Hablemos, escritoras. Switch to our version in English

Hinde Pomeraniec.

Episodio 370 Aprendiendo de críticas Platicando con editoras

09/05/2022 · Adriana Pacheco

Siempre hay que mirar los claroscuros de todo."

AP: Bienvenidos a un episodio más de Hablemos, escritoras, toda una odisea para capturar las voces, el trabajo, las historias y las influencias de escritoras, críticas y pensadoras de hoy y todos los tiempos. Llegamos a ustedes en nuestra página web en donde pueden encontrar nuestra enciclopedia, podcast, recomendaciones de libros, reseñas, en nuestra tienda Shop Escritoras y en todas las fuentes de audio en donde puedan escuchar estas transmisiones.  Hoy los invitamos a disfrutar de una fascinante conversación con una gran entrevistadora, periodista e investigadora, Hinde Pomeraniec, quien es miembro de número de la Academia Argentina de Periodismo, ha colaborado en el diario El Clarín, fue columnista del diario La Nación y es de Infobae. Del 2010 al 2014 colaboró en Grupo Norma. Fue una de las organizadoras del movimiento Ni Una Menos. Hoy hablamos con ella de su trabajo de investigación sobre diferencias sociales, Rusia, Putin, violencia contra las mujeres, hablamos también de libros para niños y de mucho más. Pónganse cómodos para disfrutar una conversación que verdaderamente la van a disfrutar. Yo soy Adriana Pacheco y es un gusto enorme tenerlos de nuevo acá.

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AP: Complicado eso de sentarse al micrófono en frente de alguien que maneja tan bien el micrófono y bueno hoy estoy muy emocionada porque Gabriela Polit, que ha sido un gran apoyo en el proyecto, me escribió hace unos meses para decirme, oye, yo tengo el contacto con Hinde Pomeraniec y yo dije, cómo no puede ser, qué maravilla. Hinde, bienvenida a Hablemos, escritoras, qué gusto tenerte en este micrófono.

HP:  Muchas gracias a vos, Adriana, qué placer para mí.

AP: No, pues igualmente, hoy estaba preparándome para esta conversación y por tu recomendación escuchando tu conversación con Rosa Montero, qué fascinante, me encanta. Estuvo de verdad de lo más deliciosa y en ese formato de radio. ¿Qué tal estuvo? ¿Cómo te sentiste?

HP: Bueno, con Rosa nos conocemos hace muchos años. En general yo lo que trato cada vez que la entrevisto es como de volver a ponerme en la inocencia de escuchar todo lo que ella tiene para decir en términos de su obra y de sus libros. Ella es una gran influencer porque Rosa no sólo escribe libros que son muy leídos, sino que además, ¿sabes que todos los sábados por la tarde se reúne con sus lectores? Tiene reuniones virtuales con sus lectores y cuando, por ejemplo, viaja, como está viajando en este momento, creo que esta semana, en estos días, está por México, avisa que el sábado no va a estar, pero ella tiene citas completamente marcadas con sus lectores. Es increíble, es increíble.

AP: Fíjate que la entrevista que tuve yo con ella, el podcast que grabamos, me quedé encantada y siempre comento que tengo que acabar todos sus libros porque la idea para la preparación de estas grabaciones es que nos leamos casi, casi o de preferencia toda la obra de las escritoras, pero con Rosa es increíble para seguirle el paso y ahora, bueno, pues otro libro más que maravilla.

HP: Y también distintos géneros, ¿viste? Ella también es de las que aborda como distintas, tiene como curiosidades múltiples, Rosa. Es increíble, es imposible de seguir el ritmo tal cual.

AP: Claro, claro, definitivamente. Bueno, pues Hinde, tú tienes un perfil de lo más interesante con una obra crítica, reflexiva, que es tan necesaria el día de hoy y nunca me imaginé hacer esta pregunta en este micrófono. La pregunta, bueno, pues es la siguiente. Como una escritora de un libro, Rusos de Putin, postales de una era de orgullo nacional y poder implacable, se ve a sí misma. Este libro fue editado en el 2019 y ahora con todo lo que ha pasado con Ucrania. Qué increíble, ¿no?, en este momento que se retome este tema que tú has explorado y has revisado tanto, ¿no?

HP: Sí, es muy extraño. Por empezar, es una guerra que si bien Estados Unidos la venía anunciando, los servicios de inteligencia en Estados Unidos lo venían anunciando, el presidente Biden lo venía anunciando, sin embargo aquellos que seguimos el tema hace mucho tiempo, nos parecía que era un poquito más de Pedro y el lobo, ¿no? O sea, ahí viene el lobo, ahí viene el lobo y el lobo de pronto no viene. Y fue una sorpresa incluso para los que seguimos el tema y en este sentido este libro es un libro que llegó diez años después de un libro anterior también sobre un tema similar, este fue una actualización y una ampliación porque volví a viajar, yo había hecho un libro para cuando se cumplieron diez años de la llegada de Putin al poder y volví a hacer otro libro en la misma dirección cuando se cumplieron los 20 años de Putin en el poder. Pero tal vez recuerdes que en ese momento, como estaba Trump en los Estados Unidos, Bolsonaro en el Brasil, había algo con las figuras digamos más disruptivas en la política y de malos modales a lo que ya nos habíamos acostumbrado y hasta uno podía pensar que en ese momento Putin al lado de alguien como Trump, al lado de alguien como Bolsonaro, hubo momentos en donde parecía, no quiero exagerar, pero digo, era Churchill al lado de esta gente. Sin embargo, lo que ocurrió es que se terminó de demostrar la cuestión absolutamente, la ambición imperial desesperada y en un momento además como el fin de la pandemia en donde realmente lo último que uno esperaba en este momento era una guerra. Así que todavía me sigo preguntando Adriana, ¿qué pasó? ¿qué lo convenció? ¿quién lo convenció? ¿ por qué ahora? ¿y quién le sugirió que eso podía llegar a ser un paseo, que podía ser algo sencillo como lo que fue en el 2008 o la guerra en Georgia que duró menos de una semana?  Y eso que no estamos viendo a la OTAN con sus hombres en terreno, es decir, estamos viendo colaboración con armas, pero no estamos viendo la colaboración de los ejércitos de manera ostensible, ¿no? Así que ¿quién pudo convencerlo de que iba a ser algo sencillo? Empezó el 24 de febrero, mira cuándo estamos hablando de esto.

