AD: Bienvenidos a este, el sexto episodio de CaribeFemLit en Hablemos, escritoras, un espacio bimestral dedicado a la literatura de las escritoras del Caribe. Mi nombre es Anjanette Delgado y hoy vamos a conversar con la escritora y editora Puertorriqueña Nicole Cecilia Delgado. Pero antes de entrar en tema, quiero invitarles a que nos sigan en redes sociales y a que visiten nuestro blog cada semana. Pueden registrarse para recibir boletines por correo electrónico y explorar el sitio de Hablemos, escritoras para acceder a un archivo de reseñas e información cada vez más completo. Ahí podrán también mantenerse al tanto de todas las novedades relacionadas con las escritoras que prefieren y si viven en los Estados Unidos, Gran Bretaña o España, no olviden visitar nuestra tienda Shop Escritoras Books en Bookshop para encontrar los libros de los cuales conversamos. Nicole Cecilia Delgado es poeta, artista de libros, traductora y gestora cultural. Su escritura, a menudo reseñada dentro del marco del ecofeminismo y el Land Art, explora las sutilezas y contrastes de la vida cotidiana puertorriqueña y caribeña, con énfasis en instancias de lugar y territorio. Es fundadora de La impresora, un taller de trabajo editorial a pequeña escala dedicado a la publicación de poesía contemporánea y a apoyar la publicación independiente en Puerto Rico. Las escritoras pasamos demasiado tiempo pensando en el destino de nuestra obra. ¿Que quién nos publicará? ¿Cómo conseguiremos un agente? o ¿Qué haremos que odiamos la portada? Y la verdad es que muchas veces la odiamos. Pero también es la realidad que la gran mayoría de nosotras no controlamos todas las partes de nuestras vidas como escritoras. No imaginamos que podemos hacerlo. Estas preocupaciones se vuelven exponencialmente más urgentes cuando somos poetas, porque desde el primer poema nos dicen que nos vamos a morir de hambre, que nadie nos pagará lo suficiente por nuestra poesía, ni siquiera para malvivir. Y si además eres una escritora caribeña, la situación empeora, ya que las distancias y las dinámicas comerciales nos convencen de que para escribir tenemos que ir a donde esté ese mundo que solo vislumbramos de lejos. Por eso hoy quiero hacer algo más que una entrevista. Quiero compartir una entrada de mi enciclopedia imaginaria de mujeres reales. Es una especie de catálogo de vidas que colecciona en el alma, porque creo que a veces basta con ver cómo se forma una vida que ni siquiera sabíamos que existía, para sentir que también nosotras podemos lograrlo. Diseñar una vida con todo lo que soñamos. ¿Pero qué logró la mujer que voy a entrevistar hoy? Pues yo creo hacer de la poesía su vida y de los libros su país. Es poeta, artista visual y coeditora, junto a la también poeta puertorriqueña Amanda Hernández, de la editorial independiente La impresora. Publica sus libros y los de otros porque es activista del hacer en comunidad y los libros los producen a mano, uno a uno orgullosamente. Esta mujer no vive en San Juan, sino en el pueblo de Isabela. Su casita tiene 2 pisos. Arriba, espacio de vida, de yoga, de almuerzos y siestas. Abajo, el taller en el que se imprime, se dibuja, se diseña, se enseña. A 10 minutos caminando, una de las playas más lindas del Caribe. Esta mujer es maestra en letras, ha viajado y vivido en el exterior, pero un buen día regresó a su archipiélago. A veces escribe, a veces edita a otros, a veces mercadea, a veces dibuja. Hay días en las que tienes reuniones, como cualquier empresariera, pero más son los días en los que las reuniones se tratan de forjar alianzas con otros en su comunidad literaria. Y el trato se cierra, quizá, con un refresco de frutas.
