Las indignas, la tercera novela de Agustina Bazterrica, es una obra que despliega una inquietante distopía ambientada en un mundo posapocalíptico devastado por catástrofes ambientales. En este escenario agobiante, un grupo de mujeres vive confinado en un convento dirigido con brutalidad por una Hermana Superior y sometido espiritualmente a la figura de Él, un hombre santo al que nunca se le ve el rostro. A través de una narradora anónima, que escribe en secreto con medios rudimentarios, la novela expone la rutina, los castigos y las resistencias internas de esta sociedad opresiva. Bazterrica entrelaza los géneros de la distopía, el horror y la alegoría política con una clara denuncia feminista. La estructura fragmentaria del texto, con tachaduras y frases inconclusas, simula el carácter clandestino del manuscrito y sugiere una escritura marcada por la duda, el miedo y la censura. Este recurso, aunque interesante, ha sido señalado como previsible y limitado en su alcance expresivo, pues las supuestas "erratas" acaban por explicarse dentro del relato, reduciendo el margen de interpretación del lector. El relato se vuelve verdaderamente potente con la aparición de Lucía, figura amorosa y transformadora para la narradora, que reaviva su deseo, su memoria y su capacidad de rebelarse. Esta relación, sostenida en una sensualidad poética y en imágenes sinestésicas representan un gesto radical de autonomía en un entorno que niega toda identidad. Por último, el cuadro en la portada —Brujas yendo al Sabbat de Luis Ricardo Falero— aporta una capa adicional de lectura: la sensualidad y la libertad de las brujas del lienzo contrastan con la sumisión forzada de las mujeres en el convento, pero también anticipan el potencial emancipador que late bajo la superficie del texto.