AP: No, no, y ahora están todavía con más contraofensivas, entonces esto ya está escalando para proteger otras áreas, otros sectores, ¿no? De lo más terrible en este momento lo que está sucediendo. ¿Cómo es posible que una periodista, una comunicadora como tú, entre en este mundo de hacer un poco más investigación que también tiene que ver con las raíces propias? ¿Cómo llegas, estás tú también reencontrando parte de estos orígenes, de estas raíces?

HP: Sí, posiblemente algo de eso cuento al comienzo en el libro y lo voy contando también a lo largo del libro, porque justamente por el origen de mi familia, todos judíos de Europa del Este, digamos de Rusia y aledaños, por decirlo así, siempre me pasó que cada vez que viajo a esos países tengo la sensación de estar viendo primos, abuelos, tíos en cada persona que veo, es decir, incluso me hablan a mí en el idioma en que estoy ahí, tal vez ahora que soy más grande hay como una diferencia importante en el modo en que envejecen, por ejemplo, las mujeres ucranianas o las mujeres rusas, en donde hay algo que tiene que ver con el clima, con la alimentación, la piel no es la misma que podemos tener nosotros, que puedo tener yo como argentina, por más origen que tenga similar al de esas mujeres eslavas, pero sí hay algo en donde me siento como muy identificada, es increíble porque a lo largo del tiempo me pasó de ir descubriendo que cosas que yo creía que tenían que ver con los orígenes de mi familia o tal vez con la cuestión de orígenes judíos, digamos como culturalmente judío, sin embargo era culturalmente eslavo o ruso, las canciones, comidas, por supuesto que las hay también judías, pero hay algo ahí de identificación que me resulta muy fuerte, por un lado en términos de los orígenes familiares, pero también por una cuestión política, porque mi padre fue comunista hasta su muerte, que es muy reciente por otra parte, de manera que estuve muy ligada a todo lo que tenía que ver con la ex unión soviética también en términos familiares y nací, como digo ahí, nací en el año en que se levantó el muro de Berlín, nací en el año 1961, es muy significativo también eso en mi vida, ¿no?

AP: Cómo no, eso lo revisamos también dentro de tu biografía, me dio muchísima curiosidad saber de este año, porque bueno para nosotros es importante, como mexicano-alemanes sabemos de estas fechas importantes, interesantísimo, cuéntanos un poco, porque acá estás entrando a lo que es periodismo en política internacional y aquí pues tiene que haber una reflexión, una ética, una disciplina de cómo revisar toda esta historia, la política internacional es fundamental, es de lo más importante, sobre todo como lo van a dejar para las nuevas generaciones, cuéntanos un poco de esto.

HP: Bueno, esto que vos decís y que yo por supuesto comparto y por algo me dediqué también a esto, justamente vengo de un foro de promoción del libro y la lectura en el que estuve hablando un poco de esta afición por los parientes pobres del periodismo, la cultura y la política internacional, dentro de las redacciones, porque son esas áreas que en general suelen ser, digamos, relegadas en función de la política nacional, de la economía, de las noticias policiales, pero que todos los medios tienen que tener especialistas, porque cada tanto te cae una guerra en Ucrania y alguien te la tiene que explicar, cada tanto hay un premio Nobel y alguien te tiene que contar los méritos de ese señor o esa señora que se ganaron el premio.Entonces tengo como una debilidad, digamos, por esto de la divulgación.  La política internacional no fue una búsqueda mía, sino que en determinado momento yo trabajaba en el diario Clarín, era la editora de cultura en el diario, había sido editora del suplemento cultural y por esos días editaba las páginas de cultura y hubo un cambio en la estructura y decidieron que querían pasarme a política internacional. Fue algo sorpresivo y ahí había dos opciones, porque por un lado era como aquella frase famosa de Diego Maradona de me cortaron las piernas, a mí me cortaban la agenda en ese momento porque era empezar de cero. Pero también era la posibilidad de a partir de mi formación, yo soy licenciada en letras, soy lectora desde siempre, lectora de libros y lectora de medios, entonces era la posibilidad de darle como una vuelta de tuerca a la política internacional desde mi mirada. Yo siempre insisto con que para mí hacer periodismo cultural, hacer cultura, o sea, todos los temas son cultura, porque el género, si llamamos así, se ve básicamente en el foco, en el modo de mirar, es decir, uno puede escribir un texto sobre la guerra en Ucrania con una mirada que tenga que ver con la literatura, con el cine, con el arte, es una mirada desde la cultura y no deja de ser igual una mirada política. Así que en ese sentido, al ir formándome en política internacional, estuve 10 años trabajando como editora en el diario Clarín, además conduje el noticiero internacional de la televisión pública en la Argentina en dos temporadas diferentes, eso significa que estuve como muy, digamos, inmersa en lo que significa el tema de la política internacional y básicamente muy pronunciado por el lado de Latinoamérica, sobre todo algunos países como Bolivia y como Chile. Colombia es un país que también seguí mucho porque además trabajé varios años en Editorial Norma, con lo cual viajaba mucho a Colombia y lo conocía bien. Cubrí el huracán Katrina en el año 2005 que fue, como bien recordarás, un momento clave para lo que fue el gobierno de George Bush y para lo que fue el periodismo, que por primera vez se animaba a preguntar y a exigir cosas que claramente estaban a la vista de todos. Porque ya era un momento en donde internet nos mostraba esa gente arriba de los techos, nos mostraba los cadáveres, nos mostraba cómo mientras los tanques anfibios estaban en Irak, la gente en el sur de Estados Unidos se moría o no se quería ir de su casa por miedo a perderla para siempre, cosa que vos sabes muy bien que sucedió.

AP: Sí, cómo no, qué interesante cómo estás marcando ese momento, entonces se cambia la manera en la que se acerca la gente común, todos, a la noticia y entonces que era algo que antes no sucedía, me parece muy relevante lo que estás comentando. Ahora por otro lado, ya que estás mencionando todos estos medios, pues tú tenías la posibilidad también de mutar de un medio a otro, que una es la televisión, la editorial es muy distinta, el radio va a ser muy distinto, el periodismo escrito va a ser muy distinto, y esa flexibilidad te dio una gran riqueza también de vos a ti.