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AD: A ver, Nicole, bienvenida. ¿Cómo ves esa fantasía mía de tu vida como poeta, artista, gestora cultural y editora? ¿Qué me faltó decir? Si me regalas una imagen mejor que la que la que pude yo construir sería genial. De ver cómo es un día en la vida de esa poeta, coeditora, gestora.
NCD: Gracias Anjanette. Gracias por invitarme al programa y también por pintar ese cuadro tan bonito de la vida que intento construir en el día a día. Yo creo que lo que falta decir es quizás la parte que no es tan idílica del proces, que bueno que, esto que tú describes es más bien como una quimera y que implica, pues, una negociación. Y también muchos sacrificios y muchas renuncias que vienen en el día a día y que también, pues, hay siempre como el monstruo de la inseguridad, acechando esa estabilidad poética que soñamos construir.
AD: Es bonito de lo que dice, yo siempre pienso que cuando alguien nos cuenta la realidad, nos está abrazando, no? A mí, ya no me molesta tanto, pero hubo un momento en que yo reaccionaba visceralmente a gente que decía que, bueno, imagínate la musa les vino y el libro se escribió solo, no? Y era como no, horas nalga, horas nalga para, o sea, lleva esfuerzo, aunque sea bonito y aunque amemos, no? Entonces qué bonito que me contrastes porque creo que hace falta. Cuéntame entonces, o sea, viendo lo bueno y lo malo, cuéntame cómo fue ese momento en que lo viste claro? ¿Cuándo fue donde visionaste la posibilidad de lo que has construido hasta ahora? Y que no se parece a ninguno de los modelos de vida que nos enseñan a las escritoras, mucho menos a las poetas y, a veces digo, ni siquiera las mujeres en general.
NCD: Yo creo, Anja, que fue un proceso como de descarte. Cuando estaba estudiando posgrado tuve como algunas contrariedades con la vida académica, y aunque me iba muy bien y todo parecía indicar que era el camino correcto, algo en mi me decía que no era por ahí, que ese no necesariamente era mi lugar de acción. Luego quise como integrarme a la vida laboral, tuve un trabajo muy bonito en una organización sin fines de lucro en Nueva York. Eran 2 servicios a población juvenil y un día vi a mis compañeras de trabajo, super cómodos que llevaban 30 años en el mismo empleo, y a mí me dio un ataque de pánico. Y dije, “esta tampoco es mi vida.” Y entonces, pues, ahí vino un momento como de riesgo o salto al vacío. Yo escribía en español en Nueva York y de alguna manera sentía que las escenas literarias para latinas en Nueva York exigían que una escribiera de ciertos temas y de una manera que tampoco necesariamente era la que yo quería seguir. Y decidí irme a vivir a México con un poco de dinero ahorrado y sin tener un plan, realmente. Yo no creo que lo haya visto claro en ningún momento, pero sí fui descubriendo en el camino lo que no quería. Y me atreví a dar pasos un poco como arriesgados o azarosos o inseguros, volviendo al tema de la inseguridad. Pero, y esto sí es como bien curso y bien idílico lo que voy a decir, como pensando en que la poesía iba como a ir abriendo camino.
AD: Sí, y yo creo que ahí está la clave, no? O sea, esa visión viene de una fe equis, que que desarrollamos cuando de verdad estamos en el camino correcto. Que suena loco, hasta que nos suena loco a veces hasta nosotras mismas. Esto que voy a hacer es una locura, pero yo sé en mi corazón que está bien. Y viendo cómo funciona todo y cómo todo lo que ha ocurrido, que parecería imposible si no estuviera ya hecho, me parece que a lo mejor ahí fue, no? Ahí cuando viste, como que la poesía te dio esa cosa, ese sí interior. Qué lindo, me encanta. Hablando de poesía, me encantaría anclar por un momento tu poesía y llevarla de la mano con este hablar de la vida, y el editar, y la impresora y todo lo demás y anclar tu poesía, que aunque sí refleja una profunda conexión con el Caribe, con su biografía, también se nutre de una identidad firmemente latinoamericana. ¿Cómo esta, configurado ese ethos desde el cual escribe y dónde lo ubicas? O sea, como es ese mapa de tu poesía, si es que se puede decir así.
