Ya José Martin a finales del siglo XIX en “El Puente de Brooklyn” hizo visible el gran corazón que palpita en las entrañas de Nueva York, una de las ciudades más activas en la producción de cultura y literatura de la Unión America. La pasión que inspira esta ciudad en sus habitantes permanentes o temporales es digna de estas breves líneas para reconocer algunos de los muchos nombres que han marcado la literatura desde ahí. Y es que a lo largo de cientos de entrevistas, he escuchado infinidad de historias que muestran el entrañable cariño a una ciudad que a veces parece ser el lugar perfecto para la inspiración y la creatividad y otras un lugar distante y difícil de sobrevivir. Fue recientemente con mi conversación con Ulises Gonzales y el descubrimiento de la revista Los Bárbaros con su magnífico contenido y geniales portadas con Gabriel García Marquez en Central Park o Jorge Luis Borges en el icónico subway de esa gran ciudad, que me gustaría hacer una reflexión sobre la poca comunicación que hay entre la producción literaria en español dentro de los Estados Unidos y la que se hace desde los países hispanohablantes. Preguntar cuáles han sido los mecanismos que la industria del libro y la promoción literaria han utilizado que hay un rompimiento que v amás allá del problema del idioma.
Si revistas como Los bárbaros o Viceversa, magníficamente llevada por Mariza Bafile y su equipo, así como editoriales como Sudaquía bajo la dirección de Asdrúbal Hernández, pionera en la publicación de escritoras en español, o Sara Cordón con su Editorial Chatos Inhumanos, han puesto sus esfuerzos en hacer una comunidad en es ciudad, es porque es posible llegar a una comunidad donde más del 20% de sus habitantes hablan español.
La presencia de diversas universidades como NYU, casa de escritoras y críticas renombradas como Sylvia Molloy y Lina Meruane, profesoras como Silvia Siller o renombradas escritoras Diamela Eltit, así como el trabajo de Silvia Siller desde CUNY, Columbia LAIC, o Princeton, son semilleros de talento e inspiración para nuevos talentos. O el importante papel que hacen las librerías como la maravillosa Macnally Jackson con Javier Molea, quien ha abierto espacio a escritores en español.
Y así como muchos han dicho que nacieron figurativamente en Nueva York, como la crítica y escritora ecuatoriana Gabriela Polit y el mismo Ulises Gonzales, otra como la escritora Vivían Gornik muestra las vicisitudes de vivir en ella.
Yo estuve en Nuevo York en el mes de marzo de 2020, a unos cuantos días que la ciudad cerrara en un intento por protegerse de una pandemia, quedando en silencio con ello una de las ciudades más vivas del mundo. En el silencio y el encierro, sus habitantes encontraron la manera de seguir hablando.