HP: Sí, ahora vos sabes que si vos me preguntás, yo te diría que soy periodista gráfica, básicamente, o sea, pese a los años que hice televisión, pese a los años que hago radio y lo que me gusta, porque además mi programa Vidas Prestadas, o sea, lo hago con todo el placer del mundo, porque es un producto que junto con Gustavo Kogan, mi productor, diseñamos nosotros, elegimos nosotros, o sea, no hay ningún tipo de intervención de nadie dentro de lo que hacemos, imagínate, o sea, es como nada, es un sueño. Sin embargo, cuando me veo a mí, me veo escribiendo, editando, me veo con alma de redacción de gráfica. Y además esto puede sonar un poco arrogante, pero no lo digo por mí. Tengo la sensación de que cuando venís de la gráfica, de cuando venís de la lectura y la escritura, hay una formación detrás que te permite darle una vuelta de tuerca a todo lo que haces en audiovisuales también.

AP: Claro, claro, muy interesante, claro que sí, muy de acuerdo. Por otro lado, y ya platicando de entrevistadora a entrevistadora, ahorita ya mencionamos tu entrevista, tu conversación con Rosa Montero, me comentaste que vas a entrevistar a Cristina Rivera Garza, con quien estuve ayer, afortunadamente que vino a Austin, a la universidad con sus alumnos, me dio muchísimo gusto verla, y vas a entrevistar también a Gabriela Wiener pronto, ¿no? Sí, sí. Cuéntanos un poco sobre qué sería para ti tu poética de las entrevistas, del periodismo, sobre todo en este mundo tan informado, sobre informado, cuál es, como decirlo así, sí, tu poética.

HP: Me gusta mucho la idea de poética de la entrevista, parece un concepto muy interesante, muy interesante porque me hace reflexionar y porque tengo claro que lo que a mí me gusta de la entrevista, sobre todo con los personajes, no hablemos de cuando hago entrevista política, que es otra cosa, porque en esas entrevistas uno está siempre yendo a buscar, cuando hace una entrevista a un político, está yendo a buscar una revelación, una declaración, un título, algo que otros no tengan. En el caso de las entrevistas con los autores o con los artistas, también uno siempre quiere quitarle lo que llamábamos el cassette a la persona con la que habla y también busca algo más revelador, pero básicamente lo que me interesa es la idea de la conversación, el desarrollo de la conversación. Lo que la persona que está hablando conmigo tiene para decirme, a mí y a los otros, y que ni siquiera él o ella sabía que tenía para decirlo.  Entonces, hay algo cuando hago las entrevistas en donde preparo mucho lo que tiene que ver con las preguntas, te escuchaba diciendo que lees todo, sí, es que hay que leer todo, o casi todo, o todo lo que uno pueda al menos, porque se supone que uno está buscando entrevistar a alguien a quien respeta, a alguien que le interesa. Y si es así, cómo no te vas a ocupar de conocer o de saber mínimamente a quién tenés enfrente. A partir de ahí, lo que me gusta es esta especie de baile de a dos que se da con la conversación.  Y eso es algo que del otro lado el oyente, el oyente que quiere darse un tiempo para la reflexión, no el oyente que está yendo a buscar la noticia y que no tiene tiempo, sino aquel que busca mi programa o puede ser tu podcast porque tiene el tiempo para hacerlo, también agradece ese momento de reflexión, esa especie de paréntesis de lo urgente para escuchar aquello que tiene que ver de pronto con una novela o con un ensayo. Es un tema, puede ser un tema de filosofía o puede ser los procedimientos que un autor utilizó para escribir determinada novela, son cosas que en general no nos damos el tiempo para escuchar. Así que te diría que en este momento básicamente que estoy entrevistando sobre todo a escritores o artistas, esa poética de la que hablas y tanto me gusta tiene que ver con eso, con darnos el tiempo para la conversación y para la reflexión, básicamente eso.

AP: Claro, me gusta también, y gracias por tu comentario, me gusta también lo que dices de que a veces ellos no saben que tenían que decir eso y que era el momento de decirlo. Muchísimas veces me ha pasado en este micrófono que se explayan las escritoras de una manera fabulosa, deliciosa, entramos a temas que muchas veces hasta me dicen eso nunca lo había dicho antes, que es el espacio en donde tú también tienes que aprender a escuchar, y bueno pues parte de lo que yo admiro de tu trabajo es que pues es eso, escuchas y a partir de cierta premisa viene la siguiente pregunta. Algo que me parece importante en lo que estás diciendo de prepararse, porque uno tiene un bias también para leer, uno debe de tratar de tener una neutralidad, un respeto, una distancia, pero a la vez también explorar ciertos temas, y estaba yo pensando por ejemplo que entre más leo la obra de una escritora, más se muta esa escritora dentro de un libro hacia el otro, se convierte de una a otra persona completamente distinta. Ayer precisamente estaba yo preparándome para conversar con otra argentina, con la escritora argentina Valeria Correa Fiz.

HP: Sí, sí, que acaba de sacar un libro.

AP: Sí, Hubo un jardín y le mandé un mail para decirle necesito más tiempo porque quiero leer más, porque me estoy leyendo todo lo que ha escrito hasta ahorita, y yo quisiera preguntarte también sobre esta otra manera nosotras de leer cuando estamos preparándonos nosotros, cuando estamos preparando para una entrevista, ¿qué opinas?

HP: Por empezar, una de las cosas que hago además de leer los libros y los trabajos y los artículos y los textos publicados, suelo leer también otras entrevistas, te diría que no cualquiera, o sea, busco determinadas entrevistas o por lo menos determinados medios, porque lo que legitima de pronto no es sólo el entrevistador sino el medio. Entonces en ese sentido, porque cuando te digo que me interesa como el tránsito de la conversación, es que a veces también me interesa retomar cosas que el entrevistado o la entrevistada dijeron en otro momento, y que tal vez no fue suficientemente desarrollado en la entrevista que leí o que escuché, porque también escucho o veo entrevistas en YouTube. Ahora, fíjate vos, nosotras estamos hablando sin vernos, Adriana, eso nos permite pensar mientras hablamos de una manera que si estuviéramos viéndonos, tal vez diríamos otras cosas, pero no estaríamos diciendo lo mismo que decimos. Y esa experiencia fue para mi capital cuando empezó a ocurrir esto, porque yo hacía en Vidas Prestadas las entrevistas en vivo y empecé a hacer las telefónicas en vivo, en el medio de la pandemia, cuando arrancó la pandemia, y eran los domingos a la medianoche. Yo no te puedo explicar las cosas que salieron en esas conversaciones en donde el escritor o la escritora hablaba por teléfono, como hacía por lo menos 20 años no hablaba. ¿Te das cuenta?

AP: Sí, porque están muy conscientes también de otras cosas cuando hay una imagen, y nosotros precisamente eso es lo que hemos buscado, no tener un podcast con imagen, porque como bien dices, es otra conversación distinta.