NCD: Sí, yo creo que mis interlocutores más importantes desde hace muchos años siempre han sido mi contemporáneos, mis amiges, y las personas con las que dialoga mi trabajo. No tanto solo mi escritura, sino también como la práctica. Y en esa dirección, pues sí definitivamente está súper anclada en procesos de creación latinoamericanos a los que tuve acceso y la oportunidad de conocer y de establecer vínculos viviendo en México. Y creo que asumirme como caribeña dentro de esa latinoamericanidad ha venido después, al regresar a vivir a Puerto Rico. Yo, como muchos puertorriqueños y personas isleñas, pues, en algún momento no estaba segura si iba a a vivir aquí. Y de un día para otro había regresado y me tocaba un poco traducir esa identidad latinoamericana que asumía del contexto más específicamente caribeño.
AD: Mhm, sí, y creo que lo haces. O sea, yo leo tu poesía, que es mucha. Hay muchos libros, has creado mucho y se ve, se ve: ese es su texto, no? En todo lo que está de una forma o de otra. De hecho, tu obra abarca múltiples formas artísticas, o sea que, y a mí yo me pregunto, o sea, cómo es esa mezcla? ¿Cómo haces que esa poesía de la que hablas, que ya de por sí lidia con unas demarcaciones y no le digamos barreras, sino de marcaciones caribeña, latinoamericana, muchos contextos. ¿Cómo haces que dialogue con las otras disciplinas como el arte visual, como la edición independiente, como el gestar comunitariamente?
NCD: Sí, yo creo que la clave en mi trabajo es no ver necesariamente esas disciplinas como separadas entre sí. Sino son, pues, las hebras que forman mi práctica y que se mezclan, interactúan y se trenzan. Pero se me hace difícil pensarme solo como poeta o solo como artista visual o solo como gestora cultural y artista del libro. Creo que mi práctica, si fuera a tener un nombre específico que fuera uno solo, habría que inventarlo y su definicion incluiría todo eso. Pero lo veo como parte de una misma cosa.
AD: ¿Eso es una clave importante, no? Cuando mezclamos las cosas y no es necesariamente relacionado, y obviamente no se compara con todo lo que tú haces como gestora, pero pienso que en general, las escritoras en nuestras vidas siempre estamos buscando cómo separamos la vida del escribir, no, para poder escribir. Como si la vida no interrumpiera la escritura. En vez de ser algo orgánico que vemos como una sola cosa. Y me parece que en esto que dices hay una clave para todas nosotras, aunque no seamos gestoras culturales, no?
NCD: Que yo pienso que justo en eso que dices hay algo bien bonito y bien importante porque mi forma de comprender la poesía tiene todo que ver con comprender la vida y hacer vida. Creo que como poeta, yo no necesariamente trato de distanciar la vida, sino también como verlo una misma cosa, vivir poéticamente y que la poesía sea la vida o la vida, sea la poesía.
AD: Amén, amén. Me han entrado unos deseos incontrolables de escucharte leer algo, sé que lo tenemos para más adelante, pero me muero por escuchar algo. ¿Nos regalas un pedacito?
NCD: ¿Un pedacito o un poema?
AD: O un poema, lo que tu decidas. Algo, algo tuyo.
NCD: Además lo que quiero leer es conversación con Norysell Massanet, que está en Periodo especial.
Detrás de la ciudad entre otras cosas
siembra hojas de varios tipos de orégano,
hace pan a la leña,
enrolla cigarrillos,
hierve cuatro huevos y cuela dos
tazas de café.
La tala está crecida.
La perra chiquita tuvo un accidente
pero se está curando.
Teófilo me devolvió a Fidelia, dice
no sé cómo voy a mudar las cabras.
Cabo Rojo le palpita en la mirada.
