Alicia Kozameh vuelve abordar los abismos de la historia con su lacerante y poética lucidez. Bruno regresa descalzo retoma su obsesión por indagar en asedios sucesivos la violencia del encierro. Esta es otra prisión: la de la conciencia, la de la culpabilidad. Salir de entre las paredes de la celda no implica dejar detrás el golpe de la experiencia. La palabra sobreviviente no da cuenta de todas las muertes que se llevan consigo. Bruno vive acosado por la insalvable contradicción entre la imagen del militante heroico y la herida secreta de una culpa. Esta novela es también la historia de una amistad entrañable. En ella la complicidad y el afecto van unidos a la crítica sin concesiones. Kozameh afronta aquí el desafío de hurgar en la conciencia de hombre ex prisionero político que emerge del desastre sólo después de haber descendido al fondo del abismo y haberse confrontado con sus enemigos internos. La pulsión vital que funda la resistencia parece vacilar. Sin embargo, la fraternidad militante construye el puente que permite a Bruno transponer las fronteras del retorno y afirmar la puesta a futuro. Aunque las preguntas no dejarán de rondarlo. Y habrá que encontrarles una respuesta.