HP: Y es otra conversación, y es otra, te escuchas a vos mismo mientras hablas.

AP: Cierto. Y puedes estar sin peinarte, hasta en pijama tal vez.

HP: Además, además, además, maravilloso eso.

AP: Bueno, pues ya hemos hablado de un perfil que me encanta, pero quiero hacer una pausa para hacer una vuelta total, irnos a otro perfil, en donde mis nietas van a estar muy contentas de leer tu libro que me encanta, Lu, Lucy, Lucía. ¿Por qué? ¿Por qué escribirle? Yo también escribo cuentos infantiles. Quiero oír tu razón, ¿por qué escribir este cuento para niños?

HP: A ver, yo dirigí la editorial Norma, como te mencionaba, y sobre todo la última parte fue básicamente solamente literatura infantil. Estuve en el mundo de la literatura infantil editando a la cabeza de la editorial en toda Latinoamérica, muy en contacto con muchos y grandes escritores y escritoras de literatura infantil.  Me interesaba mucho leer y traducir, me interesaba mucho las veces que estuve en la feria de Bolonia comprando materiales para la editorial, me fui empapando de eso y me fui tentando con la idea de escribir algo más allá de lo que le podía escribir a mis hijos. Y eso sumado a que quien ahora está como directora editorial de Norma, que es Laura Leibiker, y me insistió para que escribiera. La primera prueba fue un relato que está en un volumen coral, que son efemérides, y en donde escribí un relato que se llama La Bobe se puso triste de nuevo y que cuenta con escenario histórico, el fondo es histórico, pero cuenta la historia de una bisabuela, una abuela, una hija y una nieta, porque la bisabuela cada vez que llega a la fecha del levantamiento del gueto de Varsovia se mete en la cama y no quiere hablar con nadie. Eso se sabe de una vez al año en que esta abuela no habla con nadie y bueno finalmente es la bisnieta la que consigue sacarle la historia y ella es una sobreviviente del gueto de Varsovia y en ese gueto de Varsovia murió el que había sido como digamos el primer amor de su vida. Ese texto lo escribí, le fue muy bien y ahí me tenté con la idea de probar algo completamente de ficción. Esto es completamente ficción pero con fondo histórico. Y entonces ahí, no sé bien cómo explicarlo, pero el tema de los chicos con discapacidad, en el libro no se menciona pero es claramente un chico con espectro autista, me interesaba, ¿sabes qué? lo que pasa en las familias cuando hay un chico con esa discapacidad, lo que pasa con los hermanos de esos chicos, porque suele haber una atención muy fuerte puesta al chico que tiene las dificultades, pero a veces no terminan de darse cuenta los papás y esto yo lo vi en muchos casos de compañeros y amigos, las necesidades que hay en los chicos entre comillas normales, que siempre están celosos y pretendiendo que los padres le presten más atención que la que les prestan. Puede ser también porque nació un hermano, eso pasa. Entonces bueno, ahí fue que surgió la idea de escribir esta historia que me encantó y a la que le fue y le va realmente muy bien. Ahora volví del Chaco en donde estuve también en una escuela de chicos digamos muy vulnerables, en una escuela del norte de la Argentina en donde las condiciones son muy desfavorables, habían leído la historia y podés creer que las preguntas eran completamente diferentes a las preguntas que de pronto me hacen en ciudades como Buenos Aires o Bogotá, en donde en general son chicos de escuelas privadas con los que tengo el contacto. Y esta experiencia fue, hacían preguntas de tipo filosófico, como por ejemplo, si yo creía que Lucy tenía una buena vida. Jamás me preguntaron algo así, Lucy es una nena que va a la playa, que sus abuelos tienen casa en la playa, que tiene estas dificultades por supuesto, pero tiene comida, va a la escuela, tiene sus papás, tiene vivienda, así que me hacían unas preguntas increíbles Adriana, no sabes lo emocionante que era ese encuentro.

AP: Qué maravilla, qué bonito lo que dices y mira de alguna manera pienso en otras escritoras que han escrito también para los niños sobre la enfermedad de los niños, estoy pensando por ejemplo ahorita en Gabriela Quintana que también tiene cuentos infantiles y estoy pensando en cómo las escritoras de origen judío, qué interesante su escritura y su literatura. Estoy pensando en Vicky Nizri que ella está en California, me parece que también es de origen argentino, que tiene un libro que hizo cassette de música que se llama Las nubes panzonas y la cantamos mis nietas y yo cantamos Las nubes panzonas por ella, así que bueno me va a encantar compartir con mis niñas este libro tan lindo que además está ilustrado por Adriana Keselman, verdad?

HP: Keselman, que es muy muy lindo. Sabes que por último en relación a la literatura infantil, no te olvides que en la Argentina tenemos una larguísima y buenísima tradición de escritores de literatura infantil. Así que digamos yo nací justo en la, soy de la generación que escuchó y leyó a María Elena Walsh, que es como la gran maestra de todos los que vinieron después, en este país nació Pescetti, o sea tenemos grandes grandes autores en la Argentina

AP: Fíjate que necesitamos traer más libros para niños, para la tienda que tenemos en el proyecto Shop Escritoras, porque hemos traído de España muchos, pero tienes razón, necesitamos de Argentina también traer porque hay acá una gran comunidad que le gustará leerlos, me encanta.

HP: Por supuesto, claro.

AP: Pues vayamos a otro tema, también a la escritura, pero otro tema que no es tan grato desafortunadamente. El título de este libro dice Dónde queda el primer mundo, el nuevo mapa del desarrollo y bienestar, ya que bueno, este es publicado en 2016, lo haces en colaboración con Raquel San Martín, y abres el libro con una cosa desgarradora, que me hizo pensar en que qué bueno que no tenemos una bola de cristal para ver el futuro y darnos cuenta de cómo va a cambiar nuestra vida. Déjame citarte acá, dices, “Cuando empezamos a pensar y a escribir este libro, China estaba a un paso de cambiar el orden mundial, Brasil era la gran promesa latinoamericana, los refugiados no le interesaban a mucha gente y Donald Trump apenas era un excéntrico millonario estadounidense, siendo presente en las revistas de variedades, pero el mundo cambió.” Sí, qué interesante.

HP: Sí, fue muy fuerte.

AP: Qué manera de describir ese momento.