Se ve cruzando la isla a pie
con su rebaño.
¿Y a ti cómo te trata el país?,
me mira y me pregunta.
Hace meses que no nos vemos.
Hay inteligencia en las renuncias voluntarias.
Buscando simplicidad
se nos complica la vida;
con el tiempo
el tiempo no se siente igual.
Sentadas en el piso de la terraza,
tanta cosa importante por hablar
entre nosotras.
Jueves por la tarde nublada de verano,
no hay más resistencia
ni más lucha posible.
Sentadas en el piso de la terraza
vemos crecer el bambú.
Procedo a contarle cosas
de mis pobres matas.
Ella piensa en el futuro todavía,
más allá del gobierno
y más acá de teorías conspiracionistas,
su forma de hacer revolución
es contundente.
Pesticida y colmena
no son metáfora en esta casa.
Confieso llorar de rabia
en la oficina de patentes municipales;
por más en contra que estoy
de la Junta de Control Fiscal,
yo tampoco encuentro mi sitio
en el performance de lo político.
Sin tiempo para preámbulos cordiales
ni manifestaciones pacíficas,
nos ocupa el trabajo
y nos habita la espesura.
En las manos reverbera el pulso:
no es el país es la tierra
no es el país es la tierra
no es el país es la tierra
no es el país es la amistad.
AD: Ay qué belleza, qué belleza. Podía haber seguido escuchando por ahí allá. ¿No será una novela poética?
NCD:Imagínate tú.
AD: Divino. Muchas gracias por regalarnos eso. Esa no la había leído nueva para mí y la sentí, la sentí. Y me llevaba una próxima pregunta, cómo influye la historia y la política de Puerto Rico, que creo que lo vimos en ese ejemplo, en tu voz poética? O sea, ¿Qué papel juegan estos temas en tu proceso creativo que siento casi como de manifiesto sutil o un poco de subtexto de protesta que lo une? ¿Me quivoco?
NCD: Sí, yo creo que los poetas puertorriqueños estamos escribiendo un libro de historia juntes. Y que todo el mundo aporta su granito de arena. No sé en el contexto de colonización y borradura de nuestra historia e identidad deliberada, como por el poder y las fuerzas imperiales que han controlado, pues, casi toda la historia moderna de Puerto Rico. En la poesía hay como un camino un poco cimarrón para seguir contando la historia de nuestro punto de vista y desde nuestra perspectiva. Que quizás no está tan vigilado como los discursos oficiales o las disciplinas académicas. Y siento que queramos uno, pues estamos…es como una misión que hemos asumido los y las poetas en Puerto Rico, muchos de nosotros especialmente de mi generación, eso como buscar el quizás cómo redimirnos, salvarnos a través de la poesía, luchar contra la extinción y contra la borradura. Y también, pues como llevar un ajuste de cuentas un poco con la historia oficial que se nos ha querido imponer y con la que no necesariamente nos identificamos tanto.
AD: De acuerdo, de acuerdo totalmente. Y ahí entra una cuestión de, para poder hacer esa labor que tú describes y que yo estoy de acuerdo que está ocurriendo y que ha estado ocurriendo, hace falta hablar de sostenibilidad. No solamente de la sostenibilidad de la gente que publica y que se asegura de que estas cosas sigan siendo distribuidas a otros para que se lean y se queden en la memoria del pueblo, sino también hasta para nosotros mismos. Cómo nos sostenemos escribiendo sobre estas cosas con todo lo que eso implica. ¿Cómo ves tú la sostenibilidad como concepto dentro de tu vida en genera? Ya no te pregunto por separado, porque ya estamos claras que todo es uno.
