Arcadia es un libro de poesía, una ciudad poética inventada detrás del cristal de una ventana, cuyo tejido amoroso, erótico, a través del recorrido de la nostalgia, se derrama a lo largo de los poemas escritos por la poeta María Baranda. Derrama en esa única posibilidad —me atrevería a decir en estos tiempos y en los de siempre— de ser en el mundo, donde se contenta, se da euforia, se goza, desacontenta; donde se nos permite a los lectores dar un sentido real a nuestras vidas, comunicándonos con lo desconocido y lo conocido: el ser; donde se nos permite vivir por caminos polifónicos. Porque para inventar esta posibilidad amorosa, la voz poética de este libro se encarna en lo que para mí, como lector, tiene el valor de haberlo leído: ser texto. Esto, sin duda, tiene mucho de relevante el haberlo leído.