HP: Sí, porque vos sabes que con Raquel, que es una gran amiga, es editora de Siglo XXI, de la editorial Siglo XXI ahora, pero en ese momento era editora del suplemento Enfoques del diario La Nación, en donde yo escribía por entonces, y ella me había pedido una nota, que se llamaba así, Dónde queda el primer mundo. Había trabajado mucho esa nota, debe haber sido eso en el año 2014. A la nota le fue muy bien, excelente te diría, por las repercusiones que tuvo no sólo de lectores, digamos, de lectores desconocidos, sino también de especialistas, de expertos en economía o en política.  Y entonces fue ahí que yo le propuse a Raquel, así como ella me había convocado a mí para escribirla, porque ella era la editora, yo le propuse porque no hacíamos un libro juntas. Y ese libro lo hicimos en dos años, y tal cual decimos ahí en el comienzo, el cambio fue bestial, y lo que sigue desde el 2016 hasta ahora, también el cambio es bestial. Porque si hoy tuviéramos que pensar en cuáles son esos países que hoy podríamos llamar primer mundo, con un concepto que es muy viejo, lo aclaramos en el libro, pero no existió un concepto que relevara a ese concepto de decir como el país soñado. Hoy estaríamos en verdaderos problemas para pensar cuál es el país ideal, aunque algunos de los países que ahí están mencionados como Canadá, por ejemplo, los países nórdicos, o de pronto Australia, Nueva Zelanda, siguen teniendo mucho de deseable. Pero podemos ir viendo a medida que pasa el tiempo también como el costado más oscuro. En Canadá, ustedes lo saben muy bien, todo lo que tiene que ver con la cuestión indígena sigue siendo un problema serio. En Australia el tema de la inmigración es bien complicado, en los países nórdicos también el tema de la inmigración es complicado. Es decir, hablar del tema de la inmigración, de cómo se recibe a la gente y cómo se la integra, es un tema que deja fuera a muchos de los países que están bien, porque históricamente cuando hablábamos de primer mundo, lo que estábamos hablando, hablábamos de PBI, hablábamos de los países industrializados como el G7. Hoy uno estaría midiendo otra clase de índices, y nosotros desde Latinoamérica, qué te puedo decir, o sea nosotros acá y desde el sur extremo en el que estamos y desde la crisis en la que estamos en la Argentina, que es una crisis de la que no logramos salir, qué te puedo decir, o sea a mí ya con un país que no tenga inflación o que tenga una inflación bajita, para mí ya es primer mundo.

AP: Cierto, cierto, no nos queda nada más que sonreír en esa sonrisa amarga de decir, así es, si pasa el tiempo y si siguen batallando con los mismos problemas.  Algo que estás diciendo que es muy importante es cómo se mide el bienestar, de qué manera puedes medir el bienestar, o sea, ustedes están explorando algo que me parece muy interesante que voy a llamar el juego de los contrastes, el paradigma de los contrastes. Porque efectivamente la cantidad de gente que deja la pobreza extrema cada año aumenta, de alguna manera hay regiones del mundo en donde el progreso sí ha llegado a algunos, pero no ha llegado a muchos, que es la mayoría. Y por otro lado estamos pues todavía con estas luchas, por ejemplo, en la alimentación, en lo que es bienestar, seguridad, ni se diga seguridad de género, violencia de género y ahora toda la cuestión de cambio climático, entonces me parece muy interesante y muy inteligente cómo lo están haciendo ustedes con este juego de los paradigmas.

HP: Sí, fíjate que mencionabas lo de Brasil porque nosotros ya veíamos, ya se empezaba a ver, digamos lo que era el crujido del PT con la cuestión de la corrupción, como fue lo que significó la debacle, digamos, de la imagen moral del PT. Y pensaba que, no sé si tuviste oportunidad de ver el debate entre los candidatos el otro día en Brasil, que hay elecciones ahora, en donde esa candidata mujer muy conservadora y muy religiosa le dijo en un momento a Lula algo así como, “usted habla todo el tiempo de cómo mejoraron las condiciones de vida pero yo eso no lo vi,” y él le dijo, “usted no lo vio pero sus jardineros sí, su empleada doméstica sí.” O sea, lo que mencionaba era algo que es absolutamente cierto y que nadie puede negar que eso ocurrió en el Brasil, pero de qué manera el tema de la corrupción terminó opacando esos avances enormes que hubo tanto en términos de los sumergidos y de la educación y de la salud. Todo eso existió en Brasil con Lula, nadie puede negar eso. La cuestión es todo lo otro que es como el PT que supuestamente venía a modificar las condiciones de los partidos gobernantes tradicionales en el Brasil, corruptos y que se quedan eternamente en el poder, terminó haciendo lo mismo y además con alianzas impensables. El tema de la corrupción es un tema que también es muy pesado en otros países que mencionamos en el libro como son Corea del Sur e Israel, dos países que están muy avanzados en términos científicos, muy avanzados en términos económicos e industriales, que también uno podría mencionar infinidad de cosas en las que son completamente líderes y sin embargo el tema de la corrupción es un tema que está en Corea instaladísimo y en Israel también en este momento todavía están los juicios a Netanyahu, a su esposa, a sus hijos y demás. O sea, son temas que corroen el sistema democrático y que corroen también esta idea soñada de cuál es el país ideal. Viste que por ejemplo estamos viendo en estos días también lo que está pasando la discusión con la primera ministra finlandesa en relación a sus fiestas en la propiedad, hay un momento de crujir general del sistema. Esto de que ahora vemos todo, lo vemos todo, lo que mencionábamos del Katrina, imagínate si en el 2005 veíamos todo, hoy vemos todo y en el momento.

AP: Increíble, increíble, todo cambió definitivamente. Así es. Otra cosa que nos permite ese verlo todo es hacer muchos análisis comparativos y la riqueza de hacer una comparación es precisamente que se puede compartir esta información desde como tú decías al principio de la conversación, desde distintos ángulos, puede ser lo social, lo antropológico, lo económico, lo político obviamente. Decía Lorena Ruano y que está también entrevistada en el podcast, esta gran riqueza que hacen los análisis transversales, no nada más lineales en donde hay jerarquía sino también los transversales. ¿Cómo piensas tú que todos estos libros, esta conversión tan interesante que estamos teniendo ahorita gracias a ti, cómo pueden llegar a más lectores? porque por otro lado tenemos este bombardeo de social media y de todas estas noticias informales y los estudios que podrían ayudar en general a la comunidad a veces no llegan.