NCD: Pues eso es como una de esas preguntas que nunca descansa. Creo que es mi como una pesquisa, un problema, como un acertijo matemático sin solución en el que una siempre está, pues, pensando y también ensayando cosas nuevas todo el tiempo. Creo que un valor importante, y que creo que hemos aprendido en el Puerto Rico de los últimos 7 años, es que la flexibilidad es súper importante para que se puedan cumplir las metas y realizar proyectos. Y el otro valor o pilar que creo que está súper ligado a lograr vida sustentable, es la comunidad y la cooperación. Sin comunidad no llegamos a la esquina. Y no solo comunidades de trabajo, sino también comunidades afectivas y de cuidado porque a veces se pone más difícil de lo que uno quisiera.
AD: Totalmente, totalmente. Yo siento que eso también ha crecido mucho después del huracán María. Yo siento que aunque eso siempre estuvo, o sea, siempre hemos, por lo menos en Puerto Rico, pero creo que en todo el Caribe, siempre hemos sido sociedades de cooperación entre nosotros, de neighborhood, de de vecindario, de callejón, de bloque, como dirían en otros lugares. Sí, creo que lo que había, además, es la conciencia de que eso es algo bueno y de que es parte de nosotros. No sé si tú lo has visto así también.
NCD: Sí, sí, eso fue, de hecho, mencionas el huracán y yo me acuerdo que en esos meses que fueron como tan luchados y tan difíciles, había momentos como de belleza pura que a veces me da un poco de culpa decirlo, pero que disfruté mucho. Y fue precisamente como presencialr, así en vivo y a todo color, como se iban tejiendo esas redes, esas nuevas formas de colaborar, como se inventaba la autogestión en el día a día. Y como, pues, en esos meses se practicó realmente un Puerto Rico autónomo, independiente y capaz que lograba, volviendo al tema de la sustentabilidad, como sustentar su vida gracias aesas otras redes no institucionales, que fueron lo que en verdad nos echó para adelante.
AD: Sí, sí, sí. Creo que de ahí también salió como esta cosa de “nadie vendrá a salvarnos”. Somos nosotros, y creo que en eso había una cosa muy empoderadora que nos dió algo con lo cual alimentar, sustentar, vaya la redundancia, nuestra identidad de pueblo, de quienes éramos por dentro. Sí, yo estoy de acuerdo contigo. No tanto como que lo disfruté, fue muy ansioso para mí como persona en la diáspora ir y venir, y no saber, y no poder llegar, no poder entrar o no poder salir. O sea todo eso, pero sí, de esas cosas, esa belleza pura de la que tú hablas. Y como persona de la diáspora, noté una apertura mayor. Esa cosa que sentía antes no la sentí después de eso. Como que de alguna manera el hecho de que los que no estábamos físicamente sí estuviéramos de otra forma. Empezó a redefinir esas fronteras del allá y el acá. Estás allá afuera, estás acá adentro,un poco. Y a liberarnos hasta cierto punto porque la nación no es una prisión.
NCD: Sí, totalmente, y creo que también hubo mucho descubrimiento de escala, como de descubrir la escala propia y saber que Puerto Rico no es solo una isla, sino que es un un archipiélago y una diáspora. Se volvió mucho más evidente y también cobramos conciencia de que ahí también hay una fuerza.
AD: Exacto, exacto. Nicole yo miro, o sea ya viendo la comunidad completa que se extiende mucho más allá de de Puerto Rico, no? O sea, se han publicado como dijiste, viviste en México, trabajabas a menudo con personas de diferentes países. ¿Como ves tú los retos de los poetas caribeños, los poetas puertorriqueños, ahora en en estos últimos años post-María, digamos, en esta era post-Covid? ¿Y cómo entra La impresora en eso? O sea, que lugar tú le ves a la impresora dentro de esa historia que se está escribiendo de editoriales independientes, sustentando en particular la poesía, yo diría, en nuestras islas, en nuestros archipiélago.
