Lo que son las cosas cuando se construyen redes. En junio, en nuestra visita a Nueva York, conocí a la escritora y catedrática argentina Lila Zemborain, un nombre que ya había aparecido desde hace mucho en los planes para Hablemos, escritoras gracias a Alicia Kozameh. Migrantes del mismo país, pero en distintas circunstancias y momentos, ambas me emocionaron con su poesía poderosa y profunda. Alicia, a quien entrevisté en junio de 2021 , me sedujo por completo con su colección Sal de sangres, cinco libros donde los límites de la prisión se borran para llevar a otros que son necesarios revisar y repensar para poder sobrevivir como lo son: la memoria, la conciencia, la culpabilidad, el dolor, la pérdida de los cariños, de lo amigos o del país querido.
Sin lugar a dudas, el exilio es una de las marcas más importantes de la obra de esta escritora que se regocija en la minuciosa reconstrucción de los espacios y la ubicación atemporal de sus personajes, con lo que nos invita a reflejarnos y reconocernos en ellos. En un momento todos estamos encerrados y libres, solos y acompañados, amados u olvidados. Por todos nosotros sus lectores corre cada una de sus “sangres”, en guerra, en declive, en incendio, en pánico, en sangre.
Su libro de narrativa autobiográfica, Pasos bajo el agua, es como dice Gwendolyn Díaz-Ridgeway, una reconstrucción de sus años de prisión y una introspección a ese momento tan determinante en la historia de Argentina. Es también una muestra de su talento.
Hoy, en un continente que se convulsiona entre la violencia, la muerte masiva, la total usurpación de los derechos de las mujeres, y el derramamiento obsceno de sangre, la obra de Alicia Kozameh regresa a la actualidad, no solamente como la de una escritora de la posdictadura argentina, sino como una voz que nos regresa a la certidumbre de que la literatura es la más efectiva herramienta para la protesta y la reflexión. Su obra es ejemplo de sus cambios y mutaciones como escritora a lo largo del tiempo y de una mirada que ve desde la distancia y en retrospectiva al país natal. Es también, diría yo, de manera más importante, una maravillosa explotación y exploración del lenguaje que da la posibilidad de ver los muchos "yos" en los que nos convertimos desde la prisión, la distancia, el dolor, la enfermedad, la guerra, la desaparición y también el amor y la libertad.
Es tiempo de regresar a la poesía de Alicia Kozameh. Es tiempo ya.