HP: Dos cosas, por un lado hay algo que tiene que ver con el modo en que las editoriales y los grupos se van moviendo con esto de que los libros no viajan, los libros se quedan en sus países y de pronto un libro como éste del que estamos hablando tal vez en otro país incluso hasta funcionaba mejor. Nunca lo podemos saber, no se prueba eso.  Algo que es raro al mismo tiempo, yo lo hablo muchas veces con los directores editoriales de las casas editoras, algo que es raro porque hoy el acceso al ebook es mucho más fácil, entonces cualquier editor de otro país puede pegarle una mirada como la mirada que le pegas vos o le pego yo antes de hacer una entrevista y decir este libro acá podría interesar. Quiero decir mi libro sobre Putin en el año 2019 sólo salió en la Argentina, pero a partir de la guerra Chile lo está vendiendo también, en Chile se consigue también. Pero uno se pregunta por qué no viajan más y no viajan más, no me quiero poner a hablar mal de nadie, pero a veces tengo la sensación de que no se lee lo suficiente, no se estudia lo suficiente, que no todas las personas que están en determinadas ubicaciones estratégicas son las personas que pueden de algún modo considerar una lectura.¿Por qué te digo esto ¿Porque tengo la sensación de que el marketing, así como en el mundo editorial pasa lo mismo en el periodismo, el marketing le gana al contenido. Entonces con esta idea de si yo no entiendo de esto nadie entiende de esto, me voy a otra cosa, me voy a lo que es fácil, en lugar de legitimar aquello que de pronto yo no entiendo, pero hay alguien que me lo puede explicar y de una manera que lo voy a entender, porque hay montones de especialistas y montones de periodistas formados que pueden escribir sobre temas bien complejos y de una manera que quede al alcance de grandes mayorías. Eso existe, hay que buscarlo.

AP: Mira, en Estados Unidos hay mucho estos escritores, pienso por ejemplo en Malcolm Gladwell, que él escribe libros en donde aterriza mucho las cosas en lo cotidiano. Entonces por ejemplo, pensemos quiénes fueron los primeros que empezaron estas tiendas departamentales en Nueva York y de ahí se va a la historia de cuando llegaron los judíos migrantes que en las noches hacían los aprons, los mandiles y en el día los vendían en las esquinas y las esposas eran las que cocían. Entonces de repente empiezas a armar la historia de tal manera que engancha al lector, porque es como una fábula, como un cuento y al final se termina entendiendo algo que es muy importante. Y  tú estás haciendo algo, me parece muy relevante, pero primero déjame regresar un paso atrás y preguntarte ¿por qué Los rusos de Putin? ¿por qué el posesivo de Putin?

HP: Sí, ya te contesto exactamente eso, pero una cosita, ¿vos leíste El infinito en un junco de Irene Vallejo?

AP: Sí, cómo no, qué barba.

HP: Bueno, ¿a vos te parece que un libro así haya sido uno de los libros más vendidos en España y que se haya vendido en todos lados? Y si uno se pone a pensar estamos hablando de la historia del libro. Y en principio uno diría, pero ese no es un tema que le interese a todo el mundo, sin embargo Irene consiguió que le interese a todo el mundo por el modo en que lo cuenta y en que lo aterriza, exactamente esto que estabas señalando vos.

AP:  Qué buen ejemplo, fíjate que Rita Wirkala, una de nuestras colaboradoras, hizo el book review, la reseña, no sabes qué bien le fue, ese podcast le fue de maravilla, tuvimos una cantidad de comentarios que me encantó.

HP: Además es una gran entrevistada, ella es una gran entrevistada.

AP: Sí, sí, ya me estoy relamiendo los bigotes, te tengo que confesar Hinde, cuando ya me toque a mí también sería bueno.

HP: Es muy buena, es realmente muy, muy buena. Con respecto a lo del título, bueno es un título conversado con el editor de la segunda edición, pero también es cierto con el de primera, Rusos de Putin. La idea no era sólo centrarnos en la figura del líder, que por supuesto es un libro sobre él, pero la idea era también poner el foco en aquellos que no sólo lo votan, sino que diríamos en la Argentina le hacen o le hicieron el aguante, es decir, aquellos que en realidad sostienen sus políticas, apoyan sus políticas y apoyan sobre todo su forma de gobierno. Es decir, a veces uno cree que el líder autoritario, Putin lo es, ejecuta, toma medidas y que del otro lado hay gente que simplemente obedece y no es así. Sobre todo en determinadas cuestiones como políticas culturales, cuando uno ve la prohibición de la marcha del orgullo, las leyes en contra de lo que llaman ellos, la cuestión del tema de los valores y demás. Todo eso, en realidad, Putin es un emergente de ese modo de pensar todavía que quedó de los restos de Homus Soviéticus en la Rusia actual.Por algo es que los chicos más jóvenes son aquellos que más se están yendo en este momento, de la manera que pueden, porque no soportan todo eso. Pero a lo que voy es que son los rusos de Putin aquellos que están en el libro, es la Rusia de Putin y son los rusos de Putin que está cambiando en este momento, que no estamos pudiendo saber exactamente qué están pensando porque no nos permiten, porque las agencias internacionales debido a las nuevas reglamentaciones tuvieron que salir, porque si vos escribís la palabra guerra podés ir a la cárcel por 15 años, por ejemplo, no hay modo de trabajar con fuentes, la gente tiene miedo de hablar. Entonces incluso los medios independientes rusos no están produciendo desde Rusia, conservan fuentes pero están produciendo desde afuera, muchos se quedaron en Ucrania produciendo. Es muy complicado, así que ese posesivo tiene que ver con eso, con que el libro lo que buscaba era ver quiénes eran los rusos de esta era, porque es una era, 20 años, 22 años es una era.

AP: Qué interesante, qué bien lo estás poniendo, quiénes están atrás de este poder, pero no porque estén obligados sino también porque están convencidos del sistema. Por otro lado está la cuestión del miedo y eso es algo que tú atraviesas también en tus dos libros, de los muchos temores, porque no nada más es este miedo a ser perseguidos por el sistema sino también a ser ostraciados, porque son ellos parte de una sociedad. Y bueno también pensemos, Rusia ha pasado por tantas cosas, de hambrunas, largas guerras, conflictos, luego luego me llevaste a la literatura rusa y de qué se ha hablado también en los últimos años de Rusia. ¿Piensas tú que esta manera de escribir de alguna forma ayuda también pues a que fuera de Rusia se tenga una lectura también un poquito menos prejuiciosa tal vez?