NCD: Sí, bueno, yo te puedo hablar específicamente de Puerto Rico, aunque siento que sin duda es resonancia con el Caribe más amplio. Me parece que uno de los retos principales que hemos vivido como desde principios del siglo 20 en Puerto Rico tiene que ver, pues, con la bancarrota y con el colapso de las instituciones. Y en ese sentido, pues creo que hubo un momento como de angustia ante cómo ser artista en un lugar, pues, con la economía colapsada, pero que poco después hay como un aprendizaje, un descubrimiento de que quizás siempre fue así y que ese respaldo institucional o económico era siempre una ilusión o más ilusión que verdad.Y en tiempos recientes, pues todos esos discursos como de autogestión, comunidad, redes, han cobrado fuerza y creo que también el acceso a tecnologías domésticas para publicar, para hacer proyectos, a acercado un montón los procesos a las personas. Y creo que La impresora se inserta ahí como un mínimamente, como un taller de herramientas compartidas, donde, pues sí, nos enfocamos en publicar poesía y en hacer libros artesanales, pero también en forjar relaciones con nuestra comunidad. Que les empoderen a las personas y los poetas. Nosotras también organizamos una feria de libros independientes y alternativos que, de hecho, la próxima va a ser el 14 y 15 de diciembre en el colegio de arquitectos en Santurce y…
AD: Apunten
NCD: Esa feria ha sido, pues un proceso que ha acompañado el camino de La impresora y que lo ha fortalecido y que creo que es tan importante como el trabajo que hacemos desde el taller porque nos ha permitido conocer a nuestra comunidad y saber que hay muchísimas personas, además de nosotras, que publican de manera independiente y autogestionada en Puerto Rico con una diversidad súper grande. Y el tener aunque sea una vez al año ese espacio para compartir, conocernos, dialogar, pues ha permitido fortalecernos, empoderarnos y también crear nuevas colaboraciones y proyectos y pensar juntas entre todes cómo seguir haciendo el trabajo que hacemos a pesar de los obstáculos.
AD: Yo voy a tener que añadir algo, varias cosas, a eso que tú dices que aunque todo lo que has dicho es cierto, yo te digo desde afuera y especialmente recientemente cuando estuve en el encuentro, Lee que organizó el Instituto de Cultura puertorriqueño, donde estaban muchísimas editoriales independientes. Donde por cierto vi la colaboración de la cual hablas, parecía casi como un junte de amigos en vez de una feria en donde no había competencia, donde uno se vigilaban los quioscos de otros, cobraban o les daban cambio para que otra persona pudiera comprar el libro del otro o recomendaba el libro de la mesa de al lado que no era de su editorial. Pero aparte de eso que es cierto, yo pienso de La impresora, que hay algo que ustedes trajeron con La impresora que las distingue a partir de muchas otras cosas, no las éticas, las diferentes cosas, hay un respeto a la excelencia que la gente normalmente no asocia con la editorial independiente. El cuidado obvio con el que se hace cada libro hace que tengan una reputación ganada, que la pude yo palpar yo misma allí, viendo entre gente que compra libros, entre vendedores, entre gestores de otros tipos que venían a ver qué era lo que había en Puerto Rico en términos de publicación y en especial de publicación de poesía, que como ya sabes, de los géneros más difíciles para los que venden, no para nosotros, pero para los que venden. Y lo pude ver. O sea, hay un cierto orgullo en toda esa comunidad de que La impresora existe y de que sea parte de nosotros, de esa comunidad literaria, cuando digo nosotros me atrevo a incluirme. Porque los libros son éticos, son bonitos, están hechos con cuidado. ¿Cómo entra eso cómo escoges? A los poetas, que esa es otra cosa, muchos de los poetas que escogen luego pasan a ganar premios, a destacar por su calidad poética. ¿Entonces, cómo es ese ojo que ponen Amanda y tu en cada cosa que escogen, en cada proyecto que deciden arriesgarse? Porque siempre es un riesgo, imagino.
