanto en el taller como en tu obra creativa? Yo sé que tú impulsas varias iniciativas de lectura de escritura. Cuéntanos un poco sobre esto para cerrar.
CO: En el taller hemos hecho un curso muy interesante que se llamó “De la oscuridad hacia la luz”, como una manera de pensar el tiempo actual que es un tiempo muy oscuro, leyendo textos francamente oscuros también, y vamos yendo hacia un pensamiento más, no diría optimista que me parece tonto, pero más positivo, de alguna manera. A nivel personal he estado trabajando en ensayos, mi último libro es Una casa lejos de casa, que es un ensayo sobre la extranjería, que estoy muy contenta con él, un libro muy cortito que ha traído mucho debate en España sobre cómo se siente un extranjero en España y cómo se siente cualquier extranjero en el mundo, un poco lo que nos pasa cuando nos vamos. Y estoy haciendo otro ensayo que se va a llamar Todo lo que crecen y es un ensayo sobre literatura y naturaleza, que es un tema que a mí me interesa mucho. Quizá en época de pandemia me cuesta más la ficción, me cuesta tirarme a esa piscina un poco rara, que siempre es la ficción, mientras que el ensayo me parece algo más orgánico, más fácil. Así que estoy en esto, en estos ensayos, medio biografía, medio literarios, también son muy mestizos, muy mestizos, no es el ensayo tradicional, eso es un poco lo que hago. Es bastante parecido a lo que estoy haciendo en los talleres.
APR: Qué maravilla, pues invito a todos que se acerquen a la obra de Clara Obligado y de verdad chequen todo lo que hay en la web sobre ella, sobre su trabajo muy interesante, su taller y algunas otras ideas sobre muchos temas y géneros que nosotros a lo mejor no hemos pensado bien. Muchísimas gracias, Clara, por apoyar este proyecto. Es tan importante tener voces como la tuya, muchísimas gracias por tomarte el tiempo de conversar con nosotros el día de hoy.
CO: Muchas gracias a ti, Adriana, y por interesarte en mi obra. Que te vaya muy bien en tu entrevista.
APR: Muchas gracias. Espero que sí. Un abrazo grande.
CO: Un abrazo grande.
APR: Una vez más le agradecemos a Clara Obligado, nos ha acompañado en este interesante podcast, y nos invitamos a conocer del nuevo concepto que hay detrás de este gran proyecto. Gracias a Fernando Macías Jiménez en la edición, a Andrea Macías en Social Media, a Wilfredo Burgos Matos, a Alejandra Márquez, Liliana Valenzuela, Giulianna Zambrano, Francesca Deenstedt, y Luis Enrique Castellanos, colaboradores y curador literario, se despide desde la hoy fría ciudad de Austin, Adriana Pacheco.