La poesía de María Baranda evoca el trabajo sumamente elaborado de la argentina Olga Orozco, con versos que lindan ante el abismo y la iluminación. Precisamente, en este pequeño volumen el epígrafe de Orozco enmarca la ansiedad frente al tiempo, el vacío, el exilio, y a la vez sentirse redimida por una especie de designio de los dioses. La elocuencia de esta voz apunta a Baranda como uno de los escritores mexicanos más interesantes de nuestros días