NCD: Sí, yo creo que Amanda y yo hemos tenido mucha suerte de encontrarnos y de empezar a trabajar juntas, porque la verdad que hemos formado un equipo bien orgánico y que funciona. Y pues hemos desarrollado con los años, pues un gusto y una intuición. Creo que no hay tanta ciencia detrás de cómo escogemos los libros que publicamos. Si no, pues más bien, como estar alerta en nuestra comunidad de las voces que nos gustan, que nos interesan y que sabemos que comparten, quizás también, el mismo rigor y amor por la poesía que nosotras, pues tratamos de impulsar con nuestros libros.
AD: Muy bien, muy bien. Así así lo veo. Voy a pecar de, no sé si es egoísmo o de exceso, no sé, no tengo la palabra en este momento. ¿Nos leerías otro poema?
NCD: Claro que sí. Hablando del huracán María y de historias de sustentabilidad y de cómo imaginar nuestra vida frente al colapso, voy a leerles otro texto de Período especial que se llama Dos poemas a la luz eléctrica.
Uno
El día que se fue la luz casi se vuelve amarilla la espesura del calor a mitad de nuestro enojo.
Pero se fue la luz por días y empezamos a brillar como trompos evolucionados.
Especulamos sobre una isla que se convierte en noche, que se convierte en canoa y rema a Tierra firme,
y nosotres remando y nosotres remando contra la corriente.
Dos
Ay luz eléctrica. Nunca pensé en escribirte nada.
Nosotres, les torpes habitantes del futuro, desconocíamos el fuego,
intento el buen humor y sudo a gusto.
Tampoco te esperaré mañana.
AD: Tres, no?
NCD: No, son dos, haha
AD: Tres, cuatro, cinco. Nicole, hemos hablado yo creo que de todo. Hemos hablado de La impresora, hemos hablado de la comunidad, de la sustentabilidad, hemos hablado de tu poesía que me encanta. Me ha encantado mucho. De hecho, creo que la primera vez que te escribí te escribí de fangirl para decirte cómo me había, cómo me había tocado un librito que compré en una librería que se llama La esquina, La Esquinita, en Puerto Rico. Y sigue siendo así cada vez que descubro algo nuevo. Ojalá la gente se anime, a los que nos escuchan, se animen a buscar más sobre La Impresora, el trabajo que hace, los poetas que publica y a buscar tu trabajo, que es particularmente hermoso. ¿Yo te quiero preguntar qué es lo próximo, qué texto, qué libro ocupa tu alma en este momento? O quizás un libro que no sabes si vas a poder hacer, pero que tienes como ese sueño, esa meta a futuro.
NCD: Sí, tengo 2 libros en proceso que se llevan cocinando por muchos años violentamente, que a veces siento que nunca voy a terminar. Uno es un poemario sobre el mar que es muy difícil de hacer, porque creo que es un rito de paso de todos los poetas isleños y las poetas y los poetas, escribir sobre el mar. Y bueno, como en esa pregunta de cómo posicionarme frente a ese canon de literatura marina caribeño es, a veces, como un freno también. Y el otro libro es un libro de poesía para niñes que se ha escrito con un poco por jugar, pero que cada vez se siente más terminado y que está buscando hogar para que pueda, pues, llegar a niñes aás allá de los hijos de mis amigas.
AD: Sí, sí, sí, y me parece que estás conectada con algún tipo, con alguna tendencia, porque lo veo recientemente. Un amigo cubano, Carlos Pintado, publicó un libro sobre haikus para niños, pero realmente es para niños de todas las edades. Cuando te pones a leerlo, te das cuenta que el niño de 5 años lo va a entender, y que uno de 10 también y que uno de 40 también, y va a ver todas las diferentes cosas. Imagino así, algo así tu proyecto. Y me parece que hace mucha falta. Hace mucha falta asegurarnos de que esta nueva generación crezca con mucha poesía y crezca entendiendo la importancia el efecto que puede tener la poesía en la sociedad. Y que creo que está teniendo en Puerto Rico, porque sí veo tantas cosas ahora que no veía cuando me fui y sigue, claro que uno también cambia. Pero definitivamente hay algo pasando. Hay algo bonito pasando de lo cual creo que tú y La impresora son parte. Voy a terminar aunque no quiero. Quiero seguir hablando una hora más, pero sé que no podemos porque tienes cosas que hacer y yo también. Pero, antes de irte dinos tres libros a los cuales des crédito por tu formación y tres libros de escritoras que estés disfrutando o hayas disfrutado reciéntemente.