HP: Bueno algo de eso intenté en la medida en que siento siempre que desde Latinoamérica se cree que, a ver, hay dos cuestiones, por un lado Latinoamérica y sobre todo el llamado progresismo encuentra que hay un único imperio y que ese imperio es Estados Unidos. Y le cuesta mucho entender por qué por ejemplo los países que pertenecieron a la espera de la ex unión soviética tienen tanto odio y tanto resentimiento con Rusia como de pronto pudieron tener con los alemanes. Es decir como los polacos hoy, como la Polonia de hoy todavía tiene tanta furia contra Rusia como la que pudo tener con los nazis Y entonces hacen asociaciones rarísimas de pensar que los polacos son nazis, o sea una cosa como ridícula, no? Lo que yo intentaba era tratar de poner a Rusia en el lugar en el que está, tratar de entender todo, por un lado tratar de entender por qué ellos le reclaman al mundo un reconocimiento que nunca les llegó y que es haber terminado con el nazismo.

AP: Sí, verdad, guau, se acaba de prender una luz aquí en mi cuarto.

HP: Claro, lógico, porque si uno le pregunta a la mayoría de la gente que ha visto y sobre todo las generaciones más jóvenes que ha visto el cine y demás, te van a decir que fue Estados Unidos el que terminó con el nazismo.

AP: Hitler nunca pudo llegar a Rusia.

HP: Fíjate que mientras Estados Unidos hacía la guerra con los aliados y demás, todavía en Estados Unidos no había leyes que le permitieran votar a la comunidad negra en Estados Unidos, que eso llegó 20 años después. O sea, si uno lo piensa y dice fueron a liberar a los judíos, a los gitanos, a los polacos que estaban en los campos de concentración pero tenían en guetos a la comunidad negra en Estados Unidos, uno tiene que pensar todo. No podés mirar con fanatismo y religiosidad algo sin mirar los claroscuros de todo esto. En el caso de los rusos, también, por supuesto que tienen una cosa de ambición imperial, por supuesto, si no, no estaría pasando lo que está pasando en este momento en Ucrania. Por supuesto que tienen un resentimiento importante con el occidente que les debe un agradecimiento por lo que estamos mencionando. Solo ellos hacen el 9 de mayo, ese parade en la Plaza Roja y demás, tienen como todo eso. Pero al mismo tiempo son una sociedad, son sociedades te diría, porque esto es algo que quedó también en los ucranianos, en los polacos, en los húngaros, en los bálticos, son sociedades que le temen mucho al otro, que le desconfían mucho al vecino. Cualquiera que vos tenés al lado te puede denunciar, esto es algo que quedó y con solo leer los libros de Svetlana Alexievich podemos rever eso. Yo tuve experiencias increíbles de, por ejemplo, estar cubriendo la Revolución Naranja en Ucrania, en la plaza, con un intérprete y que la gente le tuviera miedo a mi intérprete ucraniano y me hablara en francés creyendo que mi intérprete ucraniano no iba a entender.

AP: Wow, increíble.

HP: Y al revés, mi intérprete me decía, está diciendo tal cosa, pero yo no le creo.

AP: ¿Quién más que los judíos de saber y de tener esa conciencia de que siempre estás observado por alguien?

HP: Bueno, eso yo diría que también es bien complicado porque, por ejemplo, en el caso de Polonia es cierto que hubo lo que se llaman los Justos, que son aquellas personas que ayudaron mucho a judíos, que escondieron judíos, niños, adultos y demás en sus casas, que salvaron la vida gracias a esta gente. Pero también es cierto que el antisemitismo en Polonia es algo que tiene raíces muy, muy fuertes, que incluso en el año 68, en esa ola de antisemitismo que los pocos que quedaban se tuvieron que ir, ya era con el comunismo dentro de Polonia y no tenía nada que ver con el nazismo. O sea, siempre hay que mirar, lo mismo en Rusia, por supuesto, dificultades. Siempre hay que mirar los claroscuros, Adriana. Digamos, cuando vos me preguntabas antes cómo leer la política internacional, yo diría con interés y sin fanatismo. Porque si nosotros ya tomamos una posición antes, de qué manera le vamos a explicar al otro el ajedrez que se está poniendo en juego, en una guerra, en un conflicto, en una guerra civil, en un liderazgo determinado. Uno se entusiasma, por supuesto, uno puede entusiasmarse con muchas plazas llenas que vivan a sus líderes, pero tenemos que pensar qué hay detrás de todo eso y que cuando van a sus casas, qué están haciendo esos líderes realmente por esa gente que los vivó.

AP: Sí, claro que sí. Muchas gracias por dejarnos todo esto para reflexionar. Me parece que es importantísimo hablar en este momento también de esos claroscuros como estás mencionando. Y bueno, si yo te dejo ir de este micrófono sin hablar de Ni una menos, yo creo que va a haber una revolución. Entonces, primero, felicidades, muchas felicidades, Hinde, por este logro, este reconocimiento con el gobierno alemán y cómo está también el United for Women's Rights and Democracy, está reconociendo el movimiento Ni Una Menos. Cuéntanos un poco sobre el movimiento, tu participación en él y cómo lo visualizas ahora.

HP: A ver, nosotros empezamos en marzo de 2015, nos reunimos varias periodistas y escritoras para hacer lecturas a propósito del tema de femicidios, en donde participaron también familiares de víctimas, sobrevivientes de violencia de género, y en donde nos dábamos cuenta ya que el tema comenzaba como a salir del circuito tradicional, del feminismo tradicional, y empezaba a llegar como inquietud, como preocupación, a unas audiencias más amplias, diría yo. Eso fue en marzo del 2015. Hubo una secuencia tremenda de muchas chicas muertas, jovencitas, no sólo asesinadas, sino además arrojadas en bolsas de basura. O sea, las condiciones de muerte eran no sólo ya dramáticas por la muerte en sí, sino por lo que venía incluso después, como el desprecio total por la vida de estas chicas, de estas mujeres. Y en mayo de ese mismo año murió asesinada por su novio, Chiara Paez, en la provincia de Santa Fe, una chica de 15 años, que fue asesinada, fue enterrada en el patio de la casa, y hubo un asado familiar con esa chica enterrada en ese patio de la casa, porque la madre del muchacho había sido cómplice. La culpa, entre comillas, de Chiara era que estaba embarazada y no había querido hacerse un aborto. Ahora, fíjate qué cruce interesante, porque desde el feminismo pedimos leyes a favor de la legalización, digamos, pedimos la legalización del aborto en nuestros países, pero en este caso lo que prima es el derecho sobre el propio cuerpo, Chiara no quería hacerse un aborto.

