En Vladimir C., el vigilante del campo de mostaza (Editorial Mantis, 2023), Iris Kiya nos entrega una obra que desafía toda etiqueta. A través de una estructura fragmentaria que mezcla cartas, anécdotas, fotografías, dibujos y epígrafes poéticos, la novela propone una experiencia literaria profundamente sensorial, casi táctil, donde la imagen es principio y fin. Firmada con el heterónimo de Milton Steiner —uno de los varios alter egos de la autora—, esta breve pero intensa novela explora la relación entre dos exiliados, Vladimir y Steiner, entre la memoria y el deseo de apropiarse de lo vivido, lo escrito, lo sentido. En ese juego de voces múltiples y escrituras cruzadas, Kiya borra deliberadamente las fronteras entre poesía y narrativa, entre autor y personaje, invitando a una lectura que es más contemplativa que lineal. Más que una historia convencional, Vladimir C. es un acto poético que retrata el mundo desde la emoción y la mirada, con una clara vocación por resguardar lo que pasa, lo que duele, lo que se recuerda. Una obra inclasificable, visual y literaria, tan breve como vasta en resonancias.