NCD: Sí, sí. Pues creo que la literatura puertorriqueña de los 70, en general, fue super formativa. Hace rato, cuando me enviaste las preguntas, estaba ahí mirando mi biblioteca y decidiendo qué compartir. Y hay una antología de cuentos de mujeres puertorriqueñas de la generación del 70 que editó María Solá que se llama Aquí cuentan las mujeres.
AD: Sí, la tengo. Sí, sí.
NCD: Fue fundamental para empezar a poder mirar el futuro, identificarme, como asumirme como escritora. También todo lo que publicó en los 70 editorial queAse, que es una editorial artesanal que dirigieron Esteban Valdés y Che Meléndez, que yo creo que es como un maestro ancestro de la impresora, esa editorial. Y ahí pues está Animal Fiero y Tierno de Ángela María Dávila, ese libro de culto que los poetas de mi generación hemos adorado como objeto de altar. Y Fuera de trabajo de Esteban Valdés, que es el primer libro de poesía concreta Puertorriqueña, publicado también por editorial queAse en los 70.
AD: No lo conocía a Esteban Valdés, perdóname la ignorancia, gracias por compartirlo. Siempre aprendo tanto de esta parte del podcast, por eso envío estas preguntas antes porque toma tiempo pensar de tantos libros. Cuales realmente uno quiere regalarle a otros para que los busquen y para mí son un regalo cada vez que me recomiendan algo, encuentro encuentro joya. Ojalá los oyentes también. Me he quedado así un poquito queriendo escuchar mas de tu poesía, así que voy a volver a releer alguno de los libros que tengo. Nicole, gracias por acompañarnos. Gracias por conversar. Tengo la ilusión de que esto que hemos hablado hoy lo escuchará alguna de Las muchachas del futuro de Yuliana Ortiz Ruano, otra poeta que conoces y que adoramos. Esta muchacha del futuro sabrá que es poeta, artista, editora y no logrará conformarse con la vida, supuestamente lógica, que otros van a querer imponerle ni con un plan de vida que no le emocione, como no te emocionó a ti. Las vidas de los profesores permanentes que te enseñaron lo que no querías, así que me tomo el atrevimiento de darte las gracias por mí y por ellas.
NCD: Qué linda, Anja. Gracias, gracias por esta invitación a conversar contigo. Lo he disfrutado mucho.
AD: Y yo también, yo también. Un abrazo.
***
AD: Y así llegamos al final de este bembé literario. Quiero agradecerles por acompañarme hoy con esta entrega de CaribeFemLit sobre la vida de poesía de Nicole Cecilia Delgado que como movieron, que sea de poesía no quiere decir que no tenga vicisitudes. Pero igual, poesía, poesía es, no?
Gracias también al equipo técnico y editorial que hace posible este y tantos otros segmentos bajo la sombrilla de apoyo y dirección que es Hablemos, escritoras. Ojalá los hayamos inspirado a conocer más sobre las raíces con las que escribimos las escritoras del Caribe y apoyar los libros de esta región tan mágica.
Una vez más, los invitamos a que vayan a nuestra página web, a que se suscriban a nuestros boletines por correo electrónico y a que en la forma de contacto nos escriban para recomendar los libros de las escrituras del Caribe que prefieren ustedes. Les leemos y les agradecemos siempre.
Soy Anjanette Delgado. Muchas gracias por escuchar y los esperamos en el próximo segmento de CaribeFemLit, siempre en Hablemos, escritoras.