AP: Claro, los dos se valen.

HP: Y es por eso que en esa primera jornada masiva de Ni Una Menos, el tema del aborto no estuvo explícito, porque nosotros no podíamos, si estábamos saliendo a la calle como salimos a partir de la muerte de Chiara, que fue el gran detonante, llevar además el tema del aborto ese mismo día, y por eso en esa oportunidad el reclamo fue basta de femicidios, Ni Una Menos.  Entonces, lo que nosotros imaginamos que iba a ser algo, a partir de nuestra capacidad para comunicar, que iba a exceder bastante lo que habitualmente eran las marchas por los derechos de las mujeres, esto nos superó de una manera, pero abrumadora, porque empezó a hacerse una marcha en cada localidad, en cada ciudad, en cada provincia. Fueron multitudes y multitudes que fueron a la calle a la misma hora, en un horario que siempre contamos nosotras, que fue el horario en que todas teníamos a los chicos o en la escuela o cuidados, porque teníamos quien se ocupara de eso, en el horario que salíamos del trabajo. O sea, cuestiones prácticas que nos llevaron a poner un día y una hora, que fue el 3 de junio del año 2015, y que nos gusta decir que es cierto que el Me Too tuvo la relevancia que tuvo, porque vino desde donde vino, que es el centro del mundo, pero lo cierto es que Ni una menos fue antes. Es decir, Ni una menos empezó de abajo hacia arriba, en el sentido más literal. Es la gente, la población, el ciudadano, por delante de la política y de la justicia, y es una marcha en la Argentina que empezó a subir y que empezó a irse a los costados, hacia Chile y hacia Uruguay, que sigue hasta Perú, que sigue hasta México. O sea, es muy interesante de verlo y muy emocionante. Y yo diría que a veces los números no nos acompañan en el sentido de que vemos todavía muchas mujeres asesinadas por el solo hecho de ser mujeres, pero creo también que las vemos y antes no las veíamos. Entonces no estoy tan segura de que son más. Creo que la diferencia es que ahora las vemos y ahora las contamos, y antes no las veíamos ni las contábamos. Y creo también que las nuevas generaciones no naturalizan ya... Un chico hoy no naturaliza que el novio le pegue a la hermana, no naturaliza que el padre le pegue a la madre, no naturaliza siquiera que la basureé retóricamente. Eso hoy, las nuevas generaciones están alertas a todo eso, y esto lo vemos nosotras en la Argentina, cuando permanentemente nos piden lo que llamamos delivery de repudios, ironizando un poco, ante cada vez que alguien dice algo enseguida. Y las Ni una menos, no van a decir nada. Y entonces ahí es, bueno, digamos, cada uno tiene que reaccionar, no es que nosotros estemos legitimando nada. Es decir, porque incluso Ni una menos no es estrictamente una organización. Ni una menos fue una marcha que luego trajo otra marcha, y otra, y otra, y otra, y que trajo que en cada sindicato, en cada escuela, en cada oficina, haya un Ni una menos. ¿Te das cuenta? Y eso es lo más maravilloso que nosotros vemos. Y en términos de los cambios en los medios, en el modo de tratar el tema de los femicidios, que pasaron de la sección policiales a la sección de sociedad, por ejemplo, o a política. Y eso es un cambio muy importante. Muy importante porque cambió el concepto de qué es asesinar a una mujer por ser mujer.

AP: Claro, desde acuñar el mismo término, que aunque ya existía antes, bueno, Marcela Lagarde es quien ya lo pone para que pueda quedar dentro del vocabulario legal como un acto verdaderamente bien tipificado. Qué terrible lo que cuentas, cómo surge. Por otro lado, qué maravilla lo que ha trascendido todas las fronteras. Entró al arte, entró a la música, entró a las manifestaciones, a la manera de vestirse. Nos falta muchísimo trabajo. Sí, definitivamente hay tanto todavía en muchas sociedades y en muchos grupos en donde todavía no hay esto. Y como acabas de decir en el ejemplo, a veces las mamás son también las que son parte de esta protección, de este silencio y de esta doble moral y de este mutismo, definitivamente. 

HP: Sí, yo tengo la sensación de que lo que hizo Ni una menos fue al mismo tiempo habilitar la palabra de las mujeres que estuvieron calladas tanto tiempo. Ese día en la plaza, cuando vos veías llegar los grupos de mujeres que venían de barrios populares, que venían también de otros centros, digamos, de otra clase social, pero mujeres que venían juntas y que venían a participar y empezaron a hablar. Uno empezó a escuchar y los hijos empezaron a enterarse de historias de sus madres o de sus abuelas que desconocían por completo. Hoy estamos habilitadas para contar, para hablar, para decir. Y como bien sabes, si las cosas no se les pone un nombre, no existen. Así es, definitivamente.

AP: Bueno, pero cómo te explico, cómo le voy a agradecer a Gabriela haber logrado esta conversación. Qué maravilla. O sea, muchos días de estos, de verdad, yo cada día, cada vez que me siento enfrente de este micrófono, aprendo tanto y de verdad me emociona muchísimo escuchar tu pasión, tu conocimiento, también ese respeto que es tan importante cuando estamos frente a un micrófono. Muchísimas gracias, Hinde. Qué maravilla haberte tenido el día de hoy en Hablemos, escritoras.

HP: Yo te agradezco a vos y te agradezco muchísimo también la seriedad con la que encaras este proyecto y me siento básicamente yo muy respetada por el modo en que trabajaste y en que trabajas. Así que muchas gracias a vos, por supuesto a Gabriela siempre.

AP: Pues en nombre de todo el equipo, un abrazo muy grande hasta la Argentina desde hoy, finalmente una lluviosa Austin, Texas.

HP: Lo mismo para todos ustedes y todas ustedes.

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AP: Cuántos temas tan interesantes salieron el día de hoy en esta conversación. Yo quedo totalmente en deuda con Hinde Pomeraniec y también quedo en deuda con todos ustedes porque nos acompañan, porque apoyan este proyecto, porque nos siguen con todas estas grandes conversaciones, conociendo y sabiendo cada vez más del talento de escritoras, de críticas, de periodistas, de traductoras en tantos rincones del mundo. Muchas gracias a todo el equipo que hace Hablemos, escritoras. Sin ellos esto no sería posible. Quedamos entonces ya en la cita para nuestra próxima conversación. Yo soy Adriana Pacheco y todos nosotros somos Hablemos, escritoras.